domingo, 30 de junio de 2013

En el Padre, Jesús encuentra la luz y la fuerza para su camino, dice el Papa


CIUDAD DEL VATICANO.- “Escuchar a nuestra conciencia”, ha sido la invitación del Obispo de Roma en la reflexión previa a la oración mariana del ángelus, con los miles de peregrinos reunidos en la plaza del Santuario de San Pedro, el último domingo de junio.

La “firme decisión” de Jesús de ponerse en camino a Jerusalén donde debe morir y resucitar, fue el tema del Evangelio subrayado por el Papa Francisco, para afirmar que es una decisión que Jesús no toma solo sino con el Padre y también la importancia que ha tenido para Jesús la conciencia: el escuchar en su corazón la voz del Padre y seguirla libremente, no “telecomandado”.
“La conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de mi relación con Él, que habla a mi corazón y me ayuda a discernir, a comprender el camino que debo recorrer, y una vez tomada la decisión, a ir adelante, permanecer fiel”.
El gran ejemplo actual de seguimiento de la conciencia del Obispo Emérito de Roma, Benedicto XVI, en relación al paso que debía dar, y también la gran simplicidad de María que escuchaba y meditaba la palabra de Dios en su interior, sirvió al Sucesor de Pedro para invitar a todos a “convertirnos en hombres y mujeres de conciencia, capaces de escuchar la voz de Dios y de seguirla con decisión”.
El Papa Francisco cita con frecuencia a su predecesor, pero en el Ángelus de este domingo dio una sorpresa a más de ochenta mil personas elogiando vigorosamente «el gran ejemplo que nos ha dado» al presentar la renuncia «cuando el Señor le hizo entender, en la conciencia, el paso que debía dar». Benedicto XVI supo seguir, «con gran discernimiento y coraje su conciencia, es decir, la voluntad de Dios que hablaba a su corazón». Su valeroso gesto «nos ha hecho bien a todos y es un ejemplo a seguir».
El Santo Padre estaba comentando el pasaje del Evangelio en que Jesús se pone en marcha hacia Jerusalén, sabiendo que va a morir. Lo hacía libremente, pues no funcionada «con un mando a distancia» que le forzase a cumplir la voluntad del Padre.
Al margen del texto escrito, el Papa añadió con gran fuerza que «¡Jesús es libre y nos quiere libres!». El Señor habla a la conciencia de cada uno per no da órdenes: «¡Jesús no impone nunca! Jesús es humilde. Jesús nos invita -‘si quieres, ven’- pero no impone nada».
Por ese motivo, continuó, «debemos aprender a escuchar más la propia conciencia. Esto no significa hacer lo que me conviene… ¡No es eso! La conciencia es el espacio interior de escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios».
Ese era el marco en que presentaba la decisión de Jesús de subir a Jerusalén y la decisión de Benedicto XVI de renunciar a su ministerio.
Fue un momento emocionante y una reflexión muy personal sobre la conciencia del Papa anterior, a quien el mundo admira cada vez más. Fue una poderosa catequesis sobre la libertad de cada uno y sobre la valentía que requiere ser consecuente con las decisiones tomadas en libertad.

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