TEGUCIGALPA.- La violencia que sacude a Honduras solamente se podrá revertir con
el funcionamiento eficaz de la justicia, el cese de la impunidad, la
depuración policial y la prevención social del delito, señaló la
Pastoral Social, Cáritas.
El señalamiento de Cáritas es recogido en
una investigación sobre la naturaleza, causas, efectos, espacios y
actores de la violencia en Honduras, a fin de buscar respuestas al
fenómeno mediante un abordaje integral.
Como parte de la
investigación, que ha sido apoyada por el Ministerio de Relaciones
Exteriores de Noruega y Cáritas de ese país europeo, se editó un libro y
video producido por la organización Comunica, en Tegucigalpa.
El
estudio también contó con la participación de las diócesis de La Ceiba,
Trujillo, Olancho, Yoro, Santa Rosa de Copán, San Pedro Sula y
Tegucigalpa.
Además, para conocer las actitudes, opiniones y
prácticas de la juventud en relación con la violencia y otros temas
relacionados, se aplicó una encuesta en 42 institutos públicos de los siete
municipios donde operan las diócesis.
El video, que fue presentado a representantes de organismos de derechos humanos, funcionarios,
jóvenes y otros grupos de la sociedad civil, hace un repaso de la vida
política y social de Honduras desde 1824, incluyendo el flagelo de la
violencia y su incremento en las últimas tres décadas.
El director
de Cáritas en Tegucigalpa, el sacerdote German Cálix, dijo que
aunque en los últimos días se ha dicho que los índices de violencia en
Honduras han bajado y que ya no es el primero, sino el tercer país más
violento del mundo, "la situación en el país no ha mejorado".
"Los
últimos acontecimientos -incluido el secuestro de un periodista el
pasado lunes-, indican que más que los hechos, es una actitud de
violencia que existe en la mente de los hondureños", subrayo Cálix.
Agregó
que "es inconcebible", por ejemplo, que unos aficionados al equipo de
fútbol Motagua, de Tegucigalpa, que protestaban el domingo pasado por el
retiro de su capitán, "hayan sido atacados a balazos", en un hecho en
el que resultaron 22 personas heridas, de las que una murió en un
hospital público de la capital.
"Eso indica, entonces, que el
problema es mucho más grave, que está más en la raíz de la conciencia
del hondureño y es lo que tratamos de atacar en el estudio", acotó el
religioso.
Cálix también abogó por el mejoramiento de los sistemas
de justicia, la Policía Nacional y la Fiscalía, lo mismo que la
familia, la juventud, los espacios donde la gente pueda establecerse y
que se abran nuevas posibilidades para una vida de los hondureños de
acuerdo con su propia dignidad y en convivencia con los demás.
El
estudio indica que el retorno a la democracia en Honduras, en 1980, fue
condicionado por el escenario en ebullición y proclive a la violencia
que ya primaba en Centroamérica.
La paz se empezó a perfilar en la
región a partir de los Acuerdos de Esquipulas I y II, de 1986 y 1987,
que marcaron el inicio del cese de algunos conflictos, como el de
Nicaragua entre los sandinistas y los "contras", estos últimos
financiados y armados en Honduras por Estados Unidos.
Tras esos
acuerdos de paz, "los fusiles se enfriaron, pero no descansaron, por el
contrario, su tenencia y uso se 'democratizó' en múltiples actores que
pronto aprendieron que la violencia era el recurso más expedito para
resolver los conflictos y ejercer el poder", añade la investigación.
La
violencia, derivada en parte del crimen organizado y el narcotráfico,
ha seguido creciendo y ahora el país tiene un promedio de 20 muertes
diarias, según organismos de derechos humanos.
El estudio hace
múltiples recomendaciones para frenar la violencia como la aplicación de
políticas de prevención y la promoción de una cultura de paz por medio
de la educación, entre otras acciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario