domingo, 30 de junio de 2013

El cardenal australiano Pell se encuentra preocupado por el gran esfuerzo físico diario del Papa


CIUDAD DEL VATICANO.- El cardenal arzobispo de Sídney, George Pell, que se encuentra en Roma debido a una serie de encuentros en el Vaticano, concedió una entrevista a 'Vatican Insider'. En el encuentro compartió sus impresiones sobre los primeros 100 días del Pontificado de Francisco y sobre la reforma de la Curia romana.

«El tipo de Papa que tenemos ahora es diferente y está haciendo muchas cosas», dijo el cardenal. Pero también expresó sus preocupaciones por la salud del Papa, que está trabajando sin descanso.

Pell, uno de los ocho consejeros nombrados por Francisco, prevé una “mega reorganización” de la Curia romana y espera que se puedan encontrar los métodos más eficaces para la selección de sus miembros.


Francisco cumplió 100 días como Papa. ¿Qué es lo que más recuerda de estos días?

Creo que el encuentro con los motociclistas de la Harley Davidson fue emblemático. El Papa se sintió completamente a gusto con ellos y los bendijo. Creo que esto demuestra que tenemos un Papa diferente ahora. Es un Papa que entiende la importancia de los símbolos y además que trata de explicar las narraciones y parábolas de las que habla.

Eligió el nombre de San Francisco, que se distinguió en muchos aspectos. Se cuenta que dijo a sus hermanos: “Prediquen el Evangelio con acciones y, si es necesario, usen también las palabras”. Creo que el Santo Padre entiende muy bien esto y por eso su estilo de enseñanza es muy diferente del de Benedicto XVI. Algunos han dicho que Benedicto XVI era un buen maestro para los intelectuales, los obispos y los sacerdotes, pero Francisco es mucho más inmediato y directo: habla para la gente común.


¿Qué le parece su decisión de permanecer en Santa Marta?

Creo que la decisión la tomó una persona a la que claramente le gusta la compañía y, si puedo lanzar una hipótesis, sospecho que esta es la acción de un hombre que no quiere ser vigilado ni controlado. Yo estoy a favor de los Papas que hacen el Papa.


¿Qué más recuerda de estos 100 días del Papa Francisco?

Creo que debería cuidar su salud. No es ningún joven y parece que está trabajando sin descanso. Evidentemente es muy fuerte, después de años de trabajo, pero creo que a todos nos interesa que no exagere con el trabajo; es decir, que trabaje duro, pero de manera que lo pueda afrontar. Lo que es cierto es que está manteniendo un ritmo extraordinario.


Con su compromiso y su llamada a una vida simple, marcada por la pobreza, Francisco se ha convertido en un ejemplo (para sacerdotes, obispos y Papas). ¿Usted cree que muchos obispos y sacerdotes reflexionen sobre su estilo de vida a partir de este ejemplo?

Sin duda. El estilo de su pontificado, sus enseñanzas y el estilo de vida de Francisco influirán en la vida de toda la Curia. El Papa no quiere que el Vaticano sea visto como una corte del Renacimiento o como una corte del siglo XVIII, sino como un lugar en el que las personas se toman en serio el servicio hacia Cristo y hacia el prójimo.


Usted es uno de los ocho cardenales elegidos como consejeros por Francisco. ¿Cuáles son las principales reformas que le gustaría ver en el Vaticano?

En lugar de partir con una gran reorganización de la Curia (aunque se llevará a cabo en gran medida), creo que deberíamos concentrarnos en algunos problemas concretos. Debemos mejorar la disciplina y la moral. Creo que Francisco ha dado grandes pasos en relación con el IOR, pero se podría hacer mucho más. Creo que las finanzas vaticanas y los presuntos malos entendidos con el arzobispo Viganò son algunos de los aspectos que hay que afrontar. 
Para ser más específico, creo que se deberían hacer inspecciones externas cada año, como se hace en todo el mundo anglosajón. Y luego, en las realidades vaticanas que se ocupan de la comunicación falta coordinación y se gasta demasiado en ciertas agencias. Estos son algunos aspectos prácticos de los que tenemos que ocuparnos.

Entrevista con 'La Republicca'

¿Cuál es, entonces, la reforma más urgente dentro de los sagrados muros?


La de los hombres. En el sentido de que el punto determinante es la capacidad y la competencia de los jefes de los diversos “ministerios” de la Curia. El verdadero nudo es este. Luego viene la reforma de las estructuras, las eventuales fusiones y lo demás. Pero antes hay que ver lo de los hombres, porque el trabajo de la Curia es delicado. Es un trabajo que debe llevarse a cabo a menudo en soledad, en aislamiento. No es sencillo.

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Recientemente, durante una audiencia privada, el Papa ha hablado de la existencia de un “lobby gay” en el Vaticano. ¿Es también éste uno de los tantos problemas?


No sé nada al respecto, y por lo tanto, no puedo decir nada. He hablado con el Papa que ciertamente es consciente, como lo soy yo, de que la Curia Romana está compuesta en gran parte por gente honesta, que trabaja bien y para el bien. Y es desde estas personas que se puede partir.

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Se dice que en el Cónclave ha perdido el “partido romano”. ¿Es así?


Decir así es demasiado. Creo, sin embargo, que algo de lo que todos son conscientes, también dentro de la misma Curia (italianos incluidos), es que se necesita más universalidad. Toda la Iglesia debe estar representada en el Vaticano.

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¿Se necesita un “moderador curiae”, una figura que coordine toda la Curia y al mismo tiempo interactúe con el Papa?


De por sí serviría. Pero la pregunta que me hago y que quiero hacer en estos meses de trabajo es: ¿qué diferencia hay entre el “moderator curiae” y el sustituto de la Secretaría de Estado? Es necesario responder bien porque la reforma de la Curia no debe significar más burocracia.

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Sobre el Consejo de los ocho cardenales se escuchan voces discordantes. Está quien lo ve como un órgano de poder real, una novedad amenazante para Roma, y quien en cambio minimiza su importancia. ¿Qué es exactamente este Consejo?


Para mí es un “kitchen cabinet”, un grupo interno de consejeros que apoya al Papa en el gobierno. ¿Cómo se relacionará este grupo con la Curia? La respuesta todavía está por descubrirse. Sin duda es una opción de mayor colegialidad, una colegialidad que obviamente no puede ejercerse sin el primado de Pedro. Los obispos además son, según el Concilio Vaticano II, los sucesores de los Apóstoles y no delegados papales. En la Iglesia no existen precedentes recientes al respecto. Sólo es comparable el Consejo general de los jesuitas, donde los consejeros hablan, aconsejan y luego dejan que la última decisión sea del superior. Así haremos nosotros. Hablaremos, buscaremos soluciones para el gobierno y para la reforma, sabiendo bien que la última palabra es del Papa.

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¿La novedad del “Consejo de los ocho” traerá otras novedades en el ejercicio del ministerio de los obispos?


Es todavía pronto para decirlo. Ciertamente lo que cambiará en el futuro es el Sínodo de los Obispos. Pero no sabemos precisamente cómo tendrá lugar este cambio.

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¿Cuál es la novedad principal que, hasta ahora, ha traído el Papa Francisco?


Sobre todo, una novedad de estilo. Su modo sencillo de hablar captura a la gente, es indudable. El mensaje, sin embargo, es el de siempre, el mensaje del Dios único de Abraham, Isaac y Jacob.

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Benedicto XVI tenía muchos teólogos de referencia y en los cuales se inspiraba. Más allá de Hans Urs Von Balthasar y el mundo que giraba a su alrededor, los padres de la Iglesia, Agustín, san Buenaventura. ¿Qué referencias tiene el Papa Bergoglio?

Sobre todo, san Ignacio de Loyola y sus ejercicios espirituales. Y antes aún San Francisco de Asís. El Papa Bergoglio comprende la importancia de los símbolos y de las palabras de Francisco, que dijo: “Predicad el Evangelio, y si fuera necesario, usad también las palabras”. Bien y mal, fe y miedo, son aspectos siempre presentes y en tensión en la teología ignaciana que el Papa refleja fielmente. Su acercamiento es más pastoral que teológico. Y luego tiene siempre presente el tema, muy sentido en Argentina, de las desigualdades sociales.

Además de su personalidad, uno de los factores que despierta más interés es cómo Francisco cambiará el Vaticano. Hay ocho cardenales que están preparando la reforma y uno de ellos es George Pell. La idea es mejorar la Curia para gobernar la Iglesia con más eficacia.

El cardenal asegura que tienen dos opciones y que las estudiaran en Roma durante su primera reunión plenaria en octubre.

Una posibilidad es reformular la estructura de la Curia, hacer grandes cambios. La otra es ver cuáles son los problemas más urgentes y estudiar cómo afrontarlos uno a uno", comenta el cardenal australiano a 'Rome Reports'.


Los cardenales ya hablaron sobre la reforma de la Curia Romana durante el pre-cónclave del mes de marzo. Según George Pell, la comisión de cardenales afrontará también otras cuestiones espinosas como los abusos, el Banco Vaticano o el desarrollo de una comunicación más eficiente entre el Papa, los obispos y las diócesis.

“Una de las prioridades del Santo Padre es cómo debe relacionarse en cuanto Sucesor de Pedro con los sucesores de los apóstoles, o sea los obispos, que con él forman el colegio episcopal”, explica el cardenal.

Los ocho cardenales del Consejo reflejan a la Iglesia universal, ya que proceden de diferentes partes del mundo. Pero el cardenal Pell confirma que podría contar con nuevos miembros en el futuro.

Somos ocho personas de todo el mundo, podría haber nueve. Alguno procedente de alguna Iglesia Católica Oriental”, aventura Pell.

Aunque los ocho cardenales se reunirán con el Papa en octubre, George Pell asegura que Francisco está pidiendo opinión a personas de dentro y fuera del Vaticano para mejorar el modo de gobernar la Iglesia en el siglo XXI.
 
 

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