viernes, 27 de noviembre de 2020

Mensaje del Papa a los participantes en Festival de la Doctrina Social de la Iglesia


CIUDAD DEL VATICANO.- Una granada plantada al mismo tiempo en todas las ciudades conectadas, abre "Memoria del futuro", la décima edición del evento creado en 2011 por Monseñor Adriano Vincenzi, fallecido en febrero, difundido por primera vez en toda Italia. Hoy, en Verona, el Papa les envió un video mensaje en el que anima a los participantes a ser constructores de puentes. Al hablar del título de la edición el Papa dijo que "la esperanza es la virtud de un corazón que no se cierra en la oscuridad, no se detiene en el pasado, no vive en el presente, sino que sabe ver el mañana".

Será el primer Festival nacional de la Doctrina Social de la Iglesia sin monseñor Adriano Vincenzi, el sacerdote veronés, por años guía de la Fundación Toniolo, el centro diocesano de investigación social, que fundó el Festival y durante nueve ediciones fue su principal animador. Mons. murió a la edad de 68 años el 13 de febrero de este año. Esta Festival será también el primero en difundirse, ya no sólo en Verona, sino como soñaba el prelado, que esté dirigido a toda Italia. En efecto, hace un año Monseñor Vincenzi, Don Adriano para las más de 20.000 personas de toda Italia y del resto del mundo que participan cada año a finales de noviembre en el evento que creó en 2011, había cerrado la novena edición del Festival con la esperanza de ampliarlo a diez ciudades en 2020.

Mensaje del Papa Francisco

El Papa Francisco dijo a los participantes que este Festival quiere, con su metodología creativa, iniciar una confrontación entre sujetos diferentes en su sensibilidad y en su acción, pero convergentes en la construcción del bien común. Y recordando a Mons. Vincenzi, el Papa mencionó su última encíclica: “Queremos recordarlo en el rasgo distintivo de su servicio con palabras que están en armonía con lo que escribí en mi última encíclica Fratelli Tutti: "es una gran nobleza poder iniciar procesos cuyos frutos serán cosechados por otros, con la esperanza puesta en el poder secreto del bien que se siembra".

Memoria del futuro

Este año el tema que han elegido es "Memoria del futuro". Suena un poco extraño, pero es creativo, afirmó el Papa, y añadió que el tema invita a esa actitud creativa que podemos decir: "frecuentar el futuro".  “Para nosotros los cristianos, el futuro tiene un nombre y este nombre es "esperanza". La esperanza es la virtud de un corazón que no se cierra en la oscuridad, no se detiene en el pasado, no vive en el presente, sino que sabe ver el mañana". ¿Qué significa el mañana para nosotros los cristianos? Es la vida redimida, la alegría del don del encuentro con el amor trinitario. En este sentido, ser Iglesia significa tener una mirada y un corazón creativo y escatológico sin ceder a la tentación de la nostalgia que es una verdadera patología espiritual”.

El Papa dijo además que la “dinámica de los cristianos no es retener el pasado con nostalgia, sino más bien acceder a la memoria eterna del Padre y esto es posible viviendo una vida de caridad. Por lo tanto, no es la nostalgia la que bloquea la creatividad y nos hace personas rígidas e ideológicas incluso en las esferas sociales, políticas y eclesiales. Más bien, la memoria está tan intrínsecamente ligada al amor y a la experiencia que se convierte en una de las dimensiones más profundas de la persona humana”.

"Todos hemos sido generados a la vida en el Bautismo. Hemos recibido el don de la vida que es la comunión con Dios, con los demás y con la creación. Por lo tanto, estamos llamados a realizar la vida en comunión con Dios, es decir, en la intimidad de la oración en la presencia del Señor, en el amor a las personas que encontramos, es decir, en la caridad, y finalmente, en relación con la Madre Tierra, lo que indica un proceso de transfiguración del mundo. Y la vida recibida como un don es la vida misma de Cristo, y no podemos vivir como creyentes en el mundo a menos que manifestemos su vida misma en nosotros. Injertados en la vida del amor trinitario nos volvemos capaces de la memoria, de la memoria de Dios. Y sólo lo que es amor no cae en el olvido precisamente porque encuentra su razón de ser en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En este sentido toda nuestra vida debe ser de alguna manera una liturgia, una anamnesis, una memoria eterna de la Pascua de Cristo".

Vivir la memoria del futuro

Así que aquí está el significado del Festival de este año, dijo Francisco,  vivir la memoria del futuro significa comprometerse a hacer de la Iglesia, que el gran pueblo de Dios (LG, 6) pueda ser en la tierra el principio y la semilla del reino de Dios. Vivir como creyentes inmersos en la sociedad manifestando la vida de Dios que recibimos como regalo en el Bautismo para que podamos recordar ahora esa vida futura en la que estaremos juntos ante el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.  Esta actitud nos ayuda a superar la tentación de la utopía, de reducir la proclamación del Evangelio a un simple horizonte sociológico o a dedicarse a la comercialización de diversas teorías económicas o facciones políticas. En el mundo con la fuerza y la creatividad de la vida de Dios en nosotros: así sabremos fascinar el corazón y los ojos de la gente con el Evangelio de Jesús, ayudaremos a hacer fructíferos los proyectos de la nueva economía y política inclusiva capaz de amar.

Constructores de puentes

El Pontífice por último se dirigió a los diferentes actores de la vida social reunidos con ocasión del Festival: al mundo de los empresarios, de los profesionales, de los representantes del mundo institucional, de la cooperación, de la economía y de la cultura, y les dijo que continúen comprometiéndose siguiendo el camino que Don Adriano Vincenzi ha trazado con ellos para el conocimiento y la formación en la Doctrina Social de la Iglesia. "Constructores de puentes: los que se reúnen aquí no encuentran muros sino rostros".

El tema de la edición

 "Memoria del futuro", explican los organizadores "encuentra en el granado muchas sugerencias". De hecho "es una planta presente desde el principio de la historia de la humanidad, recuerda el poder de la vida; está bien enraizada en la tierra, sus raíces son fuertes, su fuerza es sinónimo de tenacidad en las dificultades; ofrece refugio y sus frutos, con numerosos y diferentes granos, nos habla de una riqueza en la diversidad".

La granada, árbol símbolo de la doctrina social

En la mañana del 23 de noviembre 24 ciudades italianas plantaron un árbol de granado, símbolo de la doctrina social de la Iglesia. Desde Acerenza hasta Treviso, así como Verona, por supuesto, en estricto orden alfabético, en un lugar elegido de acuerdo con las administraciones locales, se plantará esta planta típica de Oriente Medio.

domingo, 22 de noviembre de 2020

En el juicio final seremos juzgados por el amor y por la ayuda solícita, dice Francisco

 


CIUDAD DEL VATICANO.- En su alocución de hoy previa al rezo mariano del Ángelus, el Papa Francisco, tras recordar la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo, que cierra el año litúrgico, recordó la gran parábola en la que se despliega el misterio de Cristo, Alfa y el Omega, el comienzo y el cumplimiento de la historia, dijo el Papa, y la liturgia de hoy se centra en el "omega", es decir, en el destino final. En sus saludos después del rezo mariano del Ángelus, el Papa envió un "pensamiento especial a la gente de Campania y Basilicata" que hace cuarenta años sufrieron el desastroso terremoto que tuvo su epicentro en Irpinia. También saludó a esas familias que se han visto afectadas por la crisis sanitaria.

“El sentido de la historia se comprende teniendo ante nuestros ojos su culminación: el final es también el fin. Y esto es precisamente lo que hace Mateo, en el Evangelio de este domingo, colocando el discurso de Jesús sobre el juicio universal en el epílogo de su vida terrenal: Él, a quien los hombres están a punto de condenar, es en realidad el juez supremo. En su muerte y resurrección, Jesús se mostrará como el Señor de la historia, el Rey del universo, el Juez de todo. Pero la paradoja cristiana es que el Juez no reviste una realeza temible, sino que es un pastor lleno de mansedumbre y misericordia”.

En la parábola del juicio final,  dijo el Papa en su alocución previa al rezo mariano, Jesús utiliza la imagen del pastor, recordando las profecías de Ezequiel, que hablaba de la intervención de Dios en favor del pueblo, contra los malos pastores de Israel.

Yo soy el Buen Pastor

“Aquellos habían sido crueles y explotadores, prefiriendo alimentarse ellos mismos en lugar del rebaño; por lo tanto, Dios mismo promete cuidar personalmente de su rebaño, defendiéndolo de las injusticias y los abusos. Esta promesa de Dios para su pueblo se cumplió plenamente en Jesucristo, que dice de sí mismo: "Yo soy el buen pastor". En la página evangélica de hoy, Jesús se identifica no sólo con el rey pastor, sino también con las ovejas perdidas, es decir, con los hermanos más pequeños y necesitados”.

El criterio del juicio como lo indicó Jesús, se efectuará sobre la base del amor concreto dado o negado a los más pequeños, los más necesitados, porque él mismo, el juez, está presente en cada una de ellas. Jesús dice: "En verdad os digo que cuanto hicisteis (o no hicisteis) a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí lo hicisteis (o no lo hicisteis)". (vv. 40.45). Seremos juzgados por el amor. No por el sentimiento, no: por las obras, por la compasión que se hace cercanía y ayuda solícita.

El Señor en el fin del mundo pasará revista a su rebaño

El Señor, pues, en el fin del mundo, pasará revista a su rebaño, y lo hará no sólo del lado del pastor, sino también del lado de las ovejas, con las que se ha identificado. Y preguntará: "¿Has sido un poco pastor, como yo?" Esta es la pregunta que el Evangelio ya pone en nuestros corazones hoy, como criterio de juicio. "Esa vez que tuve problemas, ¿fuiste capaz de perder algo de tiempo para cuidarme? ¿Conseguiste, con mi gracia, salir un poco de ti mismo para darte cuenta de mí, que estaba necesitado? ¿Se enterneció tu corazón ante mis heridas, ante mi soledad, ante mi desconsuelo?" Así nos pasará revista el Rey del universo que para salvarnos se hizo cordero .

Pidamos a la Virgen María que nos enseñe a reinar en el servir. Nuestra Señora, asunta al Cielo, recibió la corona real de su Hijo, porque lo siguió fielmente en el camino del Amor. Aprendamos de ella a entrar desde ahora en el Reino de Dios, por la puerta del servicio humilde y generoso.

Un pensamiento por las regiones italianas de Campania y Basilicata

En sus saludos después del rezo mariano del Ángelus, el Papa envió un "pensamiento especial a la gente de Campania y Basilicata" que hace cuarenta años sufrieron el desastroso terremoto que tuvo su epicentro en Irpinia y sembró muerte y destrucción.  Ese dramático acontecimiento, dijo el Papa,cuyas heridas aún no han cicatrizado del todo, ha puesto de relieve la generosidad y la solidaridad de los italianos.

"Esto se atestigua por los numerosos hermanamientos entre las regiones afectadas por el terremoto y las del Norte y el Centro, cuyos vínculos todavía existen. Estas iniciativas han favorecido el arduo camino de la reconstrucción y, sobre todo, la fraternidad entre las diferentes comunidades de la Península". 

Un pensamiento a familias víctimas por el coronavirus

El Papa tuvo palabras de aprecio por los fieles romanos y peregrinos, que a pesar de las dificultades actuales y respetando siempre las reglas, se dan cita en la Plaza de San Pedro. El Pontífice saludo en especial a las familias que se han visto afectadas por la crisis sanitaria. 

"Un saludo especial a las familias que más están luchando en este momento. Pienso en muchas familias que están en dificultades en este momento porque no tienen trabajo, han perdido sus empleos, tienen uno o dos hijos... Y a veces, con un poco de vergüenza, no dejan que esto se sepa".

Pero somos cada uno de nosotros señaló Francisco, los que vamos a buscar allí donde hay necesidad. Donde está Jesús, donde Jesús está necesitado.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Ángelus del Papa: usemos el patrimonio que Dios nos ha dado para hacer el bien


 CIUDAD DEL VATICANO.- A la hora del rezo del Ángelus, en la Jornada Mundial de los Pobres, el Santo Padre Francisco reflexionó hoy sobre la parábola de los talentos y animó a emplear los dones que Dios ha dado a cada uno de nosotros, "patrimonio", para hacer "el bien en esta vida, como servicio a Dios y a nuestros hermanos".

Tras celebrar la Misa con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, el domingo 15 de noviembre en la Basílica de San Padro, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano.

Comentando el Evangelio del día, Francisco reflexionó sobre la parábola de los talentos, (cf. Mt 25, 14-30) que "forma parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos, que precede inmediatamente a su pasión, muerte y resurrección".

La parábola de los talentos

"La parábola cuenta de un rico señor que debe partir y, previendo una larga ausencia, encomienda sus bienes a tres de sus siervos", dijo el Santo Padre.

«Al primero le encomienda cinco talentos, al segundo dos, al tercero uno. Jesús especifica que la distribución se hace "según la capacidad de cada uno" (v. 15)», puntualizó el Santo Padre recordando que así hace el Señor con todos nosotros: "nos conoce bien, sabe que no somos iguales y no quiere privilegiar a nadie en detrimento de otros, sino que encomienda a cada uno un capital de acuerdo con sus capacidades".

“Durante la ausencia del amo, los dos primeros siervos se esforzaron hasta el punto de duplicar la suma que se les había encomendado. No así el tercer siervo, que esconde su talento en un hoyo: para evitar peligros, lo deja allí, a salvo de los ladrones, pero sin hacerlo fructífero. Llega el momento del regreso del amo, que pide cuentas a sus siervos. Los dos primeros presentan el buen fruto de sus esfuerzos, y el maestro los elogia, los recompensa y los invita a compartir su alegría. El tercero, sin embargo, al darse cuenta de que está en falta, inmediatamente empieza a justificarse diciendo: «Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo» (vv. 24-25). Se defiende de su pereza acusando a su amo de ser «duro». Entonces el amo le recrimina: le llama siervo «malo y perezoso»(v. 26); hace que le quiten su talento y lo echen de su casa”

Al respecto, Francisco señaló que esta parábola vale para todos, pero, como siempre, especialmente para los cristianos.

Todos recibimos un "patrimonio" de Dios

«Todos hemos recibido de Dios un "patrimonio" como seres humanos -continuó el Papa- en primer lugar la vida misma, luego las diferentes facultades físicas y espirituales. Como discípulos de Cristo hemos recibido la fe, el Evangelio, el Espíritu Santo, los sacramentos... Estos dones hay que emplearlos para hacer el bien en esta vida, como servicio a Dios y a nuestros hermanos».

Es por ello, que el Santo Padre recordó que al final de nuestra existencia, en el juicio personal, "Dios recompensará con el Paraíso, con la vida eterna, a aquellos que han aprovechado sus dones para hacer el bien".

“Si, en cambio, pretendo «hacerme el listo», dejando mis talentos encerrados en una caja fuerte, me excluyo yo solo de la fiesta de Dios, que es la fiesta del Amor. Por ejemplo: si un sacerdote, que ha recibido el Evangelio de Cristo, nunca predica, no hace catequesis, no lleva el Evangelio a los enfermos y a los pobres, ¿cómo podrá entrar en la fiesta de su Señor? ¡Pero, cuidado! No juzguemos a los demás, examinémonos a nosotros mismos. Y no olvidemos que Dios puede salvar al peor de los pecadores”

El Papa concluyó afirmando que la Virgen María recibió a Jesús de Dios, "pero no se lo guardó para sí misma, se lo dio al mundo, a su pueblo".

"Aprendamos de ella el temor del Señor, no el miedo. Aprendamos, sobre todo, el amor atento, a ponernos al servicio los unos de los otros. Para que el Señor, a su regreso, nos encuentre así, esforzándonos en hacer fructíferos sus dones", añadió.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Practicando el desapego emocional / Guillermo Herrera *

 

He preferido encabezar este tema de modo positivo para guardar las distancias, porque esta polémica política ya me está estresando, y supongo que a ustedes también, debido a la gran cantidad de noticias conflictivas que salen todos los días. Permítanme expresar hoy mi faceta mística y espiritual, para intentar sanar tanta confusión.

El desapego es el arte de guardar la distancia de los asuntos terrenales para mantener la salud mental, y que no nos afecten demasiado los problemas mundanos. El desapego, también expresado como "no-apego", es el estado en el que una persona suprime su lazo de unión al deseo por las cosas, personas u objetos existentes. El desapego, como liberación del deseo y del sufrimiento, es un principio fundamental de la filosofía oriental, que he admirado toda la vida.

Por el contrario, el apego, que es la incapacidad para practicar el desapego, se ve como el principal obstáculo hacia una vida serena y plena. La falta de desapego produce una preocupación continua y una falta de quietud por el deseo y la ambición personal.

Dejemos a la Justicia hacer su trabajo, y a Dios hacer el suyo. El mundo pesa demasiado para llevarlo a cuestas, como hacemos a veces los periodistas, y ello produce la llamada neurosis profesional.

Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará”, como dice la Biblia. Echa toda tu ansiedad sobre Él porque Él te sustentará y nunca permitirá que el justo sea sacudido. “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?”

Según el budismo Zen, el desapego no significa la ausencia del pensamiento, sino más bien el estado de ser sin mancha, sin estar manchado por el pensamiento. Es decir, un estado de pureza, integridad y rectitud. Consiste en separarse uno mismo, de sus pensamientos y opiniones en profundidad, para no ser dañado por ellos a nivel mental y emocional, y gozar de paz espiritual.

 

 

(*) Periodista español

El Papa bendice la estatua mariana de la Medalla Milagrosa

 


CIUDAD DEL VATICANO.- Con la bendición de Francisco en el Vaticano, comienza la peregrinación a Italia de la Sagrada efigie mariana, de la Familia Vicentina 190 años después de las apariciones a Santa Catalina Labouré. "Será un signo de la cercanía de María Madre de la Iglesia a las personas heridas por la pandemia", explica el Padre Valerio Di Trapani.

A 190 años de las apariciones marianas a Santa Catalina Labouré, por iniciativa de los hijos espirituales de San Vicente de Paúl, la efigie de la Virgen de la Medalla Milagrosa comenzará el próximo 1 de diciembre una peregrinación entre las regiones italianas, hoy particularmente marcadas por el sufrimiento y la pobreza causados por la pandemia. 

Dando inicio, simbólicamente, a este viaje de fe, el Santo Padre bendijo en el Vaticano la "Sagrada efigie de la Bienaventurada Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa", ante la presencia del Superior General de la Congregación de la Misión, el Padre Tomás Mavrič.

Por su parte, el Padre Valerio Di Trapani, Superior del Colegio Apostólico Leonés de Roma y Asistente nacional de los Grupos de voluntarios vicentinos, quien además es el coordinador de la iniciativa denominada "María Peregrina" ante los micrófonos de Radio Vaticano Italia, explica el significado de este gesto del Papa Francisco.

La Virgen visita a su pueblo

El Padre Valerio Di Trapani afirmó que para todos ellos la bendición de Francisco es un verdadero envío en esta misión, que durará al menos un año, que llevará la imagen de "María peregrina" a las comunidades y parroquias de toda Italia que quieran acogerla. Es una misión con la que María continúa la que comenzó con las apariciones de 1830: la Virgen visita a su pueblo, lo bendice y nos recuerda que siempre estará con nosotros.

“Me parece significativo y consolador en este tiempo de pandemia que María, Madre de la Iglesia, y con ella podríamos decir toda la Iglesia, no se aleje de su pueblo, sino que permanezca cerca de los que están en juicio”

Viaje de fe

Y recodó que María intervino en esa historia diciendo: "Estoy contigo, te amo y si vienes a mí encontrarás consuelo". Así que fue la Virgen quien se acercó a ellos para ayudarlos y hoy la Virgen peregrina continúa esta acción para ayudar a su pueblo.

“Me parece significativo y consolador en este tiempo de pandemia que María, Madre de la Iglesia, y con ella podríamos decir toda la Iglesia, no se aleje de su pueblo, sino que permanezca cerca de los que están en juicio”

También en Italia

El Padre Valerio Di Trapani explicó que los vicentinos no piensan hacer una propuesta propia a la Iglesia, sino simplemente responder a la propuesta que María hizo a su comunidad y, en particular, a las Hijas de la Caridad, a la que pertenecía Santa Catalina. Tras recordar que la historia de la Medalla Milagrosa y de las apariciones muestra que fue María quien incitó, instó, a la vidente religiosa Catalina Labouré que confió tímidamente todo a su Padre espiritual, añadió:

“De la misma manera, en este año difícil no somos los creadores de esta iniciativa, sino que nos limitamos a responder a la llamada de María de hace 190 años que la Virgen sigue dirigiendo hoy en día. Hoy sentimos que este tiempo de prueba es una oportunidad para decir que Dios está con nosotros, en medio de nosotros, y la Virgen María nos abre el camino para encontrarnos con Cristo y el Padre”

En cuanto a su mensaje a Santa Catalina María el Padre Valerio Di Trapani destaca que fue dirigido especialmente a los jóvenes y a los pobres, por lo que quieren reafirmar, una vez más, que:

“María, el Señor, está cerca de los jóvenes, de los pobres y, por supuesto, de toda la Iglesia en este tiempo de particular fragilidad”

Encender el corazón de los hombres

Además, el Padre Superior Valerio Di Trapani destacó que San Vicente de Paúl decía que su vocación era encender el corazón de los hombres, llevar esa llama de amor que Dios ya ha derramado en los corazones. Y añadió:

“Creo que cuando hace dos siglos María eligió una Hija de la Caridad, por lo tanto una Hermana Vicentina, quiso elegir entre aquellos que en su misión traen consuelo, ayuda, apoyo y consuelo a los pobres”

Nueva llamada a anunciar el Evangelio a los pobres

De ahí que para ellos estas palabras de María sean una nueva llamada a anunciar el Evangelio a los pobres y – en este momento – a anunciar el Evangelio a la gente que vive en la desolación también por lo que está pasando.

“Pero más allá de la pandemia, queremos subrayar que Dios siempre está con nosotros, María siempre está con nosotros. Queremos repetir esto a todas las personas: en primer lugar, a los últimos, a los más pobres, a los más abandonados, a los más probados en este tiempo en que la pobreza crece”

Cuando María llama al Pueblo de Dios

Evidentemente, explica, también tendrán en cuenta las medidas sanitarias, puesto que su objetivo es mostrar cómo la efigie de María se acerca a las comunidades con mayores dificultades: a los lugares de sufrimiento, a los hospitales, a las casas de reposo, a los centros de atención, de ayuda y de apoyo a los pobres. La peregrinación quiere expresar a "María que se acerca", con la mayor simplicidad. Y concluye:

“Los gestos serán muchos, las iniciativas serán numerosas: partiremos de Roma y luego bajaremos a Campania, Calabria, Sicilia y posteriormente subiremos a Apulia hasta llegar a todas las regiones italianas que ya están, con entusiasmo, aceptando esta invitación. Porque cuando María llama al Pueblo de Dios siempre responde con tanta generosidad y alegría”.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Papa Francisco: perseverar en la oración a pesar del cansancio

 


CIUDAD DEL VATICANO.- Este miércoles 11 de noviembre por la mañana, el Papa Francisco ha tenido la habitual Audiencia General. Durante la catequesis ha desarrollado el tema de la perseverancia en la oración como diálogo continuo con el Padre y se caracteriza por ser tenaz, humilde y que, a pesar de las dificultades, no debe resignarse delante del mal y la injusticia.

El Papa Francisco introdujo la catequesis afirmando que el fundamento de la misión de Jesús fue el continuo diálogo con el Padre, el silencio y el recogimiento. Cuestionado sobre por qué habla mucho sobre la oración, el Obispo de Roma afirmó: “La oración es como el oxígeno de la vida. La oración es para atraer sobre nosotros la presencia del Espíritu Santo que siempre nos guía hacia adelante. Por eso hablo mucho sobre la oración”.

Para animarnos a la perseverancia, dice Francisco, el Señor nos propone tres parábolas: la del amigo inoportuno, la de la anciana y el juez inicuo, y la del fariseo y el publicano.

La oración debe ser tenaz. Dios siempre responde

El Papa, recordó el texto de Lucas 11,5-8 que nos recuerda un personaje que llama a la puerta de su amigo en medio de la noche, forzándolo eventualmente a levantarse. Este relato nos enseña que la oración debe ser tenaz: "Quien llama a la puerta de su corazón con fe y perseverancia -dice el Papa- no está decepcionado. Dios siempre responde, siempre".

Nuestro Padre sabe bien lo que necesitamos; la insistencia no sirve para informarle o convencerle, sino que sirve para alimentar en nosotros el deseo y la expectativa".

La segunda parábola (Lc 18, 1-8) cuenta la insistencia de la viuda que se dirige a un juez corrupto para pedir justicia. Francisco afirma: “Esta parábola nos hace comprender que la fe no es el impulso de un momento, sino una valiente disposición para invocar a Dios, incluso para "discutir" con Él, sin resignarse al mal y a la injusticia”.

La humildad, una condición para orar

El tercer relato es el del fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14) que van al templo a rezar. El primero está lleno de sí mismo, el segundo se siente indigno, pero Dios escucha al segundo. La historia nos dice que "no hay verdadera oración sin un espíritu de humildad. Es precisamente la humildad la que nos lleva a pedir, a rezar".

El Papa Francisco subraya: “La enseñanza del Evangelio es clara: hay que rezar siempre, incluso cuando todo parece vano, cuando Dios aparece sordomudo y parece que perdemos el tiempo. Aunque el cielo se nuble, el cristiano no deja de rezar. Su oración va de la mano con la fe. Y la fe, en tantos días de nuestra vida, puede parecer una ilusión, un trabajo estéril. Hay momentos oscuros en nuestra vida y la oración parece una ilusión. Pero practicar la oración también significa aceptar este esfuerzo. "Padre, voy a rezar y no siento nada... Me siento tan, con el corazón seco, con el corazón seco, que no sé...". Pero debemos continuar, con esta fatiga de los malos momentos, de los momentos en que no sentimos nada.

Jesús reza con nosotros y nos escucha

El Papa cita el ejemplo de muchos santos y santas que "han experimentado la noche de la fe y el silencio de Dios" y han sido perseverantes. Pero, continúa, incluso en estos momentos nadie está solo porque Jesús reza con nosotros, "Nos acoge en su oración, para que podamos rezar en Él y a través de Él. Y esto es obra del Espíritu Santo". Como explica el Catecismo, esto es lo que nos da "la certeza de estar cumplidos". Francisco recuerda entonces las confiadas palabras del Salmo 91: "Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas encontrarás refugio; su fidelidad será tu escudo y tu armadura". No temerás el terror de la noche ni la flecha que vuela de día, la plaga que vaga en la oscuridad, el exterminio que hace estragos al mediodía. Y él dice:

Es en Cristo que esta maravillosa oración se cumple, es en Él que encuentra su plena verdad. Sin Jesús, nuestras oraciones se arriesgarían a ser reducidas a esfuerzos humanos, la mayoría de las veces destinados al fracaso. Pero ha tomado sobre sí cada grito, cada gemido, cada júbilo, cada súplica... cada oración humana. Y no olvidemos al Espíritu Santo. El Espíritu Santo reza en nosotros. Él es quien nos lleva a orar, nos lleva a Jesús: Él es el Don.

El Papa finaliza insistiendo en que “por eso el cristiano que reza no teme a nada, se confía al Espíritu Santo, que nos fue dado como un regalo y que reza en nosotros, despertando la oración. Que el mismo Espíritu Santo, Maestro de la oración, nos enseñe el camino de la oración”.

martes, 3 de noviembre de 2020

Nueva Carta Abierta del arzobispo Vigano a Trump


Por su alto interés informativo, reproducimos a continuación la nueva carta abierta que ha dirigido Carlo María Vigano, ex Nuncio Apostólico para los los EE.UU.,  al Presidente Donald Trump.

CARTA ABIERTA
AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
DONALD J. TRUMP

Domingo, 25 de octubre, 2020
Solemnidad de Cristo el Rey.

“Señor Presidente,

Permítame dirigirme a usted en esta hora en la cual el destino del mundo entero está siendo amenazado por una conspiración global contra Dios y la humanidad. Le escribo como Arzobispo, como Sucesor de los Apóstoles, como el ex Nuncio Apostólico para los Estados Unidos de América. Le estoy escribiendo en medio del silencio de las autoridades tanto civiles como religiosas. Acepte mis palabras como la «voz del que llora en el desierto» (Jn 1:23).

Como dije cuando le escribí mi carta en junio, este momento histórico ve las fuerzas del Mal alineadas en una batalla sin cuartel contra las fuerzas del Bien; las fuerzas del Mal que aparecen poderosas y organizadas mientras se oponen a los niños de la Luz, quienes están desorientados y desorganizados, abandonados por sus líderes temporales y espirituales.

A diario sentimos multiplicarse los ataques de aquellos que quieren destruir la base misma de la sociedad: la familia natural, el respeto por la vida humana, el amor por el país, libertad de educación y negocio. Vemos a los líderes de naciones y líderes religiosos complacientes a este suicidio de la cultura Occidental y alma Cristiana, mientras los derechos fundamentales de los ciudadanos y creyentes son negados en el nombre de una emergencia de salud que se está revelando completamente más y más como instrumental al establecimiento de una tiranía inhumana sin rostro.

Un plan global llamado el Gran Reseteo está en marcha. Su arquitecto es una élite global que quiere dominar toda la humanidad, imponiendo medidas coercitivas con las cuales limitar drásticamente las libertades individuales y a aquellos en poblaciones enteras. En varias naciones este plan ya ha sido aprobado y financiado; en otras está aún en una etapa inicial. Detrás de los líderes mundiales quienes son cómplices y ejecutores de este proyecto infernal, hay caracteres inescrupulosos que financian el Foro Económico Mundial y el Evento 201, promoviendo su agenda.

El propósito del Gran Reseteo es la imposición de una dictadura sanitaria apuntando a la imposición de medidas liberticidas, ocultas detrás de promesas tentadoras de asegurar un ingreso universal y cancelando la deuda individual. El precio de esas concesiones del Fondo Monetario Internacional será la renuncia a la propiedad privada y la adherencia a un programa de vacunación Covid-19 y Covid-21 promovido por Bill Gates con la colaboración de los principales grupos farmacéuticos. Más allá de los enormes intereses económicos que motivan a los promotores del Gran Reseteo, la imposición de la vacunación será acompañada de un pasaporte de salud y un ID digital, con el consecuente rastreo de contacto de la población del mundo entero. Aquellos que no acepten esas medidas serán confinados en campos de detención o puestos bajo arresto domiciliario, y todos sus activos serán confiscados.

Sr. Presidente, me imagino que usted ya está consciente de que en algunos países, el Gran Reseteo será activado entre el final de este año y el primer trimestre del 2021. Para ese propósito se han planeado más encierros, los cuales serán oficialmente justificados por una supuesta segunda y tercera ola de pandemia. Usted está muy consciente de las intenciones que han sido desplegadas para sembrar el pánico y legitimizar las limitaciones draconianas a las libertades individuales, provocando ingeniosamente una crisis económica a nivel mundial. En las intenciones de sus arquitectos, esa crisis servirá para hacer irreversible el recurso de las naciones al Gran Reseteo, dando por lo tanto el golpe final a un mundo cuya propia memoria y existencia ellos quieren cancelar completamente. Pero este mundo, Sr. Presidente, incluye personas, afectos, instituciones, fe, cultura, tradiciones e ideales: personas y valores que no actúan como autómatas, quienes no obedecen como máquinas, porque están dotados de un alma y un corazón, que están enlazados por un vínculo espiritual que obtiene su fortaleza de arriba, de ese Dios que nuestros adversarios quieren retar, igual como hizo Lucifer al comienzo de nuestro tiempo con su «non serviam«.

Mucha gente – como bien sabemos – está fastidiada por esa referencia al choque entre el Bien y el Mal y el uso de términos «apocalípticos», los cuales de acuerdo a ellos exasperan los espíritus y agudizan las divisiones. No es sorprendente que el enemigo esté enojado al ser descubierto justo cuando cree que ha alcanzado la ciudad que piensa conquistar sin perturbaciones. Lo que es sorprendente, sin embargo, es que nadie hace sonar la alarma. La reacción del estado profundo a aquellos que denuncian su plan es rota e incoherente, pero comprensible. Justo cuando la complicidad de los Medios Masivos han tenido éxito en la transición al Nuevo Orden Mundial casi sin dolor e inadvertidos, están saliendo a la luz todo tipo de engaños, escándalos y crímenes.

Hasta hace pocos meses, era fácil desprestigiar como «teóricos de conspiración» a aquellos que denunciaban esos planes terribles, los cuales ahora vemos se están llevando a cabo al más pequeño detalle. Nadie, hasta febrero pasado, habría pensado que, en todas nuestras ciudades, los ciudadanos serían arrestados por simplemente querer caminar por la calle, respirar, por querer mantener sus negocios abiertos, por querer ir a la iglesia el domingo. Sin embargo ahora está ocurriendo en todo el mundo, incluso en la pintoresca Italia que muchos estadounidenses consideran ser un pequeño país encantado, con sus antiguos monumentos, sus iglesias, sus ciudades encantadoras, sus características villas. Y mientras los políticos están  protegidos dentro de sus palacios promulgando decretos como sátrapas persas, los negocios están fallando, los talleres cerrando, y previenen que la gente viva, viaje, trabaje y ore. Las desastrosas consecuencias psicológicas de esta operación ya se están viendo, empezando con los suicidios de empresarios desesperados y de nuestros niños segregados de sus amigos, compañeros de clases, diciéndoles que sigan sus clases mientras se sientan solos en casa frente a un computador.

En la Sagrada Escritura, San Pablo nos habla de «el que se opone» a la manifestación del misterio de la iniquidad, el kathekon (2 Tesalonicenses 2:6-7). En la esfera religiosa, ese obstáculo al mal es la Iglesia, y en particular el Papado; en la esfera política, son aquellos que impiden el establecimiento del Nuevo Orden Mundial.

Como es claro ahora, el que ocupa la Silla de Pedro ha traicionado su papel desde el mismo inicio para poder  defender y promover  la ideología globalista, apoyando la agenda de la Iglesia profunda, que lo eligió de sus rangos.

Sr. Presidente, usted ha declarado claramente que quiere defender a la nación – Una nación bajo Dios, libertades fundamentales, y valores no negociables que hoy son negados y contra los que se lucha hoy. Es usted, querido Presidente, quien es «el que se opone» al estado profundo,  el asalto final a los niños de la obscuridad.

Por esa razón es necesario que todas las personas de bien sean persuadidas por la  importancia de época de las inminentes elecciones: no tanto por el destino de tal o cual programa político, sino debido a la inspiración general de su acción que encarna mejor – en este particular contexto histórico – ese mundo, nuestro mundo, el cual ellos quieren cancelar por todos los medios del encierro. Su adversario es también nuestro adversario: es el Enemigo de la raza humana, El quien es «un asesino desde el principio» (Jn 8:44).

A su alrededor se reúnen con fe y coraje aquellos que lo consideran la guarnición final contra la dictadura mundial. La alternativa es votar por una persona que está manipulada por el estado profundo, gravemente comprometida por escándalos y corrupción, que hará a los Estados Unidos lo que Jorge Mario Bergoglio está haciendo a la Iglesia, el Primer Ministro Conte a Italia, el Presidente Macron a Francia, el Primer Ministro Sanchez a España, y más. La naturaleza de chantaje de Joe Biden – al igual que la de los prelados del «círculo mágico» del Vaticano – lo expondrá para ser usado inescrupulosamente, permitiendo a poderes ilegítimos tanto en política doméstica así como también en balances internacionales. Es obvio que aquellos que lo manipulan ya tienen a alguien peor que él listo, con quien lo reemplazarán tan pronto como se presente la oportunidad.

Y aún así, en medio de esa desolada imagen, de ese aparentemente imparable avance del «Enemigo Invisible», emerge un elemento de esperanza. El adversario no sabe cómo amar, y no comprende que no es suficiente el asegurar un ingreso universal o cancelar las deudas de hipotecas para poder subyugar a las masas y convencerlos de ser marcados como ganado. Esa gente, que por mucho tiempo ha soportado los abusos de un poder tiránico y odioso, está redescubriendo que tiene un alma; está entendiendo que no está dispuesta a cambiar su libertad por la homogenización y cancelación de su identidad; está empezando a comprender el valor de los lazos familiares y sociales, de los lazos de fe y cultura que unen a la gente honesta. Ese Gran Reseteo está destinado a fallar porque aquellos que lo planearon no entienden que aún hay gente lista para tomar las calles y defender sus derechos, para proteger a sus seres queridos, para dar un futuro a sus hijos y nietos. La nivelación inhumana del proyecto globalista se destrozará miserablemente en el rostro de la oposición firme y con coraje de los hijos de la Luz. El enemigo tiene a Satán de su lado, El quién solo sabe cómo odiar. Pero de nuestro lado, tenemos al Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos arreglados para la batalla, y la Más Santa Virgen, quien aplastará la cabeza de la antigua Serpiente. «Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar en contra nuestra?» (Rom 8:31).

Sr. Presidente, usted está muy consciente que, en esta hora crucial, los Estados Unidos de América son considerados el muro defensor contra el cual la guerra declarada por los defensores del globalismo ha sido desatada. Ponga su confianza en el Señor, reforzada por las palabras del Apóstol Pablo: «Puedo hacer todas la cosas en El, quien me fortalece» (Fil 4:13). El ser un instrumento de la Divina Providencia es una gran responsabilidad, por lo cual usted recibirá todas las gracias de estado que necesita, ya que están siendo fervientemente imploradas para usted, por mucha gente que lo apoya con sus oraciones.

Con esa esperanza celestial y la seguridad de mis oraciones  por usted, por la Primera Dama, y por sus colaboradores, con todo mi corazón le envío mi bendición.

¡Dios bendiga a los Estados Unidos de América!”

+Carlo Maria Vigano
Título Arzobispo de Ulpiana
Ex Nuncio Apostólico para los Estados Unidos de América.

 

https://rebelionenlagranja.com/noticias/nueva-carta-abierta-de-vigano-a-trump-20201101

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

La Solemnidad de Todos los Santos


CIUDAD DEL VATICANO.- En el día dedicado a la Solemnidad de Todos los Santos, celebramos no sólo a los santos conocidos, sino también a todos aquellos santos anónimos que practicaron silenciosamente la plenitud del Evangelio en la vida cotidiana. Una fiesta que nos invita a la esperanza.

Así como con los ángeles, con su número incalculable, los santos nos hacen pensar en una inmensa multitud, que nadie puede contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas (cf. Ap 7:9).

¿Quiénes son los santos?

Sed, pues, perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto. (Mt 5, 48). Los santos no son héroes, sino gente común que, en su debilidad, imitan a Jesús al dar sus vidas, por la gracia de Dios. Es el amor el que tiene el poder de transformar a cualquier hombre y hacerlo santo.

El escritor católico francés Ernest Hello, que vivió en el siglo XIX, escribe: "Hubo muchos entre ellos que recibieron un nombre oficial singular: se llamaban Santos. Los Santos. Permítame detenerme en esta palabra: los Santos. Olviden a los hombres, para recordar sólo al hombre. Piensen en ustedes mismos. Miren en su abismo. Piensen en lo que debe pasar para que un hombre sea un santo. Sin embargo, ha sucedido" (Fisionomie di Santi, Fògola, Torino 1977).

Armonía asombrosa

Ernest Hello continúa: "El mundo sobrenatural, como el mundo natural, contiene unidad en la variedad y este es el significado de la palabra Universo. Los elegidos [los Santos] varían entre ellos en inteligencia, actitud, vocación. Tienen diferentes dones y diferentes gracias. Sin embargo, una similitud invisible se encuentra en el fondo de la gran diversidad. Todos llevan el mismo signo: el signo del mismo Dios. Sus vidas, todas prodigiosamente diferentes entre sí, contienen la misma enseñanza en idiomas muy diferentes. En su variedad nunca son contradictorios. Todos están vinculados a la historia, mezclados con sus innumerables complicaciones; sin embargo, la pureza de la enseñanza que nos traen está absolutamente intacta... Todos tienen la misma fe; todos cantan el mismo Credo. ¿No les parece esta unanimidad sorprendente?".

La llamada a la santidad

El Papa Francisco explica muy bien cuál es el camino a la santidad y lo repite a menudo: "...todos estamos llamados a la santidad. Los Santos y Santas de todos los tiempos, que hoy celebramos juntos, no son simplemente símbolos, seres humanos lejanos e inalcanzables. Por el contrario, son personas que han vivido con los pies en la tierra; han experimentado el trabajo diario de la existencia con sus éxitos y fracasos, encontrando en el Señor la fuerza para levantarse siempre y continuar en el camino. A partir de esto podemos entender que la santidad es una meta que no puede ser alcanzada por las propias fuerzas, sino que es el fruto de la gracia de Dios y nuestra libre respuesta a ella. Así pues, la santidad es un don y una llamada... es una vocación común a todos los cristianos, a los discípulos de Cristo; es el camino de la plenitud que todo cristiano está llamado a seguir en la fe, avanzando hacia la meta final: la comunión definitiva con Dios en la vida eterna. La santidad se convierte así en una respuesta al don de Dios, porque se manifiesta como una asunción de responsabilidad. En esta perspectiva, es importante comprometerse diariamente a la santificación en las condiciones, deberes y circunstancias de nuestra vida, buscando vivir todo con amor, con caridad" (Ángelus, 1 de noviembre de 2019).

No sólo los santos del calendario

Francisco continúa: "También los santos: respiran como todos, el aire contaminado por el mal que hay en el mundo, pero en el camino no pierden nunca de vista el camino de Jesús, el indicado en las Bienaventuranzas, que son como el mapa de la vida cristiana. Hoy es la fiesta de los que han alcanzado la meta indicada en este mapa. No sólo los santos del calendario, sino muchos hermanos y hermanas "de al lado", a los que quizás hayamos encontrado y conocido. Hoy es una fiesta familiar, de mucha gente sencilla y oculta que en realidad ayuda a Dios a sacar adelante al mundo”. (Angelus, 1 de noviembre de 2017)

¿Cómo se convierte uno en santo?

La exhortación apostólica Gaudete et exsultate trata de la llamada a la santidad: el Papa Francisco busca "encarnarla en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades". Porque el Señor nos ha elegido a cada uno de nosotros para ser santos e inmaculados ante Él en la caridad (Ef 1:4)". (GE 2).

Convertirse en santos es posible siguiendo la gran regla que Jesús nos dejó y que encontramos en el Evangelio de Mateo. El Papa Francisco escribe: "Si buscamos esa santidad que es agradable a los ojos de Dios, en este texto encontramos precisamente una regla de comportamiento por la cual seremos juzgados: Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis, desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a visitarme (Mt 25, 35-36)... Ser santo no significa, por tanto, acristalar los ojos en un supuesto éxtasis. San Juan Pablo II dijo que "si nos alejamos verdaderamente de la contemplación de Cristo, debemos ser capaces de verlo especialmente en los rostros de aquellos con los que él mismo quiso identificarse". El texto de Mateo 25, 35-36 "no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología, que arroja un rayo de luz sobre el misterio de Cristo". En esta llamada a reconocerlo en los pobres y en el sufrimiento se revela el corazón mismo de Cristo, sus sentimientos y sus opciones más profundas, a las que todo santo trata de conformarse" (GE 95-96).

El cielo y la tierra, dos dimensiones de la Iglesia

Benedicto XVI observó: "Esta fiesta nos hace reflexionar sobre el doble horizonte de la humanidad, que expresamos simbólicamente con las palabras "tierra" y "cielo": la tierra representa el viaje histórico, el cielo la eternidad, la plenitud de la vida en Dios. Y así esta fiesta nos hace pensar en la Iglesia en su doble dimensión: la Iglesia en camino en el tiempo y la que celebra la fiesta sin fin, la Jerusalén celestial. Estas dos dimensiones están unidas por la realidad de la "comunión de los santos": una realidad que comienza aquí en la tierra y llega a su cumplimiento en el Cielo" (Ángelus, 1 de noviembre de 2012).

El Panteón, la primera basílica dedicada a Todos los Santos

Las referencias a la fiesta, pero limitadas a los mártires, ya se pueden encontrar en el siglo IV en los Padres de la Iglesia, como en Juan Crisóstomo y Efrén el Sirio. La fecha también cae en un día diferente, el 13 de mayo, cuando, entre 609 y 610, a instancias del Papa Bonifacio IV, el antiguo templo dedicado a todos los dioses, el Panteón, se transformó en una basílica consagrada a la Virgen y a todos los mártires, la Dedicatio Sanctae Mariae ad Martyres.

En el siglo VIII, con Gregorio III, la fecha del aniversario se trasladó al 1 de noviembre, aniversario de la consagración de las reliquias "de los santos apóstoles y de todos los santos, mártires y confesores, y de todos los justos hechos perfectos que descansan en paz en todo el mundo" en una capilla de San Pedro en el Vaticano.  La fecha se fija así en el presente, convirtiéndose de precepto con el rey Luis el Pío en 835, a instancias del Papa Gregorio IV.

El vínculo entre la Fiesta de los Santos y la Conmemoración de los Muertos

No parece casual que la fiesta de Todos los Santos preceda un día a la fiesta de los muertos y la razón es explicada por el Papa Benedicto emérito: "Por esta razón es muy significativo y apropiado que después de la fiesta de Todos los Santos, la Liturgia nos haga celebrar mañana la Conmemoración de todos los fieles que han muerto. La "comunión de los santos", que profesamos en el Credo, es una realidad que se construye aquí abajo, pero que se manifestará plenamente cuando veamos a Dios "tal como es". (1Jv 3.2). Es la realidad de una familia unida por profundos lazos de solidaridad espiritual, que une a los fieles fallecidos con los peregrinos del mundo. Un vínculo misterioso pero real, alimentado por la oración y la participación en el sacramento de la Eucaristía. En el Cuerpo Místico de Cristo las almas de los fieles se encuentran superando la barrera de la muerte, rezan unos por otros, realizan en la caridad un intercambio íntimo de dones" (Ángelus 1 de noviembre de 2005).

 

 https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2020-11/solemnidad-de-todos-los-santos-reflexion.html

El papa Francisco, la homosexualidad y la hipocresía de la Iglesia / Guillermo Osorno *


 Hace unos días se dio a conocer Francesco un documental donde el papa Francisco da un abierto apoyo a las uniones del mismo sexo levantando el polvo acumulado de años de condena de la Iglesia católica a la comunidad LGBT. El papa Francisco dijo: “Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia”.

Algunos religiosos piensan que se trata de la declaración más contundente del papa sobre el asunto de las uniones del mismo sexo. Cuando Jorge Bergoglio fue arzobispo de Buenos Aires, apoyó las uniones civiles en Argentina, como una alternativa a los matrimonios del mismo sexo y, como papa, se ha referido varias veces a temas LGBT. Uno de los momentos decisivos, cuando todo el mundo lo volteó a ver, sucedió en julio de 2013. La prensa le preguntó sobre los sacerdotes gay en un intercambio informal. Francisco dijo: “Si aceptan al Señor y tienen buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlos?”.

El papa ha intentado suavizar la postura de la Iglesia hacia la homosexualidad, aun a costa de contradicciones, empezando porque el Vaticano es una organización con una doble moral. Pero a menos que la Iglesia no haga un examen de la homosexualidad en su interior y del dolor al que ha condenado a los homosexuales que nacieron católicos, las declaraciones del sumo pontífice no pasarán de un escándalo suscitado por el documental de moda.

Crecí en una familia católica y me eduqué en escuelas católicas. Comparto con muchos homosexuales latinoamericanos o de países católicos la confusión inicial de salir del clóset, que significa un tortuoso proceso de desmontar un cuerpo de creencias y valores para adoptar otros, y entender que familia y religión, como yo las conocía, quedaban vetados.

Cuando a los 18 años asumí que era gay, me pareció que lo más honesto sería llevar el tema al confesionario. También quería tenderle un puente a mis padres, quienes estaban terriblemente angustiados y, como yo, no tenían ningún asidero. Me metí a un retiro espiritual que duró un fin de semana, y, casi al final del mismo, me confesé con un padre en busca de consejo y alivio. El sacerdote me dio dos opciones. O me arrepentía y renunciaba a una vida sexual, o me condenaba al infierno. No solo me estaba empujando a una vida clandestina, sino que también me escatimaba la posibilidad de trascendencia si aceptaba mi homosexualidad. No había cabida para mí en la Iglesia.

Visto de otra manera, las opciones eran: llevar una vida infeliz sin sexo en espera del Cielo o apostar por una vida plena en la Tierra pero sin religión.

También, por estar inmerso en una cultura católica, uno se da cuenta del doble rasero de la Iglesia con respecto a la homosexualidad. El director del bachillerato donde yo estudiaba, una escuela únicamente para varones, mandaba llamar a los alumnos por altavoz para que fueran a su oficina. Allí les preguntaba sobre sus experiencias sexuales, no en el ámbito de la confesión, tampoco en el del consejo experto, sino en el de una extraña atmósfera enrarecida. Solo Dios sabe qué satisfacciones obtenía con esos relatos.

Todavía experimento confusión con respecto a ese y otros comportamientos del colegio del que todos participaban pero nadie hablaba. Sin embargo, para los estándares de la Iglesia católica, esas entrevistas son lo de menos. Mi escuela estaba muy lejos de los escándalos sexuales de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, una penosa congregación que dio el catolicismo mexicano al mundo. El comportamiento criminal de Maciel fue largamente ocultado por el Vaticano y acallado por las clases altas de España y varios países latinoamericanos.

El año pasado, el sociólogo francés Frédéric Martel publicó Sodoma, un exhaustivo trabajo de investigación sobre la homosexualidad dentro del Vaticano. Martel apunta hacia un gran fraude. Dice que durante los últimos papados, cuando se promovió la idea de que el sida era un castigo divino, condenaban la distribución de condones o señalaban que la teoría de género era una abominación, la vida sexual en el Vaticano era incontrovertiblemente homosexual y las estrategias para mantenerla en secreto solo se pueden comparar a las de la mafia italiana. En medio se describen fiestas, drogas, relaciones con prostitutos y nombres secretos en femenino.

En este contexto, Francisco sería un liberal que nada en aguas estancadas de un sacerdocio en crisis por años de negación y silencio. No es difícil apreciar su intento por tener un acercamiento menos hostil a la comunidad LGBT, pero se necesitan acciones concretas para acabar con la hipocresía de la Iglesia y para restaurar el daño que sus enseñanzas causan a los homosexuales, especialmente a los que nacimos católicos y a quienes nos señala como el monstruo en el cuarto.

En primer lugar, la Iglesia debería mostrar más compasión por los sacerdotes homosexuales. Un interesante estudio sobre el estado del sacerdocio en Estados Unidos (The Changing Face of the Priesthood), conducido por el padre Donald B. Cozzens y publicado en 2000, calcula que el número de sacerdotes homosexuales en este país oscila entre el 23 y el 58 por ciento, con los más altos porcentajes entre los sacerdotes más jóvenes. ¿Qué le dice a la Iglesia esa cifra dada por uno de sus propios miembros? ¿Cómo debe reaccionar ante la orientación sexual de sus sacerdotes? ¿Cómo se supone que un sacerdote condenado por sus preferencias pueda al mismo tiempo llevar a cabo su ministerio?

En segundo, la Iglesia debería de abandonar desde ya la postura de que la orientación homosexual es un desorden y promover que la gente sea capaz de aceptar su sexualidad como un aspecto positivo de su personalidad.

No es fácil ser optimista sobre estos cambios. Es probable que tarden mucho en llegar mientras la crisis dentro de la iglesia se profundiza y el mundo sigue caminando hacia un mayor ateísmo y secularización. Sin embargo, si la Iglesia quiere sobrevivir debe actualizarse y abrirse a quienes aceptan sus enseñanzas y actúan de buena voluntad. No le queda mucho tiempo para hacerlo.

 

 (*) Periodista y editor mejicano

 

https://www.nytimes.com/es/2020/10/31/espanol/papa-homosexualidad-iglesia.html