ZAGREB.- En términos sociales, Croacia es un país conservador que vive bajo la influencia de la poderosa Iglesia católica, y se encuentra muy alejado de algunos valores consolidados en otros territorios de la UE. Desde mañana entra a formar parte de la Unión Europea como su miembro número 28
Un colectivo denominado 'En nombre de
la familia', con apoyo de la jerarquía católica, anunció recientemente
que había recogido más de 500.000 firmas a favor de una enmienda
constitucional en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.
El colectivo pide también un referéndum sobre esta cuestión. La ley aprobada por el
Parlamento en 2003 que mejoraba la situación legal de las parejas de
gais y lesbianas jamás se aplicó.
La Iglesia católica, que para los sectores más
conservadores es un elemento clave de la nación croata, tercia en muchos
de los asuntos de la vida pública sin que el poder político surgido de
las urnas se atreva a marcar límites.
Neven Barkovic, militante del
colectivo 'No soy creyente', considera que «el combate por la laicidad
es vital».
El Estado y la Iglesia firmaron un
acuerdo hace 20 años que favorece a la institución católica. Los poderes
públicos, por ejemplo, no pueden investigar a un sacerdote sin el
permiso de la jerarquía y la enseñanza de la religión católica en la
escuela pública es, en la práctica, una obligación.
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