CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco ha asegurado que nadie es
"inútil" o "secundario" en la Iglesia", durante la última audiencia
general que ha celebrado en la Plaza de San Pedro antes de la pausa
estival y que no se retomarán hasta el miércoles 7 de agosto en el
Vaticano.
"Todos somos iguales a los ojos de Dios --ha subrayado--. Si todos
somos iguales, somos hermanos. Ninguno es anónimo porque todos formamos
y construimos la Iglesia".
En esta línea, el Pontífice ha rememorado la imagen del 'templo',
que ilustra el misterio de la Iglesia, y ha destacados que todos son
necesarios para construir este templo.
Asimismo, el Papa ha destacado que "nadie está aislado" porque
todos forman parte "del pueblo de Dios, que es la Iglesia" y ésta está
animada "por la fuerza del Espíritu Santo" que ha donado "la variedad"
que es "la riqueza de la Iglesia".
Por otro lado, Francisco ha remarcado que un cristiano está
llamado a ser "piedra viva" que construye el templo de la Iglesia y ha
subrayado que el cristiano no puede ser piedra cansada, aburrida o
indiferente, sino que "debe ser vivo, alegre, debe vivir la belleza de
ser pueblo de Dios" y ha añadido que "Cristo es la piedra angular, el
pilar".
En su saludo a los peregrinos de lengua española, se ha detenido
en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, Bolivia,
Colombia, México y los demás países latinoamericanos y los ha invitado
pedir al Señor estar animados por su Espíritu para ser "siempre piedras
vivas de su Iglesia".
Al finalizar la audiencia, el Papa Francisco ha pedido un aplauso
para el cardenal italiano Salvatore de Giorgi en su 60º aniversario como
sacerdote, de los cuales 40 ha sido obispo, y el mismo Pontífice ha
explicado que esta mañana ha celebrado junto a él la Misa en la Casa
Santa Marta con un grupo de más de 80 sacerdotes ordenados por el
cardenal de Giorgi.
Después de la Audiencia general se produjo un singular encuentro en la plaza de San Pedro. El Papa Francisco saludó y recibió los regalos que le hicieron un pequeño grupo de monjes budistas.
Pero el momento divertido llegó cuando uno de los monjes pasó su cámara de fotos al jefe del seguridad del Vaticano, Domenico Giani, y le pidió que inmortalizara el histórico encuentro.
Después de la Audiencia general se produjo un singular encuentro en la plaza de San Pedro. El Papa Francisco saludó y recibió los regalos que le hicieron un pequeño grupo de monjes budistas.
Pero el momento divertido llegó cuando uno de los monjes pasó su cámara de fotos al jefe del seguridad del Vaticano, Domenico Giani, y le pidió que inmortalizara el histórico encuentro.
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