ECONE.- La Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX – lefebvristas) celebró y reafirmó el 25º aniversario del cisma que generó el fundador de su institución, el arzobispo francés Marcel Lefebvre (que falleció excomulgado), a través de las ordenaciones de cuatro obispos que él realizó en 1988. El grupo reiteró su claro rechazo al Concilio Vaticano II y puso fin al diálogo con la Iglesia Católica.
En su comunicado publicado el 27 de junio por la agencia informativa de los lefebvristas, DICI, y firmado por Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais y Alfonso de Galarreta, la FSSPX reiteró categóricamente en sus duras críticas al Concilio Vaticano II y a la "libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad y la nueva Misa".
Los obispos lefebvrianos quieren «manifestar su gratitud filial a su venerado fundador, quien, después de tantos años de servicio a la Iglesia y al Romano Pontífice, no dudó en sufrir la injusta acusación de desobediencia para salvaguardar la fe y el sacerdocio católicos».
Los obispos aseguran, «siguiendo a Mons. Lefebvre», «que la causa de los graves errores que están demoliendo la Iglesia no reside en una mala interpretación de los textos conciliares... sino en los textos mismos».
Los prelados de la FSSPX aseguran que el último concilio ecuménico de la Iglesia Católica «ha inaugurado un nuevo tipo de magisterio, desconocido hasta entonces en la Iglesia, sin raíces en la Tradición».
También han atacado la Misa que celebran diariamente el Papa y los obispos de rito latino en comunión con él, al afirmar que «atenúa y obscurece la naturaleza sacrificial y propiciatoria del sacrificio eucarístico». Acusan a la misa católica de estár «penetrada de un espíritu ecuménico y protestante, democrático y humanista que ignora el sacrificio de la Cruz».
Para la cismática FSSPX, si la Iglesia Católica no regresa "de modo rápido a la Tradición y a la fe de siempre", no se "restablecerá el orden" ante los supuestos "graves errores" que, en su opinión, la estaría "demoliendo".
Los lefebvristas acusaron también a la Misa según el Novus Ordo, promulgada por el Papa Pablo VI en 1969, de destruir "la espiritualidad católica fundada sobre el sacrificio de Nuestro Señor en el Calvario".
Como una exigencia para volver al seno de la Iglesia, los seguidores de Lefebvre demandaron que se les reconozca el supuesto derecho "de rechazar los errores que le son contrarios, con el derecho y el deber de oponernos públicamente a los errores y a sus fautores (sic), sean quienes fueren – lo que permitirá un comienzo de restablecimiento del orden".
A pesar de la exhortación de su fundador, citada en el comunicado del 27 de junio, en la que les pide "que permanezcáis unidos a la Sede de Pedro, a la Iglesia romana", los lefebvristas han dejado claro su distanciamiento al diálogo con la Iglesia Católica, asegurando que "cincuenta años después del Concilio" las causas que los llevaron en su momento al cisma "permanecen".
Los obispos lefebvristas omitieron en su comunicado cualquier mención al diálogo que sostuvieron con la Iglesia Católica desde que Benedicto XVI les levantara la excomunión que pesaba sobre ellos, y que, de acuerdo a lo dicho por Bernard Fellay en noviembre de 2012 se encontraba "exactamente en el mismo punto en que estaba monseñor Lefebvre en los años 1974 y 1975".
En esa ocasión, Fellay aseguró que en la Iglesia Católica "se ve en los obispos, en los cardenales que no conducen ya las almas al Cielo, que bendicen los caminos del infierno".
Situación de la Fraternidad San Pío X
El 5 de julio de 2011 y luego que la Fraternidad San Pío X ordenara de manera ilegítima a 20 sacerdotes en Suiza, Alemania y Estados Unidos, el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, señaló a ACI Prensa que "mientras la Fraternidad no tenga un estatus canónico en la Iglesia –subraya Benedicto XVI– sus ministros no ejercen un ministerio legítimo en ella".
Lo dicho por el Lombardi reitera lo ya expresado por la Santa Sede en un comunicado en febrero de 2009 en la que se explicó que "el levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro obispos de una pena canónica gravísima, pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad San Pío X, que en el momento actual, no goza de ningún reconocimiento canónico en la Iglesia Católica", situación que no ha variado a la actual.
Desde un comienzo los lefebvristas han mantenido un claro rechazo al Concilio Vaticano II, considerando que marcó un quiebre en la Tradición de la Iglesia, razón por la cual no aceptan el magisterio de los Papas desde Juan XXIII en adelante.
En 1988 Marcel Lefebvre ordenó a cuatro obispos, a pesar de la expresa oposición del Papa Juan Pablo II. Al actuar así, tanto él como el co-consagrante, Monseñor Antonio de Castro Mayer, y los prelados ordenados quedaron automáticamente excomulgados.
Estos cuatro obispos son Bernard Tissier de Mallerais, Alfonso de Galarreta, Richard Williamson -expulsado en octubre de 2012 de la FSSPX-, y Bernard Fellay, actual líder de los lefebvristas. Lefebvre y De Castro Mayer murieron en 1991.
El 21 de enero de 2009, el Papa Benedicto XVI decidió levantar la excomunión que pesaba sobre los cuatro obispos ordenados en el acto cismático, pero se precisó que estos están obligados al "pleno reconocimiento del Concilio Vaticano II" y del Magisterio de todos los Papas posteriores a Pío XII.
¿Qué es el Concilio Vaticano II?
El Concilio Vaticano II, que congregó a centenares de obispos de todo el mundo en diversas sesiones entre 1962 y 1965 en el Vaticano, es uno de los acontecimientos eclesiales más importantes de la historia contemporánea.
El histórico evento, presidido sucesivamente por los Papas Juan XXIII y Pablo VI, produjo un cuerpo de doctrina que busca promover la fe católica en el mundo, renovar la vida cristiana de los fieles, adaptar la liturgia y alentar la presencia activa de los laicos en la vida de la Iglesia.
El Concilio produjo 16 documentos, cuatro constituciones, nueve decretos y tres declaraciones conciliares.
En su comunicado publicado el 27 de junio por la agencia informativa de los lefebvristas, DICI, y firmado por Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais y Alfonso de Galarreta, la FSSPX reiteró categóricamente en sus duras críticas al Concilio Vaticano II y a la "libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad y la nueva Misa".
Los obispos lefebvrianos quieren «manifestar su gratitud filial a su venerado fundador, quien, después de tantos años de servicio a la Iglesia y al Romano Pontífice, no dudó en sufrir la injusta acusación de desobediencia para salvaguardar la fe y el sacerdocio católicos».
Los obispos aseguran, «siguiendo a Mons. Lefebvre», «que la causa de los graves errores que están demoliendo la Iglesia no reside en una mala interpretación de los textos conciliares... sino en los textos mismos».
Los prelados de la FSSPX aseguran que el último concilio ecuménico de la Iglesia Católica «ha inaugurado un nuevo tipo de magisterio, desconocido hasta entonces en la Iglesia, sin raíces en la Tradición».
También han atacado la Misa que celebran diariamente el Papa y los obispos de rito latino en comunión con él, al afirmar que «atenúa y obscurece la naturaleza sacrificial y propiciatoria del sacrificio eucarístico». Acusan a la misa católica de estár «penetrada de un espíritu ecuménico y protestante, democrático y humanista que ignora el sacrificio de la Cruz».
Para la cismática FSSPX, si la Iglesia Católica no regresa "de modo rápido a la Tradición y a la fe de siempre", no se "restablecerá el orden" ante los supuestos "graves errores" que, en su opinión, la estaría "demoliendo".
Los lefebvristas acusaron también a la Misa según el Novus Ordo, promulgada por el Papa Pablo VI en 1969, de destruir "la espiritualidad católica fundada sobre el sacrificio de Nuestro Señor en el Calvario".
Como una exigencia para volver al seno de la Iglesia, los seguidores de Lefebvre demandaron que se les reconozca el supuesto derecho "de rechazar los errores que le son contrarios, con el derecho y el deber de oponernos públicamente a los errores y a sus fautores (sic), sean quienes fueren – lo que permitirá un comienzo de restablecimiento del orden".
A pesar de la exhortación de su fundador, citada en el comunicado del 27 de junio, en la que les pide "que permanezcáis unidos a la Sede de Pedro, a la Iglesia romana", los lefebvristas han dejado claro su distanciamiento al diálogo con la Iglesia Católica, asegurando que "cincuenta años después del Concilio" las causas que los llevaron en su momento al cisma "permanecen".
Los obispos lefebvristas omitieron en su comunicado cualquier mención al diálogo que sostuvieron con la Iglesia Católica desde que Benedicto XVI les levantara la excomunión que pesaba sobre ellos, y que, de acuerdo a lo dicho por Bernard Fellay en noviembre de 2012 se encontraba "exactamente en el mismo punto en que estaba monseñor Lefebvre en los años 1974 y 1975".
En esa ocasión, Fellay aseguró que en la Iglesia Católica "se ve en los obispos, en los cardenales que no conducen ya las almas al Cielo, que bendicen los caminos del infierno".
Situación de la Fraternidad San Pío X
El 5 de julio de 2011 y luego que la Fraternidad San Pío X ordenara de manera ilegítima a 20 sacerdotes en Suiza, Alemania y Estados Unidos, el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, señaló a ACI Prensa que "mientras la Fraternidad no tenga un estatus canónico en la Iglesia –subraya Benedicto XVI– sus ministros no ejercen un ministerio legítimo en ella".
Lo dicho por el Lombardi reitera lo ya expresado por la Santa Sede en un comunicado en febrero de 2009 en la que se explicó que "el levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro obispos de una pena canónica gravísima, pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad San Pío X, que en el momento actual, no goza de ningún reconocimiento canónico en la Iglesia Católica", situación que no ha variado a la actual.
Desde un comienzo los lefebvristas han mantenido un claro rechazo al Concilio Vaticano II, considerando que marcó un quiebre en la Tradición de la Iglesia, razón por la cual no aceptan el magisterio de los Papas desde Juan XXIII en adelante.
En 1988 Marcel Lefebvre ordenó a cuatro obispos, a pesar de la expresa oposición del Papa Juan Pablo II. Al actuar así, tanto él como el co-consagrante, Monseñor Antonio de Castro Mayer, y los prelados ordenados quedaron automáticamente excomulgados.
Estos cuatro obispos son Bernard Tissier de Mallerais, Alfonso de Galarreta, Richard Williamson -expulsado en octubre de 2012 de la FSSPX-, y Bernard Fellay, actual líder de los lefebvristas. Lefebvre y De Castro Mayer murieron en 1991.
El 21 de enero de 2009, el Papa Benedicto XVI decidió levantar la excomunión que pesaba sobre los cuatro obispos ordenados en el acto cismático, pero se precisó que estos están obligados al "pleno reconocimiento del Concilio Vaticano II" y del Magisterio de todos los Papas posteriores a Pío XII.
¿Qué es el Concilio Vaticano II?
El Concilio Vaticano II, que congregó a centenares de obispos de todo el mundo en diversas sesiones entre 1962 y 1965 en el Vaticano, es uno de los acontecimientos eclesiales más importantes de la historia contemporánea.
El histórico evento, presidido sucesivamente por los Papas Juan XXIII y Pablo VI, produjo un cuerpo de doctrina que busca promover la fe católica en el mundo, renovar la vida cristiana de los fieles, adaptar la liturgia y alentar la presencia activa de los laicos en la vida de la Iglesia.
El Concilio produjo 16 documentos, cuatro constituciones, nueve decretos y tres declaraciones conciliares.
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