CIUDAD DEL VATICANO.- La
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, garantizó la seguridad para la
realización de la Jornada Mundial de la Juventud católica que, con la
presencia del papa Francisco, se realizará el mes próximo en Río de
Janeiro, afirmó el presidente de la Conferencia Nacional de
Obispos, Raymundo Damasceno. “No estoy preocupado, todo está ocurriendo
normalmente; no vamos a hacer ninguna modificación ni en la programación
ni en la fecha”, dijo Damasceno, según reportó la agencia noticiosa
estatal ABR.
“Tenemos una serie de complicaciones y preocupaciones; lo que está ocurriendo puede tener reflejo en la jornada”, afirmó el secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, en una reunión sin acceso de la prensa, pero cuyas palabras fueron captadas por cámaras de televisión autorizadas a tomar imágenes.
“No puedo decir que la jornada ocurrirá en un clima igual al de los días de hoy porque la coyuntura evoluciona tan rápido que no podemos profetizar, pero tenemos que estar preparados en caso de que ocurra con un clima como el generado por las manifestaciones en el país”, agregó Carvalho.
El funcionario también reveló que Rousseff está preocupada y añadió que iban a convocar a la sociedad brasileña para adoptar medidas de contención. “Tenemos que impedir ese tipo de manifestaciones que no le traen nada bueno al país”, agregó. Sin embargo, el temor de Carvalho fue despejado horas más tarde por una portavoz no identificada del Comité Organizador de la Jornada Mundial de la Juventud.
“Todo va a continuar de acuerdo a lo que estaba previsto, no tenemos ningún cambio que anunciar en estos momentos”, aseguró la dirigente luego de reunirse con el arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta. “Don Orani está al tanto de los hechos que están ocurriendo y se reúne cotidianamente con el Comité Organizador, y él se mantiene en contacto con el Vaticano”, agregó.
El pontífice tiene previsto estar presente en la jornada, que se efectuará entre el 23 y el 28 de julio próximos en Río de Janeiro, y celebrar allí una misa a cielo abierto.
Las protestas comenzaron la semana pasada en San Pablo, exclusivamente contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública, y críticas a los elevados gastos del gobierno para organizar eventos como el Mundial de Fútbol de 2014. Se especuló con que el Sumo Pontífice suspendiera o pospusiera su visita debido a la inestabilidad de la situación y el incremento de la violencia.
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