domingo, 9 de agosto de 2020

Muere el claretiano español Pere Casaldáliga Plá, el 'obispo de los pobres' en Brasil


SAO PAULO.- El obispo español Pere Casaldáliga Plá, uno de los impulsores de la Teología de la Liberación y de los derechos de los indígenas, falleció la noche del sábado en Batatais (Estado de Sao Paulo, Brasil) a los 92 años, según informó poco después la congregación de los Claretianos de Batatais.


El catalán Casaldáliga, que vivía en Brasil desde 1968, estaba ingresado en Batatais, en el interior del estado de Sao Paulo, aquejado de una neumonía con derrame pulmonar. Su estado de salud era delicada desde hace años, pues también padecía parkinson.

Casaldáliga, reconocido en Brasil por su intensa labor social y defensa de los más pobres, se le conoce como el “obispo del pueblo” por su defensa de los pueblos indígenas de la Amazonia y la lucha contra la violencia en el campo.

Participó en la fundación de la Comisión Pastoral de la Tierra y Consejo Misionero Indígena, ambas organizaciones vinculadas a la Iglesia católica, y vive en Brasil desde 1968.

El obispo, hijo de campesinos y ordenado sacerdote en la España de la dictadura de Francisco Franco, ha llegado a sufrir amenazas de muerte en diversas ocasiones, entre ellas por su defensa de los indígenas Xavante de Marãiwatsédé en la retomada de sus tierras tras ser ocupadas por invasores.

Además de su actuación pastoral, Casaldáliga es reconocido por su producción literaria, tanto de poesía como de artículos y obras de cuño político.

Un mito

Ha muerto pues un mito. Pere Casaldàliga era considerado un profeta, una voz universal de denuncia de los abusos del poder y de las injusticias. Después de varios problemas respiratorios agravados por el parkinson, el claretiano y obispo emérito de São Fèlix d'Araguia murió este sábado. El martes pasado fue trasladado de Sâo Fèlix, en Batatais, pero no respondió al tratamiento.

¿Cómo se forjó el mito de Pere Casaldàliga? Nacido en Balsareny en 1928, él mismo explicó que su vocación quedó marcada por la persecución religiosa de 1936. Con menos de diez años conoció qué era una Iglesia perseguida y auténtica: “Uno ha abierto los ojos a la fe y ha crecido en una vocación rodeado de sangre de mártires. Después he entendido mejor hasta qué punto la conflictividad tiene que formar parte esencial de la Iglesia y de la vida de Jesucristo”. 

Todavía no sabía que años después él mismo sería amenazado de muerte por defender los derechos de los indígenas de la Amazonia brasileña. Desde muy joven se forma en los claretianos y en 1945 ingresa definitivamente en esta congregación religiosa misionera.

Sabadell, Barcelona, Barbastro y Madrid son los primeros destinos. Sus inquietudes revolucionarias son evidentes y su carisma, el de un líder. En los barrios de chabolas de Sabadell se convierte en un personaje incómodo para el régimen haciendo de portavoz de los derechos de los obreros.

Finalmente llega el momento definitivo de su vida. Los claretianos le proponen fundar una misión en el Mato Grosso. En medio de la Amazonia, como explicaba. Es 1968. Estamos en plena ebullición de los movimientos revolucionarios en Latinoamérica y en la etapa más violenta de la dictadura militar en Brasil. También el mundo eclesial está marcado por la apertura del Concilio Vaticano II y por la eclosión de la Teología de la Liberación.

Definitivamente Casaldàliga se pone al lado de los más débiles: las comunidades indígenas y los movimientos campesinos que defienden la propiedad de sus tierras explotadas por latifundistas. Lo hace creando comunidades y fomentando la formación de los campesinos para que sean ellos mismos quienes defiendan sus derechos. Crear una parroquia o formar a un grupo de catequistas es para Casaldàliga una misión apostólica inseparable de la misión social y comunitaria.

Dos años después de llegar a Brasil, consigue de la “nada” organizar una red eclesial y se crea la prelatura de São Félix de Araguaia. En 1971, Pablo VI le nombra primer obispo de esta demarcación. Casaldàliga no quería ser obispo, pero lo aceptó porque era lo que decidieron conjuntamente con las comunidades que formaban la nueva prelatura.

Como obispo, Casaldàliga tiene un nuevo altavoz. Se convierte en un referente para la lucha por la tierra en todo el Brasil. También articula la defensa de los campesinos a través de varios movimientos eclesiales de toda la Amazonia, como el Consejo Indigenista Misionero y la Comisión Pastoral de la Tierra. Eso lo convirtió definitivamente en un personaje incómodo para latifundistas y paramilitares. 

Pere Casadàliga también es víctima de la violencia estructural del país. En 1976 un policía mata ante él de un tiro al jesuita João Bosco Penido. Todos están convencidos de que creía que estaba disparando a Casaldàliga. Hasta el final de su vida no dejó de recibir amenazas de muerte. 

“Mis causas valen más que mi vida”, es la frase más conocida de Casaldàliga que sintetiza en lo que se convierte a partir de los años 70. A pesar de las desavenencias con la Iglesia jerárquica también tuvo el apoyo de la Santa Sede en los momentos más duros. “Quien toca a Pere [ Casaldàliga], toca a Pablo [VI]”, dijo el Papa para protegerlo.

“Después de la sangre, la palabra es el ‘poder’ mayor que existe”. Consiguió extender esa palabra de denuncia a través de sus libros y poemas a todo el ámbito Latinomericano. Las editoriales católicas contribuyeron a difundir su pensamiento. En Cataluña esta proyección todavía ha sido más fuerte porque siempre ha habido un estrecho contacto con los familiares, amigos y con la comunidad claretiana. Todavía hoy respiro en catalán es el título de unos de sus libros más conocidos, junto con Pedro Libertad .

Pere Casaldàliga ha sido 75 años claretiano y 34 años obispo de São Fèlix hasta su jubilación en el 2005. En el 2012 el parkinson empezó a apagar su voz, pero ha seguido siendo un referente para los sectores cristianos más progresistas y los agnósticos que comulgan con sus causas. Incluso los sectores más alejados de su visión eclesial le reconocen la coherencia y la mirada teológica desde los más pobres de la tierra.

El emotivo vídeo de la familia de Pere Casaldàliga dándole el último adiós

BARCELONA.- La familia del obispo catalán Pere Casaldàliga, fallecido este sábado en Sao Paulo, ha publicado en el canal Youtube un emotivo vídeo de despedida refiriéndose a él como “querido hermano y tío” con la voz en off de una de sus sobrinas. En el video, de unos cinco minutos de duración se hace un repaso de la vida de Casaldàliga y de la relación familiar que a distancia mantuvo con los suyos.

La música brasileña del lugar donde el clérigo paso casi toda su vida alternan con canciones de Lluís Llach en el que es una biografía gráfica de uno de los teólogos de la Liberación. Durante el video, su sobrina lo califica de “ejemplo” por cómo llevó “sin quejarse nunca” el hecho de que “el hermano Parkinson”, como así llamaba Casaldàliga a su enfermedad, afectara a su capacidad de comunicarse en los últimos tiempos.
También destaca que el obispo haya querido morir “en tu casa”, en Araguia, junto a la gente que “tanto has querido” y le promete “seguir dando apoyo a tus causas que hoy tienen más vigencia que nunca”. En la parte final, su sobrina le dice que siempre será “un referente” y que “te echaremos mucho de menos”.


Casaldáliga, el 'obispo del pueblo'


SAO PAULO.- "Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres...". La cuenta de Twitter de Pedro Casaldàliga incluía el 4 de agosto su propia valoración de lo hecho a lo largo de 92 años. Se conoció pocas horas después de que el "obispo del pueblo", como lo han llamado los brasileños, fuera internado por problemas respiratorios en São Félix do Araguaia y luego conducido a un hospital paulista. 

Allí, en la ciudad que solía mirar de soslayo, y en cierta manera de un modo acusatorio, Casaldàliga cerró sus ojos por última vez, cuatro días más tarde. Murió a causa de una embolia pulmonar. La prueba de covid-19 le dio negativo. Las asociaciones relacionadas con su trabajo pastoral dieron a conocer la noticia "con mucho dolor, pero seguros como él lo estaba de su llegada a la Casa del Padre".
Las repercusiones fueron inmediatas."Fue uno de los líderes más influyentes de la Iglesia Católica en Brasil y América Latina en las últimas décadas", lo definió el diario Folha de Sao Paulo. La misa fúnebre se celebrará hoy domingo 9 de agosto, en Batatais, a unos 350 kilómetros al norte de Sao Paulo, y se transmitirá por Internet.

Hijo de campesinos, había nacido 16 de febrero de 1928 en Balsareny. Había atravesado el desastre de la guerra. En 1952 se había ordenado sacerdote en Montjuïc bajo los rigores escolásticos del franquismo. Don Pedro, como lo llamarían, se unió entonces a la orden de los claretianos. La vida sacerdotal llevó de Sabadell a Barbastro y más tarde a Madrid. Casaldàliga vibró con el Concilio Vaticano II y sus promesas de renovación. Desde 1962 entendió con mayor claridad sus anhelos de formar parte de una Iglesia diferente, siempre del lado de los humillados.

"Había llegado también para mí, personalmente, una hora decisiva. Entre otras cosas que ya he dicho, Che Guevara acababa de ser muerto, y su testimonio laico era una nueva llamada desde América", escribió en su autobiografía 'Yo creo en la justicia y en la esperanza', de 1975. El testimonio da cuenta de una época de intensidades utópicas que Casaldàliga aceptó como propia porque pensaba que el horizonte de redención, con sus costos, estaba al alcance de la mano.

En aquel 67 hasta le dedicó un poema en la memoria del guerrillero argentino-cubano ejecutado en una escuela boliviana. "Y, por fin, me llamó también tu muerte/ desde la seca luz de Vallegrande/ Yo, Che, sigo creyendo/ en la violencia del Amor: tú mismo/ decías que 'es preciso endurecerse/ sin perder nunca la ternura'".

Primero pensó en ir a Bolivia, “la Cenicienta postergada”, como la llamó. Después se inclinó por Brasil. Se internó la región amazónica del Araguaia, en el estado del Mato Grosso, junto con una misión claretiana. Nunca retornó a Cataluña. Casaldàliga se encontró con un universo de la desesperación humana, premoderno, donde todavía los terratenientes imponían su poder sobre la base de la violencia. Los campesinos, constató, perplejo, atravesaban experiencias propias de los campos de concentración europeos. El sacerdote aseguró haber participado del entierro de 1.000 peones "a menudo sin ataúd y muchas veces sin nombre".

Fue nombrado obispo titular de São Felix do Araguaia a partir de 1971. A su alrededor no había siquiera un teléfono. El día de la consagración episcopal publicó, de modo clandestino, un documento que medio siglo más tarde encuentra su potente actualidad cuando Brasil es gobernada por la ultraderecha. En ese informe denuncia a los responsables de un trabajo casi esclavo ("nacer, morir, los derechos básicos") y la explotación voraz de los recursos naturales. "Sentí que con el documento también podría haber firmado mi propia pena de muerte", recordó. Pronto comenzaron a amenazarlo y, también, a amarlo.

Teología de la Liberación

Para Casaldàliga, la iglesia de la Amazonía estaba "en conflicto con el latifundio y la marginación social". Por eso se puso al lado de los campesinos y pueblos originarios durante las cuatro décadas de su obispado. Participó de la fundación del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y de la Comisión Pastoral de la Tierra de la Iglesia brasileña (CPT).

Juan Pablo II no simpatizaba con la Teología de la Liberación que tenía en Brasil a uno de sus principales afluentes. Le pidió más de una vez explicaciones por sus posturas a aquel obispo catalán inmerso en la espesura amazónica. Hasta lo llegó a convocar al Vaticano, en 1988. Casaldàliga renunció al obispado a los 75 años pero no se movió de la diócesis ni de sus postulados.

En el 2013 se estrenó una miniserie sobre su vida, inspirada en el libro de Francesc Escribano y con la participación de TV3, titulada 'Descalzo sobre la tierra roja'.

"La Tierra es el único camino que nos puede llevar al Cielo", escribió en 1975 y lo repitió sin descanso. A lo largo de décadas, ha hablado y escrito mucho en favor de los que nunca han tenido más que infortunios: más de 50 obras de prosa e incluso poesía. Su palabra fue también virtual.

"Primero sea el PAN, después la LIBERTAD. (La libertad con hambre es una flor encima de un cadáver). "Donde hay pan, allí está Dios", dijo a través de Twitter en una de las últimas actualizaciones de su cuenta. Lo que es decir, al final del viaje que se había iniciado en Balsareny.

Homenaje del arzobispo de Barcelona a Casaldáliga


BARCELONA.- El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, ha homenajeado al recién fallecido obispo emérito de Sao Félix do Araguaia (Brasil), Pere Casaldàliga, evocando su vida dedicada a los pobres y su "corazón de poeta y de místico". 

El también presidente de la Conferencia Episcopal Española ha enviado un mensaje de apoyo a los Claretianos, orden a la que pertenecía, y a la Iglesia en Matto Grosso, "donde trabajó el gran obispo", informa el Arzobispado de Barcelona.
También ha afirmado que Casaldàliga "es para los catalanes y para todos los obispos de la Iglesia un hombre que quiso vivir con los pobres y se entregó a ellos". 
"Demos a gracias por su testimonio. Descanse en paz en el reino del cielo", ha añadido. Omella también ha evocado una poesía del propio Casaldàliga, dedicada a la Virgen María y escrita "desde el fondo de su corazón, desde ese corazón de poeta y de místico que tenía".

Pedro Casaldáliga, su vida habla sola / Pedro Belderrain, CMF *

CIUDAD DEL VATICANO.- La vida de Pedro Casaldáliga “no es la vida de alguien sin pecado ni errores”, es la vida “de un discípulo que dejó que el amor de Cristo y la pasión por el Reino y sus causas fueran el centro de su vida”. “Su vida habla sola”. 

Lo afirma en una carta dedicatoria el Superior Provincial de los Misioneros Claretianos de Santiago, Pedro Belderrain, CMF, tras el fallecimiento, este 8 de agosto, de Monseñor Pedro Casaldáliga Pla, Obispo Emérito de la Prelatura de San Félix de Araguaia (Mato Grosso, Brasil) y Misionero Claretiano.

En una página, el Superior Claretiano resume el sentido de la vida del difunto Obispo misionero español, defensor de los más vulnerables y marginados, cuyo “caminar de bautizado”, en tierras lejanas de su patria, ha acompañado con “sus palabras, sus poesías, su ejemplo”, desde lejos, a quienes lo conocieron.  La compartimos hoy con Vatican News

¡Muchas gracias, Señor! ¡Gracias, Pedro!

La vida es una caja de sorpresas. Nos enseña sin parar. En 2020 lo ha demostrado quizá más que otras veces. Todos surcamos el mar de la vida en la misma barca. Nadie navega solo. Todos debemos mucho a los demás. Miles de cristianos no hemos tratado con Pedro o nos hemos cruzado con él algunas cartas y mensajes. 

Éramos muy jóvenes cuando dejó esta Europa a la que nunca regresó. Pero tenemos la sensación de haber vivido siempre con él: sus palabras, sus poesías, su ejemplo, nos acompañan desde que tenemos uso de razón (¡y ya ha pasado tiempo!). De lejos, pero muy de cerca, su caminar de bautizado ha acompañado el nuestro.

Pedro se reiría hoy con nosotros. Quizá lo haga ya desde la vida eterna. Por segunda vez en pocos años nos había tocado desmentir su defunción. El cariño hecho preocupación llevó a que estos años su muerte se anunciara varias veces. Hoy su paso a la casa del Padre es una realidad; esta parte de su caminhada ha terminado.

Quienes compartimos el espíritu de San Antonio María Claret, mujeres y varones, laicos y consagrados, tenemos mil razones para bendecir al Señor y cientos de hermanos de los que hablar con orgullo. En julio y agosto recordamos a muchos. Pedro es uno de ellos. Su vida habla sola. No es la vida de alguien sin pecado ni errores (eso sólo se dio en el Jesús para el que quiso vivir); sí la de un discípulo que dejó que el amor de Cristo y la pasión por el Reino y sus causas fueran el centro de su vida.

Hace años celebramos con gozo los ochenta años de Pedro; en febrero de 2018 los noventa; en septiembre habríamos brindado a los setenta y cinco de su profesión religiosa, y lo haremos. Una vida tan larga ha dado mucho de sí; Pedro podría haber pasado a la historia (como vive en la memoria de muchos) como el formador de seminaristas, el director de la revista Iris de Paz, el animador de Cursillos, el amigo de tantos obreros y guardias civiles. 

Se ganó merecida y sobrada fama como poeta, cantor de María y valiente denunciador de toda clase de injusticia. Cielo y tierra nunca se separaron en él. Pocos gritaron y defendieron la dignidad de todo humano marginado o agredido como él; pocos recordaron la centralidad de la oración o la eucaristía haciéndose tan pan partido en el camino como él.

Hoy tenemos prisa. Es muy fácil quedarse con ‘algo’ de Pedro. Pero como toda gran obra (de la Gracia, de su respuesta), Pedro da mucho de sí. Lo primero, lo que él nos diría: no me miréis; mirad a Jesús. Y miradlo mucho, pero de inmediato, sin perder tiempo, mirad a los hermanos. ¡El Reino, el Reino, el Reino todo lo hace pequeño: territorios, credos, facciones!

Como María, la madre de Jesús de Nazaret, Pedro siempre señaló a Jesús.

Como a María a Pedro le sobraron todos los premios y honores.

Como para María, pobres y pequeños fueron para él los primeros.

¡Muchas gracias, Señor! ¡Muchas gracias, Pedro! Que sean nuestras vidas, no sólo nuestras palabras, las que honren tu memoria. ¡Hasta pronto!



(*) Misioneros Claretianos de Santiago. Superior provincial.