CIUDAD DEL VATICANO.- Las palabras del papa Francisco a principios de junio reconociendo un
lobby gay (mafia gay) dentro de la Curia Romana, han despertado la
polémica en el Vaticano sobre lo que ocurre dentro de los muros con
todos aquellos que un día renunciaron a los placeres de la carne para
consagrar su vida a Jesucristo.
El 11 de junio se daba a conocer
lo que cinco días antes Jorge Bergoglio expresaba en una reunión privada
con la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de
Religiosas y Religiosos (CLAR) reconociendo por primera vez una
“corriente de corrupción en la Curia Romana, así como un lobby gay muy
influyente en el gobierno central de la Iglesia”.
El sexto
mandamiento de la ley de Dios, que pide “pureza y castidad en
pensamientos, palabras y obras”, además de “tratar con respeto todo lo
relacionado con la sexualidad”, es desde hace mucho tiempo uno de los
grandes tabúes en la Santa Sede, sobre todo cuando los escándalos de
pederastia en todo el mundo comenzaron a explotar sin que la alta
jerarquía católica pudiera hacer ya nada para ocultar los miles de casos
que salieron a la luz pública.
Fue justo con el Papa
dimisionario, ahora emérito Benedicto XVI, que la bomba explotó y de la
que él mismo se ocupara desde su elección, encontrando a los obispos
irlandeses en octubre de 2006 y posteriormente en diciembre de 2009.
Un
mes antes, en noviembre de 2009, Benedicto XVI se vio obligado a
publicar el Reporte Murphy, un dossier de 790 páginas redactado por la
juez Yvonne Murphy sobre los abusos sexuales del clero de la
arquidiócesis de Dublín entre 1975 y 2004, donde se documentaron 320
casos en los que estaban involucrados 46 sacerdotes y donde algunos
abusos habían sido llevados a cabo dentro de las mismas catedrales.
Luego
vino el Reporte Ryan, sobre los casos de abusos en institutos
religiosos de Irlanda, donde a través de nueve años de investigaciones y
más de ocho mil testimonios, se pudo trazar una especie de “mapa del
infierno irlandés”, que databa de más de 35 años.
“A partir de ese
momento, el silencio en muchísimas partes del mundo fue imposible
imponerlo, pues aquellos niños que en el pasado habían callado por
miedo, evidentemente habían crecido y comenzaron a buscar justicia”,
señala el vaticanista Marco Politi.
Así, el mapa de los escándalos
recorrió todos los continentes, donde algunos países han sido más
efectivos que otros en aplicar la justicia, pero donde también la
jerarquía católica de cada uno de éstos sigue encubriendo casos.
Temblor en la curia
Desde
que la semana pasada se dieron a conocer las palabras del papa
Francisco sobre el llamado lobby gay, en la Curia Romana reina el
silencio. Esta fue la respuesta a la reunión que Bergoglio tuvo con la
CLAR.
“En la Curia hay desconcierto por el hecho de que Francisco
no se sienta libre de hablar privadamente sin encontrar después que sus
palabras han sido publicadas”, señaló un monseñor que pidió el
anonimato, pero que reconoce que el tema del lobby o mafia gay al
interior del Vaticano es un tema viejo, que ha dejado de ser un
misterio, “pero la novedad es que ahora lo ha tratado el Papa”.
El pasado miércoles, la revista Panorama publicó que luego de las palabras del Papa los cuervos han regresado a volar sobre la Basílica de San Pedro.
“Cartas
anónimas y reportes reservados han recomenzado a circular hacia la
Domus Santa Marta, donde vive el papa Francisco. En el objetivo están
una vez más homosexuales, o presuntos homosexuales, presentes en la
Curia y grupos de poder que han sido chantajeados por pasiones
inconfesables”, señala el semanario italiano.
De acuerdo con la
nota, el Papa ya ha leído el capítulo del informe de los tres cardenales
encargados del VatiLeaks dedicado a la red de gays en el Vaticano, por
lo que se prepara a hacer una acción de limpieza “que atravesará toda la
Curia, comenzando desde el IOR (Instituto para las Obras de la
Religión)”.
Según la revista, ésta será una lucha contra el
tiempo, donde los viejos poderes comenzarán a aliarse para obstaculizar
la “revolución de Bergoglio”.
Llevan doble vida
Para
algunas asociaciones y algunos vaticanistas, el verdadero problema no
son los gays, sino los pedófilos a quienes hay que exponerlos y
entregarlos a las autoridades civiles. Otros comienzan a hablar sobre la
necesidad de flexibilizar algunas leyes en la Iglesia, reconociendo que
son muchos quienes llevan una doble vida, ya sea como homosexuales o
como heterosexuales.
“El problema no es tanto sólo eso del lobby,
sino el hecho de que un eclesiástico con una doble vida siempre se
prestará a chantajes”, señala Vittorio Messori, periodista y escritor
que ha entrevistado a dos papas.
El también vaticanista señala que
es un hecho bien conocido que también dentro de la Iglesia, en
conventos, seminarios, así como en el Ejército o la Marina, haya un
número importante de homosexuales.
“Hay quien dice que hasta una
tercera parte de los sacerdotes es homosexual o al menos tendría esta
tendencia, aunque siempre es importante distinguir entre tendencia y
práctica”, indica Messori. “Lo grave en este caso es que se hayan
formado grupos para protegerse a sí mismos y eso es lo que es muy
lamentable y lo que se debe atacar, porque no sólo entre los gays existe
esta voluntad de hacer grupo para protegerse, y hablando de la Curia el
verdadero problema es la doble vida.”
Messori insiste que hay
funcionarios de la Curia que llevan relaciones con una mujer o con un
hombre y por ello siempre están en riesgo de ser chantajeados.
“Si
es sacrosanto todo lo que ha dicho el papa Francisco sobre la presencia
de tantas personas santas en la Curia, también es cierto que hay muchas
otras que llevan una doble vida, burócratas quienes gozan de un
anonimato y con bastante tiempo libre”, dijo Messori.
Para otros
vaticanistas, el problema se debe atacar de frente, pues reconocen que
efectivamente han pasado muchísimos años en esta situación, de ahí que
las víctimas hayan salido casi en masa para reclamar justicia, pues en
la Iglesia nunca encontraron eco.
Envueltos en escándalos
Mientras
que en Roma se elegía al nuevo Papa, la diócesis de Los Ángeles decidía
cerrar cuatro casos de abusos por parte de un sacerdote, resarciendo a
las víctimas con diez millones de dólares.
“Casos aislados, los
llamó la prensa católica, pero los que realmente parecen ser aislados
son los casos de los sacerdotes abusadores que han sido descubiertos,
condenados y obligados a resarcir a las víctimas”, señala Francisco
Zanardi, portavoz de la red El Abuso, quien asegura que en la mayoría de
los cosas, los “ogros” son salvados por la omertá, el silencio que
cunde en la Santa Sede, quienes están a la espera de que los delitos
prescriban y con ello el derecho de resarcir a las víctimas, dejándoles
traumas, vergüenza y sentimientos de culpa por el difícil camino que es
hacer justicia en estos casos.
Superando el dolor y la vergüenza,
Francisco Zanardi, quien de niño sufrió abusos del párroco de su
comunidad, Nello Giraudi, ha descubierto varios casos más y denunciado en
muchísimas ocasiones al potente cardenal de Savona, monseñor Domenico
Calcagno, por haber ocultado todos estos casos.
“Sólo cuando las
víctimas tienen el valor de rebelarse, otras víctimas descubren que no
están solas y es cuando deciden mostrar la verdad, esa verdad que desde
hace siglos es ocultada sistemáticamente por todos estos abusadores”,
señala Zanardi.
Junto con otros luchadores sociales, Zanardi, ha
señalado en varias ocasiones que las tácticas de la Iglesia han sido
aislar a las víctimas y hacerlas pasar por no creíbles, para después
negarles toda asistencia y ya cuando no pueden ocultarlo, sólo a algunos
se les ha ofrecido disculpas.
“En la época de Juan Pablo II y
todavía un poco con Ratzinger, estos casos se volvieron secreto
pontificio, donde estaba prohibido denunciar a los padres criminales
ante la justicia. Quizá se trasfería a algunos a lugares donde siguieron
operando de la misma manera, pero donde también sus archivos quedaron
bajo llave, sin que la autoridad civil interviniera, y así sin orden de
alguna magistratura, no se podía resarcir a las víctimas.”
Zanardi,
como portavoz de la red El Abuso, solicitó al papa Francisco que se
abran los archivos diocesanos y vaticanos para conocer todos los casos
de padres pedófilos y que sea exclusivamente la Magistratura de cada
país o ciudad, la que imponga las penas que se merecen.
“No
queremos palabras de excusas, pues las habladurías no sanan las heridas
ni dan verdad y justicia a las víctimas ni a sus familiares. Queremos
justicia porque sin ésta continuarán los abusos contra miles de niños.”
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