CIUDAD DEL VATICANO.- El Festival Internacional de Cine Católico cumple su cuarto
aniversario. Es el más importante en su género. Un certamen
internacional que propone utilizar el séptimo arte como medio para la
nueva evangelización. Su presidenta es Liliana Marabini.
La cinta ganadora del Pez de Plata de este año es "Noelle", una película americana de David Wall,
que también fue premiado como mejor director. Narra la tranformación
personal de un sacerdote, cuando llega a un pueblecito de Inglaterra para cerrar una parroquia y conoce a sus peculiares habitantes.
El Pez de Plata a la Mejor Actriz Protagonista recayó en la joven Katia Miran, por su papel en la producción francesa "Je m’appelle Bernadette",
donde interpreta a Santa Bernardette, la pastora, mística y religiosa
que vivió las apariciones de la Virgen de Lourdes, Francia.
El
Año de la Fe es el hilo conductor de las casi 2.000 películas que se
presentaron a esta edición. Todas tocan de algún modo temas relacionados
con la fe: las parroquias, la vocación sacerdotal, o el ejemplo de los
santos.
Liliana Marabini, presidenta del Catholic International Film ha dicho: “La
trasmisión de la fe es la idea principal que nos impulsó a promover
este festival, porque una película es un modo de comunicación muy
directo. Pensamos que una película es más fácil de comprender que un
libro, o una conferencia. Intentamos transmitir los valores cristianos a
través del cine”.
Para la directora del
Festival, el cine debe presentar valores que ayuden a ser mejores
personas. Eso es lo que hacen estas películas.
“Pienso
que necesitamos llenar a la gente espiritualidad, porque nuestra
sociedad está enferma de soledad, enferma de miedo, se siente perdida”.
El Festival se ha dedicado este año a Kateri Tekakwitha,
la primera santa indígena norteamericana, canonizada por Benedicto XVI
el 21 de octubre de 2012. Una Santa con una historia de película.
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