RÍO DE JANEIRO.- El Papa Francisco ha pedido a los dirigentes
que sean "responsables", que "rehabiliten la política" y piensen las
consecuencias de sus decisiones ante los "gritos que piden justicia" y
ha defendido la laicidad del Estado, durante su encuentro con la clase
dirigente de Brasil en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, donde le
han ofrecido un concierto.
"Quien actúa responsablemente pone la propia actividad ante los
derechos de los demás y ante el juicio de Dios. Este sentido ético
aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes", ha remarcado.
En este sentido, ha indicado que el futuro exige "una visión
humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor
la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la
pobreza" de forma que "a nadie le falte lo necesario y se asegure a
todos dignidad, fraternidad y solidaridad".
"Este es el camino a
seguir", ha añadido.
Ya en la época del profeta Amós, según ha recordado, era muy
fuerte la admonición de Dios: "Venden al justo por dinero, al pobre por
un par de sandalias. Oprimen contra el polvo la cabeza de los míseros y
tuercen el camino de los indigentes". Y ha subrayado que "los gritos que
piden justicia continúan todavía hoy".
Concretamente, ha indicado que la forma de ir "al centro de los
males de una sociedad" y de superarlos "con la audacia de acciones
valientes y libres" consiste en " elegir la más justa de las opciones
después de haberlas considerado, a partir de la propia responsabilidad y
el interés por el bien común".
No obstante, ha advertido de que para llevar a cabo estas
acciones, antes hay que observar, sopesar y valorar la decisión tomada
"reflexionando sobre las consecuencias de las decisiones".
También ha pedido que se elija la opción del "diálogo
constructivo" que siempre se puede encontrar "entre la indiferencia
egoísta y la protesta violenta". Así, ha animado a un diálogo "sin
prejuicios" entre "la cultura popular, universitaria, juvenil, artística
y tecnológica, económica, de la familia y de los medios de
comunicación" y ha apostado por una democracia "que no sea inmune de
quedarse cerrada en la pura lógica de la representación de los intereses
establecidos".
Además, ha defendido la laicidad del Estado que, "sin asumir como
propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del
factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas"
y ha destacado la contribución de las grandes tradiciones religiosas,
que desempeñan un papel fecundo de fermento en la vida social y de
animación de la democracia.
Finalmente, ha asegurado que la hermandad entre los hombres y la
colaboración para construir una sociedad más justa "no son una utopía" y
ha alentado a los dirigentes "en su compromiso por el bien común, que
requiere por parte de todos sabiduría, prudencia y generosidad". Además,
ha pedido a los dirigentes brasileños que continúe desarrollándose en
el pleno respeto de los principios éticos basados en la dignidad de la
persona".
Al finalizar, alumnas de la escuela de danza del teatro municipal
han rodeado y abrazado al Papa y una niña pequeña le ha traído un ramo
de flores, mientras la orquesta tocaba.
A continuación, ha tenido lugar un besamanos, en el que, entre
otros, se han acercado a saludar al Papa una joven con síndrome de Down
que ha regalado un dibujo al Pontífice, el cual se ha mostrado muy
afectuoso con ella; una mujer embarazada a cuyo hijo ha bendecido; y
cuatro miembros de una tribu -dos mujeres y dos hombres-- que han
entregado a Francisco una de sus coronas de plumas que el Papa no ha
dudado en ponerse sobre la cabeza como muestra de que forma parte de
ellos. El acto ha acabado con aplausos y vítores de 'Viva el Papa'.
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