jueves, 4 de julio de 2013

Renuncias y arrestos por fraude detonan la necesidad de un cambio en el IOR

CIUDAD DEL VATICANO.- Con el reciente arresto, por corrupción y fraude, de monseñor Nunzio Scarano, responsable de la Administración del patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), efectuado por la Procuraduría de Roma en el marco de una investigación del Instituto para las Obras de Religión (IOR), entró en su fase decisiva el proceso que concluirá con la anunciada reforma que el papa Francisco tiene en mente para erradicar la falta de transparencia de las actividades de esa polémica institución de crédito. 

Tan es así que la reestructuración del IOR recibió un impulso determinante con las sorpresivas renuncias de Paolo Cipriani y Massimo Tulli, director general y subdirector del IOR, respectivamente, anunciadas el pasado día primero. En el mismo marco se inscriben decisiones adoptadas por el Papa argentino: el nombramiento de monseñor Battista Salvatore Ricca, como nuevo prelado del banco vaticano y la constitución de la comisión pontificia que además de seguir las actividades del IOR, sentará las bases de la gran reforma de la institución.
“El banco de la Santa Sede debe ser reformado, es inútil ocultarlo. Éste es el objetivo de la pontificia comisión sobre el IOR de la cual, por voluntad del Papa, formó parte”, dijo el cardenal francés Jean-Louis Pierre Tauran
Marco Politi, conocido vaticanista del Il Fatto, dijo que mediante esta comisión “Francisco pretende introducir un instrumento rígidamente vinculado al destino para el que fue creado”, razón por la cual “la comisión examinará la situación jurídica y las actividades del IOR para armonizar mejor la misión de la iglesia y de la sede apostólica”.
No es casual, en este sentido, que la comisión haya nacido justo dos días antes de las detención de monseñor Scarano, ya que como sostiene Francesco Peloso, vaticanista del diario Il Secolo XIX y de la revista Micromega, citando fuentes judiciales, “el arresto se aplazó como un acto de cortesía hacia un Papa que está realizando acciones de transparencia y limpieza sin precedentes”.
Al respecto, Paolo Rodari, vaticanista de La Reppublica, dice que podría tratarse de “una nueva estrategia de colaboración entre el Vaticano y la justicia romana, que tendría como garante al Papa”.
La no intromisión de la Santa Sede en el arresto de Scarano podría confirmar esta hipótesis, ya que aunque el religioso había sido removido de su cargo antes de su arresto, sus funciones como prelado seguían vigentes.
Al parecer el Papa tampoco vio con buenos ojos lo afirmado por la cúpula del IOR, de “que para la Iglesia era obligado tener un banco”, ya que contradijo lo que había dicho una reciente homilia: “El IOR es indispensable, pero sólo hasta un cierto punto”, dijo.
Los medios interpretaron la frase como el posible fin de este banco cuando, según Paolo Rodari, el camino que podría seguir Francisco es “cambiar los estatutos del IOR y constituir una fundación externa que respondería al Papa, pero sin que pueda ser responsabilizado de los asuntos del banco”.
Tras estas y otras especulaciones está la mayor transparencia que exige al IOR la Comisión Europea para considerarlo un banco que respeta “los cánones bancarios establecidos por la Unión Europea”.

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