martes, 24 de octubre de 2023

El Vaticano, a la caza de talento: esto es lo que tiene que hacer si quiere trabajar en la Santa Sede


 CIUDAD DEL VATICANO.- ¿Quiere trabajar en el Vaticano? Desde hoy, los laicos que quieran postularse para las vacantes o simplemente enviar su currículum es más fácil gracias a la nueva web de la Secretaría para la Economía, que en su menú incluye el apartado ‘Trabaja con nosotros’.

La realidad es que hasta ahora el personal laico a contratar en los distintos niveles de la Santa Sede se elegía en función de los currículos enviados y disponibles, a partir de ahora será posible solicitar directamente un puesto que haya quedado o esté a punto de quedar vacante.

Se trata de toda una novedad en una estructura que jamás había contado con director de Recursos Humanos hasta septiembre de 2022, cuando el español Luis Herrera tomó las riendas de la Dirección de Recursos Humanos –creada tres meses antes– con el fin de profesionalizar la gestión de los trabajadores de la Santa Sede, una necesidad detectada por la Secretaría para la Economía, liderada por el también español Maximino Caballero.

“Una cuestión central de la reforma económica se refiere al personal, que, como siempre ocurre, es una de las reformas más complejas de llevar a cabo, también porque para realizar la reforma y cumplir la misión de la Santa Sede se necesitan personas con la competencia adecuada, motivación y, sobre todo, sentido ético”, explica a Vatican News el propio Caballero.

Cuatro ofertas

Por su parte, Herrera agrega: “¿Cómo se trabaja en la Santa Sede? ¿Qué puestos hay disponibles? Estas preguntas pueden responderse ahora públicamente gracias a la sección de la página web dedicada a ello. Aquí se publicará toda la información sobre las vacantes y las características requeridas al candidato. Todos los interesados podrán presentar su candidatura a través del sitio”.

“Ocurre a menudo –continúa Herrera– que los departamentos y oficinas reciben peticiones de personal con determinadas especialidades, por ejemplo lingüísticas o técnicas, que no son fáciles de encontrar. Gracias al nuevo sitio, se facilitará la comunicación entre la oferta y la demanda”.

En estos momentos son cuatro las vacantes publicadas: redactor en lengua materna portuguesa, gerente de riesgos, oficial de análisis y negociación de valores y responsable de cumplimiento.

La Secretaría para la Economía trabaja también para promover la movilidad interna, por lo que cuando un puesto quede vacante, el anuncio se transmitirá también a través del Portal del Empleado, para ver si hay personas que ya formen parte del personal de la Santa Sede y estén interesadas.

La Barca de Pedro, desde las orillas del lago de Tiberíades hasta los Museos del Papa


CIUDAD DEL VATICANO.- La Barca de Pedro, originaria de las orillas del lago de Tiberíades, ahora se exhibe para los visitantes en la entrada de los Museos Vaticanos. Esta reproducción fiel de una antigua embarcación, descubierta en 1986 en el fondo del lago de Tiberíades y resguardada en el museo Yigal Allon de Ginosar, en Galilea, fue bendecida por el Papa Francisco como regalo de la familia de armadores italianos Aponte el pasado 15 de marzo. 

Elaborada a mano por los Aprea, maestros carpinteros de la península sorrentina, con la colaboración del Instituto Diplomático Internacional de Roma.

El velero, de casi nueve metros de longitud por dos de ancho, ha encontrado su ubicación definitiva en la entrada de los Museos Vaticanos, reposando en la base de la moderna rampa helicoidal también conocida como Via del Mare, un recorrido expositivo permanente con modelos de embarcaciones de todo el mundo.
 
La barca de Pedro dará la bienvenida a peregrinos y turistas que emprendan su peregrinaje hacia los Museos del Papa, es decir, «en la Casa de todos», según una expresión apreciada por el Papa Francisco, según informó la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
 
El hallazgo original de la embarcación, descubierto en las orillas del lago de Tiberíades hace más de tres décadas durante una baja repentina del nivel del agua, fue estudiado detenidamente. Bien conservado gracias al lodo, los investigadores consideran que fue construido en la mitad del siglo I a.C., mediante el examen de Carbono 14 y entre el 50 a.C. y el 50 d.C., según las evidencias proporcionadas por el material cerámico encontrado a bordo.
 
Barbara Jatta, la directora de los Museos Vaticanos, explicó que se trata de un bote a vela de 8,8 metros de longitud por 2,5 metros de ancho, con un mástil de 8 metros, probablemente de la época de la predicación de Jesús. «La embarcación, ideal para la pesca costera, podía llevar a cuatro remeros y alrededor de una docena de personas». Jatta destacó que es plausible que este naufragio del lago de Tiberíades sea de la misma tipología que relatan Lucas (5, 1-11) y Marcos (4, 35-41).
 
El minucioso estudio del hallazgo original permitió a la familia Aprea, maestros carpinteros de Sorrento, crear una réplica precisa de la antigua embarcación. Las operaciones de manipulación e instalación fueron complejas y se llevaron a cabo a puertas cerradas el domingo pasado, con la ayuda de técnicas de construcción especializadas y el respaldo de empresas especializadas.
 
La directora Jatta destacó que la barca de Pedro embellece los Museos Vaticanos al ser el «símbolo de nuestra Iglesia guiada por el sucesor de Pedro». Explicó que «Jesús invita a los discípulos vacilantes y dudosos a zarpar, confiando en Dios. De manera similar, la Iglesia debe afrontar las tormentas y dificultades del mundo para difundir el mensaje del Evangelio y de la Gracia, sintiéndose reconfortada y respaldada. La embarcación es un símbolo para todos nosotros: de nuestros miedos, pero también de nuestras esperanzas y consuelos».
 
Jatta, historiadora italiana y la primera mujer en liderar los Museos del Papa, expresó así la relevancia de esta emblemática adición a la colección.
 

El obispo Báez sobre el exilio de 12 sacerdotes nicaragüenses: “No aceptemos como ley la voluntad de un tirano”


MIAMI.- Luego de que la semana pasada el gobierno nicaragüense de Daniel Ortega enviara al Vaticano a 12 sacerdotes que se encontraban en prisión, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, pidió “no ver como normal” la cárcel o el destierro.

En su homilía dominical del pasado domingo 22 de octubre, pronunciada desde la parroquia de Santa Agatha, en Sweetwater, Miami (Estados Unidos) donde vive en el exilio, Silvio Báez pidió no aceptar “como ley la voluntad de un tirano” ni resignarse “a ver como normal la cárcel o el destierro que los dictadores imponen a quien piensa, habla y actúa con libertad”.

Asimismo, llamó a no permitir “que el miedo nos haga pensar que los vulgares dictadores de hoy son seres invencibles, no lo son… si permitimos que nos arrebaten la dignidad, que controlen nuestra conciencia y anulen nuestra libertad, no solo nos estaríamos resignando pasivamente a una dominación humillante, sino que estaríamos actuando contra nuestra fe, estaríamos contradiciendo lo que nos enseña hoy Jesús: solo a Dios hay que dar lo que es de Dios. Ningún César es Dios, ningún tirano es divino”, dijo en alusión al evangelio de la misa dominical.

De igual modo, Báez exhortó a los feligreses no dejar “de exigir respeto a todas las libertades ciudadanas… no dejemos de denunciar los atropellos de quienes se presentan ridículamente como pequeños dioses y arrebatan la libertad, la dignidad y el futuro de sus pueblos. No son dioses, ni poderes invencibles”.

Cuando un régimen destruye el Estado de derecho -continuó Báez- “se coloca por encima de la ley, atropella los derechos humanos, manipula la justicia y reprime con violencia, no podemos quedarnos resignados y pasivos“.

Finalmente, consideró que las palabras de Jesús “son una invitación a recuperar la dignidad y la libertad humana que solo Dios nos puede regalar… los seres humanos no pertenecemos a ningún poderoso ni los pueblos pueden resignarse a vivir doblegados ante ningún poder opresor ni inhumano”.

Silvio Báez vive en el exilio desde abril de 2019, luego de que el papa Francisco le pidiera que saliera de su país tras descubrirse un plan para asesinarlo. Él ha sido uno de las voces más críticas al régimen de Daniel Ortega.

viernes, 13 de octubre de 2023

El no derecho al aborto / Juan Carlos M. Torrijos *

 Una simplificación en la búsqueda del camino
 

Vivimos en una sociedad afortunada, en un tiempo privilegiado, pero parece que no somos conscientes de ello. 
 
Nuestro entorno, ciñéndonos a nuestro país, es privilegiado, tanto en el espacio como en el tiempo: en el espacio, porque en muchos países las mujeres no tienen garantizados sus derechos, como ocurre en Irán, Afganistán y otros muchos o en los que sus ciudadanos tienen que luchar a diario simplemente por sobrevivir al hambre, la inseguridad, las pandemias seculares... que amenazan su existencia y dónde, por ejemplo, la esperanza media de vida es de 53 años, como ocurre en Lesotho; cuando en España es de unos 83 años; siendo el segundo país del mundo con mayor esperanza de vida, detrás de Japón. 
 
En el tiempo, porque en la España de hace 100 años a la mujer le quedaban aún 12 para poder votar y en 1960 aún necesitaban permiso de su marido para determinados actos de contenido jurídico y patrimonial (es decir para disponer de sus propios bienes o dinero), situación está que se prolongaría nada menos que hasta 1975.

El camino equivocado

España hoy, y desde 1978 en que se aprobó nuestra vigente Constitución, es un país democrático y seguro jurídicamente hablando, en el que imperan la ley y el derecho y en el que todos los ciudadanos gozamos de unos derechos y libertades garantizados por nuestra norma suprema (o eso debería ser).

De todos esos derechos vamos a fijarnos solo en tres: el derecho a la vida, el derecho a la propiedad privada y el derecho a la tutela judicial efectiva. El artículo 15 de nuestra Constitución, al afirmar que “todos tienen derecho a la vida", viene a proteger a cualquier ser humano que se encuentre en España, sea o no ciudadano de nuestro país. Por su parte, el artículo 33.1 reconoce el derecho de todos los ciudadanos a la propiedad privada. 
 
Finalmente, el artículo 24.1 de la misma norma legal dice que "todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión”.

Consecuentemente, en España es delito asesinar o simplemente matar a una persona, robar sus bienes y, además, todos tenemos derecho a que la justicia vele por nuestros intereses.

A la vista de esto sería impensable conceder un derecho al robo legítimo del patrimonio privado y a nadie se le ocurriría (espero) legislar que se despenalice el robo o el hurto, aún en supuestos de necesidad económica grave, aunque se trate de casos en los que la cantidad sustraída fuera inferior a un determinado importe. 
 
Por ello, el Código Penal en su artículo 234, castiga la sustracción de bienes ajenos sin que medie violencia. Pero supongamos que el día de mañana esta progresía política que rige sin rumbo fijo nuestros destinos decidiera despenalizar, por ejemplo, lo que hoy es hurto leve (cuando el valor de lo sustraído es igual o inferior a 400 €) en algunos supuestos como el ya citado de necesidad económica grave. 
 
A pesar de ello, a nadie se le ocurriría decir (Dios no lo quiera) que esta despenalización consagra el derecho a sustraer bienes ajenos de escasa entidad y, aún menos, a criminalizar todo intento de oponerse a ser objeto de una sustracción de pequeñas cantidades de dinero o de bienes de escaso valor.

Sin embargo aunque nuestro patrimonio se halla protegido contra apropiaciones indebidas, aún cuando estás sean de escasa cuantía o valor, nuestra vida, valor supremo al del patrimonio para cualquier persona con dos dedos de frente, no está  igualmente protegida; porque a pesar de que en España se garantiza el derecho de todos a la vida, cuando uno de esos “todos” es de escasa cuantía (en este caso un embrión humano de menos de 14 semanas) o de "cuantía intermedia” (si el embrión es menor de 22 semanas y se practica una interrupción voluntaria del embarazo por causas contempladas en la ley), se le puede eliminar impunemente. 
 
Es más, a nivel social ya no se habla de "despenalización del aborto", cómo rezaba el título de la Ley Orgánica 9/1985 de 5 de julio, que despenalizó lo que sigue siendo un delito: el aborto voluntario, en determinados supuestos, sino que se pretende elevar el aborto a la categoría de “derecho”,

Aquí entra en juego el tercer derecho: el de obtener la tutela efectiva de los jueces, que asiste a toda persona. En una interrupción voluntaria del embarazo hay tres tipos de actores: un sujeto activo, que es la mujer que decide abortar; un sujeto proactivo, que es quién facilita, mediante su intervención (y a menudo lucrándose de ella) la práctica del aborto y, el gran olvidado, el sujeto pasivo, que es el abortado o, en román paladino, el muerto (por no llamar asesinado) y a quien nadie parece querer proteger en nuestro país desde los poderes públicos.

Tristemente hemos llegado hoy al punto en el que en España se habla abiertamente de un derecho que no existe: el derecho de la mujer a abortar; pues aunque ella pueda considerarse dueña de su cuerpo, no lo es de la otra vida que lleva dentro de sí, que es un ser vivo diferente de la madre, en lo que hoy podemos encontrar un consenso casi universal y, además, no está en ninguna de los catálogos de derechos en la legislación española o en la internacional relativa a los derechos humanos (aunque no faltan quienes quieren convencernos de lo contrario).

Sin embargo, y aunque sea triste, en España hemos llegado de despenalizar lo que con un eufemismo comparativo podríamos denominar “hurto de vidas humanas de escasa cuantía” y estamos en camino de consagrar el derecho a hacerlo.

Hacia el camino bueno

A pesar de que he tratado reducir la exposición de un grave problema a términos simples, soy consciente complejidad del asunto y de las graves situaciones que siempre conducen a tomar una decisión que ninguna mujer desea. Al fin y al cabo soy padre y abuelo de mujeres y un día pueden verse (también Dios no lo quiera) en esa tesitura.

No obstante en medio de esta complejidad y a semejanza de cuando en una marcha en medio de la Naturaleza nos desorientamos y hacemos un alto para tomar referencias y encontrar la senda adecuada, en este tema es necesario hacer un alto y plantearnos una reflexión que nos permita retomar la el buen camino.

Una vez hecho este alto, he llegado a una conclusión: creo que hay una vía teóricamente muy sencilla y en la práctica asumible, incluso en términos económicos, aunque los que viven del negocio del aborto intenten hacernos creer lo contrario y que, incomprensiblemente, parece que nadie la quiere abordar desde el poder.

Siguiendo el principio de derecho “quien puede lo más, puede lo menos”; es decir, que quien tiene poder para hacer cosas grandes o importantes, puede hacer sobre el mismo tema cosas menores, accesorias, o derivadas de las primeras, vamos a situarnos en el caso posiblemente más desagradable y difícil en esta materia: el del embarazo no deseado motivado por una agresión sexual, por una violación, cuando además la mujer es menor o económicamente dependiente. 
 
A partir de ahí, como supuesto de lo más, es fácil inferir que la misma solución es aplicable a lo menos, como pudiera ser un embarazo no deseado en el seno del matrimonio.

Desde el punto de vista de cómo actuar con el fruto de ese embarazo, se debería abordar ni más ni menos como lo que es, un accidente no deseado. Para clarificar esto pongo un ejemplo: si una persona viaja en cualquier medio de transporte como pasajero y el vehículo sufre un accidente que le produce una lesión irreversible, nuestra sociedad tiene asumido que hay que proteger a la víctima inocente y facilitarle al máximo que pueda llevar una vida plena. 
 
Con el embarazo no deseado, en el supuesto analizado hay que actuar igual: hay que proteger a ambos sujetos: madre e hijo no nacido. A la madre, facilitando que tenga todo tipo de ayudas desde el minuto cero del embarazo (sanitarias, económicas, sociales, psicológicas…) para llevar a buen término el mismo, aún no habiéndolo deseado, como víctima del “accidente" del embarazo. Al futuro bebé, al embrión, que también es sujeto de derechos, hay que protegerlo para garantizar su “derecho” a nacer. Y si la madre decide, por el motivo que sea, no quedárselo, deben ser los poderes públicos los que atiendan tanto a su cuidado con a su educación.

No sólo es una cuestión de pura humanidad (¿a alguno de nosotros nos gustaría estar en el lugar del feto que va a ser abortado?) sino también de supervivencia social. Los datos disponibles hablan de que en España se produjeron en 2022, 98.316 interrupciones voluntarias del embarazo, lo que supuso un incremento del 9,01% respecto al año anterior, lo que supuso casi el 30 % (29,8%) sobre el número de nacimientos registrados en España en ese año (329.892); es decir, la reducción de abortos podría suponer un incremento notable de la tasa de natalidad española (y aún así no llegaríamos a cubrir la tasa de fallecimientos anuales, que en 2020 alcanzó las 463.133 personas).

Como ciudadano aspiro a que el derecho a la vida sea una realidad absoluta en España y que el más débil, el no nacido, sea el más protegido, pero sin olvidar nunca a la madre, aun manteniendo claramente que el derecho a la vida impide dar carta de naturaleza al aborto como derecho y, consecuentemente, esto debería impedir dedicar fondos públicos a financiar, cómo lo hacemos, una actividad inmoral para una sociedad que se declara mayoritariamente católica (según el Centro Español de Investigaciones Sociológicas, el 56,8 % de los ciudadanos españoles se auto identifican como católicos, de los que el 37,9 % se definen como no practicantes, mientras que el 18,9 % como practicantes.



(*) Abogado actualmente

miércoles, 26 de abril de 2023

Dragó, Morin, el cardenal Raffaele Martino y la prudencia periodística / Francisco Poveda *

La prudencia periodística debe acompañar a todo profesional en determinadas circunstancias y una de ellas implica no tratar de abordar cualquier género del oficio de cualquier manera. Confieso dos casos en mi trayectoria, desde marzo de 1970 hasta 2018, donde no me atreví a entrevistar por puro pudor intelectual y sentido de mis límites en el Conocimiento en cada uno de esos precisos momentos. 


Uno a Fernando Sánchez Dragó, residente en Alicante hasta los quince años por madre prematuramente viuda nacida aquí, y después en la playa de San Juan, donde me descubrió la religión hedonista de los parsi además de razonarme muy convencido que las guerras civiles las arman siempre la chusma de los dos bandos. (Su padre, periodista en el Madrid republicano de retaguardia, fue fusilado con 25 años en 1936 poco antes de nacer él). La lectura de su obra me aconsejó siempre esa prudencia al advertir tan inabordable su vasto y multidisciplinar saber.


El otro caso es Edgar Morin, aún vivo con 101 años, exponente máximo del pensamiento complejo y principal filósofo de Francia y Europa. Le conocí personalmente en la embajada de España en París en mayo de 2010 con ocasión del homenaje de la intelectualidad gala y de la cualificada colonia profesional española al profesor valenciano de La Soborna, Pepín Vidal-Beneyto, fallecido para entonces. Haber leído algunos de sus libros, y ya con Morin delante, me vino la inspiración cautelar reflexiva ante tamaño gigante intelectual en presencia, por su sabiduría desbordada más que nada.


No fue así con el maestro de mi hermano y profesor mío porque a Vidal-Beneyto lo conocía tanto que sí me atreví con él cuando en 1993 lo entrevisté para el diario "El Mundo" como asesor de la UNESCO y del político socialista francés Jacques Attalí, en el BERD (Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo). 


Años después pude escrutar personalmente su despacho-biblioteca de la rue Jean Ferrandi del distrito 14 parisino, en el barrio de Montparnasse, hasta proponerle a su viuda, profesora y socióloga bretona, Cécile Rougier, abordar juntos una aproximación biográfica de su también maestro.


Nunca pensé que luego su joven biógrafa española no coetánea, Irene Liberia, nos citase de manera destacada a mi hermano Miguel y a mí en el libro "José Vidal-Beneyto. Sociología crítica y resistencia democrática. Una vida a contraviento", editado en 2019 por la institución Alfonso el Magnánimo y el Centro Valenciano de Estudios de Investigación (1 y 2) a partir de su tesis doctoral.


Pero también ha habido entrevistas no natas por exceso de confianza en el tiempo de la vida de las personas. Es el caso del periodista español afincado en París, Alberto Oliveras, culpable inconsciente de mi vocación profesional desde los años 60 en Radio Madrid y al que fui dejando un año tras otro al contrario que hice con otros tres de los periodistas que más me influyeron en esa vocación: Emilio Romero, Juan Luis Cebrián e Ignacio Ramonet.


Al primero, voz oficiosa del régimen de Franco al frente de "Pueblo" lo visité varias veces en su apartamento y le entrevisté tres en el "Club Internacional" de Benidorm. Al segundo, pocos meses antes de fundar y dirigir "El País", en su chalé de Águilas, donde me recomendó no permanecer más de cinco años en un mismo medio de comunicación. Y al tercero, a mi juicio mejor periodista español contemporáneo del siglo XX y exponente mediático del pensamiento crítico, dos veces (1997 y 2002), siendo director de "Le Monde Diplomatique" y profesor en La Soborna tras graduarse en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales e integrar primero la redacción de "Liberation".


No quiero olvidar mis entrevistas personalmente inolvidables a compañeros de los que aprendí algunos secretos del oficio, caso de Jesús Ceberio y Alberto Vázquez Figueroa, ambas en 2001, porque el primero era director de "El País" en el mejor momento del periódico tras la invasión de Iraq, y el segundo acababa de publicar "El agua prometida", mi preferida de entre sus novelas. Aunque no más que "Chacal", escrita por el periodista inglés Frederick Forsyth, al que entrevisté en 1973.


Y he de confesar, por contra, mis vanos intentos de entrevistar a varios personajes como Juan Domingo Perón en 1972 aprovechando que me atropelló en un semáforo de la ciudad universitaria madrileña y me invitó a pasar, luego de acudir al Clínico, por su quinta próxima en la Dehesa de la Villa para informarle de mi estado. No me dejó ver ni la momia de Evita allí guardada a buen recaudo para evitar profanaciones.


No pude convencer tampoco al embajador de Portugal en España, Carlos Simoes, tras invitarme su distinguida esposa a almorzar en 1991 en su residencia privada de la sede diplomática tras un magnífico curso sobre su país en la UIMP. Algo parecido a lo que me sucedió en 2010 con el cardenal Renato Raffaele Martino, ex observador vaticano en la ONU durante muchos años, quien tras recibirme en su palacio extramuros del Trastevere romano, me compensó con una Inmaculada pintada por su madre de origen andaluz. Y lo mismo con el presidente de Costa Rica en 1983, el social-cristiano Luis Alberto Monge, tras invitarme a cenar en su residencia privada en San José y ser más que sincero.


Frente a lo inmediatamente anterior si conseguí cuatro scoop en 1974, 1975, 1978 y 1997. Marcelino Camacho nada más salir de la cárcel me concedió su primera entrevista en su casa de Carabanchel gracias a las impagables gestiones de mi hermano con los comunistas de la Facultad de Políticas de la Complutense; con el presidente Adolfo Suárez, también la primera tras ocupar La Moncloa este político reformista de origen católico, un 17 de mayo tras un Consejo de Ministros. Y la única concedida en su vida por el banquero Alfonso Escámez, gracias a una intercesión familiar que le hizo invitarme a almorzar en "Jockey", tras enseñarme cerca de su despacho el piano donde componía el granadino Manuel de Falla, y presentarme a los postres a Ruíz-Gallardón y a Fernández Tapias.


Pero la primera de esa serie se la pude hacer a Henry Ford II en el hotel "Ritz", de Madrid, cuando vino a inaugurar las obras de su factoría en Almusafes. Contra el criterio de su equipo de prensa en España, no sólo me concedió la exclusiva sino que me invitó a cenar solos en el restaurante "para practicar español".


Ahora recuerdo con especial interés lo que me dijo sobre la emigración hacia nuestro continente el vicepresidente de la Comisión Europea, Manuel Marín, en 1998; lo que me adelantó sobre el proceso de globalización, Ricardo Díez Hochleitner, presidente del Club de Roma, también en 1998; un año antes, Federico Mayor Zaragoza, director general de la UNESCO, sobre las cosas que no se hacen esperando siempre; sobre la miseria del salario fijo Eduardo Punset, asesor del FMI, en 1998; Domingo Jiménez Beltrán, director general de la Agencia Europea del Medio Ambiente; o Susan George, directora del Transnational Institute, y Sami Naïr, destacado profesor universitario en París de origen magrebí.


Sin salir de España, excepto cuando entrevisté para "Diario-16" en 1987 a sir Josua Hassan, primer ministro de Gibraltar, tras una cena en su casa con una joven nueva esposa para lo que estableció una imprevista ley del divorcio; también conseguí declaraciones de los catedráticos eminentes por destacados, José María Jover Zamora (nuestro mejor historiador en Moderna y Contemporánea); Francisco Jarauta, habitual profesor visitante de Arte y Filosofía en diversas universidades alemanas; y el actor Francisco Rabal en 1997 en "La Economía", cuyas cintas grabadas contienen partes inéditas, a petición suya, no publicadas hasta la fecha pese al fallecimiento de su esposa, Asunción Balaguer.  


Para concluir, no quiero obviar las que sí pude hacer en su día a Pilar Franco y Pilar Primo de Rivera (a la que casualmente asistí en un accidente de tráfico en Madrid), hermanas del dictador y del mártir falangista respectivamente; o Manolita y Carmen Félez Peral, nietas del inventor del submarino, Isaac Peral, en su casa del Paseo de San Juan, en Barcelona 1998.


Con algunos de estos entrevistados he mantenido relación posterior, regular en algunos casos, y hasta de amistad. Y eso me procuró a mediados de los años 80 el encargo por la multinacional "News Corporation", de Rupert Murdoch, de su anteproyecto periodístico para España, luego boicoteado por intereses nacionalistas de editores privilegiados.


Pero de entrevistador pasé a entrevistado por el rey Juan Carlos I el 25 de mayo de 1999 cuando me apartó en los jardines de la Capitanía General de Cartagena, donde yo estaba invitado por el almirante-jefe de la Zona Marítima del Mediterráneo, Adolfo Baturone, y aprovechó para hacerme un examen en profundidad y contrastar la información que el monarca poseía al respecto de lo que hablábamos.


Cuatro meses después coincidí con el almirante en la recepción del 12 de octubre en el Palacio de Oriente, invitado por la jefa de Prensa de la Casa Real, Asunción Valdés, y al abandonar juntos y los últimos el acto, me impresionaron los honores de ordenanza presentados a Baturone por la Guardia Real de gala conforme bajábamos ambos por la escalinata de acceso al Salón del Trono. Aunque he jurado bandera estuve exento de cumplir el Servicio Militar.


Un año después, el almirante Baturone (el mejor militar de alta graduación de los que he tratado), me concedió en su despacho oficial una entrevista sobre el arma submarina y las comunicaciones de la Armada española. Al interesarme sobre si había pedido permiso a Defensa para hacerme esas declaraciones, me contestó: "No pido permiso porque sé muy bien lo que tengo que decir". 



(*) Periodista y profesor



(1) https://www.alfonselmagnanim.net/es/libro/jose-vidal-beneyto_114941/
(2) https://revistas.um.es/sh/article/view/519171/326351