miércoles, 3 de julio de 2019

Putin viaja a Roma para ser recibido por el Papa

CIUDAD DEL VATICANO.- El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, viajará este jueves a Roma y al Vaticano y volverá a Moscú hacia la medianoche con una agenda repleta de encuentros. Uno de los más esperados es el que mantendrá con el papa Francisco –el tercero desde que Jorge Bergoglio fuera elegido—por las numerosas cuestiones que están sobre el tapete como el papel que está jugando el Vaticano en Ucrania y con la iglesia ortodoxa local, fiel a Roma y contraria a la invasión rusa de Crimea y su influencia en una parte de Ucrania. 

Todas las iglesias ortodoxas son autónomas desde el año 1000 , porque no reconocen al Papa como única autoridad y cada una se gobierna por su cuenta. Excepto los ortodoxos que permanecieron fieles a Roma, que son autónomos pero dependientes del Papa. En Ucrania existen ambas iglesias que, de unirse en un único patriarcado, asestarían un golpe político importante a la influencia rusa en la zona.

Viaje a Rusia

Otra cuestión que estará sobre la mesa es el viaje de un Papa a Rusia, algo que nunca ha sucedido. Mientras gobernó Juan Pablo II, polaco y por lo tanto adversario natural de Rusia, la iglesia ortodoxa rusa se opuso totalmente a la realización de un viaje papal. 
Además se puso a la defensvia porque Juan Pablo II envió a curas católicos a la entonces URSS y organizó diócesis católicas donde ya existían los ortodoxos. 
"Nos trata como si fuéramos tierra de misión", es decir, de conquista, replicaban desde el Patriarcado moscovita.
Paolo Pezzi, arzobispo católico de Moscú y presidente de la conferencia episcopal de la Federación, echó agua al fuego sobre la histórica visita. "Personalmente pienso que el viaje sería deseable, pero no creo que esté en las intenciones de Putin", dijo esta semana. 

La guerra de Siria

Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, enumeró esta semana los temas del encuentro entre Putin y el Papa y no habló del viaje. Parolin subrayó que "la reunión será una oportunidad para abordar cuestiones que preocupan a la Santa Sede, como la situación en Siria y el conflicto en la región oriental de Ucrania". 
Según el embajador ruso ante la Santa Sede, Aleksandr Aveev, los dos mandatarios también tratarán sobre "el futuro de Siria, del desarme y de la crisis iraní", a pesar de que poco antes dijera que las conversaciones entre el Papa y Putin suelen ser "un intercambio de opiniones filosóficas y políticas sobre el mundo". 
"Si quiere, Rusia puede poner fin a los ataques contra civiles, centros médicos y paramédicos",  afirma una carta enviada esta semana al Papa por el escritor sirio Roger Asfar, señalando que "Rusia tiene un papel importante en el conflicto actual, tanto desde el punto de vista miliar como político, tal vez el papel más importante en la región.

Despierta expectativas

No es inusual que políticos prominentes le pidan audiencia al Papa. Tampoco extraña que jefes de Estado y de Gobierno sean recibidos en el Vaticano dos veces. Pero es llamativo que el líder de una nación se reúna con la máxima autoridad de la Iglesia católica tres veces, como lo hará este jueves el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
El argentino Jorge Mario Bergoglio iba por el octavo mes de su pontificado cuando el "hombre fuerte” de Moscú lo visitó oficialmente en noviembre de 2013. La última vez que se estrecharon la mano fue en junio de 2015. ¿Qué intereses los llevan a encontrarse nuevamente cara a cara?
En 2013 conversaron sobre la posibilidad de impulsar una iniciativa de paz en Siria, donde el Gobierno de Bashar al Assad –aliado de Putin en el Cercano Oriente– estaba sitiado por sus opositores y la minoría cristiana del país padecía calamidades tras el estallido de una guerra civil en 2011.
En 2015, un año después que comenzara la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de la Federación Rusa, Putin y el papa Francisco dedicaron cincuenta minutos a hablar sobre el conflicto entre el Gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, y coincidieron en que el diálogo debía ser retomado.

Intereses y agendas

En la Unión Europea se espera que, en su tercera cita, Putin y el Papa discutan nuevamente sobre la cuestión ucraniana. En América se fantasea con que abordarán la crisis venezolana. Y fuentes cercanas al Vaticano dan por sentado que conversarán nuevamente sobre la situación de los cristianos en el Próximo Oriente.
Pero hay otro tópico que está generando expectativas: hasta ahora, ningún Papa ha puesto pies en los dominios de la Iglesia ortodoxa rusa. El Vaticano tiene a Rusia en la mira a más tardar desde el pontificado de Juan Pablo II y desde hace mucho se especula sobre la posibilidad de que Francisco viaje a Moscú.
No obstante, los jerarcas de la Iglesia católica miden sus palabras al referirse a ese tema. Una visita papal a Rusia "no está descartada, pero tampoco es necesaria”, dijo recientemente el arzobispo católico de Moscú, el italiano Paolo Pezzi, en entrevista con Radio Vaticano.
Y es que los mandamases de la Iglesia ortodoxa rusa celan muy explícitamente sus áreas de influencia. Hace cuatro semanas, el obispo metropolitano Hilarión –encargado de los asuntos exteriores del patriarcado ortodoxo de Moscú– subrayó que, "de momento”, la presencia de Francisco en Rusia "no estaba en la agenda de las relaciones bilaterales”.

Brecha entre iglesias
Al ser consultado al respecto por el sitio online suizo cath.ch, Hilarión agregó que "en nuestra Iglesia hay muchos obispos, sacerdotes y feligreses que no están preparados para recibirlo”.
Los resultados de algunas encuestas refutan esa declaración. En 2016, tres de cada cuatro ciudadanos rusos se pronunciaron a favor de que el Papa visitara su país; ese fue el año en que Francisco se reunió con Cirilo I, patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, en territorio neutral: en el aeropuerto de La Habana, Cuba.
Eso no lo había hecho ningún Papa desde el Cisma de 1054 que separó a la cristiandad occidental de la oriental.
Un año más tarde, en 2017, el Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, se convirtió en el funcionario vaticano de mayor rango en visitar Moscú desde 1999. Parolin habló con el presidente ruso y también con altos representantes de la Iglesia ortodoxa local; es muy probable que vuelva a intercambiar palabras con Putin cuando éste visite al Papa este jueves. ¿Qué opina Cirilo I sobre este nuevo contacto? No falta quien diga que el patriarca tiene celos de la popularidad de Francisco.

martes, 2 de julio de 2019

El Vaticano dice que las leyes no pueden obligar a romper el secreto de confesión

CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano reafirmó la enseñanza católica que indica que los sacerdotes no pueden revelar lo que conocen a través de la confesión, en aparente respuesta a iniciativas en Australia y otros países que buscan obligarles a hacerlo en casos de abusos sexuales. 

Un documento de la Penitenciaria Apostólica del Vaticano, que se ocupa de los asuntos relativos al sacramento de la confesión, indicó que ningún gobierno o ley puede obligar a los clérigos a violar el sello, “porque este cometido procede directamente de Dios”, al tiempo que se quejó del “preocupante prejuicio negativo contra la Iglesia Católica”.
Los sistemas legales de la mayoría de países respetan el derecho religioso de un cura a no revelar lo que conoció durante la confesión, un mecanismo similar al privilegio abogado-cliente. No obstante, la crisis generada por los abusos sexuales que ha complicado a la Iglesia Católica en todo el mundo ha hecho que este derecho sea cada vez más puesto en duda.
En Australia, una investigación sobre abusos infantiles recomendó la introducción de una ley que obligue a los líderes religiosos a denunciar estos casos, incluidos los sacerdotes que haya conocido los hechos en confesión.
Hasta la fecha, dos de los ocho estados australianos han aprobado leyes que consideran un delito que un sacerdote se guarde información sobre abusos escuchada en confesión. Otros siguen evaluando su respuesta.
En mayo, el Senado estatal de California aprobó una ley que exige la violación del secreto de confesión si un cura conoce o sospecha de un abuso sexual en el transcurso de una confesión de un compañero religioso o de un trabajador de la Iglesia.
Los líderes eclesiásticos de Estados Unidos y Australia se opusieron a estas leyes y el documento les apoyó sin ambages. “Cualquier acción política o iniciativa legislativa que busque romper la inviolabilidad del sello sacramental constituiría una ofensa inaceptable contra la (libertad de la Iglesia)”, indicó.
“(La Iglesia) no recibe su legitimidad de los Estados individuales, sino de Dios; esto (romper el sello) constituiría también una violación de la libertad religiosa, fundamental legalmente para todas las restantes libertades, incluida la de conciencia de los ciudadanos individuales, tanto penitentes como confesores”, señaló.