Noticias, análisis, opiniones y crónicas en español de la vida vaticana y de la iglesia católica en general. Fundado en 2013 por Francisco Poveda, periodista y profesor
CIUDAD DEL VATICANO.- En la línea de poner fin a las numerosas corruptelas económicas del Vaticano, el papa Francisco ha nombrado comisario extraordinario para supervisar los contratos de suministro y mantenimiento
de la basílica de San Pedro al nuncio apostólico Mario Giordana, quien
además llevará a cabo una revisión de los estatutos, según ha informado
el martes la Oficina de Prensa del Vaticano.
El
nombramiento del comisario extraordinario encargado de «clarificar la
administración y reorganizar las oficinas técnicas y administrativas de
la Fábrica de San Pedro» se inserta en el marco de las nuevas normas
para poner fin a la adjudicación «a dedo» de los contratos de mantenimiento, suministro y restauraciones de todo tipo por un volumen anual altísimo.
El
registro de las oficinas, con «incautación de documentos y aparatos
electrónicos en las oficinas técnicas y administrativas», realizado en
la mañana del martes, fue ordenado por los fiscales del Vaticano a raíz
de una denuncia del Revisor General.
Hace varios meses, otra denuncia del Revisor General llevó a practicar registros
sin precedentes en la Secretaría de Estado y a la suspensión de cinco
funcionarios implicados en una extraña inversión en la compra de un
edificio de lujo en Londres. El caso está en manos del Tribunal del
Vaticano.
La «Fabrica de San Pedro» se encarga de mantener en
perfecto estado el mayor templo del mundo, por lo que trabajar junto a
la tumba del apóstol Pedro -ya sea como arquitecto, restaurador,
vigilante de seguridad o electricista- ha sido tradicionalmente un
motivo de orgullo en muchas familias romanas, que se transmitía entre
generaciones.
El problema, como siempre, proviene de repartir los contratos a los amigos
y, sobre todo, de la absoluta opacidad del Vaticano en materias
económicas, la mayor con diferencia entre los Estados de Europa.
A
principios de junio, el Vaticano estableció por fin un mínimo de normas
de transparencia interna en concursos de contratos públicos de obras,
suministros y mantenimiento, adjudicados hasta entonces a capricho de
cada departamento.
A partir de ahora, las contratas las
adjudicará la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica
(APSA), pero solo entre una lista de empresas habilitadas a concursar y sin transparencia respecto al exterior, como es habitual en la Unión Europea incluso en contratos municipales a partir de un cierto volumen.
El presidente del Tribunal del Vaticano, Giuseppe Pignatone,
afirmó entonces que la nueva normativa permitirá «realizar ahorros
notables como resultado de una competencia más amplia y correcta entre
los operadores económicos que podrán inscribirse en el Registro», al
tiempo que manifiesta «un empeño renovado y decidido contra el riesgo de
corrupción».
El presupuesto de la Santa Sede prevé para 2020 un déficit de 68 millones de euros en el mejor de los casos, pero que podría llegar a 146 millones por la caída de donativos si la pandemia se agrava.
A
su vez, el presupuesto del pequeño Estado del Vaticano será también muy
deficitario pues su principal ingreso son los Museos Vaticanos, que
figuran entre los más visitados del mundo pero han sufrido un cierre de
tres meses por el coronavirus y ahora están prácticamente desierto por
la ausencia de peregrinos y turistas internacionales.
CIUDAD DEL VATICANO.- Como todos los años, el Papa Francisco inicia este miércoles 1 de julio sus «vacaciones en casa» durante todo el mes de julio,
pero esta vez le resultará más difícil descansar debido a la
acumulación de tareas pendientes, las anomalías funcionales del Vaticano
y la gran incertidumbre sobre la evolución de la pandemia de
coronavirus.
En
todo julio, sus únicas intervenciones públicas serán las del domingo a
mediodía para el rezo del Ángelus con los fieles que acuden a la plaza
de San Pedro, en la actualidad poquísimos por la ausencia de turistas y
peregrinos.
Las audiencias oficiales están suspendidas, y la
próxima audiencia general será el miércoles 5 de agosto. Aun así, casi
todos los veranos el Papa suele participar en algún encuentro fuera de
programa con refugiados o enfermos.
Este verano tan especial es posible que se reúna con alguno de los turnos de «campamentos» organizados en los Jardines Vaticanos desde
las 7.30 de la mañana hasta las 6 de la tarde para trescientos hijos de
empleados y empleadas de modo que los padres puedan trabajar con
tranquilidad y llevarse de nuevo los niños a casa al final de la
jornada.
Esta
actividad para niños desde los 5 años hasta los 14 es tan novedosa como
necesaria en estos momentos de riesgo. La organizan conjuntamente la
asociación «Todos de fiesta», y la comunidad salesiana en el Vaticano,
con Franco Fontana, capellán de la Gendarmería y de los Museos Vaticanos como responsable de la parte espiritual.
En
la última audiencia general, celebrada el pasado miércoles en
«streaming» desde su biblioteca, Francisco formuló el deseo de que «a
pesar de todas las medidas de seguridad ante el peligro de contagio de coronavirus»,
las vacaciones sean «un tiempo de descanso sereno, de disfrute de la
belleza de la creación y de fortalecimiento de los lazos con las
personas y con Dios».
En
circunstancias normales, Francisco aprovecha la tranquilidad casera del
mes de julio para preparar los próximos viajes internacionales y los
grandes eventos en calendario como Sínodos de Obispos, etc. En estos momentos no hay previsto ningún viaje , y se teme que no puedan reanudarse hasta mediados del año que viene.
Tampoco
hay convocado ningún gran encuentro, y las esperanzas se limitan a
volver a celebrar la misa en la nave central de la basílica de San
Pedro, con los fieles separados, quizá para la Navidad.
En cambio,
el Papa deberá lidiar con la enorme dificultad para normalizar la
actividad del Vaticano después de la cuarentena, el retraso acumulado en
la fase final del proyecto de reforma de la Curia, y las medidas
necesarias para que no se repitan escándalos financieros como el de la
tortuosa compra y gestión de un edificio de lujo en Londres con fondos
reservados de la Secretaría de Estado.
El caso, en manos del Tribunal del Vaticano, ha llevado a la suspensión de cinco funcionarios y el arresto
preventivo, durante diez días de un bróker italiano residente en Londres
que intervino en la operación, recuerda una crónica de Abc, de Madrid.
MADRID.-
Despues de una larga enfermedad ha fallecido a los 57 años la
periodista española Eva Galvache en su casa de Pozuelo de Alarcón (Madrid).
Desarrolló toda su carrera profesional en
la COPE, concretamente en la sección socio religiosa. Durante 33 años
demostró su amor por el trabajo serio y riguroso. Sus compañeros la
definían como una periodista incansable, luchadora y alegre. Estaba casada y tenía tres hijos.
Eva Galvache informaba cada sábado de la actualidad de la Iglesia en España
y en el mundo. Además, facilitaba a los oyentes información sobre la
actividad del Vaticano a través de “Iglesia noticia, uno de los
programas decano de la radio en nuestro país.
Este espacio fue reconocido por la Conferencia Episcopal con el “Premio Bravo” en 2013.
Durante tres décadas, los oyentes de COPE han escuchado su voz en los
informativos de COPE, donde relataba los acontecimientos importantes a
nivel mundial relacionados con la Iglesia, como las Jornadas Mundiales
de la Juventud, sínodos, conclaves y diferentes canonizaciones.
Eva
Galvache, además de Iglesia noticias también presentó durante varias temporadas el programa Letra y música y El espejo de la familia,
una ventana donde cada semana mostraba su dedicación absoluta hacia la
familia y su afán por ayudar a través de la radio a familias con
problemas.
CIUDAD DEL VATICANO.- Dejémonos provocar
por Jesús y tengamos el valor de responderle: “¡Sí, lo quiero!”. En la
solemnidad de los Santos Pedro y Pablo Apóstoles, Patronos de la ciudad
de Roma, Francisco concelebró con diez Cardenales la Misa en la Basílica
vaticana y bendijo los Palios destinados al Decano del Colegio
cardenalicio y a los cincuenta y cuatro arzobispos metropolitanos
nombrados en el curso del año
Ante no más de noventa personas, distanciadas oportunamente según las
nuevas normas vigentes, junto a Monseñor Lanzani, Delegado de la
Basílica vaticana, el Papa Francisco concelebró esta mañana a partir de
las 9.30, con diez Cardenales de la Curia Roma, la Santa Misa de la
Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo Apóstoles, Patronos de la Ciudad
de Roma.
Antes de dar comienzo a la solemne celebración eucarística, el Santo
Padre descendió al Altar de la Confesión para bendecir los sagrados
Palios que habían permanecido durante toda la noche allí, y que están
destinados al Cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio
cardenalicio, y a los cincuenta y cuatro arzobispos metropolitanos
nombrados en el último año.
Dos palabras clave: unidad y profecía
En su homilía, el Pontífice comenzó diciendo que deseaba ofrecer dos
palabras clave: “unidad y profecía”. Y explicó, en cuanto a la unidad,
que hoy se celebran a dos figuras muy diferentes: Pedro, que era un
pescador que pasaba sus días entre remos y redes, y Pablo un fariseo
culto que enseñaba en las sinagogas. A la vez que recordó que cuando
emprendieron la misión, Pedro se dirigió a los judíos y Pablo a los
paganos. Y cuando sus caminos se cruzaron, discutieron animadamente y
Pablo no se avergonzó de relatarlo en una carta.
Pedro y Pablo
“Eran, en fin, dos personas muy diferentes entre sí, pero se
sentían hermanos, como en una familia unida, donde a menudo se discute,
aunque realmente se aman. Pero la familiaridad que los unía no provenía
de inclinaciones naturales, sino del Señor. Él no nos ordenó que nos
lleváramos bien, sino que nos amáramos. Es Él quien nos une, sin
uniformarnos”
Tras destacar que la primera lectura de este día conduce a la fuente
de esta unidad, el Santo Padre explicó que la Iglesia, recién nacida,
estaba pasando entonces por una fase crítica, donde Herodes arreciaba su
cólera, la persecución era violenta y el apóstol Santiago había sido
asesinado, a la vez que Pedro estaba arrestado. De manera que “la
comunidad parecía decapitada” y “todos temían por su propia vida”. Pero
la comunidad obtuvo de la oración la valentía, y “de la oración vino una
unidad más fuerte que cualquier amenaza”.
“La unidad es un principio que se activa con la oración, porque la
oración permite que el Espíritu Santo intervenga, que abra a la
esperanza, que acorte distancias y nos mantenga unidos en las
dificultades”
La gracia de saber cómo rezar unos por otros
Después de preguntarse si cuidamos nuestra unidad con la oración, y
so rezamos unos por otros, el Papa invitó a pedir la gracia de saber
cómo rezar unos por otros.
“San Pablo exhortó a los cristianos a orar por todos y, en primer
lugar, por los que gobiernan (…). Sólo la oración rompe las cadenas,
sólo la oración allana el camino hacia la unidad”
Francisco recordó que en este día se bendicen los Palios, que se
entregan al Decano del Colegio cardenalicio y a los Arzobispos
metropolitanos nombrados en el último año. Y explicó que el palio
recuerda la unidad entre las ovejas y el Pastor que, como Jesús, carga
la ovejita sobre sus hombros para no separarse jamás.
“Hoy, además, siguiendo una hermosa tradición, nos unimos de
manera especial al Patriarcado ecuménico de Constantinopla. Pedro y
Andrés eran hermanos y nosotros, cuando es posible, intercambiamos
visitas fraternas en los respectivos días festivos: no tanto por
amabilidad, sino para caminar juntos hacia la meta que el Señor nos
indica: la unidad plena”
Cercanía al Patriarcado de Constantinopla
A la vez que agregó que ellos no lograron viajar a causa del coronavirus:
“Pero cuando bajé a venerar los restos de Pedro, sentí en mi
corazón, a mi lado, a mi amado hermano Bartolomé. Ellos están aquí con
nosotros”
De la segunda palabra, profecía, el Pontífice destacó que ambos
apóstoles fueron provocados por Jesús, cuando preguntaba: “¿Quién dices
que soy yo?”. Momento en que Pedro entendió que al Señor no le interesan
las opiniones generales, sino la elección personal de seguirlo. También
la vida de Pablo cambió después de una provocación de Jesús: «Saúl,
Saúl, ¿por qué me persigues?». De este modo el Señor lo sacudió en su
interior; más que hacerlo caer al suelo en el camino hacia Damasco, hizo
caer su presunción de hombre religioso y recto. Entonces el orgulloso
Saúl se convirtió en Pablo, que significa “pequeño”.
“Después de estas provocaciones, de estos reveses de la vida,
vienen las profecías: ‘Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia’; y a Pablo: ‘Es un instrumento elegido por mí, para llevar mi
nombre a pueblos’. Por lo tanto, la profecía nace cuando nos dejamos
provocar por Dios; no cuando manejamos nuestra propia tranquilidad y
mantenemos todo bajo control”
Pedro y Pablo, profetas que ven más allá
De Pedro el Santo Padre recordó que es el primero que proclama que
Jesús es “el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Mientras Pablo anticipa el
final de su vida: “Me está reservada la corona de la justicia, que el
Señor […] me dará”. Por esta razón afirmó:
Hoy necesitamos la profecía, una profecía verdadera: no de
discursos vacíos que prometen lo imposible, sino de testimonios de que
el Evangelio es posible. No se necesitan manifestaciones milagrosas,
sino vidas que manifiesten el milagro del amor de Dios; no el poder,
sino la coherencia; no las palabras, sino la oración; no las
declamaciones, sino el servicio; no la teoría, sino el testimonio.
“No necesitamos ser ricos, sino amar a los pobres; no ganar para
nuestro beneficio, sino gastarnos por los demás; no necesitamos la
aprobación del mundo, sino la alegría del mundo venidero; ni proyectos
pastorales eficientes, sino pastores que entregan su vida como
enamorados de Dios”
Después de recordar que Pedro y Pablo anunciaron a Jesús como
enamorados, el Obispo de Roma dijo que Jesús profetizó a Pedro: “Tú eres
Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Y añadió que hay
también una profecía parecida para nosotros. Se encuentra en el último
libro de la Biblia, donde Jesús prometió a sus testigos fieles: “una
piedrecita blanca, y he escrito en ella un nuevo nombre”. De manera que:
“Como el Señor transformó a Simón en Pedro, así nos llama a cada
uno de nosotros, para hacernos piedras vivas con las que pueda construir
una Iglesia y una humanidad renovadas”
CIUDAD DEL VATICANO.- En una
poderosa homilía centrada en el servicio de los apóstoles Pedro y Pablo y
la valentía de los cristianos de Jerusalén, el papa Francisco ha
recordado este lunes que «la Iglesia, recién nacida, estaba pasando por
una fase crítica: Herodes arreciaba su cólera, la persecución era violenta,
el apóstol Santiago había sido asesinado. Y entonces también Pedro fue
arrestado. La comunidad parecía decapitada, todos temían por su propia
vida», según la crónica del periódico Abc, de Madrid.
El Santo
Padre ha subrayado que «sin embargo, en este trágico momento nadie
escapo, nadie pensaba en salir sano y salvo, ninguno abandonó a los
demás, sino que todos rezaban juntos».
Con el telón de fondo de la angustia de los primeros cristianos en Jerusalén,
el Papa ha hecho notar que «en esa situación dramática, nadie se
quejaba del mal, de las persecuciones, de Herodes. Es inútil e incluso
molesto que los cristianos pierdan el tiempo quejándose del mundo, de la
sociedad, de lo que está mal. Las quejas no cambian nada».
Como es habitual durante la pandemia de coronavirus, tan solo medio centenar largo de fieles han
participado en la misa de la fiesta de los dos apóstoles en la basílica
de San Pedro, pero millones de personas la seguían en directo en sus
casas a lo largo de todo el mundo.
Francisco
ha invitado a imitar la actitud de los primeros cristianos, que «no
culpaban a los demás, sino que oraban.
En esa comunidad nadie decía: ‘Si
Pedro hubiera sido más prudente, no estaríamos en esta situación’. No,
no hablaban mal de él, sino que rezaban por él. ¿Rezamos unos por otros?
¿Quépasaría si rezáramos más y murmuráramos menos?».
El Papa ha recordado que «san Pablo exhortó a los cristianos a orar por todos
y, en primer lugar, por los que gobiernan. ¿Lo hacemos, o solo
hablamos?». Aunque resulte difícil, «Dios espera que cuando recemos
también nos acordemos de los que no piensan como nosotros, de los que
nos han dado con la puerta en las narices, de los que nos cuesta
perdonar».
El Santo Padre ha insistido en que «hoy necesitamos la profecía, una profecía verdadera: no de discursos vacíos que prometen lo imposible, sino de testimonios de que el Evangelio es posible».
Concretamente,
«no se necesitan manifestaciones milagrosas, sino vidas que manifiesten
el milagro del amor de Dios; no el poder, sino la coherencia; no las
palabras, sino la oración; no las declaraciones, sino el servicio; no la
teoría, sino el testimonio».
Según Francisco, para dar ese
testimonio, «no necesitamos ser ricos, sino amar a los pobres; no ganar
para nuestro beneficio, sino gastarnos por los demás; no necesitamos la aprobación del mundo,
sino la alegría del mundo venidero; ni proyectos pastorales eficientes,
sino pastores que entregan su vida como enamorados de Dios».
En
la ceremonia, el Papa bendijo unas pequeñas estolas de lana blanca con
cruces negras, llamadas palios, que son un símbolo de unidad y serán
entregados a cada uno de los 54 nuevos arzobispos metropolitanos
nombrados este año, incluido el de Toledo, Francisco Cerro.
CIUDAD DEL VATICANO.- Este domingo 28 de junio el Papa Francisco ha rezado la oración del
Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico que da a la Plaza de San
Pedro. “Jesús pide a sus discípulos que tomen en serio las exigencias
del Evangelio, incluso cuando esto requiere sacrificio y esfuerzo” ha
dicho el Obispo de Roma.
El verano ya se ha instalado en la ciudad de Roma. El Papa Francisco
se ha dirigido a varios centeneras de personas diseminadas por la amplia
Plaza de San Pedro, respetando así la normativa sanitaria para
enfrentar el Covid-19.
El Papa Francisco retomando el Evangelio de Mateo 10, 37-42 afirmó
que “Jesús pide a sus discípulos que tomen en serio las exigencias del
Evangelio, incluso cuando esto requiere sacrificio y esfuerzo”.
De esta
afirmación se desprenden tres planteamientos para aquellos que quieren
seguirle: situar el amor a Jesús por encima del amor familiar; seguir a Jesús implica cargar con la propia cruz y la libertad que surge la renuncia a sí mismo, permite experimentar la generosidad y gratitud de Dios.
El amor a Jesús por encima del amor familiar
El Papa al referirse al texto del versículo 37, «El que ama a su
padre o a su madre, […] a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno
de mí», explica que “Jesús ciertamente no pretende subestimar el amor a los padres y a los hijos,
pero sabe que los lazos de parentesco, si se ponen en primer lugar,
pueden desviarse del verdadero bien. Lo vemos: algunas corrupciones en
los gobiernos, vienen precisamente porque el amor al parentesco es mayor
que el amor al país y ponen a los familiares a cargo.
El Papa plantea una posible situación de contraste e insiste:
“Cuando, por el contrario, el amor a los padres y a los hijos está
animado y purificado por el amor del Señor, entonces se hace plenamente
fecundo y produce frutos de bien en la propia familia y mucho más allá
de ella”.
En este contexto, el Papa nos invita a tener presente un detalle
importante que ya aparece en el Evangelio: “Recordemos también cómo
Jesús reprocha a los doctores de la ley que hacen que a los padres les
falte lo que necesitan con el pretexto de darlo al altar, de darlo a la
Iglesia. ¡Él les reprocha! [...] El verdadero amor a Jesús requiere el
verdadero amor a los padres, a los hijos, pero si desde el principio
buscamos el interés de la familia, esto siempre nos lleva por el camino
equivocado”.
No hay amor verdadero sin una cruz
En segundo lugar, Francisco, citando el versículo 38, «El que no toma
su cruz y me sigue no es digno de mí» afirma: “Se trata de seguirlo por
el camino que Él mismo ha recorrido, sin buscar atajos. No hay amor verdadero sin una cruz, es decir, sin un precio a pagar en persona.
Llevada con Jesús, la cruz no da miedo, porque Él siempre está a
nuestro lado para apoyarnos en la hora de la prueba más dura”.
El Papa nos advierte de las posibles actitudes temerosas y egoístas
que buscan preservar la vida propia por sobre todas las cosas y cita el
verso 39: «El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida
por mí, la encontrará». Seguidamente plantea: “La plenitud de la
vida y la alegría se encuentra al entregarse por el Evangelio y por los
hermanos, con apertura, aceptación y benevolencia”.
La generosidad y gratitud de Dios
En este momento, el Papa cita los versículos 40 y 42: «Quien a
vosotros recibe, a mí me recibe, […]. Y todo aquel que dé de beber tan
sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños […] no perderá su
recompensa». Dios es generoso: La generosa gratitud de Dios Padre tiene
en cuenta hasta el más pequeño gesto de amor y servicio a nuestros
hermanos y hermanas. Es una gratitud contagiosa que nos ayuda a cada uno
de nosotros a mostrar gratitud hacia aquellos que se preocupan por
nuestras necesidades”.
El Papa enfatizó la donación generosa de sí mismo afirmando: “Muchos
servicios se hacen gratis. Piensa en el voluntariado, que es una de las
cosas más grandes que tiene la sociedad italiana. Los voluntarios... Y
cuántos de ellos han dejado sus vidas en esta pandemia. Se hace por
amor, simplemente por servicio”.
El Obispo de Roma concluyó la reflexión afirmando: “La gratitud, el reconocimiento, es en primer lugar un signo de buenos modales, pero también es una insignia del cristiano. Es un simple pero genuino signo del reino de Dios, que es el reino del amor gratuito y generoso”.
CIUDAD DEL VATICANO.- Una gran gracia,
una verdadera profecía para la vida de la Iglesia, un nuevo Pentecostés:
así es como Juan Pablo II y Benedicto XVI hablaron del último Concilio.
Una pequeña semilla que se ha convertido en un árbol que sigue dando
frutos por obra del Espíritu Santo.
Este año, el 8 de diciembre, marca el 55 aniversario del fin del Concilio Vaticano II.
Un acontecimiento que en este período está provocando un nuevo debate
en la comunidad eclesial, frente a los que se están distanciando cada
vez más de ella y los que quieren reducir su alcance y significado.
Un nuevo Pentecostés
Benedicto XVI usó una palabra fuerte: habló de un "nuevo
Pentecostés". Fue testigo directo del Concilio, participando como
experto, siguiendo al Cardenal Frings, y luego como testigo experto
oficial: "Esperábamos que todo se renovara -dijo a los sacerdotes de
Roma el 14 de febrero de 2013-
que un nuevo Pentecostés llegara realmente, una nueva era en la Iglesia
(...) sentíamos que la Iglesia no iba adelante, se encogía, que parecía
más bien una realidad del pasado y no la portadora del futuro. Y en ese
momento, esperábamos que esta relación se renovara, cambiara; que la
Iglesia fuera una vez más la fuerza del mañana y la fuerza del hoy".
Y
citando a Juan Pablo II en la audiencia general del 10 de octubre de 2012,
hace suya la definición del "Concilio como la gran gracia de la que se
ha beneficiado la Iglesia en el siglo XX: en él se nos ofrece una
brújula segura para guiarnos por el camino del siglo que se abre" (Novo millennio ineunte, 57):
la "verdadera fuerza motriz" del Concilio - añade - fue el Espíritu
Santo. Por lo tanto, un nuevo Pentecostés: no para una nueva Iglesia,
sino para "una nueva era en la Iglesia".
La lealtad está en marcha
Lo que el Concilio ha mostrado más claramente es que el auténtico
desarrollo de la doctrina, que se transmite de generación en generación,
se realiza en un pueblo que camina unido guiado por el Espíritu Santo.
Este es el corazón del famoso discurso de Benedicto XVI a la Curia Romana el 22 de diciembre de 2005.
Benedicto habla de dos hermenéuticas: la de la discontinuidad y la
ruptura y la de la reforma y la renovación en la continuidad. La "justa
hermenéutica" es la que ve a la Iglesia como "un sujeto que crece con el
tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre igual, el único
sujeto del Pueblo de Dios en camino". Benedicto habla de una "síntesis
de fidelidad y dinamismo".
La fidelidad está en movimiento, no está
inmóvil, es un viaje que avanza por el mismo camino, es una semilla que
se desarrolla y se convierte en un árbol que ensancha sus ramas, florece
y produce frutos: como una planta viva, por un lado, crece, por otro
tiene raíces que no se pueden cortar.
La continuidad y la discontinuidad en la historia de la Iglesia
¿Pero cómo podemos justificar una renovación en la continuidad ante
ciertos cambios fuertes en la historia de la Iglesia? Desde que Pedro
bautizó a los primeros gentiles sobre los que descendió el Espíritu
Santo y dijo: "Verdaderamente me doy cuenta de que Dios no hace acepción
de personas, pero el que le teme y practica la justicia, cualquiera que
sea el pueblo al que pertenece, le es grato" (Hechos 10:34-35). Los
circuncisos le reprochan, pero cuando Pedro explica lo que ha sucedido,
todos glorifican a Dios diciendo: "¡Así que Dios también ha concedido a
los gentiles que se conviertan para que tengan vida! (Hechos 11:18). Es
el Espíritu quien indica lo que hay que hacer y nos hace movernos, nos
hace avanzar.
En 2000 años de historia, ha habido muchos cambios en la
Iglesia: la doctrina sobre la salvación de los no bautizados, el uso de
la violencia en nombre de la verdad, la cuestión de las mujeres y los
laicos, la relación entre la fe y la ciencia, la interpretación de la
Biblia, la relación con los no católicos, los judíos y los seguidores de
otras religiones, la libertad religiosa, la distinción entre la esfera
civil y la religiosa, por mencionar sólo algunos temas. Benedicto XVI,
en el mismo discurso a la Curia, reconoce esto: en ciertos temas "una
discontinuidad se ha manifestado de hecho".
Por ejemplo, más allá del
razonamiento de contextualización filosófica, teológica o histórica para
demostrar una cierta continuidad, primero se dijo no a la libertad de
culto para los no católicos en un país católico y luego se dijo sí. Así
que, una indicación muy diferente en la práctica.
Como
Pedro que, después de Pentecostés, todavía tiene que entender cosas
nuevas, todavía tiene que aprender, todavía tiene que decir: "Me estoy
dando cuenta de que...". No tenemos la verdad en nuestros bolsillos, no
"poseemos" la verdad como una cosa, pero pertenecemos a la Verdad: y la
Verdad Cristiana no es un concepto, es el Dios vivo que sigue hablando.
Y
refiriéndose a la Declaración del Concilio sobre la Libertad Religiosa,
Benedicto XVI declara: "El Concilio Vaticano II, reconociendo y
haciendo suyo con el Decreto sobre la Libertad Religiosa un principio
esencial del Estado moderno, ha retomado una vez más la herencia más
profunda de la Iglesia. Puede ser consciente de que está en plena
sintonía con la enseñanza del mismo Jesús (cf. Mt 22,21), así como con
la Iglesia de los mártires, con los mártires de todos los tiempos".
Y
añade: "El Concilio Vaticano II (...) ha revisado o incluso corregido
algunas decisiones históricas, pero en esta aparente discontinuidad ha
mantenido y profundizado su naturaleza íntima y su verdadera identidad.
La Iglesia es, tanto antes como después del Concilio, la única, santa,
católica y apostólica Iglesia en el camino a través del tiempo".
Una continuidad espiritual
Entonces podemos ver mejor que la continuidad no es simplemente una
dimensión lógica, racional o histórica, es mucho más que eso: es una
continuidad espiritual en la que el mismo y único Pueblo de Dios camina
unido, dócil a las indicaciones del Espíritu. La hermenéutica de la
ruptura es llevada a cabo por aquellos que en este viaje se separan de
la comunidad, rompen la unidad, porque se detienen o van demasiado
lejos.
Benedicto habla de los dos extremos: los que cultivan la "nostalgia anacrónica" y los que "corren hacia adelante"
(Misa 11 de octubre de 2012). Ya no escuchan al Espíritu que pide
fidelidad dinámica, sino que siguen sus propias ideas, se apegan sólo a
lo viejo o sólo a lo nuevo, y ya no saben cómo unir las cosas viejas con
las nuevas, como hace el discípulo del reino de los cielos.
La novedad del Papa Francisco
Después de los grandes Papas que lo precedieron, llegó Francisco.
Está siguiendo la estela de sus predecesores: es la semilla que se
desarrolla y crece. La Iglesia continúa. Muchas noticias distorsionadas o
falsas se ponen en circulación sobre Francisco, como sucedió con el
predecesor Benedicto y muchos otros sucesores de Pedro. Ni los dogmas o
mandamientos, ni los sacramentos, ni los principios sobre la defensa de
la vida, la familia, la educación han cambiado. Las virtudes teológicas o
cardinales no han cambiado y tampoco los pecados mortales.
Para
comprender mejor la novedad en la continuidad de Francisco, más allá de
las distorsiones y falsedades evidentes, hay que leer la Exhortación
Apostólica "Evangelii gaudium",
el texto programático del Pontificado. Comienza así: "La alegría del
Evangelio llena los corazones y la vida entera de los que se encuentran
con Jesús. Aquellos que se dejan salvar por Él se liberan del pecado, de
la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo la
alegría siempre nace y renace". Lo primero es la alegría del encuentro
con Jesús, nuestro Salvador.
Un estilo de cercanía y cordialidad que no condena
El Papa nos invita a "recuperar la frescura original del Evangelio" y
a transmitirlo a todos. Nos pide que nos centremos en lo esencial, el
amor a Dios y al prójimo, evitando un modo de proclamación "obsesionado
por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se
intenta imponer a fuerza de insistencia (...) en este núcleo fundamental
lo que brilla es la belleza del amor salvador de Dios manifestado en
Jesucristo, muerto y resucitado".
En cambio, sucede que se habla "más de
la ley que de la gracia, más de la Iglesia que de Jesucristo, más del
Papa que de la Palabra de Dios". Instó a que la primera proclamación
siempre resonara: "Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora
está vivo a tu lado todos los días, para iluminarte, fortalecerte,
liberarte.
Pidió un estilo de "cercanía, apertura al diálogo, paciencia,
acogida cordial que no condene". Indica el arte del acompañamiento,
"para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias frente a la
tierra sagrada del otro" que debe ser visto "con una mirada respetuosa y
compasiva, pero a la vez sana, libre y animadora para madurar en la
vida cristiana".
Eucaristía: no es una recompensa para los perfectos, sino un alimento para los débiles
Quería una Iglesia con las puertas abiertas: "Ni siquiera las puertas
de los Sacramentos deben cerrarse por ningún motivo". Así, "la
Eucaristía, aunque constituye la plenitud de la vida sacramental, no es
una recompensa para los perfectos sino un generoso remedio y alimento
para los débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias
pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia.
Con frecuencia actuamos como controladores de la gracia y no como
facilitadores.
Pero la Iglesia no es una casa de costumbres, es la casa
del padre donde hay lugar para todos con su agotadora vida". De ahí la
sugerencia de iniciar caminos de discernimiento caso por caso para
evaluar la posible admisión a los sacramentos de quienes viven en
situaciones irregulares, como se menciona en la Exhortación Amoris laetitia.
Es un paso que tiene como propósito acercar a la gente y acompañarla
mirando la salvación de las personas y la misericordia de Jesús. Las
normas pueden convertirse en piedras como le pasó a la mujer sorprendida
en adulterio. E incluso ciertas preguntas de hoy recuerdan a las que
los escribas y fariseos le hicieron a Jesús hace 2000 años: "Maestro,
esta mujer fue sorprendida en flagrante adulterio. Ahora Moisés, en la
Ley, nos ha ordenado apedrear a las mujeres como esta. ¿Qué dices a
eso?" (Juan 8, 4-5). Sabemos la respuesta de Jesús.
Juan Pablo II: el Concilio seguirá dando frutos
Francisco sólo continúa en el camino del Concilio. Una continuidad
espiritual, porque el Espíritu sigue hablando. "La pequeña semilla que
puso Juan XXIII" - afirmó San Juan Pablo II el 27 de febrero de 2000
- ha crecido, dando vida a un árbol que ahora ensancha sus majestuosas y
poderosas ramas en la viña del Señor. Ya ha dado muchos frutos (...) y
muchos más en los próximos años. Una nueva temporada se abre ante
nuestros ojos (...) El Concilio Ecuménico Vaticano II fue una verdadera
profecía para la vida de la Iglesia; seguirá siéndolo durante muchos
años del tercer milenio que acaba de comenzar.
Juan XXIII: la Iglesia usa la medicina de la misericordia
Hoy como ayer. En la apertura del Concilio, el 11 de octubre de 1962, San Juan XXIII
declaró: "A menudo... sucede... que, no sin ofender a Nuestros oídos,
se nos dice de las voces de algunos que, aunque son celosos de la
religión, evalúan... los hechos sin suficiente objetividad o juicio
prudente. En las condiciones actuales de la sociedad humana, no ven más
que ruinas y problemas; dicen que nuestra época, comparada con los
siglos pasados, es peor; y llegan a comportarse como si no tuvieran nada
que aprender de la historia, que es la maestra de la vida, y como si en
el tiempo de los anteriores Concilios todo procediera felizmente en lo
que se refiere a la doctrina cristiana, la moral y la justa libertad de
la Iglesia. Nos parece que debemos estar decididamente en desacuerdo con
estos profetas de la desgracia, que siempre anuncian lo peor, como si
el fin del mundo se acercara".
Y hablando de errores de naturaleza
doctrinal añadió: "No hay tiempo en que la Iglesia no se haya opuesto a
estos errores; a menudo los ha condenado, y a veces con la mayor
severidad. En cuanto a la actualidad, la Esposa de Cristo prefiere
utilizar la medicina de la misericordia en lugar de armarse con las
armas del rigor; piensa que debemos responder a las necesidades de hoy
exponiendo más claramente el valor de su enseñanza en lugar de
condenarla".
Pablo VI: para la Iglesia nadie está excluido, nadie está lejos
En la clausura del Concilio, el 8 de diciembre de 1965,
San Pablo VI en su "saludo universal" afirmó: "Para la Iglesia Católica
nadie es un extraño, nadie está excluido, nadie está lejos... Este
Nuestro saludo universal lo dirigimos también a ustedes, hombres que no
nos conocen; hombres que no nos entienden; hombres que no nos creen
útiles, necesarios y amigos de ustedes; ¡y también a ustedes, hombres
que, quizás pensando en hacer el bien, se oponen a Nosotros! Un saludo
sincero, un saludo discreto, pero lleno de esperanza; y hoy, créanlo,
lleno de estima y amor... He aquí, este es Nuestro saludo: Que encienda
en nuestros corazones esta nueva chispa de la caridad divina; una chispa
que pueda encender los principios, las doctrinas y los propósitos que
el Concilio ha preparado, y que, tan inflamada de caridad, pueda
verdaderamente obrar en la Iglesia y en el mundo esa renovación de los
pensamientos, de la actividad, de las costumbres y de la fuerza moral y
de la alegría y la esperanza, que era el propósito mismo del Concilio".
Decir buenas palabras en este difícil momento
En esta época en la que la Iglesia Católica está particularmente
afectada por los contrastes y divisiones, nos hace bien recordar las
exhortaciones de San Pablo a las primeras comunidades cristianas.
Recuerda a los gálatas que "toda la ley (...) encuentra su plenitud en
un solo precepto: amarás a tu prójimo como a ti mismo". Pero si se
muerden y se devoran mutuamente - advierte - ¡al menos asegúrense de no
destruirse completamente! Les digo, pues, que anden según el Espíritu"
(Gal 5, 14-16).
Y a los Efesios añade: "No deben salir nunca más de sus
bocas palabras malas, sino palabras buenas que sirvan para la necesaria
edificación, en beneficio de los que escuchan". Y no te entristezcas por
el Espíritu Santo de Dios, por el cual estás marcado para el día de la
redención. Que desaparezca de ti toda amargura, indignación, ira, furia,
clamor y calumnia con toda clase de malicia. Sean benignos unos con
otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, como Dios los perdonó
a ustedes en Cristo" (Ef 4, 29-32). ¿Qué pasaría si ponemos en práctica
esta palabra "sine glossa"?
CIUDAD DEL VATICANO.- Tal como informa desde Madrid Romana Editorialacaba
de publicar el libro “Credo”, obra inédita del Papa en la que comenta
cada verso de la profesión de la fe, a través de un diálogo del Santo
Padre con don Marco Pozza. Se trata de una obra que permite conocer las
palabras de Francisco dedicadas a la Virgen María, publicada
precedentemente en italiano por la Librería Editorial Vaticana (LEV) y
Rizzoli, y que ahora llega en español.
Síntesis de la fe cristiana
Tras el éxito de los dos primeros volúmenes de la trilogía, Padre
Nuestro y Ave María, Romana Editorial presenta ahora el comentario del
Papa Francisco a la profesión la de fe, ofreciendo una palabra de
esperanza a los lectores para afrontar la vida después de la pandemia.
Asimismo se destaca que el Credo es la carta de presentación por
excelencia del pueblo cristiano que se recita, por voluntad de San Pablo
VI, durante la Santa Misa del domingo y de todas las solemnidades por
ser la síntesis de la fe cristiana. Como afirma el Obispo de Roma:
“Recitar el Credo es un hermoso modo de proclamar y decir delante de todos aquello en lo que se cree”
El Credo contiene “el significado cotidiano, existencial, sencillo y
sin embargo profundo, de nuestro ser hijos de Dios y de la amistad con
los hermanos en la fe y con la humanidad entera”. Leer, vivir, rezar el
Credo significa testimoniar la fe en Dios creador, en el Hijo que ha
dado la vida por nuestra salvación, en el Espíritu Santo, en la Iglesia.
En esta obra se encuentran las palabras del Papa Francisco, con su
original estilo, capaz de tocar el corazón de quienes escuchan y de
relacionarse con las circunstancias particulares de sus vidas, acerca de
la profesión de la fe, el Credo.
Programa de presentaciones
El programa de presentaciones del libro “Credo” en Madrid, Valencia,
Barcelona y Roma se realizará cuando sea posible nuevamente la
asistencia y participación del público y de los medios de comunicación.
CIUDAD DEL VATICANO.- Benedicto XVI regresó este lunes al Vaticano tras su visita privada a su hermano mayor Georg, de 96 años, que se encuentra muy enfermo, según indicó la diócesis alemana de Ratisbona en un comunicado.
El Papa emérito dejó el monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano donde vive recluido en oración hasta su ciudad natal para acompañar en estos momentos a su hermano mayor. Allí fue recibido por el obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, que lo acompañó hasta la ciudad.
Además Benedicto XVI pudo acudir a rezar a la tumba de sus padres y de su hermana en el cementerio de Ziegetsdorf, a tres kilómetros de Ratisbona; y visitó también su antigua casa en la pequeña localidad de Pentling, también a tres kilómetros.
Los hermanos celebraron también misa juntos en casa de
Georg, en un encuentro que según ha indicado la diócesis "podría ser la
última vez en que los hermanos, Georg y Joseph Ratzinger, se vean en este mundo". Georg, de 96 años, y Joseph Ratizinger, de 93, han estado siempre muy unidos. Ambos se ordenaron sacerdotes el mismo día, 29 de junio de 1951, en la catedral de Freising.
Antes de partir el jueves hacia Munich en un vuelo de la Fuerza Aérea italiana, Benedicto XVI recibió en el Vaticano la visita del Papa Francisco.
El Papa emérito, que cumplió 93 años el pasado 16 de abril, volvió así
por primera vez a Ratisbona desde su visita como Papa en septiembre del
2006.
CIUDAD DEL VATICANO.- Ciertas críticas doctrinales al actual pontificado muestran una distancia gradual pero cada vez más neta del Concilio Vaticano II.
No de una cierta interpretación de algunos textos, sino a partir de los
mismos textos conciliares. Algunas lecturas que insisten en contraponer
al Papa Francisco con sus inmediatos predecesores terminan así por
criticar abiertamente también a San Juan Pablo II y a Benedicto XVI o,
en todo caso, por silenciar algunos aspectos fundamentales de sus
ministerios que representan desarrollos evidentes del último Concilio.
La profecía del diálogo
Un ejemplo de esto fue recientemente el 25 aniversario de la Encíclica "Ut Unum sint"
en la que el Papa Wojtyla afirma que el compromiso ecuménico y el
diálogo con los no católicos son una prioridad de la Iglesia. El
aniversario ha sido ignorado por quienes hoy proponen una interpretación
reductiva de la Tradición, cerrada a ese "diálogo de amor", más allá
del doctrinal, promovido por el Papa polaco en obediencia al ardiente
deseo de unidad de nuestro Señor.
La profecía del perdón
Igualmente se pasó por alto otro importante aniversario: la petición
de perdón jubilar fervientemente deseada por San Juan Pablo II el 12 de
marzo de hace veinte años. Es incontenible el poder profético de un
Pontífice que pide perdón por los pecados cometidos por los hijos de la
Iglesia. Y cuando se habla de "hijos" están incluidos también los papas.
Es sabido: quien piden perdón por los errores cometidos se pone en una
arriesgada situación de revisión. Wojtyla eligió proféticamente el
camino de la verdad. La Iglesia no puede y no debe tener miedo de la
verdad. El entonces Cardenal Joseph Ratzinger,
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayaba la
"novedad de este gesto", un "acto público de arrepentimiento de la
Iglesia por los pecados del pasado y de hoy": un "mea culpa del Papa en
nombre de la Iglesia", un gesto verdaderamente " nuevo, pero sin embargo
en una profunda continuidad con la historia de la Iglesia, con su
autoconciencia".
Inquisición y violencia: una conciencia que crece
Se han fomentado muchas leyendas negras sobre la Inquisición,
hogueras e intolerancias varias de la Iglesia a lo largo de la historia,
exagerando, falsificando, calumniando y descontextualizando para borrar
de la memoria la gran y decisiva contribución del cristianismo a la
humanidad. Y los historiadores a menudo han reconducido a la verdad
muchas distorsiones y mitificaciones de la realidad. Pero esto no impide
hacer un serio examen de conciencia para "reconocer -afirma Juan Pablo II-
las desviaciones del pasado" y " despertar nuestra conciencia ante los
compromisos del presente". De ahí la petición de perdón en el 2000 “por
las divisiones que han surgido entre los cristianos, por el uso de la
violencia que algunos de ellos hicieron al servicio de la verdad, y por
las actitudes de desconfianza y hostilidad adoptadas a veces con
respecto a los seguidores de otras religiones”. "Con el paso del
tiempo", afirma en 2004,
"la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, percibe con una conciencia
cada vez más viva cuáles son las exigencias de su conformidad” al
Evangelio, que rechaza los métodos intolerantes y violentos que han
desfigurado su rostro en la historia.
El caso Galileo
Un caso particularmente significativo fue el de Galileo Galilei, el gran científico italiano, un católico, quien - dijo Juan Pablo II -
"tuvo que sufrir mucho —no sabríamos ocultarlo— de parte de hombres y
organismos de la Iglesia". El Papa Wojtyla examina el hecho "a la luz
del contexto histórico de la época" y "la mentalidad de entonces". La
Iglesia, aunque fundada por Cristo, "está sin embargo constituida por hombres limitados y vinculados a su época cultural".
Ella también "aprende con la experiencia" y la historia de Galileo "ha
permitido una maduración y una comprensión más justa de su autoridad".
La comprensión de la verdad crece: no se da de una vez para siempre.
Una revolución copernicana
Wojtyla recuerda
que "la representación geocéntrica del mundo era comúnmente aceptada en
la cultura de la época como plenamente coherente con la enseñanza de la
Biblia, en la que algunas expresiones, tomadas literalmente, parecían
constituir declaraciones de geocentrismo. El problema que se plantearon
los teólogos de la época era, por lo tanto, el de la compatibilidad del
heliocentrismo y de la Escritura. Así, la nueva ciencia, con sus
métodos y la libertad de investigación que suponen, obligaba a los
teólogos a cuestionar sus criterios de interpretación de la Escritura.
La mayoría no supo hacerlo. Paradójicamente, Galileo, un creyente
sincero, se mostró en este punto más perspicaz que sus adversarios
teólogos" que habían caído en error tratando de defender la fe. "La
inversión causada por el sistema de Copérnico" generó así "repercusiones
en la interpretación de la Biblia": Galileo, no un teólogo, sino un
científico católico, "introduce el principio de una interpretación de
los libros sagrados, más allá incluso del sentido literal, pero de
acuerdo con la intención y al tipo de exposición propios de cada uno de
ellos" según los géneros literarios. Una posición confirmada por Pío XII
en 1943 con la Encíclica "Divino afflante Spiritu".
La teoría de la evolución
Un análogo crecimiento en la conciencia de la Iglesia ocurrió con la
teoría de la evolución que parecía contradecir el principio de la
creación. Una primera apertura fue la de Pío XII con la Encíclica "Humani generis" de 1950: el próximo 12 de agosto cumplirá 70 años. Juan Pablo II afirma que "la creación se presenta a la luz de la evolución
como un acontecimiento que se extiende en el tiempo - como una 'creatio
continua' - en la que Dios se vuelve visible a los ojos del creyente
como Creador del cielo y de la tierra". El Papa Francisco enfatiza
que “cuando leemos en el Génesis el relato de la creación corremos el
riesgo de imaginar que Dios haya sido un mago, con una varita mágica
capaz de hacer todas las cosas. Pero no es así. Él creó los seres
humanos y los dejó desarrollarse según las leyes internas que Él dio a
cada uno, para que se desarrollase, para que llegase a la propia
plenitud (...). El Big-Bang, que hoy se sitúa en el origen del
mundo, no contradice la intervención de un creador divino, sino que la
requiere. La evolución de la naturaleza no se contrapone a la noción de
creación, porque la evolución presupone la creación de los seres que
evolucionan”.
El desarrollo del concepto de libertad
En el Nuevo Testamento, pero no sólo, hay referencias muy profundas a
la libertad que han cambiado la historia: pero se descubren poco a
poco. El Papa Bonifacio VIII con la bula "Unam sanctam" de 1302
reafirmaba la superioridad de la autoridad espiritual sobre la autoridad
temporal. Era una época diferente. Casi 700 años después, Juan Pablo II,
hablando en Estrasburgo ante el Parlamento Europeo, observó que el
cristianismo medieval todavía no distinguía "entre la esfera de la fe y
la de la vida civil". La consecuencia de esta visión era la "tentación
integrista de excluir de la comunidad temporal a aquellos que no
profesaban la verdadera fe ". En 1791, en una carta a los obispos
franceses, Pío VI
criticó la Constitución aprobada por la Asamblea Nacional que
"establece como principio de ley natural que el hombre que vive en
Sociedad debe ser plenamente libre, es decir, que en materia de Religión
no debe ser disturbado por nadie, y puede pensar libremente como le
gusta, y escribir e incluso publicar en la prensa cualquier cosa en
materia de Religión. Y en 1832, la Encíclica de Gregorio XVI "Mirari vos" habla de la libertad de conciencia como "error venenosísimo" y "delirio", mientras que Pío IX en el Sillabo de 1864
condena entre "los principales errores de nuestra época" el que ya no
convenga más "que la religión católica sea considerada la única
religión del Estado", excluyendo todos los demás cultos" y el hecho de
que "en algunos países católicos se ha establecido por ley que los que
van allí, sea lícito tener el culto público propio de cada uno". El
Concilio Vaticano II, con sus Declaraciones "Dignitatis humanae" sobre la libertad religiosa y "Nostra aetate"
sobre el diálogo con las religiones no cristianas da un salto que
recuerda el Concilio de Jerusalén de la primera comunidad cristiana que
abre la Iglesia a toda la humanidad. Frente a estos desafíos, Juan Pablo
II afirma que "el pastor debe mostrarse dispuesto a ser verdaderamente
audaz".
Detenerse, ¿pero en qué año?
En 1988 (Carta Apostólica "Ecclesia Dei") se
produce el cisma de los tradicionalistas lefebrianos. Rechazan los
desarrollos aportados por el Concilio Vaticano II: dicen que ha sido
creada una nueva Iglesia. Benedicto XVI utiliza una imagen fuerte cuando
les exhorta a no "congelar la autoridad magisterial de la Iglesia al año 1962 ".
Ya había sucedido en 1870: los "viejos católicos" condenaron el
Concilio Vaticano I por el dogma de la infalibilidad pontificia. La
Iglesia Católica ha caminado en la historia atravesando más de 20
Concilios: cada vez había alguien que no aceptaba los nuevos desarrollos
y se detenía. Pío IX en 1854 proclama el dogma de la Inmaculada
Concepción. Pero un gran santo, Bernardo de Claraval, aun siendo uno de
los más ardientes propagadores de la devoción mariana, expresó su
oposición a esta verdad: "Estoy muy preocupado, ya que muchos de
vosotros habéis decidido cambiar las condiciones de acontecimientos
importantes, como por ejemplo introducir esta fiesta desconocida por la
Iglesia, ciertamente no aprobada por la Razón, y ni siquiera justificada
por la antigua Tradición. ¿Somos realmente más eruditos y piadosos que
nuestros antiguos padres?". Estamos en el siglo XII. La Iglesia, desde
entonces, ha introducido otras fiestas desconocidas que probablemente
habrían escandalizado a muchos fieles que vivian en siglos anteriores.
El camino de Jesús: cosas nuevas y cosas viejas
Jesús dijo que no vino a abolir la Ley, "sino a dar cumplimiento" (Mt
5:17). Ha enseñado a no transgredir "uno solo de estos mandamientos más
pequeños" (Mt 5, 19). Sin embargo, se le acusó de violar las reglas de
la Ley Mosaica, como el descanso sabático o la prohibición de frecuentar
a pecadores públicos. Y los apóstoles dieron el gran salto: abolieron
la obligación de la circuncisión, que se remontaba incluso a Abraham,
vigente durante 2000 años, y abrieron la puerta a los paganos, algo
impensable en aquella época. "Mira que hago un mundo nuevo" (Apocalipsis
21, 5). Es el "vino nuevo" del amor evangélico que siempre sufre el
riesgo de ser puesto en los "odres viejos" de nuestras seguridades
religiosas, que tan a menudo silencian al Dios vivo que nunca deja de
hablarnos. Es la sabiduría del "discípulo del reino de los cielos" que
busca la plenitud de la Ley, la justicia que supera aquella de los
escribas y fariseos, extrayendo "de sus arcas lo nuevo y lo viejo" (Mt
13, 52). No sólo cosas nuevas, no sólo cosas viejas.
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Emérito salió esta mañana después de las 10 del Seminario de
Ratisbona, donde fue hospedado durante estos días, y se dirigió al
aeropuerto de Munich desde donde despegó unos minutos antes del
mediodía. A la 1 de la tarde aterrizó su avión en suelo italiano y 45
minutos después volvió al monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano. Así
terminó la estancia en Alemania que el Papa emérito quería para estar
cerca de su hermano enfermo Georg, de 96 años.
Benedicto XVI llegó el jueves pasado a Munich y fue recibido por el
obispo Rudolf Voderholzer que lo acompañó a Ratisbona. Durante estos
días el Papa emérito pudo visitar a su hermano en varias ocasiones y
conocer los lugares queridos por su familia, en particular el cementerio
de Ziegetsdorf, donde descansan sus padres y su hermana mayor, y su
casa de Pentling, en las afueras de Ratisbona, que lo acogió durante sus
años de enseñanza en la Universidad de la ciudad, y que ahora es la
sede de un Instituto que lleva su nombre.
Entre las reuniones que mantuvo estos días destaca la del nuncio en
Alemania, procedente de Berlín, el arzobispo Nikola Eterović, que en los
años del pontificado del Papa Emérito sirvió como Secretario General
del Sínodo de los Obispos.
GINEBRA.- Muchos países que han tenido éxito en su lucha contra el coronavirus
están experimentando un aumento de casos por eventos religiosos y otras
concentraciones como las reuniones de expatriados, indicó Maria Van
Kerkhove, de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El virus
aprovechará cualquier oportunidad que tenga para resistir. Es muy
importante que los países estén en posición de detectar rápidamente
estos casos”, dijo en una comparecencia por internet.
Mike
Ryan, de la OMS, dijo que parece haber nuevos cúmulos en Corea del Sur
ligados a clubes, refugios y parques. Asimismo, indicó que análisis de
aguas residuales en el norte de Italia mostraron que era posible que el
virus estuviera circulando allí antes de que alguien se diera cuenta.
El
mundo registró más de 183.000 casos nuevos de coronavirus el domingo,
la cifra más alta en un solo día desde que comenzó el brote, afirmó el
lunes el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Según
Tedros, el próximo gran desafío es aumentar la producción y
distribución de dexametasona, el primer fármaco que ha demostrado
reducir el riesgo de muertes en pacientes gravemente enfermos de
COVID-19.
El número de infecciones mundiales superó los 9
millones el lunes, ya que Brasil e India sufrieron un alza de casos y
Estados Unidos, China y otros países duramente golpeados anunciaron
nuevos brotes, según un recuento.
MUNICH.- Ayer, último día que pasó en Baviera, el Papa emérito estaban planeandas
dos visitas a su hermano, en su habitación, mientras que tuvo la
posibilidad de algunas paradas en los lugares de la familia, que ya no
se ven desde 2006 durante la última visita oficial a la patria.
La
primera parada fue en el cementerio de Ziegetsdorf, en la tumba donde
reposan sus padres y su hermana mayor, un momento de oración que
concluyó con la aspersión de agua bendita.
La segunda parada fue en su casa de Pentling, en las afueras de
Ratisbona. Pasó tres cuartos de hora en la casa que lo acogió a lo largo
de los años como profesor de Dogmática en la Universidad de la ciudad,
del 69 al 77, antes de su nombramiento como Arzobispo de Munich y
Freising.
La casa es ahora la sede del Instituto Benedicto XVI, en el
que se conserva su patrimonio teológico.
Entre las reuniones de ayer,
destaca la que tuvo con el nuncio en Alemania, que vino de Berlín y la
que tuvo con el arzobispo Nikola Eterović, quien durante los años del
Pontificado del Papa sirvió como Secretario General del Sínodo de
Obispos.
MADRID.- Papas, cardenales, basílicas. Desde hace siglos el poder, la influencia y la comunicación acerca de la Santa sede es motivo de atracción en todo el planeta.
La fuerza simbólica del país más pequeño del mundo es, de forma
paradójica, inversamente proporcional a la fuerza de su mensaje: da
igual que sea religioso o geopolítico, según cada ocasión. El
funcionamiento del Vaticano y la acción de los papas, para muchos,
siempre será un misterio. Lo cual se está traduciendo en una enorme
producción audiovisual, vinculada al cine y a la series de televisión. El Vaticano está de moda.
El atractivo moderno y a la vez místico de la serie The New Pope (2020), secuela de The Young Pope (2016), ambas del director de La Gran Belleza, Paolo Sorrentino;
ha fascinado a los seriéfilos de todo el mundo a la hora de contar la
historia de dos pontífices, hipotéticos y muy distintos, como el
comedido Juan Pablo III (John Malkovich) frente a una auténtica estrella
del rock como Pío XIII (Jude Law). A principios de este año 2020, The New Pope se ha convirtió, por ejemplo, en la serie italiana más popular en Estados Unidos. Por delante de Gomorra y Los Médici.
Los Dos Papas (2019) ha sido otro de los grandes fenómenos
cinematográficos recientes en relación a la vida dentro de las murallas
leoninas del Vaticano. En este caso, el film de Fernando Meirelles no
es el resultado de un trabajo de pura ficción, ya que se inspira e
interpreta libremente los hechos relativos a la renuncia de Benedicto
XVI como pontífice de la Iglesia Católica y a la sucesiva toma de
posesión como obispo de Roma de Francisco como primer papa sudamericano
de la historia.
En la película de Meirelles, se ilustró una casi excelente relación
entre Ratzinger y Bergoglio. A lo largo de toda la obra, ambos
pontífices se confiesan mutuamente su perspectiva acerca del futuro del
catolicismo, en un contexto donde los casos de abusos dentro de la
Iglesia era una lacra que impedía a Benedicto XVI seguir al frente del
barco de Pedro. En términos de opinión pública, fueron muy llamativas
las imágenes del cartel del largometraje colgado en la conocidísima Via
de la Conciliación, la avenida que lleva recto a la Basílica de San
Pedro. Una de las curiosidades relativas a ese póster, colocado justo al
lado del Vaticano, es que es propiedad de Propaganda Fide, antiguo nombre de la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos, institución que tiene como objetivo de propagar de la fe católica en todo el mundo, también a través de las misiones.
Paradójicamente, la supuesta buena relación entre los actuales papas
–uno de ellos, Ratzinger, como pontífice emérito– fue puesta en duda tan
sólo unas semanas después de su estreno en Netflix. A mediados de
enero, el Vaticano vivió tres días de fuego cuando Benedicto XVI,
decidió retirar su firma del libro Desde el profundo de nuestro corazón,
que él no había escrito, pero que sí estaba a punto de publicar a
cuatro manos con el cardenal Robert Sarah, líder de los conservadores.
En el libro, Sarah iba a criticar la postura del Papa Francisco en
materia de celibato sacerdotal. En el contenido de la publicación,
adelantado por el diario francés Le Figaro, se iba a leer que Benedicto
XVI "no podía callar" acerca de este tema. Al final, Benedicto XVI pidió
al cardenal conservador Robert Sarah que quitara su nombre como coautor
del libro. El problema, hasta que se aclaró, se vio como una injerencia
contra el Papa Francisco. Algo que, finalmente, no ocurrió. Igualmente,
durante 72 horas, la realidad estuvo a punto de superar la ficción.
Uno de los ejemplos más evidentes relativos a la presencia de lo católico en la televisión italiana es la conocida serie Don Matteo, que lleva ya 12 temporadas y 20 años emitiéndose en prime time de la cadena pública Rai 1,
el principal canal de televisión transalpino. La serie, actual y a la
vez costumbrista, está ambientada en la localidad umbra de Spoleto,
donde el célebre actor italiano Terence Hill interpreta un
apuesto sacerdote de pueblo dispuesto a ayudar –o adelantarse– a los
carabinieri locales para resolver los casos que las fuerzas del orden
tengan que investigar.
Lo realmente sorprendente acerca de esta longeva serie es su éxito,
incluso en sus últimas temporadas. No obstante el gran público esté más
que familiarizado con el personaje eclesiástico, los espectadores
transalpinos siguen premiando dicha serie a través de unas altísimas
audiencias, con más de 7 millones de espectadores, equivalentes en Italia a más del 26% de cuota de pantalla.
Unas cifras realmente excepcionales, teniendo en cuenta la gran
competencia de las plataformas por satélites y los contenidos bajo
demanda a través de Internet. ¿Dónde radica el éxito laico de un cura en la televisión italiana? Recientemente, el periódico transalpino La Repubblica
dio pistas acerca de ello: "Spoleto se propone come la capital moral de
una Italia pacificada, un oasis atemporal, un lugar donde durante dos
horas nadie ofende a nadie. Ni en vivo, ni detrás de los teclados", según crónica de Público.
CIUDAD DEL VATICANO.- La drástica reducción de la contaminación durante los confinamientos por
el coronavirus en todo el mundo debería conducir a una mayor
preocupación por el medio ambiente a medida que se levantan las
restricciones impuestas por el mismo, dijo el papa Francisco el domingo.
En su discurso en la Plaza de San Pedro, el pontífice dijo que la
pandemia hizo que muchas personas reflexionaran sobre su relación con el
medio ambiente. La plaza de la Ciudad del Vaticano reabrió al público
hace un mes y las últimas restricciones en los desplazamientos en Italia
se levantaron el 3 de junio.
“El confinamiento ha reducido la
contaminación y ha revelado una vez más la belleza de tantos lugares
libres de tráfico y ruido. Ahora, con la reanudación de las actividades,
todos deberíamos ser más responsables en el cuidado de nuestra casa
común”, dijo, refiriéndose a la Tierra.
Los niveles de contaminación del aire y del agua se desplomaron en muchos lugares.
En
Venecia, las aguas normalmente oscuras de los canales de la ciudad
estaban tan limpias debido a la reducción del tráfico de barcos que se
podían ver peces por primera vez en muchos años.
Los delfines
nadaban más cerca de los puertos, los mapaches emergieron en el Central
Park de Nueva York y las cabras montesas vagaban por las calles en
Gales.
En algunas ciudades, como Milán, la reducción de la
contaminación impulsó a los representantes locales a planificar más
islas peatonales y vías para el ciclismo.
La Iglesia Católica
Romana está celebrando actualmente el quinto aniversario de la histórica
encíclica del papa Francisco "Laudato Si" (Alabado sea) here sobre la necesidad de proteger la naturaleza.
En
un manual de 225 páginas publicado el jueves, el Vaticano dijo que los
católicos deberían desinvertir en las industrias de combustibles fósiles
y monitorizar de cerca las compañías en sectores como la minería para
comprobar si están dañando el medio ambiente.
El papa, hablando
un día después del Día Mundial de los Refugiados, también dijo que la
crisis del coronavirus ha puesto de relieve la necesidad de garantizar
la protección de los refugiados porque se han vuelto más vulnerables a
la explotación.
FRÁNCFORT.- El
papa emérito Benedicto XVI visitó ayer sábado su antigua casa cerca de
Ratisbona, Alemania, saludó a antiguos vecinos y oró en la tumba de sus
padres, como parte de un viaje a sus otrora lugares favoritos para estar
con su hermano, el reverendo Georg Ratzinger, de 96 años, que se
encuentra gravemente enfermo.
La
televisión pública bávara mostró imágenes del pontífice retirado, de 93
años, cuando llegaba a una casa en una camioneta tipo van adaptada para
transportar una silla de ruedas en medio de una hilera de policías.
Benedicto XVI sonrió y saludó a un pequeño grupo de simpatizantes y se
dirigió a orar a las tumbas de su madre, padre y hermana, según la
agencia noticiosa dpa.
Joseph
Ratzinger dio clases en la Universidad de Ratisbona de 1969 a 1977
antes de que lo nombraran arzobispo de Múnich. La casa en Pentling,
cerca de Ratisbona, que construyó en 1969, es ahora un centro de reunión
y documentación del Instituto Papa Benedicto XVI, encargado de
conservar y poner disponibles su vastos textos. El instituto indicó en
su página web que la ocasión anterior que el pontífice visitó su antigua
casa fue en 2006.
Benedicto
XVI también visitó a su hermano, Georg Ratzinger, quien vive en un
apartamento. Georg Ratzinger fue mucho tiempo maestro del coro en
Ratisbona y ambos fueron ordenados sacerdotes el mismo día en 1951.
La diócesis de Ratisbona informó que Benedicto XVI llegó el jueves y permanecería al menos hasta el lunes.
El
papa emérito ha vivido en un monasterio en el complejo del Vaticano
desde poco después de su retiro en 2013, una decisión que conmocionó al
mundo católico.
Elegido al papado en 2005 como sucesor de San Juan Pablo
II, Ratzinger se convirtió en el primer pontífice en 600 años en
renunciar a su cargo. Le sustituyó el actual papa Francisco.
CIUDAD DEL VATICANO.- Con motivo de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el pasado 19 de
junio, en que también se celebraba la 25ª Jornada mundial de oración por
la santificación de los sacerdotes, que instituyó San Juan Pablo II en
1995, hemos repasado algunos de los textos en que el Santo Padre
Francisco se refirió a esta devoción, cuyo sentido es “que nos envuelva
la fidelidad humilde y la mansedumbre del amor de Cristo”
La tarde del 27 de junio de 2014, el Papa tenía previsto realizar una visita
al policlínico romano Agostino Gemelli y a la Facultad de medicina y
cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, con motivo del
quincuagésimo aniversario de su fundación, día en el que, además, se
celebraba esta Solemnidad.
Y si bien Francisco no pudo hacerla, encargó
al Cardenal Angelo Scola, entonces Arzobispo de Milán y Presidente del
Instituto Toniolo que presidiera, en su lugar, la celebración
eucarística programada en la plaza frente a la Facultad y que diera
lectura de la homilíaque el Santo Padre había preparado para esa ocasión.
Jesús permanece fiel
En aquella homilía del Papa leemos un concepto que ha repetido muchas
veces a lo largo de su Pontificado, y es que “el amor fiel de Dios a su
pueblo se manifestó y se realizó plenamente en Jesucristo”. Además
Francisco escribía en aquella oportunidad que “para honrar el vínculo de
Dios con su pueblo”, el Señor “se hizo nuestro esclavo, se despojó de
su gloria y asumió la forma de siervo”.
De manera que, en su amor, “no
se rindió ante nuestra ingratitud y ni siquiera ante el rechazo”; tal
como nos lo recuerda San Pablo:
“Si somos infieles, Jesús permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo”
Jesús jamás traiciona
El Papa también había escrito que “Jesús permanece fiel, no traiciona
jamás: aun cuando nos equivocamos, Él nos espera siempre para
perdonarnos: es el rostro del Padre misericordioso”:
“Este amor, esta fidelidad del Señor manifiesta la humildad de su
corazón: Jesús no vino a conquistar a los hombres como los reyes y los
poderosos de este mundo, sino que vino a ofrecer amor con mansedumbre y
humildad”
Sentido de la fiesta del Sagrado Corazón
“Que nos envuelva la fidelidad humilde y la mansedumbre del amor de Cristo”
Y al recordar que el Señor se definió a sí mismo diciendo: “Aprendan
de mí, que soy manso y humilde de corazón”, el Santo Padre explicaba que
“el sentido de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que celebramos
hoy, es que descubramos cada vez más y nos envuelva la fidelidad humilde
y la mansedumbre del amor de Cristo, revelación de la misericordia del
Padre”:
“Podemos experimentar y gustar la ternura de este amor en cada
estación de la vida: en el tiempo de la alegría y en el de la tristeza,
en el tiempo de la salud y en el de la enfermedad y la dificultad”
Por esta razón, al dirigirse de modo especial a los médicos y al
personal paramédico de este policlínico, perteneciente a la Universidad
Católica del Sagrado Corazón, les decía que “la fidelidad de Dios nos
enseña a acoger la vida como acontecimiento de su amor y nos permite
testimoniar este amor a los hermanos mediante un servicio humilde y
manso”. Y añadía:
“Aquí, cada uno de ustedes lleva a los enfermos un poco de amor del Corazón de Cristo”
Ya en aquella ocasión el entonces “nuevo Papa” concluía su homilía
sugiriendo decirle a Jesucristo: “Señor Jesús, haz que mi corazón sea
cada vez más semejante al tuyo, pleno de amor y fidelidad”.
“Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo”
Y precisamente hace pocos días, a la hora del Ángelus dominical del
pasado 7 de junio, desde la Plaza de San Pedro, el Papa recordaba al
mundo que este mes está dedicado de manera especial al Sagrado Corazón
de Cristo, “una devoción que une a los grandes maestros espirituales y a
la gente sencilla del pueblo de Dios”. Francisco decía que “en efecto,
el Corazón humano y divino de Jesús es la fuente de donde siempre
podemos obtener misericordia, perdón y ternura de Dios”.
A la vez que
sugería que “podemos hacer esto reflexionando sobre un pasaje del
Evangelio, sintiendo que en el centro de cada gesto, de cada palabra de
Jesús, en el centro está el amor, el amor del Padre que ha enviado a su
Hijo, el amor del Espíritu Santo que está dentro de nosotros. Y podemos
hacerlo adorando la Eucaristía, donde este amor está presente en el
Sacramento”.
“De este modo – proseguía el Santo Padre – nuestro corazón también,
poco a poco, se volverá más paciente, más generoso, más misericordioso,
imitando el Corazón de Jesús”. Y llegado a este punto el Papa decía que
hay una antigua oración, que él aprendió de su abuela y que reza:
“Jesús, haz que mi corazón se parezca al tuyo”. A lo que añadía:
“Es una hermosa oración. ‘Haz mi corazón semejante al tuyo’. Una
hermosa oración, pequeña, para rezar este mes. ¿La decimos juntos ahora?
‘Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo. Otra vez: ‘Jesús, que mi
corazón se parezca al tuyo’”
Cabe destacar que también el Video del Papa para el corriente mes de
junio llama a recorrer un camino lleno de compasión, capaz de
transformar nuestra vida y la de nuestro prójimo, con la esperanza de
acercarnos más al Corazón de Jesús.
Una fiesta tan querida por el pueblo cristiano
Mientras hace apenas dos días, antes de concluir la Audiencia general
del miércoles 17 de junio sobre el tema de la oración de Moisés – cuya
catequesis impartió desde la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico –
en sus saludos el Papa recordaba la Solemnidad del Sagrado Corazón de
Jesús que se celebra hoy, definiéndola “una fiesta tan querida por el
pueblo cristiano”. De ahí su invitación”
“Los invito a descubrir las riquezas escondidas en el Corazón de Jesús, a aprender a amar al prójimo”
Sugerencia del Papa en este día tan especial
De la misma manera, al saludar a los fieles de lengua española que,
como todos los demás, seguían esta catequesis a través de los medios de
comunicación social, el Santo Padre recordaba la celebración de hoy
diciendo que en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús se celebra la
Jornada de santificación sacerdotal. De ahí su sugerencia en este día
tan especial:
“Los animo a rezar por los sacerdotes, por su párroco, por
aquellos que están cerca de ustedes y conocen…, para que a través de su
oración el Señor los fortalezca en su vocación, los conforte en su
ministerio y sean siempre ministros de la Alegría del Evangelio para
todas las gentes”.