SAO PAULO.- Unas 150.000 personas esperaban bajo el frío y
la lluvia al Papa Francisco en el Santuario de Aparecida a donde ha
llegado tras tomar primero un avión hasta el aeropuerto de San José Dos
Campos y después un helicóptero hasta el Santuario. Estaba previsto que
el Papa realizara todo el trayecto en helicóptero, pero no ha podido ser
así debido al mal tiempo.
Antes de celebrar la Misa en la Basílica, Francisco se ha detenido
a rezar en la capilla dedicada a los 12 apóstoles, donde se encuentra
expuesta la pequeña imagen de la Virgen de Aparecida. Delante de la
Virgen y en gesto de oración, ha rezado en silencio durante unos minutos
para después pronunciar una plegaria. "En vuestras manos pongo mi
vida", le ha dicho a la Virgen.
No se trataba de la primera vez que el Papa Francisco pisaba el
Santuario de Aparecida pues hace seis años estuvo allí con motivo de la V
Conferencia General de los Obispos Latinoamericanos y del Caribe, de la
que salió el conocido como 'Documento de Aparecida' redactado por el
entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio. Tampoco es el primer Papa que
acude al Santuario sino el tercero pues ya viajaron hasta allí Juan
Pablo II y Benedicto XVI.
En la homilía, el Papa Francisco ha invitado a inculcar a la
juventud los valores de la solidaridad, la perseverancia, la fraternidad
y la alegría para enfrentarse a "tantos ídolos que se ponen en el lugar
de Dios" como "el dinero, el éxito, el poder o el placer".
Además, ha animado a mantener tres actitudes: la esperanza -para
afrontar las dificultades "por grandes que parezcan"--; la sorpresa de
Dios y la alegría -pues, según ha señalado, el cristiano "nunca está
triste" ni "tiene el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo"--.
"Es cierto -ha admitido-- que hoy en día, todos un poco y también
nuestros jóvenes sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en
el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder,
el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una
sensación de soledad y vacío y lleva a la búsqueda de compensaciones de
estos ídolos pasajeros", ha subrayado.
No obstante, ha apuntado que la solución pasa por enseñar a los
jóvenes "esos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un
pueblo, la memoria de un pueblo", que "encuentran sus raíces más
profundas en la fe cristiana" y que les permitirán ser artífices de un
mundo mejor.
Al término de la misa, sobre las 12,30 horas (17,30 horas en
España), el Pontífice se ha acercado a saludar a los enfermos que se
encontraban en la Basílica así como a varios líderes cristianos de rito
oriental y a la coral.
Sin dejar de sujetar entre sus brazos a la Virgen de Aparecida, el
Papa Francisco se ha dirigido hasta la entrada de la Basílica para
saludar desde allí a las decenas de miles de personas que se habían
congregado en la calle para escuchar la Misa del Papa a pesar del mal
tiempo.
En este punto, Francisco ha improvisado unas palabras en español y
ha anunciado que regresará a Aparecida en 2017, cuando se cumplirán 300
años de la aparición de la Virgen en el río Paraíba. La historia cuenta
que en 1717 unos pescadores trataban de obtener sin éxito un gran
número de peces cuando encontraron en sus redes una imagen de la Virgen
y, a partir de ese momento, pescaron una gran cantidad de peces.
El Papa, interrumpido por largas ovaciones, ha pedido a los
presentes que recen por él y ha rogado a la Virgen que bendiga a todos, a
sus familias así como a toda la patria. Además, ha preguntado a los
jóvenes si una madre se olvida de sus hijos, ante lo que los peregrinos
han respondido con un "no" rotundo. Finalmente, el Pontífice ha dado la
bendición haciendo el símbolo de la cruz con la Virgen y la ha besado.
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