CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco ha dispuesto con motivo de la XXVIII Jornada
Mundial de la Juventud, que se celebrará en Río de Janeiro entre el 22 y
el 29 de julio, la concesión de indulgencia plenaria para los fieles
que participen en el evento o se unan espiritualmente, según informó el
Vaticano.
"El Santo Padre, deseando que los jóvenes, en unión con
los fines espirituales del Año de la Fe, promovida por Benedicto XVI,
puedan obtener los esperados frutos de santificación de la XXVIII JMJ,
en la audiencia del 3 de junio con el cardenal penitenciario mayor,
acordó que los jóvenes y los fieles adecuadamente preparados puedan
disfrutar del don de la indulgencia", señaló el Vaticano.
La
indulgencia, según el decreto firmado por el cardenal Manuel Monteiro de
Castro, penitenciario mayor de la Iglesia romana, será aplicada en las
condiciones que establece la Iglesia, es decir si el fiel se ha
confesado, ha tomado la comunión y ha rezado por las intenciones del
Sumo Pontífice.
Los fieles que no puedan asistir al encuentro en
Río de Janeiro también podrán obtener la indulgencia plenaria en las
mismas condiciones que los presentes en el evento, siempre que "sigan
los mismos ritos y ejercicios píos mientras éstos se celebran, a través
de la televisión y la radio o, siempre con la debida devoción, a través
de los nuevos medios de comunicación social".
El papa también
aprobó la concesión de la indulgencia parcial a los fieles cada vez que
eleven sus oraciones a Dios, concluyendo con la oración oficial de la
JMJ, y devotas invocaciones a la Virgen María, bajo el título de "Nossa
Senhora da Conceiçao Aparecida", así como a los patrones e intercesores
del encuentro, para estimular a los jóvenes a reforzarse en la fe y
llevar una vida santa.
La indulgencia es la reducción o
eliminación de las penas que derivan de haber cometido un pecado y que
puede ser obtenida en determinadas condiciones siempre que se esté en
estado de gracia, según precisa el "Enchiridion Indulgentiarum", manual
de las indulgencias.
Las indulgencias aparecen por primera vez en
1091. Permitía conmutar la penitencia por obras públicas, como la
construcción de iglesias.
Los papas Alejandro II y Urbano II la
ofrecieron a todos aquellos que participaban en las cruzadas y Bonifacio
VIII, el papa que convocó el primer jubileo en el 1300, las relacionó
con este año santo.
Contra la degeneración comercial de las
indulgencias en la Iglesia Católica se levantó Lutero. Era el 1517 y de
allí partió la reforma luterana, el protestantismo.
La
Penitenciaría de la Curia Romana precisó, tras la revisión de la
"Enchiridion Indulgentiarum", en 1999, que el propósito de la
indulgencia no es sólo ayudar a los fieles a descontar las penas del
pecado, sino impulsarles a realizar acciones de piedad, de penitencia y
de caridad.
Ante la mala fama de las indulgencias, debido a
errores del pasado, el Vaticano ha insistido en que se debe superar la
"imagen comercial" a la que aún siguen ligadas, porque éstas son gratis.
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