RÍO DE JANEIRO.- "¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa
del Mundo! Nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz, y
también un futuro con él que no tendrá fin, la vida eterna", ha dicho
ante cientos de miles de jóvenes el Papa Francisco durante la Vigilia
que ha tenido lugar este sábado en la Playa de Copacabana (Río de
Janeiro) en el marco de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Por eso, les ha pedido ha pedido que sean "auténticos atletas de
Cristo", manteniéndose "en forma" a través de la oración, los
sacramentos y la ayuda a los demás. "San Pablo nos dice: 'Los atletas se
privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita;
nosotros, en cambio, por una corona incorruptible', ha añadido.
En este sentido, el Papa ha indicado a los jóvenes que Jesús les
invita a "jugar en su equipo" y, por ello, deben "entrenarse mucho" al
igual que lo hacen los jugadores de fútbol cuando les llaman para formar
parte de un equipo. Así lo ha explicado recurriendo a una metáfora en
la que hacía referencia a este deporte, "una pasión nacional" en Brasil y
otros países.
Concretamente, ha explicado que "estar en forma" sirve para
"afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio
de fe" y ha añadido que este entrenamiento se consigue a través del
diálogo con él, de la oración, "que es el coloquio cotidiano con Dios",
por medio de los sacramentos así como del amor fraterno, del saber
escuchar, comprender, perdonar, acoger y ayudar a los otros, "a todos,
sin excluir y sin marginar".
"Queridos jóvenes, ¡sean auténticos atletas
de Cristo!", ha exclamado.
El Papa comenzaba así una reflexión que partía del nombre del
lugar donde estaba previsto que se celebrase la Vigilia y la Misa de
Envío de la JMJ, el Campus Fidei. "¿No querría decir (Dios) que el
verdadero Campus Fidei no es un lugar geográfico sino que somos
nosotros?, se ha preguntado. Aunque al final no se ha podido celebrar la
Vigilia en el Campus Fidei por la lluvia, Francisco ha destacado que
ese "Campo de Fe" puede entenderse como "campo de entrenamiento", como
"campo donde se siembra" o como "campo como obra en construcción".
Así, se ha referido al campo como lugar donde se siembra y ha
preguntado a los jóvenes "qué terreno quieren ser": si "el camino",
escuchando al Señor pero dejándose "atontar por tantos reclamos
superficiales" que escuchan; si el "terreno pedregoso", acogiendo a
Jesús "con entusiasmo" pero siendo "inconstantes" y sin "el valor de ir a
contracorriente" ante las dificultades; o si "el terreno espinoso", de
forma que "las pasiones negativas sofocan las palabras del Señor". En
esta línea, les ha invitado a preguntarse: "¿Estoy atontado? ¿Tengo
valor o soy cobarde? ¿Tengo la costumbre de jugar a dos puntas, de
quedar bien con Dios y quedar bien con el diablo?
No obstante, Francisco se ha mostrado seguro de que hoy "la
simiente cae en buena tierra" y de que los jóvenes presentes no van a se
"cristianos a tiempo parcial" ni "almidonados" o "de fachada" sino
"auténticos".
"Estoy seguro de que no quieren vivir en la ilusión de una
libertad que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del
momento. Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones definitivas que
den pleno sentido a la vida. Jesús es capaz de ofrecer esto", ha
asegurado.
En un discurso repleto de interpelaciones a los jóvenes, el Papa
Francisco ha invitado a cada uno de los presentes a hacer silencio y
decirle a Jesús "que quieren recibir la semilla".
"Mira Jesús, este
cachito de tierra", ha señalado, al tiempo que les ha pedido que en
silencio dejen entrar la semilla de Jesús y luego la dejen crecer.
Asimismo, en referencia al campo "como obra en construcción", ha
exhortado a los jóvenes a "sudar la camiseta", a tratar de vivir como
cristianos y les ha prometido que de esta forma "nunca estarán solos"
pues "forman parte de la Iglesia" y se convierten "en constructores de
la Iglesia y en protagonistas de la historia".
Sin embargo, el Pontífice ha advertido de que Jesús pide a los
fieles que la Iglesia que edifiquen no sea como "una pequeña capilla
donde sólo cabe un grupito de personas" sino que sea "tan grande que
pueda alojar a toda la humanidad, que sea la casa de todos".
El Papa Francisco ha apuntado que ha seguido "atentamente" las
noticias sobre "tantos jóvenes que, en muchas partes del mundo, han
salido por las calles para expresar el deseo de una civilización más
justa y fraterna" y ante este desafío se ha preguntado: "¿Por dónde
empezar? ¿Cuáles son los criterios para la construcción de una sociedad
más justa?". Y ha contestado con unas palabras de la Madre Teresa de
Calcuta: "Cuando le preguntaron qué era lo que debía cambiar en la
Iglesia, respondió: Tú y yo".
"Tenía garra esta mujer", ha improvisado.
Así, ha instado a los jóvenes a que "no dejen que otros sean los
protagonistas del cambio", a que "sigan superando la apatía y dando
respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas, a que se
metan en el trabajo por un mundo mejor".
"No balconeen la vida, métanse
en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió", ha subrayado.
Durante la Vigilia, varios jóvenes han dado su testimonio. Entre
ellos, se encontraba Carlos Lins, de 30 años, que ha contado cómo tras
perder su padre el trabajo y empeorar su situación familiar perdió la fe
en Dios, entró en el mundo de las drogas, comenzó a robar, conoció a
una joven que se quedó embarazada y abortó. Esa experiencia, según ha
relatado, les transformó y cuando un día ella le preguntó a quién quería
parecerse, él volvió a pensar en Jesús.
Por su parte, el misionero Flavio Matias ha contado su trabajo
como sacerdote y ha agradecido la oportunidad que tiene de dar misa a
jóvenes indígenas pues es "muy enriquecedora". Además, ha afirmado que
en Brasil ha encontrado "un pueblo batallador" y una Iglesia que entre
"tanta dificultad" está "viva y pulsante". "No hay otra manera de ser
pastor sino estando con sus ovejas", ha subrayado.
Mientras, Felipe Passos, un joven en silla de ruedas, ha relatado
cómo el pasado mes de enero de 2013, dos días antes de cumplir 23 años,
entraron a su casa a robar y cómo por defender el dinero que habían
recaudado en su comunidad con tanto esfuerzo para asistir a la JMJ
recibió un disparo que le causó una lesión en la médula. Según ha
explicado, los médicos pensaban que no se salvaría pero las oraciones de
tantos jóvenes y fieles de todo el mundo le salvaron y le permitieron
asistir a la JMJ de Río, al igual que acudió a la JMJ de Madrid en 2011.
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