martes, 31 de marzo de 2020

Italia y el Vaticano izan banderas a media asta por la pandemia


ROMA.- Los italianos realizaron un minuto de silencio y las banderas en los edificios del gobierno fueron izadas a media asta el martes para honrar a las miles de víctimas del brote del coronavirus. 

El Vaticano, la pequeña ciudad Estado rodeada por Roma, izó a media asta sus banderas blancas y amarillas. Los italianos al otro lado de la frontera también lo hicieron con los pabellones verde, blanco y rojo de su país, así como los de sus ciudades y los de la Unión Europea.
La iniciativa fue impulsada por un grupo de alcaldes para mostrar su solidaridad con las ciudades que han sufrido el mayor número de contagios y muertes en el norte del país, epicentro de la crisis.
Italia es el país más afectados en términos de muertes y representa más de un tercio de todos los fallecimientos por la enfermedad a nivel global.
“Este momento de silencio de los alcaldes, en el que incluso el Palacio Presidencial y el Vaticano participaron, es un momento importante para nuestro país, muestra unidad de norte a sur”, dijo Antonio Decaro, alcalde de la sureña ciudad de Bari.
Los alcaldes, que vistieron sus bandas tricolores oficiales y algunos usaron mascarillas, observaban solemnemente mientras cornetas tocaban en calles que solían estar repletas de residentes y turistas antes de las medidas aplicadas para contener la propagación del virus.
El alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, se paró junto a las inusualmente tranquilas aguas de un canal, libres del tránsito de botes debido a la cuarentena nacional. 
“Todos los alcaldes se han reunido en una especie de abrazo ideal, para estar cerca de los lugares que más sufren, donde el virus ha sido el más feroz, para guardar luto por los que han muerto”, dijo Decaro.
La cuarentena debía terminar el viernes, pero fue extendida hasta después de Semana Santa, que este año concluye el 12 de abril.
El total de muertos aumentó el martes en 837 a más de 12.000. Decaro dijo que la iniciativa de los alcaldes era una señal de respeto por todas las familias que sufren.

El Papa reza por los sin casa para que sean ayudados por la sociedad y la Iglesia

CIUDAD DEL VATICANO.- Este 31 de marzo, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre dirigió su pensamiento a todos aquellos que en este periodo no tienen una casa. En su homilía el Pontífice invitó a contemplar a Jesús en la Cruz: el Señor ha tomado sobre sí mismo nuestros pecados para salvarnos.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, este martes de la V Semana de Cuaresma, el Papa Francisco recitó la antífona de entrada que nos da esperanza: “Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor”. Al introducir la celebración, el Santo Padre dirigió su intención a todas las personas que en este periodo no tienen una casa:

“Oremos hoy por aquellos que no tienen hogar, en este momento en el cual se nos pide que estemos en casa. Para que la sociedad de hombres y mujeres pueda tomar conciencia de esta realidad y ayudar, y para que la Iglesia los acoja”.

En su homilía, comentando las lecturas de hoy tomadas del Libro de los Números (Num 21, 4-9) y del Evangelio de Juan (Jn 8,21-30), el Papa Francisco recuerda que Jesús se hizo pecado para salvarnos. Él vino al mundo para tomar nuestros pecados sobre sí: en la cruz no finge sufrir y morir. Contemplemos a Jesús en la cruz y demos gracias.

A continuación el texto de la homilía según nuestra transcripción:

La serpiente no es ciertamente un animal simpático: siempre se asocia con el mal. Incluso en la revelación, la serpiente es el animal que usa el diablo para inducir al pecado. En el Apocalipsis se llama, al diablo, la antigua serpiente, la que desde el principio muerde, envenena, destruye, mata. Por eso no puede salir. Si quieres salir como alguien que propone cosas bellas, éstas son fantasía: las creemos y así pecamos. Esto es lo que le pasó al pueblo de Israel: no pudieron soportar el viaje. Estaban cansados. Y el pueblo habló contra Dios y contra Moisés. Siempre es la misma música, ¿no? "¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Para hacernos morir en este desierto? Porque aquí no hay pan ni agua y estamos hartos de este alimento ligero, el maná". Y la imaginación – lo hemos leído en los días pasados – siempre va a Egipto: "Pero, allí estábamos bien, comíamos bien ...". Y también, parece que el Señor no podía soportar a la gente en este momento. Se enfadó: la ira de Dios se ve a veces... Y entonces el Señor envió entre el pueblo serpientes abrazadoras que mordían a la gente y morían. "Un gran número de israelitas murieron." En ese momento, la serpiente es siempre la imagen del mal: el pueblo ve en la serpiente el pecado, ve en la serpiente lo que ha hecho el mal. Y se acerca a Moisés y le dice: "Hemos pecado porque hemos hablado contra el Señor y contra ti. Suplica al Señor que nos quite estas serpientes". Se arrepiente. Esta es la historia en el desierto. Moisés oró por el pueblo y el Señor le dijo a Moisés: "Haz una serpiente y ponla en un mástil de metal. Quien será mordido y lo mire, seguirá en vida".
Me hace pensar: ¿pero no es esto idolatría? Ahí está la serpiente, ahí, un ídolo, que me da salud... No se entiende. Lógicamente, no se entiende, porque esto es una profecía, es un anuncio de lo que va a pasar. Porque también hemos escuchado como una profecía cercana, en el Evangelio: "Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, entonces sabrán que Yo soy y que no hago nada por mí mismo". Jesús levantado: en la cruz. Moisés hace una serpiente y lo levanta. Jesús será levantado, como la serpiente, para dar la salvación. Pero el núcleo de la profecía es precisamente que Jesús se hizo pecado por nosotros. No ha pecado: se ha hecho pecado. Como dice San Pedro en su carta: "Llevó nuestros pecados sobre sí mismo”. Y cuando miramos al crucificado, pensamos en el Señor que sufre: todo eso es verdad. Pero nos detenemos antes de llegar al centro de esa verdad: en este momento, Tú pareces el mayor pecador, Tú te has hecho pecado. Ha tomado sobre sí mismo todos nuestros pecados, se ha aniquilado a sí mismo hasta ahora. La cruz, es verdad, es un tormento, está la venganza de los doctores de la Ley, de los que no querían a Jesús: todo esto es verdad. Pero la verdad que viene de Dios es que Él vino al mundo para tomar nuestros pecados sobre sí mismo hasta el punto de convertirse en pecado. Todo pecado. Nuestros pecados están ahí.
Debemos acostumbrarnos a mirar el crucifijo bajo esta luz, que es la más verdadera, la luz de la redención. En Jesús hecho pecado vemos la derrota total de Cristo. No finge morir, no finge sufrir, solo, abandonado... "Padre, ¿por qué me has abandonado?". Una serpiente: Yo soy levantado como una serpiente, como lo que es todo pecado.
No es fácil entender esto y, si pensamos, nunca llegaremos a una conclusión. Sólo, contemplar, rezar y dar gracias.

Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística, invitando a realizar la comunión espiritual. Aquí sigue la oración recitada por el Papa:
“Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén”.
Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antigua antífona mariana Ave Regina Caelorum ("Ave Reina del Cielo").

lunes, 30 de marzo de 2020

El Papa Francisco advirtió sobre un "genocidio virósico"

BUENOS AIRES.- El Papa Francisco advirtió sobre un "genocidio virósico". El Sumo Pontífice señaló que esto podría darse si se prioriza a la economía por sobre la salud de la gente. Destacó a los gobiernos que toman medidas para "defender a la población".

El papa Francisco destacó a los gobiernos que toman medidas "para defender a la población" de la pandemia de coronavirus, advirtió por un posible "genocidio virósico" si se prioriza la economía sobre la gente y lamentó las consecuencias que se ven de la crisis, como el hambre, la violencia y la aparición de usureros.
En una carta dirigida al juez porteño Roberto Andrés Gallardo a la que accedió Télam, el pontífice manifestó su preocupación por "el crecimiento, en progresión geométrica, de la pandemia".
"Estoy edificado por la reacción de tantas personas, médicos, enfermeras, enfermeros, voluntarios, religiosos, sacerdotes, arriesgan su vida para sanar y defender a la gente sana del contagio", sostuvo Jorge Bergoglio en la misiva enviada este sábado al presidente del Comité Panamericano de Jueces por los Derechos Sociales.
En la carta manuscrita, Bergoglio destacó que "algunos gobiernos han tomado medidas ejemplares con prioridades bien señaladas para defender a la población".
"Es verdad que estas medidas 'molestan' a quienes se ven obligados a cumplirlas, pero siempre es para el bien común y, a la larga, la mayoría de la gente las acepta y se mueve con una actitud positiva", detalló en esa dirección.
"Los gobiernos que enfrentan así la crisis muestran la prioridad de sus decisiones: primero la gente. Y esto es importante porque todos sabemos que defender la gente supone un descalabro económico", consideró el Papa.
"Sería triste que se optara por lo contrario, lo cual llevaría a la muerte a muchísima gente, algo así como un genocidio virósico", advirtió Francisco en su mensaje al magistrado argentino.
En ese marco, Bergoglio recordó su encuentro del pasado viernes con las autoridades del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral, "para reflexionar sobre el ahora y sobre el después".
"Prepararnos para el después es importante. Ya se notan algunas consecuencias que deben ser enfrentadas: hambre, sobre todo para las personas sin trabajo fijo (changas, etc), violencia, la aparición de los usureros, (que son la verdadera peste del futuro social, delincuentes deshumanizados), etc", enumeró.
El pasado viernes, en un histórico rezo en soledad en la Plaza San Pedro, Francisco planteó que "nadie se salva solo" de la pandemia y recordó a la humanidad que estamos "todos en la misma barca" para afrontar la situación.

El Papa respalda el llamamiento de la ONU para un alto al fuego mundial por el coronavirus


CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco respaldó el domingo un llamamiento del Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, para un alto al fuego global que permita que el mundo se concentre en combatir la pandemia de coronavirus. 

Durante su bendición semanal en su biblioteca, en lugar de la Plaza de San Pedro, Francisco mencionó específicamente el llamamiento que Guterres hizo en una conferencia de prensa digital el lunes.
Francisco hizo un llamamiento para que todos “detengan todas las formas de hostilidad belicosa y favorezcan la creación de corredores de ayuda humanitaria, esfuerzos diplomáticos y atención a quienes se encuentran en situaciones de gran vulnerabilidad”.
Más de 662.700 personas han sido diagnosticadas con el nuevo coronavirus y 30.751 han muerto, según un recuento.
Naciones Unidas ha estado tratando de mediar en el fin de los conflictos en Siria, Yemen y Libia, al tiempo que proporciona ayuda humanitaria a millones de civiles.
Guterres advirtió que en los países devastados por la guerra los sistemas de salud se han derrumbado y el pequeño número de profesionales médicos que quedaba a menudo ha sido blanco en los combates.
En su discurso del domingo, el Papa también llamó a las autoridades para que sean sensibles al problema particular que plantea el coronavirus en las cárceles de todo el mundo, muchos de ellas superpoblados. 
“Podría convertirse en una tragedia”, dijo.

El Papa en el Ángelus: “¡Quiten la piedra de su corazón! Dejen que Dios devuelva la vida”


CIUDAD DEL VATICANO.- “Que la Virgen María nos ayude a ser compasivos como su Hijo Jesús, que ha hecho suyo nuestro dolor. Que cada uno de nosotros esté cerca de los que están en la prueba, convirtiéndose para ellos en un reflejo del amor y la ternura de Dios, que libera de la muerte y hace vencer la vida”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus de este 29 de marzo, V Domingo de Cuaresma.

El Santo Padre, comentando el Evangelio de este Domingo (cf. Jn 11, 1-45), que narra la Resurrección de Lázaro recordó que, Jesús era muy amigo de Lázaro, Marta y María. Y cuando Él llega a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días muerto; Marta corre al encuentro del Maestro y le dice: «¡Si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto!». Jesús responde a Marta: «Tu hermano resucitará»; «Yo soy la resurrección y la vida; el que crea en mí, aunque muera, vivirá».
 Luego Jesús «conmovido profundamente se echó a llorar» por la muerte del amigo. Con esta perturbación en su corazón, fue al sepulcro, agradece al Padre que siempre le escucha, hace abrir la tumba y grita en voz alta: «¡Lázaro, ven afuera!». Y Lázaro salió con «los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario».
Después de relatar los momentos más sobresaliente de la narración del Evangelio, el Papa Francisco dijo que, “aquí tocamos con la mano que Dios es vida y dona vida, pero asume el drama de la muerte. Jesús habría podido evitar la muerte de su amigo Lázaro, pero ha querido hacer suyo nuestro dolor por la muerte de nuestros seres queridos, y sobre todo ha querido mostrar el dominio de Dios sobre la muerte”. 
En el Evangelio, precisa el Pontífice, vemos que la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios se buscan y finalmente se encuentran. Lo vemos en el grito de Marta y María y todos nosotros con ellas: «¡Si hubieras estado aquí!...». Y la respuesta de Dios no es un discurso, es Jesús.
También hoy, afirma el Santo Padre, Jesús nos repite: "Quiten la piedra". Dios no nos ha creado para la tumba, nos ha creado para la vida, hermosa, buena, gozosa, a pesar que «la muerte ha entrado en el mundo por envidia del diablo» como dice el Libro de la Sabiduría, y Jesucristo ha venido a liberarnos de sus ataduras. 
Por lo tanto, subraya el Papa, estamos llamados a quitar las piedras de todo lo que sabe a muerte: la hipocresía con la que vivimos la fe, es muerte; la crítica destructiva a los demás es muerte; la ofensa, la calumnia, es muerte; la marginación de los pobres es muerte. 
“El Señor nos pide que quitemos estas piedras de nuestros corazones, y la vida entonces volverá a florecer a nuestro alrededor. Cristo vive, y quien lo acoge y se adhiere a Él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, o fuera de Cristo, no sólo no hay vida, sino que se vuelve a caer en la muerte”.

sábado, 28 de marzo de 2020

El Papa arremete contra la élite clerical, que piensa que "no debemos ensuciarnos las manos con los pobres"


CIUDAD DEL VATICANO.- Esta mañana en Santa Marta, Francisco arremetió contra la “élite de los doctores de la ley” que “desprecian a Jesús, desprecian al santo Pueblo de Dios”, y que, hoy como ayer, piensan que “somos la clase dirigente, no debemos ensuciarnos las manos con los pobres”.

“Algunos dicen, en estos días: '¿Cómo estos sacerdotes y religiosas sanos van a ayudar a la gente, podrían contagiarse del coronavirus? ¡Ellos están para los sacramentos, pero para dar de comer, que el Gobierno se haga cargo!
Es el mismo argumento que en tiempos de Jesús: es gente de segunda clase. Nosotros somos la clase dirigente, no debemos ensuciarnos las manos con los pobres”, denunció Francisco en su improvisada homilía, lamentando que haya “gente buena, sacerdotes, religiosas, que no tienen el coraje de ir a servir a los pobres”. 
¿Qué les falta? “Lo que les faltaba a los doctores de la Ley: han perdido la memoria, han perdido aquello que Jesús sentía en el corazón, que era parte del propio pueblo”.
Francisco quiso dedicar la misa a los que ya están comenzando a padecer “algunas consecuencias de la pandemia”, como el hambre. “Se comienza a ver gente que tiene hambre, porque no pueden trabajar, no tenían un trabajo fijo y tantas circunstancias. Comenzamos a ver el 'después de', que vendrá tarde pero comienza desde ya. Oremos por las familias que comienzan a sentir la necesidad a causa de la pandemia”, oró el Papa.
En su homilía, Bergoglio habló de la “grieta” en el pueblo de Jesús. Por un lado, “el pueblo que ama a Jesús y lo sigue”. Del otro, “los intelectuales, los doctores de la Ley, que repudian a Jesús”. 
“Este grupo de elite, de doctores de la Ley, desprecian a Jesús, pero también desprecian al pueblo, que es ignorante, que no sabe nada. El santo pueblo fiel de Dios cree en Jesús, lo sigue, y este grupito, de elite de doctores de la Ley se distancia del pueblo y no acoge a Jesús”, clamó el Papa.
¿Cuál era su defecto? “Habían perdido la memoria de la propia pertenencia al pueblo”. En cambio, el pueblo de Dios” sigue a Jesús, no sabe explicar por qué, pero le llega al corazón, y no se cansa”, explicó Francisco, quien lamentó que “la brecha entre los líderes religiosos y el pueblo es un drama que viene desde antiguo”.
“El problema de los clérigos elitistas es que habían perdido la memoria de la propia pertenencia al pueblo de Dios. Se habían sofisticado, habían pasado a otra clase social, y se sienten dirigentes. Es el clericalismo, que ya existía entonces”, denunció el Papa, quien también defendió a muchos, “tantos hombres y mujeres al servicio de Dios, que van a servir al pueblo, que no se distancian del pueblo”.
“Pensemos, cada uno de nosotros, de qué parte estamos, o si estamos en la mitad, indecisos. Si estamos con el sentir del pueblo fiel de Dios, que no puede errar, por aquella infalibilidad de los creyentes. Y pensemos en la elite que se distancia del pueblo de Dios, por aquel clericalismo”, concluyó.

Portugal da permisos de residencia, trabajo y acceso a sanidad a los inmigrantes en proceso de regularización


LISBOA.- El ministro da Administración Interna de Portugal, Eduardo Cabrita, ha anunciado este sábado que se autorizará de formar provisional la residencia y acceso a todos los servicios públicos, incluidos el Servicio Nacional de Salud o las ayudas sociales a todos los inmigrantes en proceso de regularización.

La medida es un "deber" de una "sociedad solidaria en tiempos de crisis", ha explicado Cabrita en declaraciones al diario portugués 'Público'.
Los beneficiados serán quienes hayan solicitado la residencia al Servicio de Extranjeros y Fronteras, incluidos los solicitantes de asilo, hasta el 18 de marzo, día de la declaración del Estado de Emergencia Nacional en Portugal.
La orden ministerial ha sido publicada en la noche de este sábado y prevé que cualquier documento de solicitud de residencia o permiso de trabajo "sea considerado válido ante todos los servicios públicos". 
El objetivo es "garantizar inequívocamente los derechos de todos los ciudadanos extranjeros con procesos pendientes".
"En Estado de Emergencia la prioridad es la defensa de la salud y la seguridad colectiva. En estos momentos es aún más importante garantizar los derechos de los más frágiles como es el caso de los migrantes", ha subrayado Cabrita.

Italia supera los 10.000 muertos, pero la tendencia de contagios sigue a la baja

ROMA.- El Gobierno italiano ha anunciado este sábado que 889 personas han fallecido en las últimas horas en todo el país por el coronavirus, hasta un total de 10.023 muertos, y que el número de nuevos casos ha aumentado ligeramente respecto al viernes hasta los 5.974, para un total de 92.472 contagios.

El recuento que ha proporcionado Protección Civil también detalla que 12.384 personas han recibido el alta -una de las comparaciones más positivas: 1.434 en las últimas horas, frente a las 589 del viernes- y que el número de contagios activos en el país, descontando a fallecidos y recuperados, es de 70.065.
Lombardía vuelve a ser la región más afectada con 5.944 fallecidos tras constatar 542 nuevas víctimas mortales, en línea con la cifra del viernes (541) aunque el aumento del número de casos entre días es menor: 2.117 por 2.409 el viernes. En Lombardía se han registrado ya un total de 39.415 contagios.
De momento, y a la luz de estos nuevos resultados, el Ministerio de Transporte de Italia ha decidido endurecer todavía más las restricciones de entrada en el país. Ahora, quien desee recibir el permiso para atravesar la frontera deberá aclarar sus motivos y facilitar un número de contacto.

Italia adelanta 4.300 millones a sus ayuntamientos  

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha anunciado que el Gobierno adelantará 4.300 millones a los 8.000 ayuntamientos y destinará 400 millones para cupones de compra que serán entregados a los más necesitados.
"Hemos firmado un decreto ministerial para adelantar a los municipios 4.300 millones antes de la fecha prevista en mayo y agregamos otros 400 millones a este fondo, un avance adicional para los municipios con la condición de que esta cifra debería ser utilizada por gente que no puede comprar", ha explicado Conte en una comparecencia televisada.
Los 400 millones se distribuirán entre los 8.000 municipios y se generarán cupones de compra. 
"Confiamos en que los alcaldes a partir de principios de la próxima semana podrán suministrar los cupones o entregar los alimentos directamente. No queremos dejar a nadie solo, abandonado", ha resaltado. Además, Conte ha sugerido a los comercios que hagan un descuento del 5 o 10 por ciento a quienes compren con cupones.
Conte ha recordado que se han superado las 10.000 víctimas mortales. "Es un número que nos afecta particularmente. Agranda una herida que nunca podemos olvidar. Sin embargo, hay una cifra que nos anima, la de los 1.434 que se han recuperado", ha apuntado.
A principios de semana Conte se reunirá con el comité técnico-científico sobre el coronavirus, ha explicado: "confiamos en que nos traerá buenas noticias".
 "Queremos dar una señal concreta de la presencia del Estado. Hay muchos ciudadanos en dificultades, muchas personas que sufren: somos conscientes de ello, no volvemos la cabeza hacia otro lado", ha subrayado.
"Hay muchos sufrimientos materiales para quienes tienen y ya estaban teniendo dificultades con los alimentos y los suministros farmacéuticos", ha añadido. "Toda la comunidad nacional está sufriendo, todos estamos en el mismo barco. Debemos ayudar a los que están en mayor dificultad. Debe nacer esta cadena de solidaridad", ha apuntado.
El último balance oficial recoge 889 personas fallecidas en las últimas horas en todo el país por el coronavirus, con lo que suma un total de 10.023 muertos. El número de nuevos casos ha aumentado ligeramente respecto al viernes hasta los 5.974, para un total de 92.472 contagios.

viernes, 27 de marzo de 2020

El Papa en la bendición Urbi et Orbi: “Despierta, Señor”


CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha rezado hoy por la pandemia de coronavirus que nos afecta y ha pedido al Señor que bendiga “al mundo”, dé salud “a los cuerpos” y consuele “los corazones”. Al final de la celebración, ha dado la bendición "Urbi et Orbi". En medio de la lluvia, a cubierto, el Papa Francisco, blanco y solo, ante la plaza de San Pedro del Vaticano, colosal y vacía, y detrás la basílica, colosal y vacía. Francisco ha arrancado con un paralelismo clásico: la tormenta y la pandemia; la humanidad y la barca, y el poder de Dios de intervenir en la historia si mujeres y hombres lo piden con fe.


En una plegaria tan extraordinaria como la pandemia de coronavirus que la motiva, el Papa Francisco ha expuesto este viernes al Santísimo Sacramento ante una plaza de San Pedro dramáticamente vacía y ha pedido misericordia ante el Crucifijo de la Gran Peste de 1522 y la imagen de María “Salvación del Pueblo Romano”.
Desde una plaza de San Pedro lloviznosa, oscura y vacía, el Papa se ha dirigido al Señor para comentar que “desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador”.
Era un cuadro sin precedentes, extraño y sobrecogedor pero, aparte del sacerdote que le acompañaba para ayudarle a bajar y subir las escaleras, el Santo Padre no estaba solo pues cientos de millones de fieles seguían su plegaria por Internet, radio y televisión.



Según Francisco, el miedo “se palpa en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió́ una tormenta inesperada y furiosa…”.



Homilía completa

«Al atardecer» (Mc 4,35). Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.
Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil es entender la actitud de Jesús. Mientras los discípulos, lógicamente, estaban alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, propio en la parte de la barca que primero se hunde. Y, ¿qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía tranquilo, confiado en el Padre —es la única vez en el Evangelio que Jesús aparece durmiendo—. Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las aguas, se dirigió a los discípulos con un tono de reproche: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (v. 40).
Tratemos de entenderlo. ¿En qué consiste la falta de fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» (v. 38). No te importa: pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados.
La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad.
Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, esta tarde tu Palabra nos interpela se dirige a todos. En nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Ahora, mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás. Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos, solos, nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere.
El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado. El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza.
Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad. En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza.
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7).

Bendición urbi et orbi

Ha nombrado, entre otros, a médicos y sanitarios, pero también a quienes trabajan en establecimientos de primera necesidad ("las reponedoras y cajeras de supermercado") y servicios públicos, sacerdotes, policías…

Francisco ha reconocido que “en nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa”.
En esa euforia materialista, “no nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo”.
En definitiva, “hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo”.
Bajo la situación de angustia por la pandemia podemos, al menos, “mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida”.
Francisco ha añadido que este desastre muestra “cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes -corrientemente olvidadas- que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia”.
Se trata de los “médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”.
Y ha hecho notar “cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad”. Y también “cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración”.
El Papa ha invitado a crear “espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad”.
Y ha concluido con una plegaria por el mundo entero: “me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones”.
Al final de su conmovedora oración personal, las plegarias en latín y los cantos, el Papa impartía excepcionalmente la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo entero) y concedía indulgencia plenaria a quienes seguían la ceremonia por Internet, radio y televisión.

El acto se ha cerrado con esa bendición solemne con la Eucaristía —los católicos creen en la presencia real de Jesús allí—, que confiere esa indulgencia plenaria, el perdón total de todas les culpas debidas por los pecados y faltas en las condiciones establecidas por la Penitenciaria Apostólica.

El Papa en Santa Marta agradece a los que se preocupan por quienes están en dificultad

CIUDAD DEL VATICANO.- Este 27 de marzo, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre dirigió una vez más su pensamiento a los enfermos, a los ancianos solos, a las familias que no tienen nada para vivir, y expresó su gratitud a los que se preocupan por ellos. En su homilía dijo que contra la furia destructiva que despierta el demonio, es necesario el coraje del silencio. Esto es lo que hizo Jesús, y esto es lo que se debe hacer frente a la mezquina obstinación, como las habladurías.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco expresó su gratitud por aquellos que piensan en los demás, en este difícil momento caracterizado por la pandemia del coronavirus. Estas fueron sus palabras en la introducción de la misa:
“En estos días, han llegado noticias de cómo tanta gente está empezando a preocuparse de una manera más general por los demás, y piensan en las familias que no tienen lo suficiente para vivir, los ancianos solos, los enfermos en el hospital y rezan y tratan de hacer llegar alguna ayuda... Esta es una buena señal. Agradezcamos al Señor por suscitar estos sentimientos en los corazones de sus fieles”.
En su homilía, comentando las lecturas de hoy, tomadas del Libro de la Sabiduría (Sabiduría 2, 1. 12-22) y del Evangelio de Juan (Jn 7, 1-2. 10. 25-30), subrayó que el ensañamiento de los que querían matar a Jesús era suscitado por el diablo, porque detrás de toda furia destructiva está el diablo. No se puede discutir con los que están enfurecidos, sólo se puede callar, como hizo Jesús que eligió el silencio y la Pasión. Es el estilo que se debe seguir incluso con las pequeñas obstinaciones diarias, las habladurías.
A continuación el texto de la homilía según nuestra transcripción y al mismo tiempo te invitamos a seguir la Santa Misa (video integral) desde nuestro canal de Youtube:
La primera lectura es casi una crónica (anticipada) de lo que le pasará a Jesús. Es una crónica adelantada, es una profecía. Parece una descripción histórica de lo que pasó después. ¿Qué dicen los impíos? “Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes… Porque si el justo es hijo de Dios, Él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos”. Pensemos en lo que le decían a Jesús en la cruz: "Si eres el Hijo de Dios, baja; que Él venga a salvarte". Y luego, el plan de acción: “Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. Es una profecía, precisamente, de lo que ha sucedido. Y los judíos trataban de matarlo, dice el Evangelio. Entonces, también trataron de arrestarlo – nos dice el Evangelio – “pero nadie puso las manos sobre Él, porque todavía no había llegado su hora”.
Esta profecía es demasiado detallada; el plan de acción de esta gente malvada es sólo detalles sobre detalles, no escatimemos nada, probémoslo con violencia y tormento, y pongamos a prueba el espíritu de resistencia... sujetémoslo en trampas, atrapémoslo, (para ver) si cae... Esto no es un simple odio, no hay un plan de acción malvado - ciertamente - de un partido contra otro: esto es otra cosa. Esto se llama ensañamiento: cuando el diablo que está detrás, siempre, detrás de todo ensañamiento, trata de destruir y no escatima los medios. Pensemos en el comienzo del Libro de Job, que es profético sobre esto: Dios está satisfecho con el modo de vida de Job, y el diablo le dice: "¡Sí, porque lo tiene todo, no tiene ninguna prueba! ¡Pónganlo a prueba!" Y primero el diablo le quita sus posesiones, luego le quita su salud, y Job nunca, nunca se alejó de Dios. Pero el diablo, lo que hace, es ensañarse. Siempre. Detrás de toda la furia está el diablo, para destruir la obra de Dios. Detrás de una discusión o enemistad, puede ser el diablo, pero desde lejos, con tentaciones normales. Pero cuando hay ensañamiento, no dudamos: está la presencia del diablo. Y el ensañamiento es sutil. Pensemos en cómo el diablo ha sido furioso no sólo contra Jesús, sino también en las persecuciones de los cristianos; cómo ha buscado los medios más sofisticados para llevarlos a la apostasía, para alejarse de Dios. Esto es, como decimos en el lenguaje cotidiano, esto es diabólico: sí; inteligencia diabólica.
Me contaban algunos Obispos de uno de los países que sufrieron la dictadura de un régimen ateo que llegaron, en las persecuciones, a detalles como éste: el lunes después de Pascua las maestras tenían que preguntar a los niños: "¿Qué comisteis ayer?", y los niños decían lo qué habían comido en el almuerzo. Y algunos decían: "Huevos", y los que decían "huevos" eran perseguidos para ver si eran cristianos porque en ese país comían huevos el Domingo de Pascua. Hasta este punto, de ver, de espionaje, donde hay un cristiano para matarlo. Esto es un ensañamiento en la persecución y esto es el diablo.
¿Y qué se hace en el momento del ensañamiento? Sólo se pueden hacer dos cosas: discutir con esta gente no es posible porque tienen sus propias ideas, ideas fijas, ideas que el diablo ha sembrado en sus corazones. Hemos oído cuál es su plan de acción. ¿Qué se puede hacer? Lo que hizo Jesús: callarse. Es sorprendente cuando leemos en el Evangelio que frente a todas estas acusaciones, todas estas cosas, Jesús guardó silencio. Frente al espíritu de furia, sólo silencio, nunca justificación. Nunca. Jesús habló, explicó. Cuando comprendió que no había palabras, silencio. Y en silencio Jesús hizo su Pasión. Es el silencio de los justos frente a la obstinación. Y esto también es válido para – llamémoslo así – la pequeña tenacidad diaria, cuando uno de nosotros escucha que hay una habladuría allí, contra él, y decimos cosas y luego no sale nada... cállate. Silencio. Y soportar y tolerar la obstinación. La habladuría es también un ensañamiento, un ensañamiento social: en la sociedad, en el vecindario, en el lugar de trabajo, pero siempre contra él. Es un ensañamiento no tan fuerte como este, pero es una furia, destruir al otro porque se puede ver que el otro incomoda, molesta.
Pidamos al Señor la gracia de luchar contra el mal espíritu, de discutir cuando tengamos que discutir; pero frente al espíritu de obstinación, tener el coraje de callar y dejar hablar a los demás. Lo mismo ante esta pequeña obstinación diaria que es la habladuría: dejarlos hablar. En silencio, ante Dios.
Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística, invitando a tomar la comunión espiritual. Aquí sigue la oración recitada por el Papa:
“Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén”.
Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antigua antífona mariana Ave Regina Caelorum ("Ave Reina del Cielo").

El Papa denuncia el uso de “espionaje” en la persecución contra los cristianos


CIUDAD DEL VATICANO.- El ensañamiento. Fue la actitud sobre la que Francisco quiso reflexionar esta mañana durante la homilía en la eucaristía celebrada en la capilla de Santa Marta. “Detrás de todo ensañamiento, está el diablo para alejar al hombre y destruirlo”, alertó el Papa, para comentar cómo “actúa de maneras sutil”. 

“Pensemos cómo en la persecución de los cristianos, utiliza los medios más sofisticados para llevarlos a la apostasía. Es una inteligencia diabólica”, dejó caer Francisco, que relató la experiencia de algunos obispos de países “que han sufrido la dictadura de un régimen ateo”.

Menores hostigados

“El lunes después de la Pascua, las profesoras preguntaban a los niños que había comido el día anterior. Aquellos que decían que habían comido huevo, eran perseguidos por si eran cristianos”, desveló: “A ese punto de espionaje se llegaba”.

“Pero, ¿qué podemos hacer contra el ensañamiento? Lo que hace Jesús: callar”, aconsejó el Papa: “El silencio, jamás la justificación. En silencio Jesús vive sus Pasión, el silencio del justo frente al enfurecimiento”.

Saber callar

“Pidamos al Señor la gracia de luchar contra el espíritu malvado, de discutir cuando tenemos que discutir. Pero, ante el enseñamiento de las habladurías, saber callar y dejar que los otros hablen, en silencio ante Dios”, deseó.

Así, frente “a los ataques cotidianos, cuando alguien escucha que hay chismorreos contra él”, solo planteó un camino: “Estemos callados, sepamos sufrir y tolerar las habladurías entendidas como ensañamiento en el barrio o en el lugar de trabajo”.

Dar ayuda

“En estos días han llegado noticias de tantas personas que comienzan a preocuparse de forma general por los demás y piensan en las familias que no tienen lo necesario para vivir, en los ancianos solos, en los enfermos en los hospitales“, expresó el Papa al inicio de la Eucaristía.

“Rezan por ellos y tratan de hacerles llegar ayuda”, reconoció Francisco: “Gracias por ello. Que el Señor suscite en el corazón de los fieles estos sentimientos”, imploró.

jueves, 26 de marzo de 2020

El efecto Francisco: 75 millones más de católicos en sus primeros cinco años como Papa


MADRID.- La incidencia de la acción pastoral en el mundo católico, especialmente de África y Asia, ha aumentado en los primeros cinco años del pontificado del papa Francisco, según www.vidanuevadigital.com

Así se revela en el Anuario Pontificio 2020, realizado por la Oficina Central de Estadística de la Iglesia. Un trabajo por medio del cual se han revelado algunos datos novedosos–que incluyen hasta 2018– relacionaos con la vida de la Iglesia católica en el mundo.
“El conjunto de fenómenos examinados muestra con suficiente claridad cómo durante los años entre 2013 y 2018 hay una disminución en el peso relativo de los países europeos y América del Norte y un aumento en la incidencia de todas las demás áreas geográficas“, ha explicado la Santa Sede en un comunicado. Y es que, como revela el estudio, en el período de 2013 a 2018, los católicos bautizados en el mundo registraron un aumento porcentual de casi el 6%.
“En este periodo se totalizaron de casi 1.254 millones de católicos a 1.329 millones, lo que supone un aumento absoluto de 75 millones de personas“, explica el Vaticano. Asimismo, se puede observar que en 2018 la proporción más alta de católicos se encuentra en América, con 63.7 católicos por cada 100 habitantes; seguido por Europa, con 39.7 católicos; Oceanía con 26.3; y África, con 19,4. 
Sin embargo, “la incidencia más baja es en Asia, con 3,3 católicos por cada 100 habitantes es debido a la difusión generalizada que las denominaciones no cristianas tienen en este continente”, matiza.

Más obispos y diáconos

Uno de los datos más significativos es que el número de obispos en el mundo ha aumentado estos años en más del 3,9%, pasando de 5.173 en 2013 a 5.377 en 2018, con un aumento muy señalado en Oceanía (4.6%), América y Asia (4.5% en ambos) y en Europa (4.1%), mientras que en África (+ 1.4%) los valores están por debajo del promedio mundial.
Además, una realidad eclesiástica “que está en rápida evolución” es la de los diáconos permanentes, cuyo número muestra un evidente aumento a nivel general y en cada continente de forma individual. Así, se ha pasado de 43.195 diáconos en 2013 a 47.504 cinco años después. Esto significa, por lo tanto, un aumento de aproximadamente un 10%.

La vida religiosa, en descenso

La tendencia del número de sacerdotes como de religiosos y religiosas los religiosa muestra una disminución lenta pero significativa.  mostrando una contracción del 0.3% concentrada en la segunda mitad del período de muestreo. 
Sin embargo, a diferencia del promedio mundial, la evolución del número de sacerdotes en África y Asia es esperanzadora, con un aumento del 14.3% y 11.0% respectivamente. Europa y Oceanía, responsables de la contracción observada a nivel mundial, muestran una disminución de más del 7% y un poco más del 1% respectivamente en 2018.
Los religiosos no sacerdotes han descendido, por su parte, en casi un 8% entre 2013 y 2018, pasando de ser más de 55.000 a menos de 51.000. La tendencia decreciente es común en los distintos continentes, con la excepción de África y Asia, donde se observan aumentos del 6.8% y el 3.6% respectivamente.

El Papa reza para que superemos el miedo en este tiempo difícil


CIUDAD DEL VATICANO.- En la misa en la casa Santa Marta, Francisco dirige su pensamiento a los ancianos solos, a los trabajadores precarios y a los que desempeñan una función social y pueden ser afectados por el coronavirus. En su homilía, el Papa invitó a descubrir nuestros ídolos, los ídolos del corazón, a menudo escondidos. La idolatría nos hace perder todos los dones del Señor.

En la misa que se transmitió en vivo desde la Capilla de la Casa Santa Marta Francisco rezó para que el Señor nos ayude a superar el miedo en este tiempo caracterizado por la pandemia de Covid-19. Estas fueron sus palabras, introduciendo la celebración eucarística:

En estos días de tanto sufrimiento, hay tanto miedo. El miedo de los ancianos, que están solos, en los asilos de ancianos o en los hospitales o en sus casas y no saben lo que puede pasar. El miedo de los trabajadores sin trabajo fijo que piensan en cómo alimentar a sus hijos y ven venir el hambre. El temor de muchos servidores sociales que en este momento ayudan a mandar adelante la sociedad y pueden contraer la enfermedad. También el miedo - miedos - de cada uno de nosotros: cada uno sabe cuál es el suyo. Roguemos al Señor para que nos ayude a tener confianza y a tolerar y vencer los miedos.

En su homilía, comentando la primera lectura del libro del Éxodo (Ex 32, 7-14), que relata la historia del becerro de oro, Francisco habló de los ídolos del corazón, ídolos que a menudo ocultamos astutamente, subrayando cómo la idolatría nos hace perderlo todo, nos hace perder los dones mismos del Señor. La idolatría nos lleva a una religiosidad equivocada. Así que el Papa nos pide que hagamos un examen de conciencia para descubrir nuestros ídolos ocultos.

Texto de la homilía

En la primera lectura está la escena del motín del pueblo. Moisés fue al Monte para recibir la Ley: Dios se lo dio, en piedra, escrita con su dedo. Pero el pueblo se aburrió y se aglomeró alrededor de Aarón y le dijo: "Pero, este Moisés, hace tiempo que no sabemos dónde está, dónde se ha ido, y estamos sin guía. Haznos un dios para ayudarnos a seguir adelante". Y Aarón, que más tarde se convirtió en sacerdote de Dios, pero allí era un sacerdote de la estupidez, de los ídolos, dijo: "Pero sí, denme todo el oro y la plata que tengao", y lo dieron todo e hicieron ese becerro de oro.


En el salmo escuchamos el lamento de Dios: “En Horeb se fabricaron un ternero, adoraron una estatua de metal fundido: así cambiaron su Gloria por la imagen de un toro que come pasto”. Y aquí, en este momento, comienza la lectura: “El Señor dijo a Moisés: ‘Baja enseguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que Yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: ‘Éste es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto’”. ¡Una verdadera apostasía! Desde el Dios viviente a la idolatría. No tuvieron paciencia para esperar el regreso de Moisés: querían algo nuevo, querían algo, un espectáculo litúrgico, algo.


Sobre esto quisiera mencionar algunas cosas. En primer lugar, esa nostalgia idolátrica en el pueblo: en este caso, pensaba en los ídolos de Egipto, la nostalgia de volver a los ídolos, de volver a lo peor, sin saber esperar al Dios vivo. Esta nostalgia es una enfermedad, también nuestra. Uno comienza a caminar con el entusiasmo de ser libre, pero luego comienzan las quejas: "Pero sí, es un momento difícil, el desierto, tengo sed, quiero agua, quiero carne... pero en Egipto comíamos cebollas, cosas buenas y aquí no hay...". Siempre, la idolatría es selectiva: te hace pensar en las cosas buenas que te da pero no te hace ver las cosas malas. En este caso, ellos pensaban en cómo estaban en la mesa, con estas comidas tan buenas que les gustaban tanto, pero olvidaban que ésta era la mesa de la esclavitud. La idolatría es selectiva.


Y otra cosa: la idolatría hace que lo pierdas todo. Aarón, para hacer un ternero, les pidió: "Dadme oro y plata", pero era el oro y la plata que el Señor les había dado cuando les dijo: "Pedid oro a los egipcios en préstamo", y luego se fueron con ellos. Es un regalo del Señor, y con el don del Señor ellos idolatran. Y eso es muy malo. Pero este mecanismo también nos sucede a nosotros: cuando tenemos actitudes que nos llevan a la idolatría, nos apegamos a cosas que nos alejan de Dios, porque hacemos otro dios y lo hacemos con los dones que el Señor nos ha dado. Con la inteligencia, con la voluntad, con el amor, con el corazón... estos son los dones del Señor que usamos para hacer idolatría.


Sí, algunos de ustedes pueden decirme: "Pero yo no tengo ídolos en casa. Tengo el Crucifijo, la imagen de Nuestra Señora, que no son ídolos..." - No, no: en tu corazón. Y la pregunta que deberíamos hacernos hoy es: ¿cuál es el ídolo que tienes en tu corazón, en mi corazón? Esa salida escondida donde me siento bien, que me aleja del Dios vivo. Y también tenemos una actitud muy astuta con la idolatría: sabemos cómo esconder los ídolos, como hizo Raquel cuando huyó de su padre y los escondió en la silla del camello y entre sus ropas. Nosotros también, entre nuestras ropas del corazón, hemos escondido muchos ídolos.


La pregunta que me gustaría hacer hoy es: ¿cuál es mi ídolo? Mi ídolo de la mundanidad... y la idolatría llega también alla piedad,  porque querían  el becerro de oro no para hacer un circo: no. Para adorar: "Se postraron ante él". La idolatría te lleva a una religiosidad equivocada, en efecto: muchas veces la mundanalidad, que es la idolatría, te hace cambiar la celebración de un sacramento en una fiesta mundana. Un ejemplo: no sé, pensemos, y en una celebración de boda. No sabes si es un sacramento donde los recién casados realmente dan todo y se aman ante Dios y prometen ser fieles ante Dios y recibir la gracia de Dios, o es una exhibición de modelos, cómo se visten... la mundananidad. Es una idolatría. Este es un ejemplo. Porque la idolatría no se detiene: siempre continúa.


Hoy la pregunta que me gustaría hacer a todos nosotros, a todos : ¿Cuáles son mis ídolos? Cada uno tiene el suyo. ¿Cuáles son mis ídolos? Donde los escondo. Y que el Señor no nos encuentre, al final de nuestras vidas, y diga de cada uno de nosotros: "Te has pervertido. Te has desviado del camino que te había indicado. Te has postrado ante un ídolo".


Pidamos al Señor la gracia de conocer a nuestros ídolos. Y si no podemos expulsarlos, al menos mantenerlos en la esquina...


Finalmente, el Papa concluyó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitando a la gente a hacer la comunión espiritual.

Oración recitada por el Papa:
“Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento. Te amo por encima de todas las cosas y te deseo en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como ya he venido, te abrazo y todas las cosas se unen a ti. No dejes que nunca me separe de ti.”

Cómo seguir la oración del Papa mañana viernes 27 de marzo


CIUDAD DEL VATICANO.- Mañana viernes bendición del Papa Francisco "Urbi et Orbi" por la emergencia del coronavirus. Quienes se unan espiritualmente a este momento a través de los medios de comunicación recibirán la indulgencia plenaria según lo establecido en el reciente Decreto de la Penitenciaría Apostólica 

Hay una gran expectativa mundial por la cita de oración universal que propuso el Papa personalmente durante el Ángelus del pasado domingo y que reiteró ayer en la audiencia general.
El primer llamamiento a todos los cristianos se hizo realidad el miércoles 25 de marzo, en la invocación al Dios Todopoderoso a través de las palabras del Padre Nuestro simultáneamente con los Jefes de las Iglesias y los líderes de todas las comunidades cristianas. Una oración conmovedora hacia el cielo.
Mañana, viernes, 27 de marzo, la segunda cita tan esperada. A las 18.00 horas (hora central europea) los católicos de todo el mundo están invitados a unirse espiritualmente, a través de los medios de comunicación, al Papa, quien presidirá un momento de oración desde el cementerio de la Basílica de San Pedro, con la plaza vacía, como él mismo anunció:
“Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos el Santísimo Sacramento, con el que al final daré la Bendición Urbi et Orbi, a la que se unirá la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria.”
A partir de las 18.00 horas, el momento de oración será transmitido en vivo en todo el mundo y se podrá seguir en varios idiomas.
El papa Francisco ha invitado a la cristiandad a otro momento especial de oración, cuando presidirá una plegaria en el Sagrato de la Basílica de San Pedro, con la plaza vacía y para clamar al cielo misericordia en estos momentos difíciles por el Coronavirus.

“Queremos responder a la pandemia del virus con la universalidad de la oración,  de la compasión, de la ternura. Permanezcamos unidos. Hagamos sentir nuestra cercanía con las personas más solas y exhaustas”.

Los fieles del mundo pueden participar espiritualmente a través de los medios de comunicación y sintonizar la ceremonia, que incluirá la Liturgia de la Palabra y la bendición con el Santísimo Sacramento.
Francisco impartirá la bendición apostólica Urbi et Orbi, dirigida a la Ciudad de Roma y al mundo. Esta bendición, que normalmente se confiere en Navidad y Pascua, dará la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria.
Se trata de una bendición especial que otorga el Papa normalmente solo dos veces al año, antes mencionadas, la remisión por las penas debidas por pecados. En esta ocasión, se hace aún más especial debido a que las personas no pueden salir de casa para confesarse, comulgar o ir simplemente a la iglesia a rezar.
Es decir, normalmente, la indulgencia plenaria es la remisión completa de la pena temporal por el pecado. No excluye la recepción del sacramento de la Reconciliación.

El Papa reza por las religiosas que arriesgan y dan la vida por asistir a los enfermos

CIUDAD DEL VATICANO.- Ayer 25 de marzo, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre oró por las religiosas que están al lado de los enfermos y de los pobres, recordando de manera especial a las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl que desde hace 98 años dirigen en el Vaticano el dispensario para las familias necesitadas.

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la Casa Santa Marta, en la Solemnidad de la Anunciación del Señor, que recuerda la Encarnación de Dios, el Papa Francisco ha rezado por la religiosas de San Vicente de Paúl que en el Vaticano dirigen un dispensario para los pobres y por todas las religiosas que cuidan a los enfermos, en particular en este periodo caracterizado por la pandemia del coronavirus.

“Hoy, fiesta de la Encarnación del Señor, las Hermanas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que sirven en el dispensario de Santa Marta desde hace 98 años, están aquí en la Misa, renovando sus votos junto con sus hermanas en todas partes del mundo. Quisiera ofrecer la Misa de hoy por ellas, por la Congregación que siempre trabaja con los enfermos, los más pobres, como lo ha hecho aquí durante 98 años, y por todas las Religiosas que están trabajando en este momento cuidando a los enfermos y también arriesgando la vida y dando la vida”.

En su homilía, ha dejado espacio a la contemplación del gran misterio de la Encarnación releyendo el Evangelio de San Lucas propuesta por la liturgia para esta Solemnidad (Lc 1, 26-38).

A continuación el texto de la homilía según el pasaje bíblico que la liturgia nos presenta el día de ayer:

El evangelista Lucas podía conocer esto solamente a partir de la narración de la Virgen. Escuchando a Lucas, hemos escuchado a la Virgen que relata este misterio. Estamos ante el misterio. Tal vez en mejor que podamos ahora releer este pasaje, pensando que ha sido la misma Virgen María a narrarlo.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
“¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo:
“No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
María dijo al Ángel:
“¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?”
El Ángel le respondió:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”.
María dijo entonces:
“Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”.
Y el Ángel se alejó.
Este es el misterio.

Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual.

A continuación la oración recitada por el Papa:

“A tus pies me Postro, ¡oh Jesús mío!, y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada, ante Tu santa Presencia. Te adoro en el Sacramento de Tu amor, la inefable Eucaristía, y deseo recibirte en la pobre morada que te ofrece mi alma. Esperando la dicha de la Comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, puesto que yo vengo a Ti, ¡oh mi Jesús!, y que Tu amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en Ti, espero en Ti, Te amo. Así sea”.

El Papa: ante emergencia transmitir a generaciones futuras actitud de solidaridad

CIUDAD DEL VATICANO.- En la Solemnidad de la Anunciación del Señor, y hace 25 años, san Juan Pablo II promulgaba su Encíclica Evangelium Vitae. Ayer mañana, Francisco dedicó su catequesis en una reflexión sobre esta solemnidad, esta importante encíclica, el valor y la inviolabilidad de la vida humana.

Un 25 de marzo, pero de hace veinticinco años, en esta misma fecha en que la Iglesia celebra la fiesta solemne de la Anunciación del Señor, San Juan Pablo II promulgó la Encíclica Evangelium Vitae, sobre el valor y la inviolabilidad de la vida humana.
“Acabamos de escuchar el relato evangélico de la Anunciación. Con su "sí" al Ángel, la Virgen acoge al Verbo que se hace carne y acepta con confianza cuidarlo. Acepta convertirse en la madre del Hijo de Dios. Así, en María, el encuentro de Dios con el hombre se realiza”.
Francisco en su catequesis, recordó que el vínculo entre la Anunciación y el "Evangelio de la vida" es estrecho y profundo, como subrayó San Juan Pablo en su Encíclica. Hoy, dijo, nos encontramos relanzando esta enseñanza en el contexto de una pandemia que amenaza la vida humana y la economía mundial.  
El Papa dijo que la situación actual hace que las palabras con las que comienza la Encíclica se sientan aún más desafiantes. "El Evangelio de la vida está en el corazón del mensaje de Jesús. Acogido por la Iglesia cada día con amor, debe ser proclamado con valiente fidelidad como la buena nueva a los hombres de todas las épocas y culturas".
El Pontífice dijo que todo anuncio evangélico, debe ser atestiguado en primer lugar. Al respecto, pensó con gratitud en el testimonio silencioso de tantas personas que, de diferentes maneras, “hacen lo mejor para servir a los enfermos, los ancianos, los que viven solos y los indigentes. Ponen en práctica el Evangelio de la vida, como María que, habiendo aceptado el anuncio del ángel, fue a ayudar a su prima Isabel que lo necesitaba”.
Todos estamos llamados a promover y defender la vida. Pero es un concepto abstracto dijo el Papa, sino se manifiesta siempre en una persona: un niño recién concebido, un pobre marginado, un enfermo solo y desanimado o en estado terminal, uno que ha perdido su trabajo o no puede encontrarlo, un emigrante rechazado o en un gueto...
“Todo ser humano está llamado por Dios a disfrutar de la plenitud de la vida; y al estar confiado a la preocupación maternal de la Iglesia, toda amenaza a la dignidad y la vida humana no puede dejar de sentirse en su corazón, en sus "entrañas" maternales”.
Los ataques contra la dignidad y la vida de las personas continúan lamentablemente incluso en nuestra época, que es la época de los derechos humanos universales; de hecho, señaló el Santo Padre, nos enfrentamos a nuevas amenazas y a una nueva esclavitud, y no siempre existe una legislación que proteja la vida humana más débil y vulnerable.
Por ello, el mensaje de la Encíclica Evangelium Vitae es, más oportuno que nunca. Más allá de las emergencias, como la que estamos viviendo, dijo el Papa, se trata de actuar a nivel cultural y educativo para transmitir a las generaciones futuras una actitud de solidaridad, cuidado y acogida, bien conscientes de que la cultura de la vida no es patrimonio exclusivo de los cristianos, sino que pertenece a todos aquellos que, trabajando para la construcción de relaciones fraternas, reconocen el valor propio de cada persona, incluso cuando es frágil y sufriente.
“Queridos hermanos y hermanas, cada vida humana, única e irrepetible, tiene un valor inestimable. Esto siempre debe ser anunciado de nuevo, con la parresía de la palabra y el coraje de las acciones. Esto requiere solidaridad y amor fraternal para la gran familia humana y para cada uno de sus miembros”.
Por último,  Francisco recordó otro momento de la encíclica de San Juan Pablo II, y la reafirma con renovada convicción. Es el  llamamiento que dirigió el Santo a todos hace veinticinco años: "¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!" (Enc. Evangelium vitae, 5).

Pedro Pierre: “el Papa Francisco está intentando resucitar muchas decisiones del Vaticano II que fueron aparcadas”


SAO PAULO.- Los misioneros, muchas veces, ya no sabemos de donde somos, si del país que nos vio nacer o de aquel que nos adoptó como consecuencia de nuestra misión. Eso es lo que pasa a Pedro Pierre, quien nació en Francia, pero vive en América Latina desde hace 44 años, la mayoría del tiempo en Ecuador. Él mismo afirma que “cuando voy a Francia, me siento más extranjero allá que aquí”.

 Pedro Pierre ha ido “aprendiendo una nueva sabiduría”, sobretodo con los pobres, donde la Iglesia “va a encontrar a Jesucristo, porque los pobres tienen esta capacidad de un conocimiento de Jesucristo mucho más profundo que lo que tenemos nosotros”. Eso es algo que ha vivido en América Latina, “el único continente que ha hecho una aplicación comunitaria del concilio”, el continente de donde procede el Papa Francisco, “que lleva con él una mayor fidelidad al Evangelio” y que “está intentando resucitar, o poner en práctica, muchas decisiones del Concilio Vaticano II que fueron aparcadas, sobretodo en la Iglesia europea”.
El misionero no duda en afirmar que “es la Iglesia de América Latina que aporta una nueva manera de vivir el Evangelio mucho más fiel a lo que dijo e hizo Jesús”, definiendo la crisis que vive la Iglesia católica como “una crisis de la manera de interpretar el Evangelio”. 
Por eso ve necesario un nuevo paradigma, que lleve a la Iglesia a preguntarse “cómo quitamos el sufrimiento de la gente y como volvemos a dar un sentido a la vida de la gente”.
Una Iglesia donde las mujeres, que “tienen otra visión de la fe, otra visión de la vida, otra manera de ser humanas”, tengan un papel destacado en los órganos de decisión. 
Una Iglesia en la que “el sacerdocio bautismal tiene que sustituir el actual sacerdocio ministerial”, con una nueva forma de hacer misión, como nos ha enseñado el Sínodo para la Amazonía, asumiendo que “otras culturas expresen la misma fe y el Reino de maneras muy distintas”, entrando en nuevos ritos y soñando con un mundo nuevo, donde “los pobres se empoderen, que se hagan protagonistas de lo que sienten”.
Es un encuentro que al principio fue difícil, porque uno viene con una mentalidad y esta mentalidad, esta cultura, no cambia, tal vez no cambia nunca, pero con el paso del tiempo uno va descubriendo otra manera de vivir, otra manera de pensar, otra manera de creer, otra manera de hacer las cosas. 
En la medida en que uno entra en la escuela de los pobres, uno va aprendiendo muchas cosas a nivel personal, a nivel de la fe, a nivel social. De tal manera que, ahora, cuando voy a Francia, me siento más extranjero allá que aquí.

¿Qué es lo que uno va aprendiendo?
Pienso que va aprendiendo una nueva sabiduría, los pobres, como decía Monseñor Proaño son nuestros maestros. Los pobres en sus dificultades, en sus luchas, en su manera de creer, nos van a ayudar a aprender una nueva verdad, la verdad de la vida, también la verdad de la fe.

El Papa Francisco, en sus primeros días de pontificado, dijo que quería una Iglesia pobre y para los pobres. ¿Qué es lo que la Iglesia puede encontrar en los pobres?
La Iglesia en los pobres va a encontrar a Jesucristo, porque los pobres tienen esta capacidad de un conocimiento de Jesucristo mucho más profundo que lo que tenemos nosotros. Los pobres tienen este secreto, esta gracia de Dios de estar más cerca de él, de quien fue Jesús, de que espera de nosotros, de cual es el camino que debemos seguir para encontrarlo y ser fiel a su Evangelio.

El Papa Francisco está intentando resucitar, o poner en práctica, muchas decisiones del Concilio Vaticano II que fueron aparcadas, sobretodo en la Iglesia europea. Es verdad que la Iglesia latinoamericana en las conferencias de Medellín, Puebla, Aparecida, intentó llevar adelante esas ideas. ¿Podríamos decir que con la llegada a la Sede de Pedro del Papa Francisco, esa Iglesia latinoamericana, más volcada para el concilio, ha vuelto a tomar protagonismo?
Sí, yo pienso que sí. El concilio es la máxima autoridad de la Iglesia y esta autoridad no ha sido seguida por los papas anteriores, ellos interpretaron el concilio a su manera. Entonces, el Papa Francisco viene de América Latina, que es el único continente que ha hecho una aplicación comunitaria del concilio. Tres años después del concilio se reunió en Medellín para ver como aplicar el concilio a la realidad de aquí.
Lo que dice el padre José Marins, la Iglesia de América Latina ha dejado de ser una Iglesia dependiente y colonizada, para pasar a ser una Iglesia fuente y camino para la Iglesia universal. Por eso, este Papa que viene del fin del mundo, lleva con él una mayor fidelidad al Evangelio. El Papa Francisco también se inspira mucho en la última reunión episcopal latinoamericana, que tuvo lugar en Aparecida, la quinta, él era relator de la reunión. El Documento de Aparecida retoma el Documento de Medellín, se inspira en el concilio a través de una aplicación a América Latina. La gran novedad que aporta el Papa Francisco es la novedad de la Iglesia de los pobres de América Latina.

Las comunidades eclesiales de base, con las que usted ha trabajado durante mucho tiempo, han intentado hacer realidad hacer realidad esa Iglesia. ¿Qué es lo que las comunidades eclesiales de base, que Pedro Casaldáliga definía como la forma de toda la Iglesia ser, podrían aportar a la Iglesia latinoamericana y universal?
La Iglesia europea es una Iglesia que vivió durante muchos siglos la cristiandad, la Iglesia era el poder político, social y moral, la Iglesia acaparó todos los poderes. América Latina obliga de alguna manera a la Iglesia universal a dejar de ser lo que es. Los aportes de los obispos latinoamericanos en el concilio no fueron muy escuchados, porque en Europa había grandes teólogos y tenía que haber una renovación intelectual y pastoral. Pero cuando miramos la realidad, es la Iglesia de América Latina que aporta una nueva manera de vivir el Evangelio mucho más fiel a lo que dijo e hizo Jesús. El aporte de la Iglesia de los pobres de América Latina es una renovación de la Iglesia en este momento.

En ese sentido, podríamos decir que la Iglesia en Europa siempre fue una Iglesia que mandó, en cuanto que ahora el Papa Francisco propone una Iglesia que escucha. ¿Por qué podríamos decir que eso es algo que chirría, que no es fácilmente asumible por la Iglesia europea?
La Iglesia europea se va haciendo cada vez más diminuta. Si uno va a España, Italia, Francia, quienes van renovando las parroquias son muchas veces los migrantes que llegan allá desde América Latina. Llegan con su fe, con su religiosidad, con su solidaridad, aportan a la Iglesia de Europa una sangre nueva, una práctica nueva, una sencillez y, al mismo tiempo, una fidelidad al Evangelio mucho más grande.

El Papa Francisco está intentando, a partir de las propuestas del Vaticano II, hacer realidad una Iglesia sinodal, que vive desde la comunión. ¿Eso es realmente posible dentro de la estructura jerárquica, dominada por el clericalismo, uno de los grandes pecados de la Iglesia, según el Papa Francisco, que tenemos?
Es una gran dificultad en este momento. Durante 16 siglos, desde que, con el emperador Constantino, el Imperio asumió el cristianismo, lo transformó. El cristianismo de la cristiandad no ha sido fiel a Jesucristo, por eso la crisis actual no es solamente una crisis de vocación sacerdotal, es una crisis de la manera de interpretar el Evangelio. Jesucristo no quiso ninguna jerarquía, el Papa Francisco va retomando este camino de la sinodalidad. En la Iglesia católica no hay que hablar de democracia, eso es una palabra prohibida, por eso que se habla ahora de comunión de iguales, de sinodalidad. Es decir, una Iglesia mucho más participativa, mucho más fraterna y mucho más solidaria.
El gran problema del clericalismo de la jerarquía es convertirse. No sé como se va a llegar a eso, es otra forma de Iglesia que está naciendo, especialmente en América Latina y el continente asiático y africano, que puede aportar una renovación. La Iglesia de cristiandad ha insistido mucho en lo espiritual. Jesucristo ha venido para transformar y quitar el dolor a la gente y dar un sentido a la vida. Tenemos que retomar este doble camino, cómo quitamos el sufrimiento de la gente y como volvemos a dar un sentido a la vida de la gente.

¿Qué papel deberían tener las mujeres en esa forma de ser Iglesia?
Las mujeres deberían tener mucho poder en las instancias de decisión, porque han sido apartadas y tenemos una Iglesia machista, patriarcal, clerical. Las mujeres tienen mucho que aportar, en la medida en que ellas tienen otra visión de la fe, otra visión de la vida, otra manera de ser humanas. Las mujeres son muy importantes para encontrar nuevos modos de ser Iglesia que responda a las necesidades de hoy.

Recientemente fue celebrada la asamblea sinodal del Sínodo para la Amazonía. ¿Podemos considerar este sínodo como un momento histórico de la Iglesia pos Vaticano II?
Pienso que sí, que es una nueva manera de enfocar la misión, que es el papel universal de todo cristiano en la Iglesia. La misión parte no de la presencia de la Iglesia, sino de la presencia del Evangelio y la vitalidad del Reino en las comunidades, es un nuevo enfoque. Este Sínodo para la Amazonía va dando un nuevo camino para los misioneros, para la manera de seguir a Jesús, de vivir los sacramentos y de ser una Iglesia mucho más comunitaria y solidaria con el mundo de hoy y con la creación.

Una de las grandes polémicas del Sínodo para la Amazonía ha sido el tema de los viri probati como una nueva forma de sacerdocio. ¿Por qué eso genera polémica y cómo debería ser enfocado el sacerdocio desde su punto de vista en la Iglesia católica?
La exhortación del Papa tiene para mí muchas novedades. Nosotros siempre esperamos del Papa normas, orientaciones, decisiones y, por lo tanto, obediencia. El Papa rompe con esta manera de dirigir la Iglesia, el Papa dice que hay un documento de conclusión y que sigamos este documento de conclusión. Yo lo que voy a decir en mi documento Querida Amazonía es un complemento, vayan leyendo y aplicando lo que dice el documento. Mi sueño son cambios sociales, eclesiales, ecológicos.
En el nivel del sacerdocio, pensamos que las cosas van a venir de arriba, el celibato opcional, las mujeres diaconisas y quizás sacerdotes. No nos damos cuenta que quizás en este momento la forma de ejercer el sacerdocio es un fracaso, y o pienso que el sacerdocio que ejercemos no es el sacerdocio de Jesucristo, hemos vuelto al sacerdocio del Antiguo Testamento. Esta manera de ser sacerdote hoy tiene que ser sustituido por el sacerdocio bautismal. Al haber vivido en las comunidades eclesiales de base nuevas experiencias, yo me doy cuenta que el sacerdocio del bautizado es la manera natural y evangélica de celebrar la Eucaristía y de celebrar los sacramentos.
El sacerdocio bautismal tiene que sustituir el actual sacerdocio ministerial que estamos ejerciendo nosotros los sacerdotes. Es el gran paso y si eso no se da, el clericalismo, la jerarquía, la manera de ejercer el poder va a seguir. Si consideramos el sacerdocio como un servicio más en la comunidad y no como un poder, que en este momento destruye el cuerpo bautismal. El sacerdocio bautismal tiene que sustituir al sacerdocio ministerial en este momento.

Uno de los elementos destacados en ese proceso sinodal es el de la interculturalidad. ¿La Iglesia católica está preparada para dialogar de igual para igual con otras culturas y descubrir en ellas lo que el Vaticano II llamaba las semillas del Verbo?
Es la gran dificultad para todos, entrar en otra cultura, aceptar que otras culturas expresen la misma fe y el Reino de maneras muy distintas. El Documento de Santo Domingo, la reunión de los obispos latinoamericanos en República Dominicana, dice que hay inculturar la fe, la Iglesia, los dogmas, la manera de pensar, de hacer liturgia. Esta inculturación, desde 1992, no ha avanzado mucho. Es en la medida en que se va a dar libertad a las Iglesias en las bases que vamos a tener novedades para reinterpretar y vivir la misma fe de Jesús, pero con expresión muy diferente en las distintas culturas. En la medida en que haya muchas comunidades que viven esta inculturación, la jerarquía la va a tener que seguir.

El Papa Francisco habla, en referencia al Sínodo para la Amazonía, de una Iglesia con rostro amazónico e indígena, y en el Documento Final de la posibilidad de un rito amazónico. ¿Qué puede aportar, no solo a la Amazonía, también a otras regiones, la aparición de diferentes ritos locales?
Eso un enriquecimiento. En la Iglesia católica hay muchos ritos distintos, que ya se viven en la Iglesia, especialmente en la Iglesia del Medio Oriente. Un rito nuevo no tiene que ser una gran novedad, sino que tiene que ser la manera de expresarse de esta gente. Entonces, es una riqueza para la Iglesia católica, que cada uno se sienta mucho más libre para expresar su fe, para celebrarla en la manera de ser cristiano. Es un enriquecimiento que va a venir para el bien de nuestra Iglesia. Los jóvenes y las mujeres van a aportar su parte para expresar la misma fe de maneras muy diferentes.

El Papa Francisco nos ha llevado en Querida Amazonía a soñar. ¿Cuáles son sus sueños para América Latina, para el mundo y para la Iglesia en el futuro?
Mi sueño es que los pobres se empoderen, que se hagan protagonistas de lo que sienten. En este momento, a los pobres se les quita la posibilidad de expresarse de una nueva manera, los pobres tienen mucho que aportar a nivel social, político, económico, hay otras maneras de vivir en el mundo, en la sociedad. Este sistema neoliberal que se nos impone, impide a los pobres expresar una nueva manera de vivir la sociedad, la fe, la familia, la comunidad. En este momento, el sueño es que los pobres puedan tener esta capacidad de cambiar, saliendo de su miseria y poder aportar mucho más a la Iglesia y a la humanidad.