CIUDAD DEL VATICANO.- El director general y el vicedirector del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano, renunciaron hoy lunes
tras el arresto de un importante clérigo con estrechas conexiones con la
entidad, acusado de conspirar para ingresar clandestinamente en Italia
unos 26 millones de dólares desde Suiza.
La dimisión de ambos fue aceptada por la Comisión de Cardenales y
la dirección de la superintendencia.
Paolo Cipriani (en la imagen) y Massimo Tulli presentaron sus renuncias tres días después del arresto de monseñor Nunzio Scarano, que trabajaba en un importante cargo contable en la administración financiera del Vaticano y sobre el que la Justicia italiana ya tiene abiertas dos investigaciones.
Un comunicado del Vaticano informó además que el presidente del banco, Ernst von Freyberg, asumirá el cargo de director general interino y que se creó el nuevo puesto de director de riesgos para mejorar el cumplimiento de las regulaciones financieras.
La noticia de la renuncia de los
dos importantes gerentes del banco Vaticano, conocido oficialmente como
el Instituto para las Obras de Religión (IOR), llega sólo días después
de que el Papa Francisco creara una comisión especial para revisar las
actividades de la controvertida entidad.
Como parte de los cambios gerenciales anunciados el lunes, Rolando Marranci fue nombrado como vicedirector general y Antonio Montaresi como director de riesgos. Y ya se inició un proceso que seleccionará a quienes ocuparán los puestos de manera permanente.
Como parte de los cambios gerenciales anunciados el lunes, Rolando Marranci fue nombrado como vicedirector general y Antonio Montaresi como director de riesgos. Y ya se inició un proceso que seleccionará a quienes ocuparán los puestos de manera permanente.
En el último de una serie de escándalos en el banco Vaticano, monseñor Scarano, de 61 años, fue detenido el viernes junto con Giovanni Zito, un agente de los servicios secretos, y el operador financiero Giovanni Carenzio.
Los tres están acusados de conspirar para ingresar clandestinamente 20 millones de euros en efectivo a Italia desde Suiza pertenecientes a amigos millonarios de Scarano de la industria naviera en la ciudad sureña de Salerno, donde el clérigo está bajo una investigación separada por sospechas de lavado de dinero.
Scarano dijo ante la juez de instrucción que actuó de buena fe y que sólo quería hacer un favor a unos conocidos.
Durante el interrogatorio ante Barbara Callari, aseguró que fue un
"intermediario" y que quería hacer "un favor a los primos Paolo y Cesare
D´Amico" debido a la relación de amistad que le une con la familia,
informaron medios de comunicación italianos.
Los investigadores acusan a Scarano, perteneciente a la Archidiócesis
de Salerno (sur de Italia), de dar 400.000 euros al ex carabinero
Giovanni Maria Zito, ex agente de los servicios secretos italianos
(AISI), para que éste llevara de vuelta a Italia, desde Suiza, fondos de
la familia D´Amico.
Zito, quien por su condición podía eludir los controles
aeroportuarios, supuestamente debía trasladar de Suiza a Italia, a bordo
de un avión privado, 20 millones de euros confiados al intermediario
financiero Giovanni Carenzio y pertenecientes a los D´Amico.
El alto prelado explicó durante el interrogatorio que los D´Amico le
pidieron que mediara con Carenzio, a quien éstos habían confiado la
gestión de sus fondos en Suiza, estimados en unos cuarenta millones de
euros, para conseguir que el dinero regresara a Italia.
La operación quedó fijada para el traslado de veinte millones de euros, aunque finalmente no pudo concluirse.
La situación "degeneró", según explicó Scarano, cuando Carenzio puso
dificultades para la operación y por la petición de Zito de un pago de
600,000 euros.
El futuro del IOR se ha visto empañado por la incertidumbre desde la llegada del Papa Francisco, quien ha puesto gran énfasis en la limpieza de los escándalos financieros que han viciado el banco durante décadas.
El IOR ganó notoriedad en 1982 cuando Roberto Calvi, un banquero italiano con estrechas relaciones con el banco Vaticano, fue encontrado colgando del puente de Blackfriars, cerca del distrito financiero de Londres. Un tribunal dictaminó que había sido asesinado, pero el crimen no ha sido resuelto.
El futuro del IOR se ha visto empañado por la incertidumbre desde la llegada del Papa Francisco, quien ha puesto gran énfasis en la limpieza de los escándalos financieros que han viciado el banco durante décadas.
El IOR ganó notoriedad en 1982 cuando Roberto Calvi, un banquero italiano con estrechas relaciones con el banco Vaticano, fue encontrado colgando del puente de Blackfriars, cerca del distrito financiero de Londres. Un tribunal dictaminó que había sido asesinado, pero el crimen no ha sido resuelto.
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