sábado, 31 de mayo de 2014

La Iglesia Católica proclama ante 14.000 personas beata a la monja española Esperanza de Jesús


CIUDAD DEL VATICANO.- La monja española, procedente de la diócesis de Cartagena-Murcia, madre Esperanza de Jesús, fundadora de las congregaciones de las Esclavas e Hijos del Amor Misericordioso, fue beatificada este sábado ante casi 14.000 fieles católicos en una misa presidida por el cardenal italiano Angelo Amato, en Perugia (centro de Italia).

«Una carrera hacia la santidad»: de esta manera el cardenal Angelo Amato resumió la vida de la madre Esperanza de Jesús durante la beatificación presidida en nombre del Papa Francisco, en el santuario del amor misericordioso de Collevalenza de Todi, en Umbría. La cripta en la que reposa su cuerpo se ha convertido en meta de peregrinaciones desde todos los rincones del planeta. Durante la homilía, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos recordó que la misma beata había dicho en varias ocasiones cómo pretendía vivir. «La santidad –decía– consiste en vivir en Jesús». Porque su ansia era la santificación, «cueste lo que cueste».
En la carta apostólica para la beatificación, el Papa Francisco exaltó a la madre Esperanza por tres méritos: «como fundadora de dos congregaciones de vida consagrada: las esclavas y los hijos del amor misericordioso; como testimonio de la mansedumbre de Dios sobre todo hacia los pobres; y como promotora de la santidad en el clero diocesano».
Al respecto, el purpurado explicó que el programa de vida de la madre Esperanza se puede resumir así: «hacer la voluntad de Dios, encomendarse a su providencia, amar a Cristo, símbolo del amor misericordioso». Y «con esta fe ilimitada ella atravesó las oscuras galerías del mal, de la incomprensión y de la humillación, y salió purificada y reforzada en sus propósitos».
La ceremonia, de dos horas y media de duración, tuvo lugar en el santuario del Amor Misericordioso, de Collevalenza, en la ciudad italiana de Todi (Perugia).
Al acto asistieron también el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, y los arzobispos españoles de Pamplona y de Oviedo, Francisco Pérez y Jesús Sanz Montes, respectivamente.
Amato, que estuvo acompañado por los cardenales Gualtiero Antonelli, Giuseppe Betori y Elio Sgreccia y por el obispo de la diócesis de Orvieto-Todi, Benedetto Tuzia, destacó que "el Señor no deja nunca de sorprendernos con sus santos", y que Madre Esperanza fue "una infatigable trabajadora del bien, una gran mujer de esperanza y en quien la esperanza era debida a la certeza de ser escuchada y atendida por Dios". 
Madre Esperanza nació el 30 de septiembre de 1893 en El Síscar, caserío de Santomera, Huerta de Murcia, en el seno de una familia muy humilde y fue la primera de nueve hermanos, en principio todos analfabetos.
A los 12 años, recibió de Santa Teresa del Niño Jesús el cometido de transmitir la devoción del amor misericordioso de Dios al mundo, según informa el portal religioso "Collevalenza.it", .
A los 21 años decidió entregar su vida al servicio de la Iglesia y, desde el año 1924, colaboró con el Padre Arintero, sacerdote dominico de Salamanca, y escribió en la revista mensual "La vida sobrenatural".
No fue, hasta el 24 de diciembre de 1930, la noche de Navidad, cuando fundó la Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso, en un piso alquilado de Madrid.
En 1936 se trasladó a Roma, donde ayudó y asistió a los heridos de la II Guerra Mundial.
Fue en la Ciudad Eterna donde fundó la Congregación de los Hijos del Amor Misericordioso el 15 de agosto de 1951.
Murió en Collevalenza el 8 de febrero de 1983, a los 89 años.
El proceso de canonización de la madre Esperanza comenzó el 8 de febrero de 1988, y el 23 de abril de 2002, Juan Pablo II le otorgó el título de "venerable", después de reconocer sus "virtudes heroicas", primer paso hacia la santidad.
El 5 de julio de 2013 el papa Francisco aprobó el decreto para su beatificación, después de que la Iglesia le reconociera la curación milagrosa de un niño enfermo.

Biografía ampliada

María Josefa Alhama Valera, Madre Esperanza. Santomera (Murcia), 1893 - Collevalenza, (Todi-Italia), 1983.
    María Josefa, tal y como fue bautizada, provenía de una humilde familia de jornaleros originarios del caserío huertano de El Siscar. Nació en la Vereda del Molino un 30 de septiembre de 1893, y vivió en una pequeña casa levantada con barro que sería destruida en una de las catastróficas avenidas del río Segura
    Sus padres, José Antonio Alhama Palma y Mª del Carmen Valera Buitrago, no pudieron darle a la pequeña educación ni formación cultural, pues no tenían los medios para hacerlo. En una tierra pobre, el analfabetismo era la regla general del ambiente a finales del siglo XIX y principios del XX.
    Siendo la mayor de nueve hermanos, Mª Josefa entró muy joven a servir en casa de un adinerado comerciante de Santomera, José Fernández, más conocido como Pepe Ireno. Durante esos años, Madre Esperanza aprendería las primeras letras gracias al interés de los hijos de Pepe.
Carmen, Santiago y Maravillas Fernández Serna se preocuparon por enseñar a la futura monja a leer y escribir, y este acto desinteresado del que tanto aprendió siempre sería recordado y agradecido por Madre Esperanza.
    A la edad de 22 años Mª Josefa decide ingresar como religiosa de clausura en 'Las Hijas del Calvario' de Villena (Alicante), siendo la más joven del convento. Las siete religiosas a las que acompañaba superaban los sesenta años.
    Poco después, en 1921, por orden del Obispo de Cartagena, y debido a cuestiones de supervivencia, las Hijas del Calvario se fundiría con la Congregación Religiosa de las Misiones Claretianas, hoy llamadas Hijas de la Enseñanza de María Inmaculada. Sería en esos años cuando Madre Esperanza comenzó a cultivar su formación humana y espiritual.
    Madre Esperanza fue enviada años más tarde al convento de Vélez Rubio (Almería), dedicándose a la enseñanza de niños. Al transcurrir un año de este nuevo destino fue trasladada, esta vez a Madrid, donde residió con los Padres Claretianos, congregación de la que también sería separada más tarde.
    El motivo de estos continuos traslados era la incertidumbre de la Santa Iglesia ante Madre Esperanza como consecuencia de los hechos observados en su persona. Se decía que se habían notado en ella algunas 'cosas sobrenaturales', tratando de determinar si estos hechos provenían de Dios o sólo eran 'engaños o fantasías'. Ante esta tesitura se pone a la Madre Esperanza bajo observación del Santo Oficio, pero pronto se decide dar el voto de confianza a una persona que había demostrado su dedicación a Dios y su buena voluntad.
    En la Navidad de 1930 Madre Esperanza fundó la Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso en Madrid. Al poco tiempo se expandieron por diversos puntos de la geografía española conventos de esta congregación que acogían a pobres y niños.
    Con el estallido de la contienda civil española y los prolegómenos de la II Guerra Mundial, la santomerana viaja a Roma en 1936, entregándose al cuidado de los heridos afectados por los bombardeos y de las víctimas de la guerra.
    Fue en estos momentos cuando se ocupó de proporcionar alimentos a aquellos que entonces nada tenían. Durante esos difíciles años no sólo estará dedicada a estos avatares, sino que también procede a nuevas fundaciones de conventos en territorio italiano.
    La fundación de una nueva Congregación de los Hijos del Amor Misericordioso en la ciudad italiana de Collevalenza el 15 de agosto de 1951 fue un punto clave en la trayectoria biográfica de Madre Esperanza. Fue en esta ciudad, perteneciente a la diócesis de Todi, donde Madre Eperanza se establece definitivamente.
      Desde allí la devoción del Amor Misericordioso conocerá un rápido desarrollo y expansión por Italia, al igual que años atrás lo había conseguido por distintas partes de España. Con objeto de difundir el concepto de la gran amabilidad de Dios y de su ilimitado amor para con los hombres, realizó en Collevalenza (Italia) el Santuario del Amor Misericordioso, donde Madre Esperanza consumará su vida dedicada íntegramente a la ayuda a los más necesitados. Atendió a los peregrinos que se acercaban hasta el santuario, escuchándolos y dándoles consejo y consuelo. Se llega a decir de Madre Esperanza que 'su corazón vivía en el cielo pero sus pies estaban en la tierra'.
    Su vida estuvo señalada por diversas enfermedades de las que solía sanar, muchas veces bajo el asombro de los médicos que la curaban. Sólo la enfermedad que la acechó en los últimos días de su vida acabó con la labor de Madre Esperanza en la tierra, a la edad de 90 años. Falleció el 8 de febrero de 1983 en Collevalenza, un pueblecito del Municipio de Todi en Roma. Sus restos mortales descansan en la cripta del Santuario del Amor Misericordioso de Collevalenza.
    La fama de santidad y de milagros que esta religiosa tuvo en vida continuó después de su muerte, siendo iniciado en 1998 el largo proceso para su Beatificación y Canonización. Tras muchos años de trámites eclesiásticos necesarios para la consecución de esta designación, en abril del 2002 se aprobó que 'la Sierva de Dios Madre Esperanza de Jesús había participado en grado heróico de las virtudes teologales y cardinales', por lo que la beatificación y canonización eran ya irreversibles.

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