martes, 27 de mayo de 2014

El Papa destaca que el Cenáculo recuerda el nacimiento de la Iglesia jerárquica

JERUSALÉN.- El Papa Francisco ha indicado, durante su homilía en la misa celebrada este lunes en el Cenáculo, que este lugar recuerda el nacimiento de la Iglesia jerárquica sobre la base de Jesús resucitado y de la familia cristiana en la que se encuentra "la luz y la fuerza para caminar y renovarse a pesar de las dificultades y de las pruebas de la vida".

   A esta "gran familia", según ha dicho, están invitados y llamados todos los hijos de Dios de todos los pueblos y lenguas y éste es "el horizonte del Cenáculo: el horizonte del Resucitado y de la Iglesia".
   Asimismo, ha resaltado que el Cenáculo recuerda no solo la "fraternidad" y el "servicio a los pobres" sino también la "traición", una actitud que aparece cuando se juzga a los demás.
"El Cenáculo también recuerda la mezquindad, la curiosidad --¿Quién va a traicionarle?-- y la traición. Y puede ser cada uno de nosotros, no solo los otros, los que reviven esta actitud cuando miramos con desdén al hermano y lo juzgamos; cuando con nuestros pecados traicionamos a Dios", ha precisado.
   En todo caso, el Pontífice ha remarcado que el Cenáculo recuerda asimismo el servicio, con el lavado de pies a los discípulos, un gesto de acogida y amor que insta a "servir a los pobres, a los enfermos, los excluidos, aquellos que molestan".
   En este sentido, ha subrayado que el lugar donde se celebró la Última Cena recuerda la necesidad de compartir, de la fraternidad, de la armonía y de la paz. "¡Cuánto amor, cuánto bien ha dado el Cenáculo! ¡Cuánta caridad ha salido de aquí como la corriente de agua de una fuente, que al principio es muy fina y después se alarga y se hace grande. El gran río de la santidad de la Iglesia ha nacido aquí", ha remarcado.
   Durante la celebración, el Pontífice ha enviado un saludo afectuoso a los Patriarcas orientales católicos que han participado estos días en su peregrinación, les ha agradecido su presencia "preciosa" y les ha asegurado que ocupan "un lugar especial" en su corazón y su oración. Al término de la misa, el Papa ha saludado a los representantes de las diferentes religiones presentes y una religiosa no ha podido contener la emoción y le ha dado un beso en la mejilla.

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