martes, 27 de mayo de 2014

El Papa se mueve con cuidado entre símbolos de israelíes y palestinos

JERUSALÉN.- El papa Francisco se movía el lunes por un campo minado en el conflicto entre israelíes y palestinos, en una jornada en la que besó las manos de víctimas del Holocausto en el último tramo de una visita a Oriente Próximo cargada de avezados gestos personales.

"Nunca más señor, nunca más", dijo en el Museo Yad Vashem de Jerusalén que conmemora la muerte de seis millones de judíos a manos de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
El cuarto Papa en visitar Israel, Francisco ya se había convertido en el primero en colocar una corona en la tumba de Theodor Herzl, considerado como el fundador del Sionismo moderno que llevó a la creación de Israel.
A petición del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también hizo una parada improvisada en el "Monumento de las Víctimas del Terrorismo", un día después de haber rezado sorprendentemente en el muro de seguridad que separa Israel de los territorios palestinos y que es rechazado por estos.
Francisco puso ambas manos sobre el monumento de mármol y piedra y agachó la cabeza, una imagen que complació a sus anfitriones israelíes que observaban en silencio la escena.
"Oro por todas las víctimas de terrorismo, no más terrorismo", dijo el Papa frente al monumento, donde están grabados los nombres de civiles israelíes muertos sobre todo en atentados de extremistas palestinos.
Netanyahu, que estaba de pie a su lado, agradeció sus palabras.
"No enseñamos a nuestros niños a colocar bombas. Les enseñamos la paz, pero tuvimos que construir una pared para aquellos que les enseñan a sus hijos otras cosas", dijo, en una acusación contra los líderes palestinos.
Israel dijo que su muro en la ocupada Cisjordania fue erigido por cuestiones de seguridad nacional tras una ola de atentados suicidas de palestinos hace una década. Los palestinos lo consideran como un brutal intento de anexionar tierras que desean para su futuro Estado.
En un día cargado de encuentros políticos y religiosos que empezó en la Cúpula de la Roca, el Papa se quitó los zapatos antes de entrar en el templo desde donde los musulmanes creen que el profeta Mahoma ascendió al cielo.
Después, fue a rezar al cercano Muro de las Lamentaciones, uno de los lugares santos de los judíos y el único resto de su sagrado Segundo Templo, destruido por los romanos en el año 70 DC.
Como muchos visitantes, colocó un papelito con un mensaje escrito entre las piedras antes de irse. No se ha revelado qué decía. En ese lugar, un rabino y un líder islámico - ambos amigos de Francisco y procedentes de su Argentina natal - se abrazaron en una señal del diálogo interreligioso que el Papa busca impulsar como catalizador de la paz en la región.
El Papa hizo uno de sus gestos políticos más avezados el domingo cuando intervino inesperadamente en los esfuerzos diplomáticos para poner fin al conflicto entre israelíes y palestinos, al invitar a los presidentes de ambas partes a la residencia del Vaticano a rezar por la paz.
Se espera que esa reunión se lleve a cabo el 6 de junio. El portavoz del Papa, el padre Federico Lombardi, dijo que el pontífice tenía una misión estrictamente religiosa y que "no tiene una agenda política ni propuestas que hacer", aunque esperaba que el encuentro generara confianza.
Pero Mahmud Abbas y Shimon Peres - quien no tiene voz en la diplomacia israelí y dejará su puesto en julio - aceptaron el ofrecimiento, que se produce un mes después del fracaso de las conversaciones de paz impulsadas por Estados Unidos en medio de amargas recriminaciones mutuas.
"Trabajaremos juntos, judíos, cristianos y musulmanes, para poner fin a los conflictos", dijo Peres el lunes, en declaraciones hechas junto al Papa, en un lugar rodeado por un grupo de niños.

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