domingo, 23 de junio de 2013

El Vaticano lucha contra su lobby gay

CIUDAD DEL VATICANO.- Las palabras del papa Francisco a principios de junio reconociendo un lobby gay  (mafia gay) dentro de la Curia Romana, han despertado la polémica en el Vaticano sobre lo que ocurre dentro de los muros con todos aquellos que un día renunciaron a los placeres de la carne para consagrar su vida a Jesucristo.

El 11 de junio se daba a conocer lo que cinco días antes Jorge Bergoglio expresaba en una reunión privada con la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR) reconociendo por primera vez una “corriente de corrupción en la Curia Romana, así como un lobby gay muy influyente en el gobierno central de la Iglesia”.
El sexto mandamiento de la ley de Dios, que pide “pureza y castidad en pensamientos, palabras y obras”, además de “tratar con respeto todo lo relacionado con la sexualidad”, es desde hace mucho tiempo uno de los grandes tabúes en la Santa Sede, sobre todo cuando los escándalos de pederastia en todo el mundo comenzaron a explotar sin que la alta jerarquía católica pudiera hacer ya nada para ocultar los miles de casos que salieron a la luz pública.
Fue justo con el Papa dimisionario, ahora emérito Benedicto XVI, que la bomba explotó y de la que él mismo se ocupara desde su elección, encontrando a los obispos irlandeses en octubre de 2006 y posteriormente en diciembre de 2009.
Un mes antes, en noviembre de 2009, Benedicto XVI se vio obligado a publicar el Reporte Murphy, un dossier de 790 páginas redactado por la juez Yvonne Murphy sobre los abusos sexuales del clero de la arquidiócesis de Dublín entre 1975 y 2004, donde se documentaron 320 casos en los que estaban involucrados 46 sacerdotes y donde algunos abusos habían sido llevados a cabo dentro de las mismas catedrales.
Luego vino el Reporte Ryan, sobre los casos de abusos en institutos religiosos de Irlanda, donde a través de nueve años de investigaciones y más de ocho mil testimonios, se pudo trazar una especie de “mapa del infierno irlandés”, que databa de más de 35 años.
“A partir de ese momento, el silencio en muchísimas partes del mundo fue imposible imponerlo, pues aquellos niños que en el pasado habían callado por miedo,  evidentemente habían crecido y comenzaron a buscar justicia”, señala el vaticanista Marco Politi.
Así, el mapa de los escándalos recorrió todos los continentes, donde algunos países han sido más efectivos que otros en aplicar la justicia, pero donde también la jerarquía católica de cada uno de éstos sigue encubriendo casos.

Temblor en la curia
Desde que la semana pasada se dieron a conocer las palabras del papa Francisco sobre el llamado lobby gay, en la Curia Romana reina el silencio. Esta fue la respuesta a la reunión que Bergoglio tuvo con la CLAR.
“En la Curia hay desconcierto por el hecho de que Francisco no se sienta libre de hablar privadamente sin encontrar después que sus palabras han sido publicadas”, señaló un monseñor que pidió el anonimato, pero que reconoce que el tema del lobby o mafia gay al interior del Vaticano es un tema viejo, que ha dejado de ser un misterio, “pero la novedad es que ahora lo ha tratado el Papa”.
El pasado miércoles, la revista Panorama publicó que luego de las palabras del Papa los cuervos han regresado a volar sobre la Basílica de San Pedro.
“Cartas anónimas y reportes reservados han recomenzado a circular hacia la Domus Santa Marta, donde vive el papa Francisco. En el objetivo están una vez más homosexuales, o presuntos homosexuales, presentes en la Curia y grupos de poder que han sido chantajeados por pasiones inconfesables”, señala el semanario italiano.
De acuerdo con la nota, el Papa ya ha leído el capítulo del informe de los tres cardenales encargados del VatiLeaks dedicado a la red de gays en el Vaticano, por lo que se prepara a hacer una acción de limpieza “que atravesará toda la Curia, comenzando desde el IOR (Instituto para las Obras de la Religión)”.
Según la revista, ésta será una lucha contra el tiempo, donde los viejos poderes comenzarán a aliarse para obstaculizar la “revolución de Bergoglio”.

Llevan doble vida
Para algunas asociaciones y algunos vaticanistas,  el verdadero problema no son los gays, sino los pedófilos a quienes hay que exponerlos y entregarlos a las autoridades civiles. Otros comienzan a hablar sobre la necesidad de flexibilizar algunas leyes en la Iglesia, reconociendo que son muchos quienes llevan una doble vida, ya sea como homosexuales o como heterosexuales.
“El problema no es tanto sólo eso del lobby, sino el hecho de que un eclesiástico con una doble vida siempre se prestará a chantajes”, señala Vittorio Messori, periodista y escritor que ha entrevistado a dos papas.
El también vaticanista señala que es un hecho bien conocido que también dentro de la Iglesia, en conventos, seminarios, así como en el Ejército o la Marina, haya un número importante de homosexuales.
“Hay quien dice que hasta una tercera parte de los sacerdotes es homosexual o al menos tendría esta tendencia, aunque siempre es importante distinguir entre tendencia y práctica”, indica Messori. “Lo grave en este caso es que se hayan formado grupos para protegerse a sí mismos y eso es lo que es muy lamentable y lo que se debe atacar, porque no sólo entre los gays existe esta voluntad de hacer grupo para protegerse, y hablando de la Curia el verdadero problema es la doble vida.”
Messori insiste que hay funcionarios de la Curia que llevan relaciones con una mujer o con un hombre y por ello siempre están en riesgo de ser chantajeados.
“Si es sacrosanto todo lo que ha dicho el papa Francisco sobre la presencia de tantas personas santas en la Curia, también es cierto que hay muchas otras que llevan una doble vida, burócratas quienes gozan de un anonimato y con bastante tiempo libre”, dijo Messori.
Para otros vaticanistas, el problema se debe atacar de frente, pues reconocen que efectivamente han pasado muchísimos años en esta situación, de ahí que las víctimas hayan salido casi en masa para reclamar justicia, pues en la Iglesia nunca encontraron eco.

Envueltos en escándalos
Mientras que en Roma se elegía al nuevo Papa, la diócesis de Los Ángeles decidía cerrar cuatro casos de abusos por parte de un sacerdote, resarciendo a las víctimas con diez millones de dólares.
“Casos aislados, los llamó la prensa católica, pero los que realmente parecen ser aislados son los casos de los sacerdotes abusadores que han sido descubiertos, condenados y obligados a resarcir a las víctimas”, señala Francisco Zanardi, portavoz de la red El Abuso, quien asegura que en la mayoría de los cosas, los “ogros” son salvados por la omertá, el silencio que cunde en la Santa Sede, quienes están a la espera de que los delitos prescriban y con ello el derecho de resarcir a las víctimas, dejándoles traumas, vergüenza y sentimientos de culpa por el difícil camino que es hacer justicia en estos casos.
Superando el dolor y la vergüenza, Francisco Zanardi, quien de niño sufrió abusos del párroco de su comunidad, Nello Giraudi, ha descubierto varios casos más y denunciado en muchísimas ocasiones al potente cardenal de Savona, monseñor Domenico Calcagno, por haber ocultado todos estos casos.
“Sólo cuando las víctimas tienen el valor de rebelarse, otras víctimas descubren que no están solas y es cuando deciden mostrar la verdad, esa verdad que desde hace siglos es ocultada sistemáticamente por todos estos abusadores”, señala Zanardi.
Junto con otros luchadores sociales, Zanardi, ha señalado en varias ocasiones que las tácticas de la Iglesia han sido aislar a las víctimas y hacerlas pasar por no creíbles, para después negarles toda asistencia y ya cuando no pueden ocultarlo, sólo a algunos se les ha ofrecido disculpas.
“En la época de Juan Pablo II y todavía un poco con Ratzinger, estos casos se volvieron secreto pontificio, donde estaba prohibido denunciar a los padres criminales ante la justicia. Quizá se trasfería a algunos a lugares donde siguieron operando de la misma manera, pero donde también sus archivos quedaron bajo llave, sin que la autoridad civil interviniera, y así sin orden de alguna magistratura, no se podía resarcir a las víctimas.”
Zanardi, como portavoz de la red El Abuso, solicitó al papa Francisco que se abran los archivos diocesanos y vaticanos para conocer todos los casos de padres pedófilos y que sea exclusivamente la Magistratura de cada país o ciudad, la que imponga las penas que se merecen.
“No queremos palabras de excusas, pues las habladurías no sanan las heridas ni dan verdad y justicia a las víctimas ni a sus familiares. Queremos justicia porque sin ésta continuarán los abusos contra miles de niños.”

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