jueves, 27 de junio de 2013

La violencia en Honduras cesará cuando haya justicia, señala un estudio de Cáritas

TEGUCIGALPA.- La violencia que sacude a Honduras solamente se podrá revertir con el funcionamiento eficaz de la justicia, el cese de la impunidad, la depuración policial y la prevención social del delito, señaló la Pastoral Social, Cáritas.

El señalamiento de Cáritas es recogido en una investigación sobre la naturaleza, causas, efectos, espacios y actores de la violencia en Honduras, a fin de buscar respuestas al fenómeno mediante un abordaje integral.
Como parte de la investigación, que ha sido apoyada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega y Cáritas de ese país europeo, se editó un libro y video producido por la organización Comunica, en Tegucigalpa.
El estudio también contó con la participación de las diócesis de La Ceiba, Trujillo, Olancho, Yoro, Santa Rosa de Copán, San Pedro Sula y Tegucigalpa.
Además, para conocer las actitudes, opiniones y prácticas de la juventud en relación con la violencia y otros temas relacionados, se aplicó una encuesta en 42 institutos públicos de los siete municipios donde operan las diócesis.
El video, que fue presentado a representantes de organismos de derechos humanos, funcionarios, jóvenes y otros grupos de la sociedad civil, hace un repaso de la vida política y social de Honduras desde 1824, incluyendo el flagelo de la violencia y su incremento en las últimas tres décadas.
El director de Cáritas en Tegucigalpa, el sacerdote German Cálix, dijo que aunque en los últimos días se ha dicho que los índices de violencia en Honduras han bajado y que ya no es el primero, sino el tercer país más violento del mundo, "la situación en el país no ha mejorado".
"Los últimos acontecimientos -incluido el secuestro de un periodista el pasado lunes-, indican que más que los hechos, es una actitud de violencia que existe en la mente de los hondureños", subrayo Cálix.
Agregó que "es inconcebible", por ejemplo, que unos aficionados al equipo de fútbol Motagua, de Tegucigalpa, que protestaban el domingo pasado por el retiro de su capitán, "hayan sido atacados a balazos", en un hecho en el que resultaron 22 personas heridas, de las que una murió en un hospital público de la capital.
"Eso indica, entonces, que el problema es mucho más grave, que está más en la raíz de la conciencia del hondureño y es lo que tratamos de atacar en el estudio", acotó el religioso.
Cálix también abogó por el mejoramiento de los sistemas de justicia, la Policía Nacional y la Fiscalía, lo mismo que la familia, la juventud, los espacios donde la gente pueda establecerse y que se abran nuevas posibilidades para una vida de los hondureños de acuerdo con su propia dignidad y en convivencia con los demás.
El estudio indica que el retorno a la democracia en Honduras, en 1980, fue condicionado por el escenario en ebullición y proclive a la violencia que ya primaba en Centroamérica.
La paz se empezó a perfilar en la región a partir de los Acuerdos de Esquipulas I y II, de 1986 y 1987, que marcaron el inicio del cese de algunos conflictos, como el de Nicaragua entre los sandinistas y los "contras", estos últimos financiados y armados en Honduras por Estados Unidos.
Tras esos acuerdos de paz, "los fusiles se enfriaron, pero no descansaron, por el contrario, su tenencia y uso se 'democratizó' en múltiples actores que pronto aprendieron que la violencia era el recurso más expedito para resolver los conflictos y ejercer el poder", añade la investigación.
La violencia, derivada en parte del crimen organizado y el narcotráfico, ha seguido creciendo y ahora el país tiene un promedio de 20 muertes diarias, según organismos de derechos humanos.
El estudio hace múltiples recomendaciones para frenar la violencia como la aplicación de políticas de prevención y la promoción de una cultura de paz por medio de la educación, entre otras acciones.

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