martes, 7 de enero de 2014

El Papa previene de falsos profetas y del espíritu del Anticristo

CIUDAD DEL VATICANO.- En la misa en la residencia Santa Marta del martes 7 de enero, el Papa Francisco ha predicado sobre el discernimiento de espíritus, para distinguir si una idea o impulso viene de Dios o del "espíritu del Anticristo".

Desarrollando el texto de la carta del Apóstol Juan, Francisco señaló un criterio clave de discernimiento para evitar falsas profecías y señales: comprobar que acerquen a Dios mediante la humildad y el servicio.

El Papa desarrolló su homilía partiendo de la exhortación de San Juan: "Permanezcan en el Señor". Un "consejo de vida", dijo, que Juan repite en modo "casi obsesivo".

El Apóstol indica "una de las actitudes del cristiano que quiere permanecer en el Señor: conocer qué sucede en el propio corazón".

Por esto anima a no dar crédito a cualquier espíritu, sino que pide poner "a prueba a los espíritus".

Es necesario saber "discernir a los espíritus", discernir si una cosa nos hace "permanecer en el Señor o nos aleja de Él".

"Nuestro corazón siempre tiene deseos, ganas, pensamientos". Pero "¿éstos son del Señor o algunos de éstos nos alejan del Señor?" He aquí que el Apóstol Juan nos exhorta a "poner a la prueba" lo que pensamos o deseamos, señala el Papa.

"Si esto va en la línea del Señor, así no irá bien, pero si no va... Pongan a la prueba los espíritus para saber si provienen de Dios, porque muchos falsos profetas vinieron a este mundo. Profetas o profecías o propuestas: "¡Yo tengo ganas de hacer esto!". Pero esto no te lleva al Señor, te añeja de Él. Por esto es necesaria la vigilancia. El cristiano es un hombre o una mujer que sabe vigilar su corazón. Y tantas veces nuestro corazón, con tantas cosas que van y vienen, parece un mercado del barrio: de todo, tú encuentras de todo allí... ¡Eh, no! Debemos probar- esto es del Señor y esto no- para permanecer en el Señor"

¿Cuál es, entonces, el criterio para entender si una cosa viene de Cristo o del anticristo?

San Juan, afirmó el Papa, tiene una idea clara, "simple".

"Cada espíritu que reconoce a Jesucristo, venido en la carne, es de Dios. Cada espíritu que no reconoce a Jesucristo no es de Dios: es el espíritu del anticristo". Pero, ¿qué significa, entonces, "reconocer que el Verbo vino en la carne?" Quiere decir "reconocer el camino de Jesucristo", reconocer que Él, "siendo Dios se abajó, se humilló" hasta la "muerte de cruz":

"Aquel es el camino de Jesucristo: el abajarse, la humildad, también la humillación. Si un pensamiento, si un deseo te lleva sobre el camino de la humildad, del abajarse, de servicio a los otros, es de Jesús. Pero si te lleva al camino de la suficiencia, de la vanidad, del orgullo, al camino del pensamiento abstracto, no es de Jesús".

El Papa puso un ejemplo vivido por el mismísimo Jesús: las tentaciones del desierto.

"Pensemos en las tentaciones de Jesús en el desierto: las tres propuestas que le hace el demonio a Jesús son propuestas que querían alejarlo de aquel camino, el camino del servicio, de la humildad, de la humillación, de la caridad. Pero la caridad hecha con la vida, ¿no? A las tres tentaciones Jesús dice que no: ¡No, este no es mi camino!"

El Papa invitó a todos los presentes a pensar justamente qué sucede en nuestros corazón. En lo que pensamos, lo que queremos, a evaluar a los espíritus. "Yo pongo a la prueba lo que pienso, lo que quiero, lo que deseo o ¿tomo todo?".

"Tantas veces, nuestro corazón es un camino, todos pasan por ahí... Poner a la prueba. ¿Y elijo siempre las cosas que vienen de Dios? ¿Sé, cuáles son las que vienen de Dios? ¿Conozco el verdadero criterio para discernir mis pensamientos, mis deseos? Pensemos en esto y no olvidemos que el criterio es la Encarnación del Verbo. El Verbo vino en la carne: ¡Esto es Jesucristo!"

Y el Papa insistió en el ejemplo de Cristo: "Jesucristo que se hizo hombre, Dios hecho hombre, se abajó, se humilló por amor. Para servir a todos nosotros. Y el Apóstol Juan nos conceda esta gracia de conocer qué sucede en nuestro corazón y tener la sabiduría de discernir lo que viene de Dios y lo que no viene de Dios".

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