domingo, 13 de abril de 2014

El Papa propone un examen de conciencia en la misa de Ramos: "¿Quién soy yo ante Jesús que sufre?"

CIUDAD DEL VATICANO.- Ante cientos de miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro, Francisco ha invitado a todos a meditar si se tiene la capacidad "de exprimir alegría, de loarlo" o, por el contrario "se toma distancia" con Jesús. "Va hacer bien esta pregunta durante toda la semana", ha agregado.

   En una homilía totalmente improvisada, Francisco ha ido analizando cada uno de los personajes que estaban presentes en la crucifixión de Jesús, como los fariseos, los dirigentes, de los que asegura que "hacían rápidamente tribunal y permitieron falaso testimonio", o los maestros de la ley "que habían decidido matarlo". También ha nombrado a Judas o a Poncio Pilato para preguntar a los presentes en la Plaza de San Pedro si eran como él que no supo "asumir su responsabilidad" y dejó que condenaran al hijo de Dios.
   Del mismo modo, ha concretado la acción de los soldados "que golpean y escupen a Jesús y se divierten con su humillación" y la de aquellos que decían que se bajara de la cruz para burlarse de él.
   Por el contrario, Francisco ha elogiado la labor de las mujeres valientes, como María "que estaban ahí y sufrían en silencio", para preguntar "dónde" está el "corazón". "A cuál de estas personas me parezco", ha insistido. En este sentido, ha subrayado si se es como los sacerdotes que "bloquean el sepulcro para defender la doctrina y bloquean así la vida".
   Esta Misa del domingo de Ramos inaugura solemnemente los ritos de la Semana Santa y recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén, aclamado por una multitud en fiesta, que pocos días después habría pedido a Poncio Pilatos su crucifixión.
   Durante esta celebración, Francisco llevaba un báculo pastoral que le ha sido donado por los presos de la cárcel de San Remo (Italia). "Es muy sencillo, de madera de olivo. La parte superior termina con la cruz y también lleva el escudo del Papa", informó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi.

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