viernes, 18 de abril de 2014

Francisco preside los Oficios de Viernes Santo

CIUDAD DEL VATICANO.- El predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, ha reflexionado sobre la actual crisis financiera provocada, a su juicio, por "la codicia de dinero" durante la homilía de Viernes Santo en la Basílica de San Pedro presidida por el Papa Francisco, quien se ha postrado en el suelo en señal de anonadamiento ante Dios.

   Así, revestido con una casulla de color rojo que representa a la sangre del martirio, el Papa ha realizado el gesto de la postración frente al Altar de la Confesión de la basílica y ha orado durante algunos minutos. Más tarde, ha sido ayudado a levantarse por dos ceremonieros pontificios, para dar inicio a la celebración que incluye la liturgia de la palabra y la adoración de la Cruz.
   Este es el único día del año que no se oficia misa ni se realiza la consagración, que para los católicos es la conversión del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Jesucristo.
   El Papa ha escuchado con profundo recogimiento la primera lectura, el salmo responsorial y  la pasión según San Juan, cantada por tres diáconos, y las tres negaciones de Pedro o la muerte de Jesús.
   A continuación, durante la homilía, a cargo del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, se ha reflexionado sobre la "traición" y "el perdón", al tiempo que ha recordado la "trágica historia" de Judas Iscariote, sobre la que la primitiva comunidad cristiana "ha reflexionado mucho".
  "Tiene mucho que decirnos", ha detallado Cantalamessa en alusión a este pasaje porque, como ha explicado, Jesús quiere dar la posibilidad a Judas de "dar marcha atrás" y "casi lo protege" hasta el final.
   El fraile capuchino ha comentado que Judas "no había nacido traidor" y que se trata de uno de los "dramas más sombríos de la libertad humana". En este punto ha indicado que los Evangelios señalan que el motivo de la traición a Jesús fue "el dinero" y ha sentenciado: "detrás de cada mal de nuestra sociedad está el dinero o, al menos, está también el dinero".
   Así, se ha preguntado qué hay detrás "del comercio de la droga que destruye tantas vidas humanas"; del fenómeno de la "mafia y de la camorra, la corrupción política, la fabricación y el comercio de armas"; o de "la venta de órganos humanos extirpados a niños".
   Además, ha hecho referencia a "la crisis financiera que el mundo ha atravesado" y ha sentenciado que es debida, en parte,  a la "detestable codicia de dinero". "¿No es ya escandaloso que algunos perciban sueldos y pensiones cien veces superiores a los de quienes trabajan en sus dependencias y que levanten la voz en cuanto se apunta la posibilidad de tener que renunciar a algo, de cara a una mayor justicia social?", ha inquirido.
   El predicador de la Casa Pontificia ha criticado que, como todos los ídolos, "el dinero es falso y mentiroso" porque "promete la seguridad y, sin embargo, la quita; promete libertad y, en cambio, la destruye".
   En este sentido, ha relacionado la parábola del rico que almacenaba bienes con aquellos hombres que, en la actualidad, estan "en puestos de responsabilidad" y ya no saben "en qué banco o paraíso fiscal almacenar los ingresos de su corrupción" o que "se encontraron en el banquillo de los imputados, o en la celda de una prisión".
   "¿Para quién lo han hecho? ¿Valía la pena? ¿Han hecho realmente el bien de los hijos y la familia, o del partido, si es eso lo que buscaban? ¿O más bien se han arruinado a sí mismos y a los demás?", ha preguntado durante la meditación.
   Por ello, ha concluido que "el peor pecado" de Judas ha sido el de "haber dudado de la misericordia" de Jesús y ha comentado que esta traición "continua en la historia" y que el traicionado "es siempre Jesús". 
Ademas ha advertido que "quien traiciona a su esposa o a su marido", o a "su conciencia" también traiciona a Cristo pero ha afirmado que el perdón es el "sacramento en el que es posible hacer una experiencia segura de la misericordia de Cristo".

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