CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco pide empobrecerse y critica
la "limosna" de la "aparente piedad filantrópica" del que da lo que lo
sobra, en su primer Mensaje para la Cuaresma desde que asumió el
Pontificado, que ha sido presentado este martes en el Aula Juan Pablo II
de la Sala de Prensa del Vaticano.
Así, advierte de que "la verdadera pobreza duele" y ha alertado de
que "no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial".
"Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele", subraya.
Además, denuncia que "cuando el poder, el lujo y el dinero se
convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución
justa de las riquezas".
Por eso, el pontífice ha invitado a preguntarse en la próxima
Cuaresma de qué se podemos privar los hombres a fin de ayudar y
enriquecer a otros con su pobreza", a través de su primer Mensaje desde
que fue elegido pontífice para el tiempo de Cuaresma, firmado el 26 de
diciembre de 2013. El documento se divide en dos puntos fundamentales:
'La gracia de Cristo' y 'Nuestro testimonio'.
En la primera parte, el Pontífice explica que cuando Jesús se hace
pobre no lo hace por la "pobreza en sí misma", sino para "consolar,
salvar y liberar" a los hombres de su miseria. "Dios no hizo caer sobre
nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte
de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica", ha
añadido en este sentido.
Al preguntarse qué es la pobreza con la que Jesús enriquece a los
hombres, contesta que se trata de su "modo de amar, de estar cerca" de
los hombres. De este modo, asegura que lo que da libertad, salvación y
felicidad "es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere
compartir" con la humanidad. Por eso, asegura que "la riqueza de Cristo
es la mayor riqueza". En esta línea, afirma que la única verdadera
miseria es "no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo".
El Papa invita también "a mirar las miserias de los hermanos, a
tocarlas, a hacerse cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de
aliviarlas".
"La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza,
sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y
comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo", asegura.
En este sentido, distingue entre tres tipos de miseria. La miseria
material, o pobreza material, la que "toca a cuantos viven en una
condición que no es digna de la persona humana" y la Iglesia, que ayuda
"a curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad". Por
ello, destaca que ayudando a los pobres se trata, a su vez de parar en
el mundo "las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y
los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria".
"Es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir", ha reclamado.
Al Pontífice también le preocupa la miseria moral, que ha definido
como la esclavitud "del vicio y del pecado". "¡Cuántas familias viven
angustiadas porque alguno de sus miembros, a menudo joven, que tienen
dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas
personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de
perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza!", lamenta.
También se entristece por las personas Y cuántas personas se ven
obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas y por
falta de un trabajo, lo cual "les priva de la dignidad que da llevar el
pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la
educación y la salud".
Igualmente, ha puesto de manifiesto la miseria espiritual "que
golpea cuando el hombre se aleja de Dios y rechaza su amor. A su juicio,
si el hombre considera que no necesita a Dios, se dirige a un camino de
fracaso".
"Dios es el único que verdaderamente salva y libera", añade.
Por todo ello, invita a los cristianos a "llevar el anuncio
liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más
grande que el pecado y ama gratuitamente, siempre, y que el hombre está
hecho para la comunión y para la vida eterna. "Unidos a Él, podemos
abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana",
afirma.
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