lunes, 16 de junio de 2014

Francisco y el arzobispo anglicano de Canterbury, unidos contra el tráfico de seres humanos

CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco y el arzobispo de Canterbury se comprometieron a que sus iglesias trabajen más estrechamente para luchar "contra el fatídico y grave" tráfico de seres humanos y la esclavitud moderna.

Justin Welby, líder espiritual de los 80 millones de anglicanos del mundo, mantuvo conversaciones con Francisco en el Vaticano sobre las formas de combatir lo que ambas religiones han descrito como un crimen contra la Humanidad.
"Es un delito que todos hemos de superar de forma urgente, como un asunto de dignidad humana, libertad e integridad. Que Dios nos dé la resolución y cooperación que necesitamos", dijo Welby al papa en su discurso.
Francisco, líder de los 1.200 millones de católicos, habló de que compartían su "horror ante el azote del tráfico de seres humanos y formas de esclavitud de la era moderna".
"(Las iglesias deben) permanecer unidas, con perseverancia y determinación, en oposición a este grave mal", añadió el papa.
Según un índice mundial de esclavitud difundido el año pasado por la organización Walk Free Foundation, casi 30 millones de personas, entre ellas niños, viven como esclavos en todo el mundo, muchos de ellos siendo objeto de bandas que los usan para trabajos sexuales y empleos no cualificados.
Welby, de 58 años, es el líder número 109 de la Iglesia que se formó cuando el rey Enrique VIII la escindió de Roma en 1534.
Ni Welby ni Francisco hablaron de las diferencias doctrinales que dividen a las dos iglesias, como el sacerdocio femenino, que la Iglesia anglicana permite pero la de Roma prohíbe.
El papa argentino, de 77 años, señaló que aunque "el objetivo de plena unidad pueda parecer distante", debería ser la guía de las iglesias y sus miembros en sus relaciones diarias.
Pese a las diferencias doctrinales, han encontrado terreno común en temas sociales y recientemente han incrementado sus esfuerzos conjuntos, incluidas las bases, para despertar la conciencia global sobre el tráfico de seres humanos y la esclavitud.
Ambos apoyan la Red Mundial para la Libertad, una iniciativa interreligiosa que alienta a los líderes religiosos a ayudar a las víctimas.
Las monjas católicas, por ejemplo, han formado la Red Internacional de Vida Consagrada contra el Tráfico de Seres Humanos, conocido como Talitha Kum (Pequeña, crece), una frase en arameo tomada de la Biblia. Tiene miembros en más de 30 países.
El mes pasado, otro grupo de monjas apoyado por el papa elevó la alarma sobre los riesgos del tráfico de seres humanos, explotación de trabajadores y turismo sexual en el Mundial de Brasil.

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