martes, 17 de diciembre de 2013

El cardenal Rouco deja de pertenecer a la congregación vaticana que nombra a los nuevos prelados

MADRID.- La figura del cardenal Antonio María Rouco declina en Roma. El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Madrid ya no forma parte de la Congregación Vaticana de los Obispos, uno de los centros de poder de la Santa Sede. También conocida como la 'fábrica de los obispos', la congregación tiene entre sus cometidos el nombrar a los miembros de la jerarquía católica. 

El Papa Francisco no ha renovado a Rouco ni al cardenal tradicionalista estadounidense Raymond Burke, aunque sí ha ratificado en sus puestos a los españoles Antonio Cañizares y Santos Abril. También sigue siendo presidente del organismo el cardenal canadiense Marc Ouellet.
Con esta decisión el cardenal Rouco, de 77 años, pierde ascendiente ante Francisco en lo que se refiere a la designación de ternas y propuestas para que el Pontífice nombre prelados. El apartamiento de Rouco de la 'fábrica de obispos' coincide con su inminente jubilación y su próxima retirada como presidente del episcopado, cargo que ha ocupado durante tres trienios. Su tercer mandato termina en marzo, momento en que se renovará la cúpula eclesial con obispos más afines a Jorge Mario Bergoglio.
Con esta operación el Papa se rodea de hombres de su entera confianza. Entre los nuevos integrantes de la Congregación se encuentran el secretario de Estado, Pietro Parolin; los cardenales Koch, Wuerl o Braz de Aviz; o arzobispos como Lorenzo Baldiseri, secretario general del Sínodo de Obispos.
Pese a la impronta de renovación que está imprimiendo Bergoglio en la curia, no se puede hablar de ruptura. Sigue estando en la congregación el exsecretario de Estado, Tarcisio Bertone, mano derecha de Benedicto XVI y a quien se atribuye buena parte de los escándalos que asolaron el anterior pontificado.
Entraba dentro de lo previsto la continuidad de Antonio Cañizares, quien espera que se le encomiende una nueva responsabilidad tras concluir su mandato al frente de la Congregación del Culto Divino. Santos Abril, de 78 años, también confirmado en su puesto, es arcipreste de la basílica romana de Santa María la Mayor y mantiene plena sintonía con Francisco.
Rouco, nacido el 20 de agosto de 1936 en Villalba (Lugo), lleva dos años pendiente de que la Santa Sede acepte su renuncia, que tuvo que presentar por mandato canónico nada más cumplir los 75 años.
Antes de que se celebre la asamblea plenaria de marzo, que será crucial para que la Iglesia española encuentre recambios en este cambio de ciclo, los obispos españoles tendrán que viajar a Roma entre el 24 de febrero y el 8 de marzo para realizar una visita 'ad limina'.
Aparte del relevo de Rouco, Francisco tendrá que hacer otro no menos importante: el del arzobispo de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, quien también ha presentado su renuncia por motivos de edad. Sobra decir que la sustitución de Martínez Sistach está trufada de condicionantes no solo eclesiásticos, sino también políticos.
Los pesimistas diagnósticos de Rouco sobre la situación de la Iglesia contrastan con el estilo de Francisco, dispuesto a remozar las estructuras eclesiásticas y rejuvenecer el mensaje evangélico. Ya ha avisado que los dogmas del cristianismo son pocos y los demás siempre están sujetos a revisión.

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