CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco recibió este mediodía a los participantes en el
Encuentro organizado por la Comunidad de San Egidio que reúne a gentes y
religiones diferentes bajo el título desafiante: "El valor de la
esperanza." El Papa agredeció al Prof. Andrea Riccardi, la tenacidad con
la que han seguido el camino trazado en 1986 por el Beato Juan Pablo II
en el histórico encuentro de Asís: conservar encendida la lámpara de la
esperanza, rezando y trabajando por la paz.
“Precisamente
en los últimos meses, sentimos que el mundo necesita el "espíritu" que
animó aquel encuentro histórico. ¿Por qué? ¿Por qué tiene tanta
necesidad de paz. No! Nunca podemos resignarnos al dolor de pueblos
enteros, rehenes de la guerra, de la pobreza, de la explotación. No
podemos quedar indiferentes e impotentes frente a la tragedia de niños,
familias y ancianos golpeados por la violencia. No podemos permitir que
el terrorismo ahogue el corazón de unos pocos violentos para sembrar
dolor y muerte a tanta gente. Con fuerza todos decimos que no puede
haber ninguna justificación religiosa a la violencia, cualquiera que sea
la forma con que se manifieste”.
¿Qué podemos hacer? se preguntó el Papa: “Tener el valor del diálogo, que da esperanza” en un mundo y en una sociedad donde hay poca paz porque falta el diálogo.
¿Qué podemos hacer? se preguntó el Papa: “Tener el valor del diálogo, que da esperanza” en un mundo y en una sociedad donde hay poca paz porque falta el diálogo.
“Para la paz necesitamos un diálogo tenaz, paciente, fuerte,
inteligente, con el que nada se pierde. El diálogo puede ganar la
guerra. El diálogo hace convivir personas de distintas generaciones, que
a menudo se ignoran; hace convivir ciudadanos de diferentes orígenes
étnicos, de diferentes creencias. El diálogo es el camino de la paz”.
El Santo Padre insistió que los líderes religiosos están llamados a ser verdaderos dialogantes para actuar en la construcción de la paz no como intermediarios, sino como auténticos mediadores.
El Santo Padre insistió que los líderes religiosos están llamados a ser verdaderos dialogantes para actuar en la construcción de la paz no como intermediarios, sino como auténticos mediadores.
“Los
intermediarios intentan hacer descuentos a todas las partes, con el fin
de obtener un beneficio para sí mismos. El mediador, en cambio, es el
que no se queda con nada para sí mismo, sino que se entrega
generosamente, hasta el final, sabiendo que la única ganancia es la de
la paz. ¡Cada uno de nosotros está llamado a ser un artesano de la paz,
uniendo no dividiendo; extinguiendo el odio y no conservándolo;
abriendo los canales del diálogo y no erigiendo nuevos muros! Dialogar,
encontrarse para establecer en el mundo la cultura del diálogo, la
cultura del encentro”.
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