CIUDAD DEL VATICANO.- Hoy se recuerda el
15° aniversario de la muerte de San Juan Pablo II. Corría el año 2005.
Karol Wojtyła, el Papa “venido desde lejos” regresaba a la Casa del
Padre tras un pontificado de casi veintisiete años.
Muchos adolescentes de hoy probablemente lo conocen de oídas, porque
sus padres les habrán hablado de aquel Papa con quien los jóvenes de
entonces se sentían identificados. Se podría escribir mucho sobre esta
figura que fue tan incisiva para la Iglesia del Siglo XX y no sólo, sino
también para el mundo, ya que este Pastor de la Iglesia universal
acompañó las vicisitudes de los pueblos y de las familias, con sus
ancianos y jóvenes.
Sin embargo, para quienes vivieron distintas
experiencias con él personalmente – como durante las Jornadas Mundiales
de la Juventud o escuchando sus catequesis o leyendo sus cartas – e
incluso a través de las imágenes ofrecidas por los medios de
comunicación su memoria sigue viva.
Su pontificado fue el tercero más largo de la historia
Juan Pablo II fue el 264° Papa de la Iglesia Católica. Tras iniciar
su largo pontificado en 1978 – el suyo fue el tercero más largo de la
historia – falleció un día como el de hoy del año 2005.
Bajo la luz de la Divina Misericordia
Tan grande fue su carisma e influencia que muchos de los niños
nacidos en aquella época hoy llevan su nombre. San Juan Pablo II murió
en la víspera del Domingo de la Misericordia, fiesta que él mismo había
establecido habiendo sido hijo espiritual de Santa Faustina Kowalska –
la joven religiosa y mística polaca de la orden de las Hermanas de
Nuestra Señora de la Misericordia – mundialmente conocida y cuyo
santuario se encuentra a pocos pasos de la Ciudad del Vaticano. Y él
mismo la canonizó el 30 de abril del año 2000, día en el que también
instituyó la fiesta de la Divina Misericordia.
Hace 15 años la Ciudad de Roma se vio invadida de fieles
La vida es movimiento, la vida es cambio, y las circunstancias a
través de los decenios nunca son las mismas. Es el devenir de la
historia. Hoy el mundo está combatiendo la batalla que implica la
pandemia. Los países han cerrado sus puertas para resguardarse. También
Roma, la Ciudad Eterna, se ve desolada como nunca. Con una Basílica y
Plaza de San Pedro vacía, cerrada al público en tiempos de cuarentena.
Y
si bien esta situación es transitoria, resulta más sorprendente aún
pensar que hace tan sólo cinco lustros, quince años, la capital
italiana, la ciudad más poblada de este país, se veía literalmente
invadida por una multitud de sencillos fieles que acampaban al aire
libre con tal de estar ahí, de pasar en procesión ante sus restos para
un último saludo. Además de los más de setenta jefes de Estado y de
Gobierno, junto a príncipes y otras autoridades mundiales que asistieron
a su solemne funeral.
Tal vez todos recuerden el viento de aquel día que movió las páginas
del evangelio colocado sobre su ataúd en una Plaza de San Pedro
conmovida y en silencio.
Pocas horas antes de fallecer Juan Pablo II había pedido que lo
dejaran ir a la Casa del Padre. Durante sus últimos días Juan Pablo II
escuchaba las oraciones de la multitud que se reunía en la Plaza de San
Pedro. La congoja de los fieles alcanzó su punto máximo cuando impartió
su penúltima bendición desde la ventana de su estudio con aquel
conmovedor, y fallido, intento de pronunciar alguna palabra. Y si bien
volvió a asomarse a la ventana el 30 de marzo de 2005 para bendecir a
las personas por última vez, en aquel momento se comprendió que ya no se
lo volvería a ver puesto que su largo y doloroso Vía Crucis se había
cumplido.
Aniversario de la muerte de San Juan Pablo II
El Papa Benedicto XVI lo beatificó el 1° de mayo de 2011 y el Papa
Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014 junto a San Juan XXIII.
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