lunes, 6 de abril de 2020

Francisco relega el título de ‘vicario de Cristo’ y el cardenal Müller le acusa de cometer una “barbaridad teológica”

MADRID.- La renuncia, en 2006, de Benedicto XVI al título de ‘Patriarca de Occidente’, anticipado por un periódico local de Venecia, fue visto como una gran gesto de sensibilidad ecuménica por todos en cuanto vio la luz la correspondiente edición del Anuario Pontificio. Ahora, un nuevo cambio no ha pasado desapercibido en la guía que elabora el equipo estadístico de la Santa Sede para la Secretaría de Estado, a juicio de Vida Nueva

En el Anuario Pontificio de 2020, el papa Francisco ha relegado a una nueva sección llamada ‘Títulos históricos’ algunas denominaciones como la de “Vicario de Jesucristo, sucesor del príncipe de los apóstoles, sumo pontífice de la Iglesia universal, primado de Italia, arzobispo y metropolitano de la provincia romana, soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano y siervo de los siervos de Dios”, según se lee en una de las primeras de sus más de 2.300 páginas.
Mientras, en un breve texto con alguna de las fechas principales de su itinerario vital se habla de su “elección al Pontificado” y su ministerio se presenta como “Pastor universal de la Iglesia”. En la referencia a la diócesis de Roma es, además, presentado como obispo de esta Iglesia local.
“Barbaridad teológica” es el calificativo que aparece en el titular de la valoración escrita que el cardenal Gerhard Müller ha publicado en el diario alemán ‘Die Tagespost’. Aunque reconoce que el anuario no es fuente magisterial de primer orden y que “todos los títulos esenciales del Papado han crecido en la Iglesia, y aún más los insignificantes”, detalles como este, a su juicio, hacen que “los elementos esenciales de la doctrina católica de la primacía se devalúan como accesorios históricos”, aunque se asegure manteniendo la lista de sucesores de Pedro.
“Es una barbaridad teológica devaluar los títulos del Papa ‘Sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y Cabeza visible de toda la Iglesia’ como mero lastre histórico”, asegura Müller tirando de la eclesiología del Vaticano II. 
“Los católicos tienen el derecho, enraizado en la fe divina y católica, de entender el papado en general y hoy en día el pontificado del papa Francisco a la luz del Concilio Vaticano II. Solo con mucho humor e ironía se puede soportar el diletantismo teológico de los estadísticos, aunque vuelva a ser alabado por los interesados llenos de hipocresía como signo de gran humildad”, concluye.

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