CIUDAD DEL VATICANO.- Este 27 de abril, en la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre
pidió por los artistas y recordó el camino de la belleza y la
creatividad que nos pueden ayudar en este difícil momento caracterizado
por la pandemia. En su homilía, nos invitó a pedir la gracia de volver
siempre al primer encuentro con Jesús, ese primer momento cuando Jesús
nos miró con amor y nos dijo sígueme.
En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla
de la Casa Santa Marta, este Lunes de la Tercera Semana de Pascua, el
Papa Francisco pidió por los artistas:
“Oremos hoy por los artistas, que tienen esta gran capacidad de
creatividad y por la vía de la belleza nos muestran el camino a seguir.
Que el Señor nos dé a todos la gracia de la creatividad en este
momento”.
En su homilía, el Papa Francisco comentando el Evangelio de hoy (Jn
6, 22-29) en el que Jesús reprocha a la muchedumbre que lo busca,
después de la multiplicación de los panes y los peces, sólo porque se
han satisfecho y les exhorta a trabajar no por el alimento que no dura,
sino por el alimento que permanece para la vida eterna y que el Hijo del
Hombre dará. La multitud pregunta qué hacer y Jesús responde: "Esta es
la obra de Dios: que crean en el que Él ha enviado". La multitud que
escuchaba a Jesús sin cansarse – afirmó el Pontífice – una vez saciada,
pensó que lo harían rey: habían olvidado su primer entusiasmo por la
palabra de Jesús. Y el Señor recuerda a la multitud el primer
sentimiento. Corrigió el camino de la gente que había tomado un camino
más mundano que evangélico. Esto también nos sucede cuando nos alejamos
del camino del Evangelio y perdemos la memoria del primer entusiasmo por
la palabra del Señor. Jesús nos hace volver al primer encuentro; esto
es una gracia, frente a las tentaciones de alejarse. La gracia de volver
siempre a la primera llamada, cuando Jesús nos miró con amor. Cada uno
de nosotros tiene la experiencia del primer encuentro en el que Jesús
nos dijo: "Sígueme". Luego, en el camino, nos alejamos y perdemos la
frescura de la primera llamada. El Papa nos invita a rezar para que el
Señor nos dé la gracia de volver al momento en el que tuvimos la
experiencia de encontrar a Jesús.
La homilía del Papa Francisco
A continuación el texto de la homilía:
La gente que había escuchado a Jesús durante todo el día, y luego
tuvo la gracia de multiplicar los panes y vio el poder de Jesús, quería
hacerlo rey. Primero fueron a Jesús para escuchar la palabra y también
para pedir la curación de los enfermos. Se quedaron todo el día
escuchando a Jesús sin aburrirse, sin cansarse o (estar) cansados, pero
estaban allí, felices. Pero cuando vieron que Jesús los alimentaba, lo
cual no esperaban, pensaron: "Pero este sería un buen gobernante para
nosotros y seguramente podrá liberarnos del poder de los romanos y
llevar el país adelante". Y estaban encantados de hacerle rey. Su
intención cambió, porque vieron y pensaron: "Bien... porque una persona
que realiza este milagro, que alimenta a la gente, puede ser un buen
gobernante. Pero habían olvidado en ese momento el entusiasmo que la
palabra de Jesús hacía nacer en sus corazones.
Jesús se marchó y se fue a rezar. Se puede ver a esa gente, se
quedaron allí, y al día siguiente buscaban a Jesús, "porque debe estar
aquí" dijeron, porque habían visto que no había subido al barco con los
demás. Y había un barco allí, se quedó allí... Pero no sabían que Jesús
había alcanzado a los otros caminando sobre las aguas. Así que
decidieron ir al otro lado del Mar de Tiberíades para buscar a Jesús y
cuando lo vieron, la primera palabra que le dijeron fue: "Maestro,
¿cuándo has llegado aquí?", como diciendo: "No entendemos, esto parece
una cosa extraña".
Y Jesús les hace volver al primer sentimiento, a lo que tenían
antes de la multiplicación de los panes, cuando escucharon la palabra de
Dios: "En verdad, en verdad les digo que no me buscan porque han visto
signos – como al principio, los signos de la palabra, que les
emocionaron, los signos de la curación – no porque hayan visto signos
sino porque han comido de esos panes y los he saciado. Jesús revela su
intención y dice: "Pero es así, has cambiado de actitud. Y ellos, en vez
de justificarse: "No, Señor, no...", fueron humildes. Jesús continúa:
"No trabajen por la comida que no dura, sino por la comida que queda
para la vida eterna y que el Hijo del Hombre te dará. Porque sobre Él,
el Padre, Dios, ha puesto su sello". Y ellos, buena gente, dijeron:
"¿Qué debemos hacer para hacer las obras de Dios?". "Que creas en el
Hijo de Dios". Este es un caso en el que Jesús corrige la actitud de la
gente, de la multitud, porque a mitad del camino se había desviado un
poco del primer momento, del primer consuelo espiritual y había tomado
un camino que no era el correcto, un camino más mundano que evangélico.
Esto nos hace pensar muchas veces que en la vida empezamos a
seguir a Jesús, detrás de Jesús, con los valores del Evangelio, y a
mitad de camino nos hacemos otra idea, vemos algunos signos y nos
alejamos y nos conformamos con algo más temporal, más material, más
mundano, tal vez, y perdemos el recuerdo de ese primer entusiasmo que
tuvimos cuando escuchamos hablar a Jesús. El Señor siempre nos hace
volver al primer encuentro, al primer momento en que nos miró, nos habló
e hizo nacer en nosotros el deseo de seguirle. Esta es una gracia para
pedirle al Señor, porque en la vida siempre tendremos esta tentación de
alejarnos porque vemos otra cosa: "Pero eso irá bien, pero esa idea es
buena...". Nos estamos alejando. La gracia de volver siempre a la
primera llamada, al primer momento: no olvides, no olvides mi historia,
cuando Jesús me miró con amor y me dijo: "Este es tu camino"; cuando
Jesús a través de tantas personas me hizo comprender cuál era el camino
del Evangelio y no otros caminos un poco mundanos, con otros valores.
Vuelve al primer encuentro.
Siempre me ha llamado la atención que entre las cosas que Jesús
dijo la mañana de la Resurrección: "Ve a mis discípulos y diles que
vayan a Galilea, allí me encontrarán", Galilea fue el lugar del primer
encuentro. Allí habían conocido a Jesús. Cada uno de nosotros tiene su
propia "Galilea" dentro, nuestro propio momento cuando Jesús se acercó a
nosotros y dijo: "Sígueme". En la vida esto le pasa a esta gente -
bueno, porque entonces les dice: "¿Pero qué debemos hacer?", ellos
obedecieron inmediatamente - sucede que nos vamos y buscamos otros
valores, otra hermenéutica, otras cosas, y perdemos la frescura de la
primera llamada. El autor de la carta a los Hebreos también nos recuerda
esto: "Recuerda los primeros días". La memoria, la memoria del primer
encuentro, la memoria de "mi Galilea", cuando el Señor me miró con amor y
me dijo: "Sígueme".
La comunión espiritual, adoración y bendición Eucarística
Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la
bendición Eucarística, invitando a todos a realizar la comunión
espiritual con esta oración:
“Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo
Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en
mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al
menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te
abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de
Ti. Amén”.
Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, el Regina Coeli.
Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.
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