domingo, 14 de abril de 2019

Dos papas, dos visiones de la Iglesia

CIUDAD DEL VATICANO.- Cuando Benedicto XVI se convirtió en el 2013 en el primer Pontífice en renunciar, una de las mayores cuestiones era cómo iban a coexistir dos papas y sobre todo cuál iba a ser la relación entre ellos. En estos años, las preocupaciones se han disipado por la decisión de Joseph Ratzinger de mantener un discreto perfil desde su residencia entre los muros vaticanos. Sus apariciones públicas son contadísimas, y todavía más los momentos en que decide alzar la voz. Francisco siempre le ha animado a colaborar, y, según algunos trabajadores de la Santa Sede, ambos se ven con más frecuencia de lo que hacen público, revela hoy el diario español La Vanguardia, de Barcelona.

Por eso, la carta que escribió el papa emérito para la publicación bávara Klerusblatt , y que salió a la luz este jueves, ha abierto de nuevo el debate sobre su función en el Vaticano. Al fin y al cabo, ambos papas han mantenido visiones dispares del liderazgo de la Iglesia. Mientras Benedicto es considerado un erudito concentrado en teología, Francisco está más preocupado por las cuestiones prácticas del día a día, desde implicarse en conflictos geopolíticos o la lucha para defender a los más desfavorecidos.
El texto de Ratzinger, que entre otras cosas situaba el origen de los abusos sexuales en la revolución del 68 y en una interpretación errada del Concilio Vaticano II, ha despertado las críticas de muchos expertos que creen que puede hacer daño y deslegitimar a Francisco. “Un papa emérito no debería publicar artículos o dar entrevistas”, opina el historiador Christopher Bellitto en National Catholic Reporter. “Tenemos una situación en que un papa emérito ofrece un juicio pastoral y teológico diferente y una agenda que no ayuda sino que es vista como una alternativa al liderazgo del actual y único obispo de Roma”, dice el teólogo Richard Gaillardetz. “Debería haber elegido el silencio”, estima el vaticanista Marco Politi, que agrega que “en los momentos más graves, debe haber una sola voz, sino se genera confusión”.
Por otro lado, los sectores más conservadores en el Vaticano, que forman una reducida pero dura oposición al papa argentino, han utilizado su documento como una arma contra Bergoglio. Uno de ellos es el cardenal ultraconservador Robert Sarah, quien ha agradecido a Ratzinger “el coraje de hablar”. También ha habido hasta rumores de que Benedicto no ha escrito solo la carta, sino que ha sido manipulado por este grupo, algo desmentido por su secretario personal durante muchos años, Georg Gänswein.
Fuentes del Vaticano cuentan que han llegado a la conclusión de que no es una lectura contrapuesta a la visión de tolerancia cero de Francisco contra los abusos, sino que la complementa con una explicación de su pontificado, considerado crucial en la lucha contra los abusos. “De lo contrario, el Papa no hubiese dejado que se publicase”, subrayan. Benedicto, en el preámbulo de su escrito, hace notar que cuenta con el visto bueno tanto del Pontífice como del secretario de Estado, Pietro Parolin. A sus casi 92 años, el papa alemán está débil físicamente, pero mantiene la mente lúcida, aseguran en la Santa Sede.

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