ROMA.- Las finanzas del Vaticano
han sufrido un duro golpe por la pandemia de coronavirus, tras el
cierre de sus prestigiosos museos, principal fuente de financiamiento, y
la caída de donaciones provenientes de todo el mundo.
"Tenemos
por delante años difíciles", advirtió el sacerdote Juan Antonio Guerrero
Alves, quien dirige desde enero la Secretaría para la Economía de la
Santa Sede.
Pese al clima de incertidumbre, el religioso recordó que
el Vaticano "no corre el riesgo de quiebra", ni sus finanzas pueden ser
comparadas con las de una empresa lucrativa.
"No somos una
empresa, no todo se puede medir como un déficit. Vivimos gracias a la
ayuda de los fieles y pagamos 17 millones de euros (unos 18 millones de
dólares) al año en impuestos a Italia", explicó el jesuita español en
una entrevista concedida al portal oficial del Vaticano.
Encargado
por el papa argentino para realizar una reforma que busca la
transparencia económica, Guerrero Alves tiene que encarar ahora la grave
crisis desatada por el Covid-19 y definir las medidas para hacer frente
al alto déficit que se ha ido acumulando, seguramente más alto que los
60 millones de euros (unos 65 millones de dólares) estimados al inicio
del año.
"Las cuentas de la Santa Sede son mucho más pequeñas de
lo que mucha gente imagina. Son más pequeñas que las de una universidad
americana", resumió el religioso al ilustrar el promedio de ingresos
(270 millones de euros) y gastos (320 millones).
Con
5.000 empleados y 12 casos confirmados de coronavirus, ninguno grave,
el Estado más pequeño del mundo decidió una serie de ahorros en todos
los sectores con la cancelación de eventos, conferencias, viajes,
promociones, asesorías y recorte de compras programados para el 2020,
según contó el padre argentino Augusto Zampini, coordinador del plan
papal para hacer frente a la pandemia.
El cierre el 8 de marzo de
los Museos Vaticanos, que reciben cerca de 7 millones de visitantes al
año, es el mayor golpe a las finanzas del Vaticano.
Además, el
aplazamiento de la tradicional colecta del 29 de junio al 4 de octubre y
la reducción del precio de los alquileres de sus propiedades en Italia
como gesto de solidaridad por el coronavirus representan otro golpe
económico.
El Vaticano está elaborando "una reactivación
progresiva de los servicios ordinarios" y está programando la apertura
de los museos para los visitantes locales en ausencia de las hordas de
turistas extranjeros que generalmente acuden a la Capilla Sixtina.
Según
el periodista Andrea Gagliarducci, se estima un déficit para los museos
de alrededor de 17 millones de euros, lo que representa el 57 al 68% de
las pérdidas por el coronavirus.
Las donaciones al llamado Óbolo
de San Pedro, que fueron de 71 millones de euros en 2013, según los
datos oficiales, seguramente se reducirán debido a que los fieles así
como las diócesis en todo el mundo se han empobrecido con la pandemia.
Todo
eso sin contar las donaciones hechas directamente por el pontífice a
Italia y otros países para encarar la pandemia, como material médico y
respiradores a Siria, Gaza, además de España y Rumania, entre otros.
Las finanzas del Vaticano, que por años fueron consideradas oscuras y secretas, fueron explicadas por Guerrero.
"Si
miro sólo los números y porcentajes, podría decir que los gastos se
distribuyen más o menos así: 45% personal, 45% de gastos generales y
administrativos y 7,5% de donaciones. O podría decir que el déficit (la
diferencia entre ingresos y gastos) en los últimos años ha fluctuado
entre 60 y 70 millones", resumió.
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