ROMA.- “Quería absolutamente matar al Papa y quería morir en la Plaza San Pedro, por suicidio o linchamiento.
Luego de varios años entendí, vi con pruebas personales indiscutibles
que el 13 de mayo de 1981 Dios realizó un milagro en la Plaza San
Pedro”. Así lo destacó el autor del atentado a Juan Pablo II, el turco
Mehmet Ali Agca, en una entrevista con la agencia ANSA.
“Estoy
felicísimo de haber estado en el centro de un plan divino que me costó
30 años infernales en prisión”, añadió Agca, quien durante la entrevista
no mostró estar “arrepentido”.
“Nada quedó humanamente en
secreto sobre mi atentado al Papa. El verdadero sentido religioso de mi
atentado y el misterio de la Virgen de Fátima necesitan aun
explicaciones. Yo -precisó- tengo la certeza absoluta de que fue Dios y
el sistema divino el que me llevó a la Plaza San Pedro y no Satanás y
sus demonios como otros creen en el Vaticano”, agregó.
Agca confirmó por otra parte lo que escribió tiempo atrás en su libro “Me habían prometido el paraíso”:
el hecho de que había sido el ayatolah Khomeini quien un año le había
dado la orden de matar al Papa. “La llamada pista búlgara de ese
atentado tuvo la misión histórica de golpear el sistema comunista
soviético”, dijo.
El turco destacó no tener dudas sobre el hecho
de que Wojtyla “merece ser definido como la mejor persona del siglo”.
Pero añadió que “existe sólo un santo, Dios”.
“Deificar un ser humano es
un pecado imperdonable contra Dios”, aseveró.
Quien intentó
matar a Juan Pablo II está libre actualmente tras la gracia obtenida en
2000 por el entonces presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, una
decisión a la que el Vaticano se declaró “no contrario”.
Al comentar las canonizaciones del domingo, destacó que “también Juan XXIII era una excelente persona y merece amor y respeto”.
Agca
invitó, por otra parte, al “mundo islámico” a “reconocer y seguir a
Jesús como al redentor y el rey eterno de los ángeles y los seres
humanos”. También se detuvo a evaluar su encuentro de años atrás en la
cárcel romana de Rebibbia con Wojtyla, quien le dio su perdón. Agca
definió a ese coloquio “como uno de los hechos más importantes de mi
vida”.
“Quedé sorprendido por la sinceridad y honestidad del Papa
polaco”, indicó.
Durante la entrevista, Agca habló
por último sobre el caso de Emanuela Orlandi, la joven ciudadana del
Estado vaticano misteriosamente desaparecida en junio del 1983. “Algunos
servicios secretos occidentales saben perfectamente que Orlandi se
encuentra en manos del gobierno vaticano. El Papa puede ordenar al
gobierno vaticano su inmediata liberación”, concluyó y destacó que
“probablemente se encuentra en algún convento de clausura”.
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