CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco invitó anoche a caminar "en la luz" y
pidió que no prevalezcan "el orgullo, la mentira y la búsqueda del
propio interés", durante la homilía de la que fue su primera Misa del
Gallo como Pontífice, que se celebró ayer en la Basílica Vaticana y que
comenzó a las 21,30 horas.
"También en nuestra historia personal se
alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras. Si amamos a Dios
y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se
cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio
interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera",
advirtió el Pontífice.
Así se referió a la profecía de Isaías -el pueblo que
caminaba en tinieblas vio una luz grande- que "no deja de conmover" pues
no se trata solo de algo "emotivo, sentimental" sino que dice "la
realidad" de un pueblo que camina y tiene a su alrededor y dentro de él
"tinieblas y luces".
"En esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre
el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y
sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a
reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver", subrayó.
Concretamente, se centró en el verbo 'caminar' que hace
pensar "en el curso de la historia, en el largo camino de la historia de
la salvación, comenzando por Abrahán", a quien Dios llamó un día a
salir de su pueblo para ir a la tierra que Él le indicaría. "Desde
entonces, -destacó- nuestra identidad como creyentes es la de peregrinos
hacia la tierra prometida". Por parte del pueblo, en cambio, precisó
que "se alternan momentos de luz y de tiniebla, de fidelidad y de
infidelidad, de obediencia y de rebelión, momentos de pueblo peregrino y
de pueblo errante".
Pero en esta noche, según recordó, aparece Jesús, que pone
"su tienda" entre todos, para "librar" a los hombres y mujeres "de las
tinieblas" y darles "la luz".
"No es solamente un maestro de sabiduría,
no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza
distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su
tienda entre nosotros", puntualizó.
Además, Francisco señaló que los pastores fueron "los
primeros" que vieron esta "tienda", que recibieron el anuncio del
nacimiento de Jesús, precisamente "porque eran de los últimos, de los
marginados" y también "porque estaban en vela aquella noche, guardando
su rebaño". Con ellos, el Papa invitó a quedarse en silencio ante el
Niño.
Asimismo, exhortó a compartir en esta Noche la alegría del
Evangelio y a celebrar que Dios ha dado a su hijo como "luz para las
tinieblas". Asimismo, repetió las palabras del Señor: "No temáis".
"Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús
como guía en el camino a la tierra prometida. El es la luz que disipa
las tinieblas. El es nuestra paz", concluyó. Al comienzo de la
ceremonia, el Papa se dirigió en procesión a llevar al Niño Jesús al
Belén, ubicado en el interior de la Basílica vaticana.
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