CIUDAD DEL VATICANO.- La personalidad del papa argentino Francisco, su
popularidad, su estilo poco acartonado y distante del pasado, irritan a
algunos círculos internos del Vaticano, según han dejado entrever varios
vaticanistas. En una entrevista a la cadena de televisión católica
EWTN, el cardenal tradicionalista estadounidense Raymond Burke, cercano a
Benedicto XVI, ha lamentado con amargura que Francisco no defienda con
más vehemencia la familia y la vida, e inste con más frecuencia a los
sacerdotes de todo el mundo a condenar el aborto.
"Tenemos la impresión de que el Papa cree que
estamos siempre condenando el aborto e insistiendo sobre la necesidad
del matrimonio tradicional, entre un hombre y una mujer. Eso es al menos
lo que la prensa publica. Pero para mí hablar de ello siempre es poco",
ha afirmado Burke.
El cardenal estadounidense, miembro de la
Congregación de los Obispos, una suerte de ministerio del Interior que
nombra a la jerarquía de la Iglesia, fue bruscamente destituido, junto
con otro influyente purpurado de la misma entidad de la Curia Romana, el
español Antonio María Rouco Varela, presidente de la conferencia
episcopal española, a quien le fue aceptada su jubilación. En sus
puestos fueron confirmados el presidente de la Congregación, el
canadiense Marc Ouellet y dos españoles: Antonio Cañizares y Santos
Abril.
El Papa nombró en esa congregación clave a nuevos
miembros, entre ellos tres latinoamericanos: el mexicano Francisco
Robles Ortega, el colombiano Rubén Salazar Gómez y el brasileño Joaz
Braz de Aviz. Con esos nombramientos, Francisco confirmó la línea que
desea dar a su pontificado con religiosos que más que defender la
doctrina se ocupan de los pobres y necesitados y van o se encuentran en
"las periferias del mundo".
Junto a la imagen amable y afable del Papa que
besa a niños y enfermos, algunas voces internas dan cuenta de su
tendencia al autoritarismo y hasta de sus modales en ocasiones bruscos.
El colaborador más cercano del papa emérito Benedicto XVI, el guapo
obispo Georg Gänswein, ha confesado en una entrevista a una revista
alemana las dificultades que ha tenido para adaptarse al nuevo pontífice
y advirtió a los sectores progresistas que cultivan esperanzas sobre
eventuales revoluciones.
"A algunos el entusiasmo se les quedará
atravesado", ha dicho tras asegurar que "no cree" que las iniciativas
progresistas que impulsa la Iglesia alemana, como la defensa de la
ordenación de mujeres y la comunión a los divorciados que se vuelven a
casar, vayan a ser aceptadas por la Iglesia católica.
El diario italiano Il Corriere della Sera calificó
de "extraña" este viernes la decisión del Papa de contratar a dos
firmas privadas estadounidenses para que elaboren el plan para la
reforma tanto del sector administrativo como de comunicaciones del
Vaticano. Las firmas consultores McKinsey, KPGM y Ernst-Young,
Promontory fueron escogidas a través de una licitación pública para
ello.
El docente de Doctrinas teológicas de la
Universidad de Padua, Vito Mancuso, estima que el estilo algo
demagógico, "peronista", como lo calificó un observador argentino al
referirse al popular presidente Juan Domingo Perón, "es su lado débil",
ha dicho. "Debe tener cuidado de no querer siempre sorprender,
maravillar", comentó.
"Compagina posiciones abiertas para luego frenar.
Por eso sus palabras sobre un mismo tema son interpretadas de forma
diferente. Eso ocurrió con sus declaraciones sobre los homosexuales y
sobre los divorciados", sostiene el vaticanista Sandro Magister. "El
resultado es confuso. Algunos amplifican lo que les conviene. La línea
sobre algunos asuntos delicados que ha abordado no resulta clara",
agregó. Para el francés Nicolas Diat, autor de una biografía sobre
Benedicto XVI que aparecerá en febrero, en el Vaticano suelen siempre
"llorar por la leche derramada": si la timidez de Benedicto XVI no
despertaba emociones entre los fieles, la arrasadora popularidad de
Francisco molesta.
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