jueves, 1 de noviembre de 2018

El Papa subraya que el cuerpo “no es un objeto de placer” y relaciona el sexo con la inmadurez

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco ha asegurado en su Audiencia General de este miércoles 31 de octubre que toda persona está destinada a “amar y ser amada” y ha invitado a los futuros matrimonios a pasar de pensar solo en el “yo” a pensar en el “nosotros”.

“La criatura humana, en su inseparable unidad de espíritu y cuerpo, y en su polaridad masculina y femenina, es una realidad muy buena, destinada a amar y ser amada. El cuerpo humano no es un instrumento de placer, sino el lugar de nuestra vocación al amor, y en el amor auténtico no hay lugar para la lujuria y para su superficialidad. ¡Los hombres y las mujeres merecen algo mejor!”, ha expresado el Pontífice.
Durante su catequesis, dedicada al sexto mandamiento ‘No cometerás adulterio’, el Papa Francisco ha precisado que aunque esté planteado en forma negativa, este mandamiento orienta a “la llamada originaria”, es decir, “al amor nupcial pleno y fiel, que Jesucristo ha revelado y donado”.
En concreto, ha subrayado que este mandamiento se refiere explícitamente a la fidelidad matrimonial y se ha referido al pasaje de la Carta a los Efesios, en la que San Pablo afirma que el marido debe amar a su mujer como Cristo ama a la Iglesia. “¡Este pasaje de la Escritura, este pasaje de la Carta de San Pablo, es revolucionario!”, ha afirmado.
Si bien, el Pontífice ha matizado que el mandamiento de fidelidad no solo va dirigido a los esposos sino a “todos” y ha añadido que para cumplirlo hace falta seguir el camino de la “madurez humana” que es “el camino mismo del amor”.
“Convertirse en hombres y mujeres adultos significa llegar a vivir la actitud conyugal y paternal, que se manifiesta en diversas situaciones de la vida como la capacidad de tomar sobre sí el peso de otro y amarlo sin ambigüedades”, ha subrayado el Obispo de Roma.
En este sentido, se ha preguntado “quién es el adúltero, el lujurioso, el infiel” y ha precisado que “es una persona inmadura, que mantiene su vida para sí mismo e interpreta las situaciones de acuerdo a su propio bienestar y satisfacción”.
“Así que, ¡para casarse, no basta con celebrar la boda! –ha advertido el Pontífice–. Es necesario hacer un camino del yo al nosotros, de pensar solo a pensar en ambos, de vivir solo a vivir en dos: es un camino hermoso. Cuando llegamos a descentrarnos, es entonces que cada acto es conyugal: trabajamos, hablamos, decidimos, nos encontramos con los demás con una actitud acogedora y oblativa”.
Por ello, considera que “toda vocación cristiana”, en este sentido, es “nupcial” porque “se vive con esta actitud acogedora y oblativa”. También lo es, según ha indicado, el sacerdocio “porque es la llamada, en Cristo y en la Iglesia, a servir a la comunidad con todo el afecto, el cuidado concreto y la sabiduría que el Señor da”. 
“La Iglesia no necesita aspirantes al papel de sacerdotes, sino hombres a los que el Espíritu Santo toca el corazón con un amor sin reservas por la Esposa de Cristo”, ha señalado.
Finalmente, el Santo Padre ha saludado cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a los grupos provenientes de España y América Latina. “Los animo a que, siguiendo el ejemplo de los santos, cuya solemnidad celebramos mañana sean capaces de vivir su vocación con plenitud y fidelidad”, ha alentado el Pontífice.

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