sábado, 14 de julio de 2018

El Vaticano ignora los avances provida en Estados Unidos / Carlos Esteban *

Demasiado ocupada con fomentar la inmigración ilegal masiva de subsaharianos en Europa y luchar contra el Cambio Climático, la cúpula vaticana ignora los mayores avances en las opciones provida de las últimas décadas.

La batalla del aborto, que durante décadas se ha mantenido como la pelea clave en la guerra cultural por el alma de Occidente, ha tenido todo este tiempo por centro Estados Unidos y por principal campeón ‘provida’ a la Iglesia Católica.

Estados Unidos no es solo líder cultural del planeta, sino también el primer país en convertir, por obra de su inapelable Tribunal Supremo, el aborto en un derecho constitucional y, por tanto, intocable para cualquier gobierno o legislatura.

Y si bien el aborto no es en absoluto una cuestión religiosa, quedando definitivamente claro desde el punto de vista científico que se trata de la eliminación de un ser humano vivo, es un hecho comprobable que la Iglesia y los católicos particulares han formado el grueso del ejército provida.

No deja de ser lógico que la Iglesia, como sostenía Chesterton, se encargue de recordar al mundo las verdades esenciales que ha olvidado, y parece indudable que una masacre que ha costado ya millones de vida es un ‘olvido’ bastante significativo, por decir poco.

Y la gran apuesta estaba, precisamente, en el Tribunal Supremo, única instancia que puede revertir el fallo de Roe vs Wade. Al ser nueve jueces elegidos con carácter vitalicio cuyas decisiones se toman por mayoría, uno de los legados más importantes que puede dejar un presidente es proponer un juez al Supremo en caso de vacante.

Trump ya tuvo ocasión de hacerlo con Gorsuch, pero ahora, la retirada del ‘progresista’ juez Kennedy le ofrece una nueva oportunidad de reequilibrar la balanza, y lo ha hecho con la elección de un católico, Brett Kavanaugh.

Las protestas, los comentarios, las adhesiones están copando el panorama mediático norteamericano, con el aborto como casi único tema de fondo. Pero hay una gran, enorme ausencia: Roma.

En un momento clave, cuando podríamos tener al alcance de la mano el mayor vuelco en la crónica del aborto desde los años setenta, la cúpula vaticana parece haber perdido todo interés por este asunto, mucho más ocupada con jalear la inmigración masiva o alertar contra el Cambio Climático.

Es cierto que, al inicio de su pontificado, el Papa Francisco ya advirtió a los católicos contra la ‘obsesión’ por los temas de familia y vida como el aborto o los llamados ‘matrimonios homosexuales’, probablemente con razón, en el sentido de que lo monotemático del mensaje podía eclipsar la verdadera ‘noticia’ que debe transmitir el católico, la salvación que nos ha procurado Cristo.

Pero era difícil prever entonces que dejar de ‘obsesionarse’ iba a significar ignorar el asunto casi por completo. No ha habido nota alguna de la Santa Sede sobre la nominación de Kavanaugh o comentario extraoficial, igual que no habló el Papa cuando se celebró el triste referéndum para legaliza el aborto en Irlanda o la votación en el parlamento de su país natal, Argentina, con iguales intención y resultado.

Y no es, precisamente, porque la cúpula vaticana se niegue a ‘entrar en política’. Nunca, desde que recuerdo, lo había hecho tanto. En estos mismos momentos, los prelados de la Curia libran una acerba disputa contra el nuevo Gobierno italiano a cuenta de la inmigración, y el Papa no cesa de exhortar a los políticos para que se comprometan con los Acuerdos de París sobre limitación de emisiones de ‘gases invernadero’.

Y ahí está la paradoja de este pontificado lleno de paradojas. La suerte parece de cara en la batalla contra el aborto y el Papa ni siquiera opina; la invasión de inmigrantes ilegales, unida a la crisis demográfica, está propiciando un crecimiento del Islam en detrimento de la fe que ha construido Europa, y el Vaticano clama por acoger a más.


(*) Profesor titular de Pedagogía de la Religión en el Instituto Pontificio San Pío X


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