CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha abogado por una “comunión plena” entre la Iglesia 
católica y la ortodoxa en la que no exista “sumisión del uno al otro”
 y ha pedido tener “el oído abierto a las jóvenes generaciones, que 
anhelan un futuro libre de las divisiones del pasado”. Francisco ha 
hecho estas declaraciones en su saludo durante la Divina Liturgia 
celebrada el último domingo de junio, en la Plaza de San Tiridate de 
Echmiadzin, sede del catholicós de Armenia, durante el último día de su 
viaje al país.
Así, el Pontífice ha deseado que esta comunión sea plena y que no sea
 “ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación
 de todos los dones que Dios ha dado a cada uno”.
En la Divina Liturgia, que ha sido presidida por el supremo patriarca
 y catholicós de todos los armenios, Karekin II, el Papa ha recordado 
que los Apóstoles, en la mañana de Pascua, pese a las dudas e 
incertidumbres, corrieron hasta el lugar de la resurrección atraídos por
 el amanecer feliz de una nueva esperanza. “Así también sigamos nosotros
 en este santo domingo la llamada de Dios a la comunión plena y 
apresuremos el paso hacia la plena comunión”, ha dicho.
Además, ha agradecido al catholicós Karekin II que le haya “abierto en estos días las puertas de su casa” y ha señalado que ha experimentado “qué dulzura, qué delicia es convivir los hermanos unidos”.
Para el Papa, este encuentro se ha producido “en el signo de los 
santos Apóstoles”. “Los santos Bartolomé y Tadeo, que proclamaron por 
primera vez el Evangelio en estas tierras, y los santos Pedro y Pablo, 
que dieron su vida por el Señor en Roma”, ha dicho.
En la homilía de la misa por rito ortodoxo, Karekin II ha alertado, por su parte, de que “la fe en Dios está siendo tentada y las almas humanas están siendo endurecidas” al tiempo que ha exclamado que “esta siendo puesta a prueba por el extremismo y otros tipos de ideologías”.
Asimismo, ha advertido de que “los procesos del laicismo se están 
intensificando y que los valores espirituales y éticos se están 
distorsionando y la estructura familiar, diseñada por Dios, agitando”.
 
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