CIUDAD DEL VATICANO.- Las celebraciones en el corazón de Europa han subrayado la actualidad del mensaje de misericordia que Jesús llevó a Sor Faustina Kowalska el 22 de febrero de 1931 y la necesidad de esperanza que de él se desprende para toda la humanidad.
Con una solemne celebración litúrgica presidida por Monseñor Jan Romeo Pawłowski, Secretario para las Representaciones Pontificias, la Iglesia polaca celebró ayer el 90º aniversario de la primera aparición de Jesús a Sor Faustina Kowalska.
El 22 de febrero de 1931, en el convento de Plock (Polonia), Jesús se le apareció a la monja -beatificada en 1993 y canonizada en el año 2000 por San Juan Pablo II- y le encomendó la misión de proclamar al mundo su Divina Misericordia, de difundir su imagen tal como se le había aparecido, con la inscripción "¡Jesús confío en ti!", y de transmitir nuevas formas de culto a la Divina Misericordia.
Durante la ceremonia, monseñor Pawłowski recordó que hoy, "después de 90 años, la oración '¡Jesús confío en ti!' se traduce a cientos de idiomas y se repite millones de veces".
"Podemos atrevernos a decir que esta oración completa el 'Padre Nuestro', la oración establecida por el mismo Jesús para enseñar a sus discípulos cómo dirigirse al Padre, mientras que la enseñada a Sor Faustina nos dice cómo dirigirnos al Hijo Misericordioso", añadió.
En este aniversario, el Papa Francisco ha querido expresar su cercanía con una carta dirigida al obispo de Płock, monseñor Piotr Libera, en la que ha recordado las palabras de Jesús escritas por la Santa en su "Diario": "La humanidad no conocerá la paz hasta que se dirija a la fuente de mi Misericordia".
Por su parte, el Presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda, que no pudo asistir al evento, envió un mensaje con motivo de la celebración, en el que se mostró convencido, "especialmente en los tiempos modernos", de que "la humanidad necesita la solidaridad y la esperanza que tanto resuenan en los escritos de nuestros dos santos", Sor Faustina y San Juan Pablo II.
A San Juan Pablo II, de hecho, devoto de la Divina Misericordia desde su juventud, va el mérito de darla a conocer al mundo. En 1965, siendo arzobispo de Cracovia, promovió la causa de beatificación de Sor Faustina en el ámbito diocesano, que concluyó con éxito en 1967.
Cuando se convirtió en Papa, en 1978, proclamó la Misericordia de Dios como uno de los elementos esenciales para la salvación humana; en 1980, publicó la encíclica "Dives in Misericordia"; y en el Santuario de Łagiewniki, el 17 de agosto de 2002, se encomendó a sí mismo, a la Iglesia y al mundo entero a la Misericordia de Dios.
Juan Pablo II beatificó a Sor Faustina en 1993 y la canonizó en el año 2000, año en que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia el primer domingo después de Pascua.
En Polonia, uno de los frutos de la consagración del mundo a la Divina Misericordia fue la decisión de establecer un Santuario de la Divina Misericordia en Vilna, la ciudad donde la Hermana tuvo la mayoría de sus visiones y donde recibió la Coronilla de la Divina Misericordia. La fama de santidad de Sor Faustina, que murió de tuberculosis a los 33 años, ha crecido con el tiempo junto con la difusión del culto a la Divina Misericordia, a raíz de las gracias obtenidas por su intercesión.
En 2016, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, cerca de un millón y medio de jóvenes peregrinos de 182 países de todo el mundo visitaron el Santuario de Łagiewniki. Y cada año hay unos 2,5 millones de fieles, procedentes de todas las partes del mundo, que acuden allí para rezar cerca de las reliquias de la Santa.
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