jueves, 8 de abril de 2021

Muere el teólogo suizo Hans Küng, uno de los mayores pensadores del siglo XX


CIUDAD DEL VATICANO.- Hans Küng (Sursee, Suiza, 1928) fallecía esta semana en Tubinga (Alemania), según anunció la Fundación Ética Global que el propio Küng había creado, a los 93 años.

 La vida del sacerdote helvético no se entiende sin su relación con Joseph Ratzinger, con quien compartió puntos de vista en su juventud para después defender ideas totalmente opuestas. Tanta distancia había entre ambos que Küng no dudó en calificar como «una decepción gigantesca» su elección como Papa. Nunca entendió cómo era posible que «un teórico tan dotado, amable y abierto como Joseph Ratzinger ha podido cambiar y convertirse en el gran inquisidor romano».

Los caminos de los dos pensadores religiosos se cruzaron en el Concilio Vaticano II. Ambos acudieron a la cita como dos de los teólogos jóvenes más prometedores. Ratzinger como asesor teológico del cardenal de Colonia, Josef Frings, y Küng como consultor de los obispos helvéticos. Küng se había ordenado sacerdote en 1954 tras licenciarse en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma. 

Desde 1960 era profesor en la Universidad de Tubinga. Tres años más tarde, con la muerte de Juan XXIII en pleno concilio, los postulados de los dos jóvenes teólogos se van separando, manteniendo fuertes discusiones teológicas y de visión de la Iglesia. Küng apostaba por una institución más humilde y abierta.

Abolición del celibato para los clérigos, autorización para ordenar sacerdotes a las mujeres, eliminación de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la otrora poderosa Inquisición), remodelación profunda de la Curia romana o una mayor transparencia a las finanzas eclesiásticas. Son algunas de las recetas que Hans Küng ofrecía a Roma para lograr una mayor democratización de la Iglesia católica con la que estuvo enfrentado por el rumbo que había tomado la Santa Sede desde el Concilio Vaticano II. Era uno de los pensadores más importantes del siglo XX, azote de los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El teólogo reconocía en '¿Tiene la salvación la Iglesia' (Trotta, 2013), uno de sus últimos libros publicados antes de su retirada de la vida pública, que no podía «estar callado». Lo demostró desde sus primeras obras. En 'La Iglesia' (1967), abogaba por suprimir la censura previa de los libros teológicos (el 'imprimatur') o la abolición del celibato. Nueve años más tarde, se manifestaba en contra de la infalibilidad del Papa en '¿Infalible? Una pregunta'.

Estas obras le supusieron sendos sumarios de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En 1975 era amonestado y cuatro años más tarde se le retiraba el título de teólogo católico aunque siguió siendo profesor en su universidad. Nunca fueron revocadas sus facultades sacerdotales. En sus decenas de libros, Küng entremezcla, la filosofía, el derecho, la ética y la religión, convencido de que no habrá paz en el mundo sin paz entre los diferentes credos. Fruto de esta necesidad de mantener un diálogo permanente, creó en 1995 la Fundación Ética Global.

Ocho años más tarde, líderes políticos y religiosos alemanes pidieron la rehabilitación para Küng, algo a lo que se negó Benedicto XVI y parecía que le podía conceder el papa Francisco, cuya elección en 2013 fue calificada por el sacerdote suizo como «la mejor elección posible, ya que es un latinoamericano de mente abierta».

Con su antecesor como obispo de Roma, hubo un intento de reconciliación. Se reunieron durante cuatro horas el 24 de septiembre de 2005. Hablaron de ética mundial, aparcando sus profundas creencias dogmáticas. «Este Papa habla conmigo. Su predecesor, durante 27 años, no respondió a mis cartas», indicó Küng. Las diferencias persistieron y el teólogo suizo, en 2010, criticaba la parsimonia del Papa con los casos de pederastia en la Iglesia.

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