jueves, 12 de noviembre de 2020

Practicando el desapego emocional / Guillermo Herrera *

 

He preferido encabezar este tema de modo positivo para guardar las distancias, porque esta polémica política ya me está estresando, y supongo que a ustedes también, debido a la gran cantidad de noticias conflictivas que salen todos los días. Permítanme expresar hoy mi faceta mística y espiritual, para intentar sanar tanta confusión.

El desapego es el arte de guardar la distancia de los asuntos terrenales para mantener la salud mental, y que no nos afecten demasiado los problemas mundanos. El desapego, también expresado como "no-apego", es el estado en el que una persona suprime su lazo de unión al deseo por las cosas, personas u objetos existentes. El desapego, como liberación del deseo y del sufrimiento, es un principio fundamental de la filosofía oriental, que he admirado toda la vida.

Por el contrario, el apego, que es la incapacidad para practicar el desapego, se ve como el principal obstáculo hacia una vida serena y plena. La falta de desapego produce una preocupación continua y una falta de quietud por el deseo y la ambición personal.

Dejemos a la Justicia hacer su trabajo, y a Dios hacer el suyo. El mundo pesa demasiado para llevarlo a cuestas, como hacemos a veces los periodistas, y ello produce la llamada neurosis profesional.

Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará”, como dice la Biblia. Echa toda tu ansiedad sobre Él porque Él te sustentará y nunca permitirá que el justo sea sacudido. “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?”

Según el budismo Zen, el desapego no significa la ausencia del pensamiento, sino más bien el estado de ser sin mancha, sin estar manchado por el pensamiento. Es decir, un estado de pureza, integridad y rectitud. Consiste en separarse uno mismo, de sus pensamientos y opiniones en profundidad, para no ser dañado por ellos a nivel mental y emocional, y gozar de paz espiritual.

 

 

(*) Periodista español

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