Dos años después de su elección, el primer papa latinoamericano de la historia, Francisco, se ha convertido en un fenómeno de masas por sus gestos y aperturas, pero su proyecto de reformas genera crecientes resistencias internas.
Elegido el 13 de
marzo del 2013 tras la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI, en febrero
de ese mismo año, acosado por los escándalos y las intrigas, Francisco
asumió la dirección espiritual de más de 1,200 millones de católicos con
un estilo nuevo, fresco y sencillo, lo que le ha valido ser considerado
una de las personalidades más carismáticas del mundo.
En un plazo
récord ha logrado que los católicos aprecien la Iglesia en un momento
de crisis económica en todo el mundo, valorizando su compromiso con los
pobres, los ancianos y dispuesta a dar alivio a los divorciados que se
vuelven a casar y a las parejas gay.
El líder que prometió cambiar
el sistema operativo de la Iglesia, que considera fundamental
descentralizar, dar espacio a las iglesias periféricas, que ha querido
renovar la poderosa Curia Romana, el Gobierno central, acusada de
acumular poder, riqueza y privilegios, no parece disponer de mucho
tiempo para realizar los cambios.
Muchos esperan mirando el reloj a que termine el pontificado, advirtió el veterano vaticanista Marco Politi, autor del libro Francisco entre los lobos .
La
voluntad del papa, originario de Argentina, de cambiar la Iglesia va
más allá de una operación de maquillaje y comienza a irritar a
diferentes sectores. Por ello el 2015 se presenta clave para su
pontificado, ya que deberá comenzar a presentar resultados. Dos frentes
figuran entre los más difíciles y complejos: la reforma de la Curia, un
proyecto lanzado en 2013, y la respuesta a los desafíos de la familia
moderna y su evolución, con el Sínodo, que se celebrará en octubre.
Convencer
a los jerarcas de la Curia y a las congregaciones de llevar una vida
sencilla y sobria tras décadas de oropeles ha generado una guerra
interna de todos contra todos, en particular por el manejo de las
finanzas vaticanas, según la revista italiana LEspresso , que publicó esta semana un número especial.
Esta
revista publicó hace una semana un artículo en el que detalla la
oposición a la reforma financiera del cardenal George Pell, poderoso
secretario para la Economía del Vaticano, y revela que su secretario de
economía se había gastado medio millón de euros en los últimos seis
meses. Algunos gastos parecían legítimos para una nueva oficina, pero
uno de ellos fue una cuenta de 2,508 euros (unos 2,800 dólares) del
elegante sastre Gamarelli.
El vocero del Vaticano, Federico
Lombardi, dijo que las filtraciones son ilegales y deben ser condenadas y
que era normal que hubiera diferencias de opiniones en complicados
asuntos económicos y legales. Y criticó como indignos y mezquinos los
ataques contra Pell, cuya gestión, indicó, avanzaba eficientemente.
Estas
filtraciones demuestran que muchos están dispuestos a volver a los
métodos del pasado para atacar a los enemigos, mientras que también han
surgido nuevas rivalidades. Francisco, consciente de que tiene poco
tiempo, cuenta con el apoyo de una parte de los prelados que no temen
ayudarle, mientras otros esperan con prudencia.
Francisco, quien usa un lenguaje directo y espontáneo, que prefiere
meter la pata y romper moldes con declaraciones inapropiadas, suele
emplear parábolas del Evangelio para ilustrar la Iglesia que desea, que
se inspira en aquella de los orígenes. Para mostrar con ejemplos su
deseo de oler a oveja, concedió a un pequeño diario de un barrio pobre
periférico de Buenos Aires, La Cárcova News , una entrevista
exclusiva con ocasión de los dos años de su pontificado, algo impensable
hasta hace pocos años en los acartonados corredores del Vaticano.
Sus
colaboradores sostienen que es una persona autoritaria, cortante con
los prelados y afable con los fieles, por lo que algunos llegan a
acusarlo de ser un demagogo.
Un resultado evidente de su breve
pontificado es que su mensaje ha llegado en todo el mundo, pero sobre
todo en su continente, América, donde reside el mayor número de
católicos del mundo.
Francisco empleó todo su prestigio para
lograr el inicio de negociaciones diplomáticas entre Cuba y Estados
Unidos, firmado el 17 de diciembre, día de su 78 años cumpleaños, para
cerrar más de medio siglo de tensiones y abrir una fase nueva para la
historia de toda América, región que visitará por segunda vez este año.
Una gira deseada y aprobada por él mismo para visitar tres países
emblemáticos: Ecuador, Bolivia y Paraguay.
En semanas anteriores, el papa Francisco envió una carta al
legislador de Buenos Aires, Gustavo Vera, a quien le pidió evitar la
mexicanización al aludir al avance del narcotráfico en Argentina. El
Vaticano se disculpó por esta declaración y México dio por zanjada la
diferencia.
Ayer expresó a la entrevista con Televisa:
Evidentemente que es un término, permítaseme la palabra, técnico. No
tiene nada que ver ya con la dignidad de México. Como cuando hablamos de
la balcanización, ni los serbios, ni los macedonios, ni los croatas se
nos enojan. Ya se habla de balcanizar algo y se usa técnicamente y los
medios de comunicación lo han usado muchas veces.
Reconoció que
su comentario levantó pólvora pero aseguró que según estadísticas que
le enviaron el 90 por ciento de los mexicanos no se ofendió por la
expresión.
El papa Francisco tiene “la sensación de que su pontificado va a ser
breve, cuatro o cinco años” y que no se siente “solo” y sin apoyos para
gobernar la Iglesia, expresó en una larga entrevista exclusiva con la
corresponsal de la televisión mexicana Televisa, Valentina Alazraki, con
ocasión de su segundo año de pontificado.
Francisco, de 78 años,
descarta poner un (límite) de edad al pontificado ya que considera que
el papado tiene algo de última instancia, una gracia especial,
dijo, que no debe tener un término fijado.
Interrogado por la
periodista, que cubre el Vaticano desde hace unos 30 años, sobre si le
gusta ser papa, Francisco responde con resignación: ¡No me disgusta!.
También sorprende con un chiste sobre el ego de los argentinos y
confiesa que no ama viajar, que es muy apegado a sus hábitos.
Y
vuelve a criticar con tono duro a la Curia Romana, la poderosa
maquinaria central de la Iglesia, blanco por años de intrigas y
escándalos financieros.
“Esta es la última corte que queda en
Europa. Las demás cortes se han democratizado, incluso las más
clásicas”, aseguró tras reiterar que se propone cambiarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario