CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa ha instado a los católicos a seguir el camino de humillación
como hizo Jesús en la misa del Domingo de Ramos, jornada con la que
inauguró los ritos de la Semana Santa en Roma.
Ataviado con los paramentos litúrgicos rojos, el Papa ha dicho
que "el camino de Dios es la humildad", al tiempo que ha explicado que
la manera para ser humildes es humillarse.
En este sentido, ha
explicado que la humildad quiere decir "servicio" y significa "dejar
espacio a Dios negándose a uno mismo, despojándose" y ha añadido que
"esta es la humillación más grande".
"No hay humildad sin
humillación", ha sentenciado en la Plaza de San Pedro adornada con miles
de flores, palmas y ramas de olivos.
Así, el Papa ha reflexionado
sobre el estilo de Dios y del cristiano que se basa --según el
Pontífice-- en la "humildad".
"Un estilo que nunca dejará de
sorprendernos y ponernos en crisis: Nunca nos acostumbraremos a un Dios
humilde", ha agregado.
Durante su alocución, el Pontífice
argentino ha pedido a los fieles que venzan la "tentación de la
mundanidad y la vanidad en las comunes circunstancias de la vida".
En
esta línea, ha pedido a los fieles que rechacen el camino de la
mundanidad --contrario a la humildad-- que conlleva "vanidad, orgullo y
éxito".
Durante la homilía, el Papa ha recordado a los cristianos
perseguidos del mundo por razones de fe y ha repetido que eran los
mártires de hoy. "Pensemos en nuestros hermanos perseguidos por ser
cristianos: Los mártires de hoy. Son muchos. No reniegan de Jesús, no
reniegan de Jesús y soportan con dignidad insultos y ultrajes", ha
exclamado.
Además, ha pedido seguir el ejemplo de tantos hombres y
mujeres que desde "el silencio" y "escondidos" cada día "renuncian a sí
mismos para ayudar a los demás".
Durante la solemne ceremonia, el
Papa ha bendecido las palmas y olivos que conmemoran la entrada de
Jesús en Jerusalén, situados en el centro de la plaza de San Pedro a los
pies del obelisco de Sixto V de 25 metros de altura.
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