lunes, 23 de marzo de 2020

El Papa convoca un «Padre Nuestro» mundial el 25 de marzo a mediodía

CIUDAD DEL VATICANO.- «En estos días de prueba, mientras la humanidad tiembla por la amenaza de la pandemia», según sus propias palabras, el Papa Francisco ha invitado este domingo «a todos los jefes de las Iglesias y a todos los cristianos de las variadas confesiones, a invocar al Altísimo rezando juntos la oración que Jesús nos ha enseñado».

El Santo Padre invita a todos «a rezar el Padre Nuestro a mediodía del próximo miércoles 25 de marzo, todos juntos en el día en que muchos cristianos recordamos la Anunciación».
Durante el rezo del Ángelus con fieles de todo el mundo en «streaming» desde su biblioteca , el Papa ha anunciado también que «el próximo viernes 27 de marzo a las seis de la tarde presidiré un momento de oración en la plaza de San Pedro, con la plaza vacía, e invito a todos a participar a través de los medios de comunicación».
Francisco ha adelantado que «escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, y adoraremos el Santísimo Sacramento con el que daré la bendición "Urbi et Orbi" con indulgencia plenaria».
El Papa ha añadido que «a la pandemia del virus queremos responder con la universalidad de la oración, la compasión y la ternura. Permanezcamos unidos. Hagamos sentir nuestra cercanía a las personas más solas y en mayor dificultad». Y también «a los trabajadores sanitarios, a las autoridades que toman decisiones, a los policías y a los soldados, que aseguran que se cumple lo que el gobierno pide por el bien de todos».
En la misa de las siete de la mañana, que muchos fieles siguen a través del canal de YouTube del Vaticano, Francisco había pedido oraciones «por las personas que mueren sin poder despedirse de sus seres queridos, y por as familias que no pueden acompañarlos en ese momento».
El pasado viernes, el Papa concedió indulgencia plenaria -con el perdón de todos los pecados y remisión de la pena temporal- a todas las personas en peligro de muerte por cualquier motivo, sin necesidad de confesión ni de ningún requisito especial.
Aquel día tranquilizó también a quienes no puedan confesarse debido a la enfermedad o la cuarentena aconsejándoles «hacer lo que dice el Catecismo. Es muy claro: si no encuentras un sacerdote para confesarte, habla con Dios, que es tu padre, dile la verdad de lo que has hecho mal, pídele perdón con todo el corazón y prométele:"‘después me confesaré, pero perdóname ahora"».
Mediante esa petición de perdón a solas «volverás enseguida a la gracia de Dios» pues «como nos enseña el Catecismo, tú mismo puedes acercarte al perdón de Dios sin tener a mano un sacerdote. Este el es el momento apropiado. Un acto de dolor bien hecho y nuestra alma volverá a ser blanca como la nueve».

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